La vida es un suspiro. En la infancia el tiempo pasa lento, cuando somos adolescentes o jóvenes pensamos que tenemos todo el del mundo por delante, pero la adultez y la ancianidad nos abre los ojos a la fugacidad de este viaje y a lo que es verdaderamente importante en él. «Envejecer es empezar a perder» y, por desgracia, es en la pérdida donde se descubre el valor de las cosas y donde tal vez sintamos la necesidad de dar gracias por lo que tuvimos o lo que aún tenemos. Michka, protagonista de esta historia, ha perdido la capacidad de comunicarse sin dificultades, su afasia la aisla y la frustra cada vez más. Soledad, impotencia pero, sobre todo, necesidad insatisfecha de expresar sentimientos importantes que brotan al final de una vida y cuya transmisión nos permite irnos en paz. Gratitud. Una palabra preciosa a veces demasiado vacía. Como bien plantea la autora al inicio de esta novela, ¿cuántas veces damos las gracias de verdad? Demasiadas de forma automática, muy pocas con consciencia. Hacerlo antes de que sea tarde es uno de los mensajes que de Vighan deja en estas pocas páginas, porque el otro es la importancia de las palabras. Valiéndose solo de tres personajes y un único escenario, Delphine aborda un tema sencillo, tal vez incluso manido, pero desde una perspectiva conmovedora, dura, y tan real... que duele. + Leer más |