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Críticas sobre La Señora Dalloway (51)
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CRUZROMON
 17 November 2022
La fiesta de la señora Dalloway de Virginia Woolf
¿Cómo llegué a este libro? Literalmente, me topé con él. La edición es una preciosidad, ilustrado por Yelena Bryksenkova, con prólogo de Bimba Bosé.

Me extrañó la elección de Bimba para el prólogo, pero por otra parte me hizo ilusión reencontrarme con ella, una de tantas mujeres luchadoras que perdió la batalla contra el cáncer.

reseña completa en mi blog:
Enlace: https://www.cruzromon.com/la..
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NextLibris
 10 March 2022
La señora Dalloway era uno de los clásicos que más tiempo llevaban en mi lista de pendientes. Intenté leerlo hace varios años, pero entonces no fui capaz de entender la complejidad y sutileza de esta obra. Porque es una lectura exigente: casi un siglo después de su publicación, su estructura basada en el monólogo interior continúa siendo novedosa.

Con una narración que alterna entre varios personajes, saltando de una perspectiva a otra de manera libre, la novela consigue crear un relato coral que profundiza con maestría en las relaciones y sentimientos humanos. Woolf entreteje una serie de instantes que se suceden a lo largo de un único día de junio, en la vida de personas ordinarias con sus propias preocupaciones. Las idas y venidas de los personajes y los momentos en que cruzan son una excusa para sumergirnos en sus pasados y descubrir sus pasiones, miedos y esperanzas más íntimas.

Los aspectos que más me han gustado de la señora Dalloway son su innovación estilística, el lirismo en la manera de narrar de Virginia Woolf y, sobre todo, su capacidad de empatía. Por ejemplo, destaca su descripción de los problemas de salud mental del personaje de Septimus Warren y la crítica a la falta de comprensión que recibe por parte de la sociedad y de la comunidad médica. Creo que Woolf consigue alcanzar un equilibrio muy difícil en esta novela: apelar al intelecto de los lectores, sin dejar de remover el corazón.
Enlace: http://nextlibris.es/la-seno..
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4n4p4ul4
 01 June 2021
La novela, escrita de corrido sin capítulos divisorios, narra un día en la vida de Clarissa Dalloway y los preparativos de una fiesta que tendrá por la noche. La narrativa de Woolf es compleja porque va de un personaje a otro sin usar siempre un narrador en tercera persona, sino saltando entre los pensamientos de los diversos personajes (flujo de consciencia) y tiempos. Pero permite adentrarse en los personajes y su complejidad: los efectos de la guerra para la mente de los combatientes y perspectivas feministas, por ejemplo. A pesar de que parece no acontecer nada, la profundidad de los personajes y sus diálogos internos le brindan al libro un nivel bastante complejo que dan ganas de releer debido al ritmo y a la fluidez del texto a pesar de no tener pausas.
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Pichi
 06 March 2021
Le tenía muchas ganas a este libro de Virginia Wolf, pero he de confesar que no me ha gustado para nada. Me ha constado leerlo y acabarlo. Una pena, con lo que prometía. No me doy por vencida con la autora, intentaré un nuevo libro y una nueva historia para poder reconciliarme con ella.
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marta_lo
 04 June 2020
Esta ha sido de momento la obra que menos me ha gustado de Virginia Woolf. Sin una estructura definida, el lector se sumerge en una especie de algamasa de texto en el que todo se mezcla y no parece tener fin. Narrada en tercera persona, parece que la narradora sepa perfectamente lo que siente cada personaje siempre, uniendo la historia de uno con otro sin demasiado orden ni concierto.

Me ha parecido una manera de narrar muy confusa, a veces no sabía de quién estaba hablando y tenía que ir para atrás para comprobarlo, y esto ha hecho que su lectura de ralentizara considerablemente, además de volverla agobiante. También, nunca sabía cuándo parar, ya no solo por la falta de capítulos, sino por esa continuidad entre personajes.
No obstante, me ha gustado mucho cómo Virginia Woolf da uso de una infinidad de adjetivos. Parece que todo se pueda describir fácilmente con tres o cuatro palabras, pero ésta facilidad pocas veces se ve en ningún autor. Solo Virginia Woolf es capaz de dar descripciones tan detalladas de todo, desde unas cortinas hasta el sonido del Big Ben al dar las horas en punto.

Además, la autora como siempre, ha explorado temas muy humanos como son la menopausia o el trauma de la guerra, además de hacer una crítica hacia las clases más adineradas y snobs.

Solo recomendaría esta obra por las maravillosas descripciones, pero creo que se debe de leer en un momento en el que no se tengan demasiadas cosas en la cabeza para poder hacer de su lectura algo más fluido de lo que yo he tenido.
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Calaveritalee
 01 June 2020
*Encuadre histórico y ambientación:
La novela tiene como marco el Londres de entreguerras. Concretamente los parques, avenidas y entorno por donde se mueve Clarissa (Sra Dalloway) en el día de la fiesta que esta organiza.
*Personajes:
La Sra Dalloway, como personaje principal, alrededor del cual giran secundarios que tienen o han tenido una relación con ella.
Es una persona correcta, que no quiere manifestar sentimientos de ningún tipo. No es que sea fría, es que para mí es snob simplemente. Se rige por el que dirán.
Está casada con un diputado, pero para mí que se arrepiente de no haberlo hecho con Peter, el cual está hasta las tracas por ella. El pobre no ha sido muy afortunado sentimentalmente.
Luego hay otros secundarios que tienen su propia trama y protagonismo.
*Trama y desarrollo:
A lo largo de la novela vemos como transcurre el día que desembocará en la fiesta que por la noche dará la Sra Dalloway.
Veremos los preparativos, que se irán entremezclando con una visita inesperada, y otros hechos paralelos de personajes que en un principio no tienen nada que ver con ella, pero si con las personas que irán a su fiesta.
*Conclusión :
Aquí la autora ha entrelazado muy bien los acontecimientos para que desemboque en la fiesta nocturna, y le ha dado un plus de intriga a una novela psicológica.
La Woolf ha buceado en los sentimientos de los personajes, incluso en los de la Sra Dalloway, nos abre su mente para que veamos lo que piensa no así lo que siente, eso no he conseguido verlo. Para mí es un ente distante, otros personajes secundarios me han aportado más que la principal. Por ejemplo la historia de Septimus, el veterano de guerra afectado de un trauma por lo vivido en la guerra. Claramente es una crítica al trato que antes se le daba a quien tenía un problema psicológico.
Esta historia tenía desde mi punto de vista más enjundia que la historia de la Sra Dalloway.
En fin, no es que no me haya gustado, es que no creo que este libro sea para mí. Probaré otros de esta autora para ver si mejora mi percepción sobre su estilo.
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Guille63
 06 March 2023
Me impresionó Woolf con este libro, el primero que leí de ella. Me gustó todo, letra y música; todos los modos de la narración me parecieron portentosos. Me maravilló ese narrador de espíritu juguetón que nos va colando en el alma de los personajes para mostrarnos sus monólogos interiores caóticos, enrevesados, entrecortados, dispersos, saltarines. Me encantaron esos diálogos icebergs donde se mezcla con tanta agudeza lo dicho, lo callado y lo ni siquiera pensado. Y hasta con el discurso más tradicional de un narrador omnisciente supo estar a la altura.

Un libro soberbio acerca del paso del tiempo y la soledad, repleto de las obsesiones, miedos y debilidades de la autora. La literatura debió de servir a Woolf de catarsis y, al mismo tiempo, como vía de comunicación, siempre difícil, siempre imperfecta, siempre deficiente, siempre decepcionante, con los otros y con el universo todo.

El tema de la soledad abarca tanto la imposibilidad de comunión con los demás como el enfoque existencial de un individuo sin dioses, solo ante el mundo y ante sí mismo sin una base sólida a la que aferrarse.

Y en esta soledad, el tiempo, que imperturbable e indiferente nos va machacando sin piedad, que incomprensiblemente ya transcurría antes de nuestra aparición y seguirá avanzando igual de incomprensiblemente después de que nos hayamos ido, mantendrá el ritmo de la fiesta sin importarle que la muerte haga su presencia en ella una y otra vez.

La novela es una muestra de la habilidad e inteligencia de la autora para las situaciones, tanto las que mantienen el hilo de pensamiento como todas aquellas engarzadas para crear el ambiente adecuado, para transmitir el sentimiento correcto o para describir el rasgo definitorio de cada personaje.

Unos personajes que parecen recoger cada uno de ellos alguna parte de ella misma, partes no queridas. La visión de conjunto sobre el ser humano es desoladora. Un ser dejado de la mano de dios, necesitado de comunicación, de roce e imposibilitado para una intimidad real, para un profundo conocimiento del otro, que le deja desamparado. Un ser veleidoso, caprichoso, vanidoso y perplejo ante la complejidad de la vida, que es incapaz de comprender como las cosas no pueden funcionar de forma más sencilla, tan fácil como acercarse a esa bella muchacha que el azar, que no es el azar, ha puesto en nuestro camino y decirle “Venga conmigo a tomar un helado” y que ella nos responda naturalmente “Ah, sí”.

Woolf es dura con el ser humano en general, pero fundamentalmente con ella misma. Es dura con la cobardía de Clarissa ante la realización de sus deseos, con su debilidad ante la opinión de los demás, con su esnobismo. Es dura con la inseguridad de Peter Walsh, siempre manoseando su cortaplumas, con su falta de ambición, con su falta de lucha en la consecución de sus objetivos, con su cobardía para hacer frente a sus sentimientos. Es dura con la frialdad ecuánime de Richard, con su serenidad, con su falta de pasión, con su falta de sensibilidad artística. Es dura con la insustancialidad de Hugh, con su bobería, con su autocomplacencia.

Pero sobre todo es dura, durísima, con la señorita Kilman, lo cual es muy llamativo. La señorita Kildman que parece encarnar a la mujer liberada, autosuficiente, alejada de injustos sentimentalismos y capaz de hacer frente a la opinión dominante si la cree injusta, concentra, sin embargo, una buena parte de los odios de Woolf, quizás de los odios contra sí misma: odia su inteligencia (“la inteligencia es estúpida”); su falta de compasión, su trascendentalismo frío; sus aires de superioridad, su intolerancia, su afán por someter a los demás con su alta moral y, cómo no, también su debilidad.

Solo dos personajes se escapan a esta impiedad con el ser humano. Uno es Sally Seton, posiblemente la representación de su deseo, de su ideal, el espejo donde Clarissa no quiere mirarse, la independencia sin pretensiones, la claridad de sentimientos y de ideas, la mujer libre y dueña de sí misma. El otro es el encargado de, en base a sus opiniones y a su propia vida, darnos una buena parte de esa imagen tan descorazonadora del ser humano, el imposibilitado para sobrellevar la vida, el desesperado que ve la muerte como un abrazo, Septimus Warren Smith. Parece que este también tenía mucho de ella.

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Alsondeunlibro
 02 April 2022
Una novela compleja, con la que puede costar conectar en un principio, pero que, una vez entras en la historia, logra atraparte profundamente.

La señora Dalloway” es una obra de Virigina Woolf, publicada en 1925. La historia se centra en el desarrollo de un día en la vida de Mrs. Dalloway, en la Inglaterra posterior a la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, a medida que te adentras en la historia, te darás cuenta de que esta protagonista es sólo una de las piezas que utilizará la autora, para componer toda una amalgama de pensamientos y experiencias protagonizadas por otros personajes.

He de reconocer que, en un primer momento, me resultó difícil comprender el relato, e incluso llegué a pensar que estaba a punto de sufrir una pequeña decepción. No obstante, la sensibilidad, el lirismo y las reflexiones que salpican el texto, así como la forma en la que Virginia consigue hacer partícipe al lector de lo que pasa por la mente de los personajes, me atraían enormemente, y me animaron a continuar.

Me alegro mucho de haber continuado tras las primeras sensaciones negativas, ya que, una vez pasadas (en mi caso) las primeras 40-50 páginas, la historia me fue conquistando poco a poco, y leía las páginas completamente absorta, dejándome llevar por la corriente continua de pensamiento de cada uno de los personajes principales. Esta sensación de fluidez está presente en el estilo, que si bien, en ocasiones, puede parecer confuso y complicado debido al uso de frases largas, lo poético del lenguaje representa nuestros propios pensamientos y recuerdos que suelen estar impregnados de poesía, debido a las sensaciones que los acompañan: un sonido, un olor, una emoción...

El Big Ben marcará las horas a lo largo del texto, siendo el principal testigo del mensaje que, a mi parecer, quiere transmitir la autora: el tiempo siempre presente e imperturbable, el tiempo que pasa y juega con el momento actual, poniéndonos a prueba continuamente. Los personajes de esta obra son fruto de este devenir del tiempo que les recuerda el camino que decidieron tomar en la vida, el cual les ha conducido a su situación destino. Una situación con la que no parecen estar satisfechos, pero ¿qué hacer cuando, al mirar hacia el pasado, tenemos la sensación de habernos equivocado? Lo único que nos queda es seguir hacia adelante, afrontar nuestros actos y considerar la vida como un devenir de circunstancias que, en algunos casos, escapan a nuestro control.

Por último, me gustaría destacar la profundidad que alcanza Virigina Woolf tanto en cuanto a los personajes, como en relación a las reflexiones que integra, así como a su acierto a la hora de poner el foco en hechos y vidas cotidianas, con las que podemos sentirnos, en cierto modo, identificados.
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AuroraRoRo
 12 March 2022
Es un libro complicado de disfrutar por cómo está escrito y por cómo está narrada la historia.
Asimismo, la protagonista no nos presenta una estampa amable y divertida de la vida.

En realidad, Clarissa nos muestra su día a día como señora de un diplomático, de familia bien posicionada y llena de eventos sociales en los que comportarse de manera correcta, dando siempre una buena imagen de la familia.

Pero en el fondo, a pesar de haber conseguido los sueños de juventud, no se siente feliz del todo y de hecho, podemos leer y escuchar sus pensamientos más íntimos al respecto todo el tiempo.

Por otro lado, conoceremos los pensamientos y vicisitudes del resto de protagonistas: su marido, Richard, un hombre más interesado en lo que pasa fuera de su casa que en su familia; Peter, un antiguo amigo y amante; Sally, una antigua amiga y amante también (momento que considero el más feliz en la vida de Clarissa por como lo describe ella misma) y otros tantos...

El triángulo entre Peter, Sally y Clarissa nos descubre aspectos escondidos de la personalidad de Clarissa, de su modo de ver la vida y de cómo ha seguido una senda y no otra, habiendo tenido oportunidades...

A pesar de que el libro me ha resultado duro de leer, me ha parecido una novela cargada de significado y de crítica social.

Parece escrita con una clara intención de visibilizar los problemas de salud mental por un lado, representados por el personaje de Septimus, un soldado de guerra con un trastorno de estrés postraumático, al cual, entre unos y otros, empujan hacia un callejón sin salida.

Habla también de la insatisfacción personal, de la búsqueda de la felicidad por encima de las convenciones sociales, de otras formas de amar (concretamente de una relación sentimental entre mujeres) y de la superficialidad de la sociedad en dónde no cabe la pobreza, la fealdad, ni lo diferente.

Muy recomendable. Eso si, sabiendo que un@ se introduce en una lectura lenta en la que se necesita atención plena para captar todos los matices.
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Marisoliturrios
 16 October 2021
En las fechas en que escribía "La señora Dalloway", en una de las cartas que le envía el pintor francés Jacques Raverat le habla de "la dificultad del hecho de escribir", decía Reverat que la escritura es algo lineal, contrario a la pintura donde el espectador observa toda la obra al mismo tiempo, con la literatura había limitantes "cuando uno escribe no tiene, en la página 259, conciencia clara de lo que hay en la página 31."

Claro que Virginia no dejaría que un pintor le impusiera límites, por lo que veremos en esta y las siguientes obras una escritura radial, elementos pictóricos y el flujo del pensamiento. Para ello usará como base dos movimientos artísticos el post-impresionismo y el cubismo.

Presenta al lector un nuevo tipo de perspectiva, uno que muestra varios ángulos simultáneamente. Este tipo de escritura refleja verbalmente lo que estaban haciendo muchos artistas experimentales en términos de pintura alrededor del siglo XX.

Una persona que realmente influyó en Virginia, al grado de ser también su asesor artístico fue Roger Fry, quien no solo llevó las vanguardias a las galerías de Londres, fue quien acuñó el término post-impresionismo.

Artistas como Cézanne, Gauguin, Picasso inspiraron a Virginia para plasmar las vanguardias de manera verbal y hacer sus historias como pinturas; incorporando tanto elementos emocionales del post-impresionismo y los métodos fragmentados de cubismo para crear su propia representación de la vida.
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