Tenía el libro en casa y me puse a leerlo, a pesar de haber reseñado hace muy poco tiempo otro sobre el tema del holocausto.
Sin embargo, hay una gran parte del libro, sobre todo serán los capítulos finales que, de lo que escribe, es de su consulta como terapeuta. Ella, ya bastante mayor, se doctoró en psicología y se dedicó a ello, y nos explica los temas y las fobias de sus pacientes. Y esto a mí, particularmente me ha sobrado. Podría haber escrito otro libro sobre este asunto. Realmente me sorprendió esta temática de autoayuda. No es mi estilo.
Aunque está claro que el tema esencial es sobre el testimonio de su supervivencia en Auschwitz. Edith Eger fue llevada junto a su familia al campo de concentración de Auschwitz, siendo una adolescente, tan solo contaba con dieciséis años, los nazis invadieron su pueblo en Hungría en el año 1944.
Sus padres fueron enviados a la cámara de gas, pero ella y su hermana, unos años mayor que ella, Magda, sobrevivieron , pudieron huir y finalmente , acabó viviendo y trabajando en Estados Unidos y ayudando a superar traumas , ya que desde luego, ella tuvo que luchar, vencer y convivir con todo lo que le pasó en Auschwitz, y siempre pendiente de una muerte casi segura.
¿Cómo llegó a sobrevivir? ¿ Cómo poder superar el trauma en el que vivió? ¿ Cómo conseguir superar las adversidades y el sometimiento? Y después, conseguir poder convivir con todo ello.
Una historia , la suya, siempre junto a su hermana mayor, y los recuerdos de sus padres y su otra hermana , la mediana, Klara, una niña prodigio del violín, que se salvó de ser llevada con su familia a Auschwitz, porque no estaba junto a ellos, su profesor de música con el que estaba la salvó, cuando se los llevaron a todos. Y ella, Klara, será, precisamente, más adelante, la gran ayuda para Magda y Edith, cuando regresen hechas polvo, casi muertas, delgadísimas y enfermas, una vez acabada la guerra.
Por lo tanto el libro narra su vida, la de Edith Eger nacida en el año 1928 en el pueblo de Kosice, Hungría, y a partir de aquí nos acerca a su familia de clase media, a sus padres y a sus dos hermanas mayores con gran talento artístico y ella una bailarina también importante, que estuvo seleccionada para participar en los Juegos Olímpicos de Berlín, aunque, finalmente la excluyeron por , precisamente, ser judía y a los dieciséis años será trasladada junto a sus padres y su hermana mayor, Magda a los campos de concentración.
Y vayamos al título, ¿Por qué La bailarina de Auschwitz? Pues realmente por bailar cuando Josef Mengele, que visitaba a los detenidos , se lo pidió. Y bailó cerrando los ojos con El Danubio azul y así pudo evitar su entrada en una cámara de gas.
A partir de ahí ella luchará con ahínco y determinación con el fin de poder seguir viva y así pasó el año y medio hasta su rescate, que aunque estando muy debilitada, enferma y rodeada de un montón de cadáveres consiguió ser rescatada por los soldados americanos y así es como ella y su hermana Magda regresan a su ciudad.
Después de Auschwitz, después de la aberración del dolor sin causa, del dolor sin motivo, se abrirá para la autora el inicio de un mundo nuevo, absolutamente distinto, aunque no por ello libre de la rémora de todo lo que tuvo que sufrir, de toda la vida que tuvo que aplazar, de todos los sueños que necesitó aplacar.
Edith Eger fue consiguiendo con mucha dificultad y usando un esfuerzo sobrenatural ir construyendo un futuro que , en principio, parecería ciertamente insospechado.
La fuerza de la voluntad, el poder que infunde la resistencia, podríamos decir , aquello que hace mucho tiempo dejó escrito Camilo José Cela: “ el que resiste, gana”, no será , naturalmente siempre así, pero en este caso, la afirmación de Cela se confirma.
Hay revisiones personales que se hacen desde la comodidad de un sofá o desde un lugar de sosiego, en este caso , la autora se decide por una revisión vital de pasos dirigidos hacia un lugar donde se vivió uno de los episodios más atroces , el más absurdo y criminal de los perpetrados por el ser humano.
La autora se dirigirá a Auschwitz dejando que sus pasos, su mente y su corazón vuelvan atrás, se dirijan no hacia adelante, que es lo natural, sino hacia atrás.
La autora decide volver, regresar a la locura del campo de concentración y a una edad muy avanzada, sin poder evitar que esta revisión del pasado le quede lejos, el olvido es incapaz de llegar. Intentó que fuese su hermana Magda con ella también, esta no quiso y ella, aunque con dudas, llegó a Auschwitz.
Edith Eger quiere y necesita salir de Auschwitz, en definitiva, alejarse de quien tuvo que ser y experimentar cuando tenía dieciséis años. Salir, salir, salir pero con pasos hacia delante a un tiempo y a un entorno donde vivir, no es un pecado a castigar.
Como suele ocurrir, la vida siempre termina imponiéndose, siempre acaba imponiéndose dando en general motivos, para de una manera u otra, creciendo y desarrollándose hacia delante, poder completar con cierto nivel de éxito el ciclo vital al que la naturaleza parece obligarnos.
Edith Eger, se casó , tuvo hijos, estudió, trabajó como profesora y lleva una clínica, da múltiples conferencias y se estableció finalmente en El Paso, en Texas desde donde curó sus heridas y habló también de ellas.
Y este es su libro, esta es su vida.
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