Las gratitudes

Es la primera vez que leo a esta autora y soy incapaz de describir la profundidad de lo que he sentido leyendo este libro. Es imposible no leerlo rápido no sólo por la manera en que está escrito sino por la necesidad de saber cómo se va sucediendo la historia, tan sencilla, frágil e intensa al mismo tiempo. Desde que empiezas el libro sabes dónde va a terminar, pero no te quedas por eso, necesitas seguir leyendo por la ternura con la que está escrita una situación tan difícil.

Hay libros a los que se llega tarde, me paso con este. No hay mucho que agregar, más sí mucho que agradecer, Delphine escribió este libro para recordarnos el valor del agradecimiento real hacia todo y el poder inconmensurable de las palabras. Leedla.

“¿Os habéis preguntado alguna vez cuántas veces en la vida habéis dado realmente las gracias? Unas gracias sinceras. La expresión de vuestra gratitud, de vuestro agradecimiento, de vuestra deuda.” ~ Las gratitudes de Delphine de Vigan.

Todas las reseñas que he leído de este libro apuntan a “hay que leerlo” y la verdad es que a mi, que cuanto más me venden un libro menos ganas tengo de leerlo, me llamaba la historia cada vez con más fuerza y allá me fui.

Me reitero en el mensaje: “hay que leer este libro”. Me ha encantado. He reído y he llorado, –ojo, y he llorado con esa pena que acabas sorbiendo mocos–. Me han encantado los personajes, sobre todo el principal, Mitcha, cuya historia conocemos porque nos la cuentan Marie y Jérôme, que no voy a decir quienes son porque no os voy a contar mucho más del libro.

El en trasfondo: la vida, así tal cual. La vida en retrospectiva, cuando estás ahí frente a la gran despedida y eres consciente de ello. La vida, cuando simplificas y todo es más sencillo de lo que lo hacemos. La vida, cuando nos damos cuenta de que somos nosotros y nada más. La vida, cuando damos pasos que ya no tienen retorno y dejamos atrás nuestro hogar, nuestros recuerdos y hasta nuestras palabras.

Leedlo, en serio. Es cortito y se lee en una tarde de un tirón. Eso sí, coged los Kleenex y después llamad a aquellos a los que tengáis que llamar porque siempre hay alguien ahí, como Mitcha, esperando una llamada.

"Las gratitudes" es la primera novela que leo de Delphine de Vigan, pero tengo claro que no va a ser la última.

Delphine de Vigan escribe de una forma sencilla, delicada, con un sentimiento y una intensidad que ha conseguido que desde el primer momento me haya sentido dentro de la historia. Esto quizá se deba a que, lo que ocurre en "Las gratitudes" son situaciones reales, y no tan alejadas de la vida de cualquier lector que se quieta adentrar en sus páginas. Es posible que se sientan identificados con ciertos detalles, o con los personajes.

Es sumamente fácil simpatizar y conectar con los tres personajes que salen en "Las gratitudes": Michka, Marie y Jérôme. Me ha gustado la personalidad y fuerza que la autora les da con dos pinceladas a cada uno, y lo justo que conoceremos de su historia. Con novelas así, se demuestra que no hace falta una larga y gran historia detrás de un personaje, ni páginas y páginas explicándolo, para que este tenga la posibilidad de llenarnos.

Michka es una anciana que empieza a perder las palabras. La ternura que desprende es infinita, y el pequeño toque de humor que transmite por su afasia me ha robado el corazón. Ella insiste en buscar las palabras, a su manera, y siempre con otra intención, como veremos que hace con Marie y Jérôme.

Me ha llamado especialmente la atención el cariño y la preocupación de Jérôme por Michka y cómo en parte también, es algo "curativo" para él. Su implicación, por la historia de Michka, y lo que consigue, ha logrado que se me salten las lágrimas. Jérôme además tiene un tacto, que da vida a los ancianos, les devuelve su dignidad, su fuerza, y sus recuerdos.

Michka, Marie y Jérôme forman un triángulo muy curioso, en el que unos a otros, de ayudan de alguna manera, en ocasiones sin saberlo.

Quizá el mensaje más importante, al menos desde mi punto de vista, se encuentra al inicio de la novela. Esa idea de "dar las gracias", que en el día a día se hace "porque sí", sin apreciarlo, sin sentirlo incluso. Pero después, cuando realmente es importante dar las gracias, no se hace, o se da por hecho que se está agradecido, se dan por hecho tantas cosas... que es muy triste. No debería de ser así, ya que cuando quizá se quiera hacer, sea tarde. Michka enseña la importancia de agradecer, de no rendirse hasta lograrlo, hasta dar esas gracias sinceras, de corazón, unas "gracias de merdad".

"Las gratitudes" es una novela intensa, especial y que, en mi opinión, todo el mundo debería leer.

*Audiolibro*Sólo había leído de esta autora "Nada se opone a la noche" que dejó cierto poso de tristeza.En cambio este libro nos muestra cómo aún en los peores momentos de la vida, siempre existe algo que agradecer, porque quizás llegue el día en que no nos de tiempo de hacerlo

Nota: 5 sobre 5

Premisa:
Michka se está haciendo mayor. Marie es la única familia que le queda, aunque no sea de sangre. Y en la situación en la que está, no queda más remedio que ingresarla en una residencia. Allí, Jérôme será su logopeda y trabajará con ella para que no pierda el lenguaje de forma trepidante. El vínculo que generarán será tan especial como inolvidable.

Opinión:
Es sorprendente como una novela tan corta puede generar tantos sentimientos como esta. Las gratitudes habla de hacerse mayor y todo lo que ello implica. Habla de la pérdida en todas sus dimensiones: de la pérdida de personas cercanas, de la pérdida de nuestras habilidades, de la pérdida de nuestras rutinas y de lo que nos hace ser nosotros mismos. Y por consiguiente habla del acompañamiento, del que tenemos y del que nos falta, del que querríamos dar y del que no querríamos recibir nunca. El mensaje que envía este bello relato llega directamente al corazón, hace que tengamos que parar para pensar, recordar situaciones vividas o imaginar las que nos esperan. Hace que cojamos conciencia de lo importante que es cuidar, aprovechar el tiempo de las personas que tenemos cerca y de las que no tenemos tan cerca pero necesitamos abrazar. La narración no puede rezumar más ternura. El personaje principal, Michka, es tan adorable y su deterioro es tan fulminante que en cada página, como lector, te estás despidiendo de ella con todo el dolor del corazón. Porque es de esos personajes que una vez que los conoces te acompañará el resto de la vida. Esta lectura debería ser imprescindible, la pongo dentro de ese saco de lecturas que todo el mundo debería hacer. Porque necesitamos ser más conscientes de nuestro envejecimiento y del cuidado que tenemos que dar a nuestros mayores. Porque la vida se nos escapa ente los dedos y no nos damos cuenta; se nos están acabando los minutos y solo pensamos en lo prescindible.

Me ha encantado el libro. Es un libro que toca muchos temas: la vejez, el no valerse, el tener que tomar una decisión para dejar la casa e irse a una residencia... La soledad de la vejez...
Tengo que decir que me gusta mucho esta autora y seguiré leyéndola.
Michka es una anciana que tiene afasia. Ha vivido sola, en su casa, hasta que un día llama a emergencias diciendo que tiene miedo y que no se puede mover. Te preguntas qué piensa esa persona para tener miedo... ella dice que tienen miedo que ha perdido algo pero que no sabe qué... Marie es su amiga, podemos decir que Michka la cuidaba cuando era pequeña y estuvo siempre a su lado. Está preocupada y está a su lado. La va a ver a la residencia.
Jerome es un logopeda que empieza a tratarla en la residencia. Se entienden, hablan y establecen una relación de amistad.
Y nos habla de la gratitud. ¿Cuántas veces damos gracias a las personas que queremos por estar? Michka tiene un pesar: no sabe si conseguirá dar las gracias a un matrimonio que la salvó y la escondió durante 3 años durante la 2ª guerra mundial.
Un libro delicioso.

Michka ,una anciana ,nos muestra que es envejecer,su miedo a reconocer los cambios físicos y mentales propios de la edad y la enfermedad.

Una medalla,de teleasistencia le permite mantener su independencia,hasta que un día,deja de ser suficiente y necesita más cuidados.

La novela se narra a dos voces,por dos personas que acompañan a Michka en su nueva etapa vital,la adaptación a un geriátrico.

Marie,le hará visitas,será la gratitud personificada .

Conocemos la tierna historia que le une a la protagonista ,será luz en la oscuridad de los últimos meses de la anciana.

Jérôme trabaja en el geriátrico como logopeda.

Nos enseña la importancia de las palabras ,las que se dicen y las que no.
Con él conoceremos la anciana más divertida y cotilla.

La autora lo utiliza para minimizar la dureza de la realidad,porque esta anciana queridos puede ser nuestra abuela,una tía,una vecina…la empatía nos jugara malas pasadas durante la lectura,pero el juego de palabras que implementa en los diálogos por la enfermedad de la afasia creará momentos divertidos y de complicidad entre los personajes y el lector.

Un libro bello,que muestra el lado positivo de saber estar y acompañar ,de ser agradecidos .
El poder sanador de la palabra.

Ves una reseña: Cinco estrellas. Indagas su sinopsis: no terminas de pillarla, pero tiene algo que tira de tu curiosidad. Echas un vistazo al resto de reseñas: apenas dicen nada, solo sensaciones, sonrisas que tironean hasta engullir lo demás. Lo decides: ¿por qué no?

Porque sí, porque es un grandísimo sí. al principio me pasó como ese inicial momento en el que introduje el pie en la piscina de la sinopsis, resonaba un eco emborronado y muy difuso con las ondas, no entendía a dónde me iba a llevar esta historia, pero decidí zambullirme con los demás, de lleno y sin ataduras. Y es el después el que abarca todo lo demás, lo abarca con la calidez que despiden las olas de verano y los abrazos fuertes, las palabras que se susurran con sentimiento y la sonrisa que sabes que emerge incluso con los ojos cerrados, el entendimiento incluso sin palabras y las que están mal dichas pero aportan mucho más.

Es especial. A una manera que no se puede describir con palabras. SON sensaciones. La sonrisa tonta que aún me adorna los labios, aunque también me haya hecho llorar. La calidez que me palpita en el pecho y me vuelve a llevar las lágrimas a los ojos. La gratitud que envuelve cada pequeño retazo de piel, la hace brillar con las chispas de esa magia tan humana.

Mención especial a la traducción.

Hoy os traigo una joya de libro. Si deslizas verás cómo empieza. de Vigan ha realizado una magistral obra en tan pocas páginas. Con mucho sentimento y con un ritmo candente, aborda el envejecimiento y su deterioro con naturalidad, sin florituras como algo inevitable pero al mismo tiempo hay lugar para la esperanza, para cerrar heridas y morir con dignidad.

Con este bellísimo libro, la autora me ha conquistado, me ha conmovido y enternecido y hecho reflexionar sobre el paso del tiempo y la necesidad de agradecer cada momento vivido.

Cuántas veces damos las gracias mecánicamente, sin sentirlo, por decir. Sin embargo, cuándo ha sido la última vez que has dado las gracias de verdad, de corazón porque esa gratitud es tan inmensa que te colma el alma.

Esto es lo que reflexiona Marie, quien nos cuenta cómo un día Michska, la mujer que le cuidó y le ayudó a ser quien ahora es, empezó a sufrir la terrible afasia. Una enfermedad cruel que a pesar de querer hablar no puede hacerlo bien, no le salen las palabras correctas. El deterioro es tal que debe pasar sus últimos días de vida en una residencia.

Marie alterna su voz con la de Jérome, el logopeda de la residencia, quien no sólo nos cuenta en qué consiste su trabajo sino todo lo que este le supone. Con Michska siente un vínculo especial desde el primer momento, y en cada sesión con ella ese sentimento es cada vez más profundo y conmovedor y hará lo posible por ayudarla a conseguir esa paz que tanto anhela.