La Señora Dalloway

Releída una vez más, me ha gustado un poco menos de lo que me entusiasmó hace años. Sin embargo, sigue teniendo esa escritura fluida y enigmática que caracteriza a la autora en casi todos sus libros. Y todo ocurre en un día, lo que tiene un mérito especial.

Es la cuarta novela escrita por Virginia Woolf.

La Señora Dalloway es una narración omnisciente con varias voces, flujo de conciencia que se alterna con el estilo indirecto libre y el monologo interior de los personajes, dando como resultado un estilo poético.

Nos habla sobre la vida interior de los personajes mediante descripciones, escenarios, atmósferas y un recorrido por todos los sentidos. Los sucesos ocurren a lo largo de un solo día del mes de junio de 1923 de Calrissa Dalloway. Esta está realizando los preparativos para una fiesta que dará en su casa londinense por la noche.

Los protagonistas entremezclan sus recuerdos a lo largo de la narración de forma que vamos profundizando en ellos y conociendo sus peculiaridades. Una Señora Dalloway que hace lo correcto aunque deba renunciar a sus sentimientos, una buena anfitriona, una buena esposa. Destaca su carácter frio y aparente en contraste con los demás personajes afectados de una u otra menor por las secuelas que les ha dejado la I Guerra Mundial.

Una lectura que puede resultar difícil para algunos lectores, pero que no te deja indiferente.

Qué novelón. Tenía miedo de que me defraudara porque tenía años intentando leerla, pero todo lo contrario; los clásicos siempre cumplen.
Me gustó mucho, sobre todo porque disfruto las novelas en donde la estructura narrativa vuelve a la historia en un espectáculo de perspectivas, donde la historia es buena, pero sobresale más la manera en que es contada.
Me emociona mucho el nivel de complejidad narrativa que alcanza, sobre todo porque no me pareció rebuscada ni difícil y de pronto esperaba que así lo fuera. Si andan buscando buenos ejemplos de monólogo interior, aquí es, esta novela es la mera mera, como decimos en mi tierra.

Nunca pensarías que un día se pudiese pasar tan lento…

No me voy a andar con rodeos, no me gustó la obra, ni la trama, ni los personajes, ni el estilo; en resumen: no me gustó nada.

Es una obra difícil de leer, es complicada porque requiere de mucha concentración para poder comprender que pasa y no perderte en las cavilaciones de los personajes que se extienden entre frases. Si no estas atento cuando terminas de leer la frase ya no sabes ni donde empezaba, no por donde caminaba ni en que momento del día te encuentras.

Además de que la forma liosa en la que está escrito lo haga difícil, está el hecho de cambiar de cabeza narradora de pronto y apenas sin avisar. de un momento a otro pasas de estar en la cabeza de la señora Dalloway para estar en la de Peter Wals sin mayor aviso del que se hayan mirado. Eso también dificulta la lectura. Y sin embargo, por estas dos cosas esta obra es tan conocida y apreciada. No le estoy restando valor, sencillamente digo que es una lectura difícil y poco cautivadora. Porqué en el batiburrillo de pensamientos que tienen los personajes te hablan del pasado y del presente en el mimo momento y cada uno pone su punto de vista sobre hechos distintos en los que los personajes vivieron, así que tampoco descubres toda la verdad, solo partes de acciones y conversaciones que tampoco esclarecen del todo la situación.

No llego a comprender que si el libro va de la señora Dalloway, por que está la parte de Septimus, además de ser la parte más difícil de comprender porque no te sitúan bien. Casi siempre narra la mujer de Septimus que vuelve a mezclar cosas de la felicidad de su matrimonio y la desesperación de la actualidad, pero sin ver completamente que es lo que realmente sucede, solo puedes crear tu propia visión.

Y tampoco entiendo muy bien el final, porque le sienta tan mal a la señora Dalloway que el médico cuando llega a su fiesta le diga lo que le dice? Llega a pensar en hacer lo mismo que conmociona al médico y a su mujer?

No me queda nada claro en está obra. No llegas a conocer a ninguno de los personajes, hay personas que les caen bien y otras que no, se arrepienten de decisiones del pasado y recuerdan momentos en los que fueron felices y son conscientes de la evolución que tuvieron y de sus vidas en el presente.

Esta novela no me enganchó en absoluto. Es una novela que podría haber leído en un par de días y tardé toda una semana en poder terminarlo. Mi cerebro se negaba a continuar con una obra que no me dijese nada.

Así que yo no recomiendo este libro. Reconozco que la dispersión por los pensamientos de los personajes la hacen original, pero también la hacen pesada y confusa.
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La historia cuenta los preparativos que lleva a cabo Clarissa para la fiesta que va a celebrar esa noche.
Virginia va y vuelve en el tiempo a través de varios personajes para darnos a conocer la vida y sentimientos, no sólo de Clarissa sino de la sociedad londinense de entreguerras.

En las historias que hay vemos muchas reflexiones, se tratan muchos temas, relaciones materno filiales, la mujer en la sociedad, la inestabilidad emocional, el acierto o no de las decisiones tomadas en la vida, la ambición para conseguir una posición social, los veteranos de guerra, sus secuelas y lo que ha supuesto para sus familias...


No os voy a decir nada que no sepáis de este libro porque creo que lo habeis leído todos y todas.
Pero... Si queda alguien como yo que a estas alturas no la haya leído os animo a hacerlo y sobre todo a que me contéis vuestras impresiones.
Para mi leer a Woolf no ha sido fácil, este libro llevo muchos días leyéndolo, he ido y he vuelto a él, lo he dejado, decidida a no seguir con él, pero volvía porque me lo habías recomendado como un imprescindible. No sé si habrá sido mi momento personal o qué quizá no esté acostumbrada al estilo de Virginia pero no me ha parecido una lectura ágil ni fluida ni de esas que se leen solas. Creo que para leer a Woolf no vale cualquier ratito, hay que dedicar atención y tiempo. Es mi opinión.
Pero también os digo que cuando lo he terminado la sensación ha sido muy buena, el esfuerzo ha merecido la pena.
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Esta novela, publicada en 1925, supuso una revolución en la narrativa de la época. Y no es para menos. A mi modo de ver, lo más grande de esta obra es la técnica narrativa. Es cierto que hay una historia -los preparativos de la fiesta que va a dar Clarissa Dalloway y la propia fiesta- , pero lo relevante, por lo menos para mí, es cómo la autora, a través de monólogos internos, es capaz de adentrarnos en la mente de un personaje y luego llevarnos a la de otro, y así sucesivamente.

Durante toda la lectura he tenido la sensación de estar viendo una película donde los personajes van apareciendo y la autora va haciendo "zoom” aleatoriamente para mostrarnos qué piensan y sienten. Con este flujo de pensamientos, y con la bulliciosa ciudad de Londres como telón de fondo, la historia va avanzando, sin apenas presencia de la narradora; sin embargo, ésta está presente en todo momento señalando la frivolidad de una sociedad ajena a las heridas que ha dejado la guerra.

En definitiva, ésta es una novela que me ha parecido magistral y que me ha entusiasmado incluso más que "Al faro" - que me encantó también-.

Un viaje express al Londres posterior a la Primera Guerra Mundial que arranca con la señora Dalloway saliendo a comprar flores para la fiesta que dará esa noche y termina al finalizar dicha fiesta. Un viaje de menos de 24 horas. Sin moverme de casa. Pero no solo ha sido un viaje en el espacio y en el tiempo, sino también al interior de varias personas, a sus pensamientos, que son como montañas rusas.

Clarissa Dalloway es el tronco de la historia, del que salen como ramas los distintos personajes. Porque aunque el título me invitaba a pensar que la protagonista absoluta iba a ser ella, me he encontrado con que es una novela muy coral: desde la propia Dalloway, mujer llena de vida, que vive en el convencionalismo de la época, hasta Peter, con el que años atrás no se quiso casar por su excesivo control y con el que se reencuentra; pasando, por ejemplo, por Septimus, hombre que luchó en la guerra y por culpa de la cual sufre un trastorno grave. Un crisol de personajes que aportan gran variedad de temas al libro.

Fascinante la manera de narrar de Virginia, difícil al inicio por los saltos de un pensamiento a otro pero que pocas páginas después se convierte en un verdadero disfrute; también la manera de ir cruzando los personajes, en ocasiones de manera tangencial. Su forma de expresar los pensamientos, tan cambiantes, afectados por una presencia, una noticia, un recuerdo. Y el puñado de temas que aparecen en sus páginas: el amor, la locura, la religión, la política, el suicidio, el imperialismo e incluso la condición sexual. La sociedad londinense del momento excelentemente radiografiada, con los ricos, los pobres, la hipocresía, el esnobismo...

Una novela magnífica, muy recomendable, que me abre las puertas de la literatura de Virginia Woolf y me invita a pasar y quedarme a descubrir su universo, sus palabras, sus pensamientos. Y entro y me quedo, todo el tiempo que pueda, aunque las campanas del Big Ben anuncien que se hace tarde.
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Lo primero que llama la atención de este libro es su edición porque es una auténtica maravilla. Las ilustraciones en color de Yelena Bryksenkova son sencillamente bellísimas, es más, son tan sumamente atractivas que prácticamente Lafiestadelaseñoradalloway -interiorse "comen" a los relatos.

Pero la edición tiene aún más detalles. Las guardas de cartulina azul, esas cintas marcadoras de colores… ¡Cuánto hacía que no me las encontraba en un libro! Portada y contraportada con las mismas ilustraciones que la sobrecubierta para que al retirarla no nos encontremos con un libro desnudo y anodino…

Más de uno se preguntará para qué tanta molestia si lo realmente importante es el interior, y sí, estamos todos de acuerdo pero a nadie le amarga un dulce y los que amamos el libro también como objeto recibimos estas ediciones con los brazos abiertos; además, cuando se trata de un clásico como en este caso, no se entiende un homenaje si la edición es mediocre o vulgar, y todo mimo y esmero es poco, de manera que ¡bienvenidas sean estas cuidadas ediciones!

Los relatos se leen en un santiamén y su lectura no presenta dificultad alguna pero es recomendable haber leído previamente "La señora Dalloway" para poder apreciarlos y ubicarlos como es debido.

Si algo me ha desconcertado de esta edición ha sido el prólogo. Está escrito por la modelo Bimba Bosé y, con franqueza, no entiendo esta elección de la editorial. No tengo nada en contra de la modelo (incluso puestos a elegir la prefiero a otras muchas) pero pienso que escoger a una modelo para prologar a Virginia Woolf, por mucho que los relatos giren alrededor de los preparativos de una fiesta, es quedarse en la superficie, en frivolidades como la elección de los guantes perfectos o del vestido apropiado sin bucear en lo que hay debajo, sin entrar en lo que constituyen las verdaderas reflexiones de la escritora. "Pero era despreciable, mezquino y cobarde preocuparse tanto a su edad y con dos hijos, depender todavía tanto de la opinión ajena, no tener principios ni convicciones, no ser capaz de decir como los demás: ¡Está Shakespeare! ¡Está la muerte! No somos más que gusanos en una galleta o lo que fuese que dijeran." (Capítulo 6. El vestido nuevo.)

Obviando ese detalle esta edición es una joya para sibaritas, coleccionistas, fetichistas del libro, enamorados de las ilustraciones bellas y, cómo no, para los admiradores de la novelista británica que deseen ahondar en las fuentes de su obra literaria. de verdad, una edición de las de quitar el hipo.
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El Argumento, aparentemente banal; pues se trataría de las vivencias de un día ordinario de Clarissa Dalloway, mujer en la edad madura, de clase media alta, casada con un miembro del Parlamento y con una hija en el fin de la adolescencia. Pero la técnica prodigiosa de Woolf dota de densidad el relato. No sólo Clarissa, sino los personajes más o menos relevantes que se dan cita en la obra mantienen consigo mismos una serie de pensamientos interiores que no se corresponden luego con su forma de actuar, bien sea por los formalismos sociales o por otra serie de impedimentos personales. Woolf va alternando de unos personajes a otros, siendo el nexo de unión la Señora Dalloway. El tema del suicidio (quizás pudo influir el suicidio de una amiga de Virginia en la obra) y la locura en la persona de un exsoldado se dan cita en la obra. La insensibilidad emocional de Septimus y de la propia Clarissa, podrían tener que ver con la angustia emocional de Virginia ante la muerte de su madre. Cierto es que puede haber algo de autobiografía sabiendo el final que tuvo la autora, aunque bien es cierto que a la altura en que escribió la obra es difícil asegurarlo. La soledad emparenta a Septimus y Clarissa, a pesar de sus diferentes personalidades. Hay una crítica a la prepotencia de ciertos supuestos profesionales sanitarios psiquiátricos y métodos desfasados.
Novela compleja, tanto de estructura literaria: los saltos de personajes continuos, alternando los tiempos en presente y pasado en una técnica muy cinematográfica; el sutil narrador que tanto se acerca a los personajes hasta acabar fundiéndose prácticamente con ellos; como de los múltiples temas que desfilan por ella. Indispensable.

Obra clasica de Virginia Woolf