Lou Bertignac es una adolescente de 13 años con altas capacidades. Como tal, estudia en una clase dos años más avanzada. Es cuando tiene que hacer un trabajo de investigación cuando toda su vida da un vuelco.
Lou escoge como temática de su trabajo las mujeres sin hogar. Para documentar su estudio entabla relación con No, una joven de 18 años que vive en la calle. Conforme va entrevistándose con ella, el vínculo entre ambas se va fortaleciendo y va dándose cuenta de lo injusto que es que No, así como las personas en su misma situación, tenga que vivir así mientras todo el mundo mira hacia otro lado.
Mientras lidia con su «despertar», comienza también a trabar amistad con un compañero de clase, Lucas, un chico repetidor y muy social, que ayudará a Lou a encajar mejor y también en muchos asuntos referentes a No. ¿Hasta qué punto estará dispuesta la protagonista a salirse de su zona de confort para echarle una mano a una persona a quien la vida ha tratado con dureza?
No y yo es una novela de 224 páginas divididas en capítulos sin numerar de extensión corta-media. Esta estructura permite enganchar fácilmente un capítulo con otro y volver la experiencia de lectura muy ágil y dinámica.
La historia está narrada en primera persona desde el punto de vista de Lou. Partiendo de esta visión el lector es capaz de ver con mucha más claridad y precisión los pensamientos de la protagonista, que además de ser muy interesantes nos dan información acerca de cómo funciona la mente de una persona con altas capacidades.
El ritmo es acompasado, sin hacer perder nunca el interés en la historia. Comienza presentándote a la protagonista, cómo es su día a día con su familia y en clase y, poco a poco, a partir de conocer a No y observar su situación la autora va introduciendo temáticas más complejas hasta llevarte a reflexionar junto a la protagonista sobre ética, moral y justicia.
En cuanto a la pluma de Delphine de Vigan, sigue conquistándome lectura a lectura. En cada libro consigue transmitir muchísimo y hacerte empatizar con los personajes, todo ello sin necesidad de recurrir a un lenguaje demasiado recargado ni a las excesivas florituras. En esta ocasión, consigue acercarnos a una realidad muy compleja a través de los ojos de una niña con una capacidad de análisis y observación superior a la de otros niños de su edad.
Los personajes de
No y yo están perfectamente perfilados, especialmente Lou, de quien conocemos sus pensamientos más íntimos.
Lou es una adolescente que, a pesar de ser superdotada, tiene muchas dificultades a la hora de relacionarse con la gente de su clase, más allá del hecho de que ella es más pequeña que ellos, al haber sido adelantada un par de cursos. En su casa, su familia pasa por un momento complicado; la madre tiene depresión y el padre intenta sacarlos a todos adelante lo mejor que puede. La ausencia de su madre deja mella en ella. Su mundo, ya de por sí complejo, se vuelve más difícil cuando se cruza en su vida No, una joven sin techo a la que primero entrevista para hacer un trabajo, pero luego se convierte en su amiga. al mismo tiempo, un compañero de clase muy popular, Lucas, comienza a acercarse a ella. En esta vorágine de circunstancias, Lou va madurando y descubriendo lo dura e injusta que puede ser la vida, al tiempo que aprende que a pesar de ello no hay que rendirse y buscar siempre soluciones a los problemas que ya se dan por «perdidos».
No tiene 18 años y vive en la calle. Cuando Lou le propone entrevistarla durante unas cuantas tardes, ella acepta. Aunque al principio le cuesta abrirse y hablar de su situación, poco a poco la protagonista irá conociendo sus silencios, qué la incomoda, qué le duele, de qué puede hablar con ella y de qué no. Conforme su relación se va afianzando y consolidando, se sienten más cómodas la una con la otra y la confidencias van aumentando; cuanto más sabe Lou de No, más consciente es de cómo la sociedad cierra los ojos ante las injusticias, de cómo le es más cómodo a todo el mundo pasar de largo ante personas que se enfrentan a situaciones tan trágicas como la indigencia. Una cosa que me ha gustado de cómo está perfilado su personaje es que la autora no adorna ni maquilla la realidad, sino que plantea la realidad tal cual es. Sin embargo, he de decir que la elección del nombre me ha dificultado bastante la lectura; cada vez que leía una frase que empezaba por su nombre, tenía que leerla otra vez porque me confundía ya que la entendía en negativo, en lugar de caer en la cuenta de que se trataba de un nombre propio. Personalmente, hubiese traducido su nombre a otro como, por ejemplo Nora, ya que el nombre en sí no tiene significado per se y se estaría facilitando bastante la lectura a quienes leemos la obra en castellano.
Lucas es otro personaje de gran importancia. Es alguien que, cuando ve que Lou no congenia con nadie de clase, se acerca a ella sin esperar nada a cambio. de él me ha gustado su falta de prejuicios y, sobre todo, lo rápido que tiende la mano a quienes más lo necesitan. Lejos de lo que pudiera parecer —es un chico popular, parece imparable—, cuando llega a casa está solo la mayor parte del tiempo. La falta de presencia de sus padres se contrapone a la ausencia de la madre de Lou, que está físicamente junto a su hija, pero sentimentalmente no podría estar más alejada de ella.
De los personajes secundarios, quien más ha llamado mi atención es la madre de Lou. Cuando descubres que hay un motivo detrás de su depresión, la entiendes un poco mejor; no obstante, hay ciertas actitudes que hacen muy complicado no juzgarla como madre. Me hubiese gustado poder ver la relación con Lou más desarrollada, aunque comprendo que había que dejar más espacio al tema principal de la novela.
Las temáticas que se abordan en
No y yo son a cuál más interesante. Aunque pasa un poco desapercibida frente al desarrollo que se da a la experiencia sin hogar de No, me ha gustado mucho cómo la autora retrata la mente de una persona con altas capacidades. Comenzando por cómo perciben la información, hasta la forma en que los contenidos de la clase pueden resultarles aburridos y, en cambio, dedican horas y horas a investigar sobre sus temas de interés. Creo que es la primera vez que leo un libro con una protagonista así y me ha gustado mucho meterme en su cabeza y ver la vida como ella.
Como no podía ser de otra manera, sobre lo que más se incide y reflexiona es sobre la injusticia social. Lou, inteligente y observadora como es, pronto se da cuenta de lo paradójico que es que No tenga que vivir como vive, cuando la sociedad ha avanzado tanto. Es terriblemente consciente de que la indigencia podría tener solución, pero quienes pueden ponerle freno simplemente no les importa.
Somos capaces de enviar aviones supersónicos y cohetes al espacio, de identificar a un criminal a partir de un pelo o de una minúscula partícula de piel, de crear un tomate que se conserva tres semanas en el frigorífico sin una arruga, de guardar en un chip microscópico miles de millones de informaciones. Somos capaces de dejar morir a la gente en la calle.
En esta misma línea, se hace hincapié en que lo individual tiene valor, que no hay que subestimar el poder de las "pequeñas acciones", que todo cuenta. No importa cuán grande sea el problema, cuán alto el obstáculo, siempre se puede hacer algo, por nimio que parezca, para hacer que este sea menor, que disminuya. Esta es una de las grandes enseñanzas que me llevo de este libro.
No y yo también habla sobre cómo engañan las apariencias. En el caso de Lucas, nadie podría sospechar que su situación familiar es tan inestable, pues de puertas para afuera no muestra ninguna señal de que algo pueda estar yendo mal en su propia casa. El personaje demuestra que nunca podemos juzgar a alguien por lo que aparenta, pues podemos no saber realmente cuáles son sus verdaderas circunstancias.
En cuanto al final, no podía ser de ninguna otra forma para esta historia. Según van teniendo lugar los diversos acontecimientos, la autora ya te va dando pistas de hacia dónde se dirige el desenlace. El cierre tiene una escena muy especial entre profesor y alumna que, para mí, demuestra el tipo de persona que es Lou y cuál es su esencia.
En definitiva...
No y yo es mucho más que la historia de una amistad. Es el despertar social de una joven con altas capacidades que se da de bruces con una realidad como es la indigencia y, lejos de mirar para otro lado, la enfrenta y pone todo de su parte para hacer del mundo un lugar mejor. A través de Lou conocemos lo que supone que tu mente procese la información de forma distinta y, a través de No, cómo de diferente puede ser tu vida dependiendo de dónde nazcas y en qué circunstancias. Recomendaría esta lectura a las personas que les gusta profundizar en temáticas de calado social y que disfrutan de una prosa cuidada y nos personajes realistas y bien construidos.
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