La campana de cristal

¡Ay Sylvia!
Has llegado a mi vida como un auténtico huracán y la has puesto patas arriba.
No te puedes imaginar lo que me gustaría poder abrazarte. Agarrar tu mano mientras conversamos o, mejor aún, mientras te escucho hablar. Es lo que necesitas, que te escuchen, te comprendan y te quieran. No te puedes imaginar como me gustaría poder estar a tu lado y darte todo ese cariño que tanta falta te hace.
Te hablo en presente porque, aunque no lo estés, yo te he sentido muy viva. Considero que vives dentro de cada persona que te lee y, aunque tal vez te cueste creerlo, son muchos los lectores que tienes.
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Te he leído por primera vez y lo he hecho a sorbitos. Degustando cada palabra y saboreando cada capítulo. al terminar los capítulos hacía un descanso, tomaba aire y recapacitaba sobre lo que llevaba leído. Me ha ocurrido algo que pocas veces me ocurre. Deseaba tener un momento libre para seguir leyendo tu novela y a la vez no quería avanzar porque no quería que se terminara. Es tu única novela y por eso aún me daba más pena llegar al punto final. Pero prefiero pensar en positivo. Pensar en lo mucho que me queda por descubrir: tus diarios, cuentos, ensayos y poemas.
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Me has conquistado por completo con tu forma de escribir. Escribes de una forma tan bonita, sensible y detallista. Consigues llegar al corazón, hacer mella y dejar huella. No solo eso. Consigues revolver, cambiar y destrozar. Haces auténtica magia con tus palabras. Conquistas y consigues que queramos leer absolutamente todo lo que hayas escrito. Hasta la lista de la compra, como se suele decir.
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Te disfrazas, camuflas y conviertes en Esther Greenwood. Utilizas su persona como espejo para reflejar tus miedos, inseguridades, contradicciones y preocupaciones. Te desahogas por completo. Nos abres tu corazón y nos muestras tu soledad, problemas y sufrimientos. Te abres en canal. Algo muy generoso por tu parte. Solamente me queda darte las gracias por este regalo.
Hasta pronto, querida. Tengo el presentimiento de que pronto nos volveremos a encontrar.
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He cogido el libro en la biblioteca pero es de esos libros que quiero tener en mi casa, en mi propia biblioteca. Es un libro que quiero subrayar.
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“La campana de cristal”, única novela y la obra más icónica de Sylvia Plath, quizás sea lo más duro y doloroso que he leído en lo que va de año.

Esther Greenwood, alter ego de la autora, es una joven que viaja a Nueva York con una beca para ser redactora en una revista. Una mujer extraordinaria y con ambición literaria, Esther, se sumerge en la dicotomía de hacer lo que se espera de ella: convertirse en esposa y madre, o seguir su carrera profesional y con ello, asumir que va a ser rechazada por la sociedad.

A modo de monólogo interno y a través de las múltiples descripciones de Plath podemos sentir muy de cerca el horror que tuvo que vivir. Sumida en una profunda depresión, lucha por encontrar su identidad. Finalmente es llevada a un centro psiquiátrico, donde las terapias a la que es sometida Esther son más que cuestionables.

Con fuertes ideas feministas otro de los aspectos que se desarrollan a lo largo de la novela es la sexualidad y la necesidad de la liberación sexual femenina para conseguir la libertad en otros ámbitos.

La campana de cristal es un fiel reflejo de la violencia estructural a la que somos sometidas las mujeres. Es una novela que deja poso, que no puede dejar indiferente a nadie. Es una representación cruda y realista de la salud mental, de la opresión de género y de la presión social.

Sylvia Plath acabó con su vida apenas un mes después de publicar su única novela. Lo hizo metiendo la cabeza en un horno. al final, no dejó de sentirse atrapada en una campana de cristal.

Única novela de Sylvia Plath, publicada un año antes de suicidarse. Lo que conmueve de esta novela, son los tintes autobiográficos que se narran. Cuando te das cuenta que muchos de los pensamientos desarrollados por la protagonista, eran, en realidad, pensamientos de la propia autora, uno es capaz de vislumbrar la cantidad de sufrimiento que habitaba en la cabeza de una mujer extremadamente sensible y enferma.

Se nota que la autora era poeta, pues su prosa se beneficia de retórica y metáforas que hacen que el conjunto de la narración se lea a gusto y bastante agradble.

Se cuenta la historia de Esther Greenwood. Una muchacha de 19 años de Boston. Criada en un pueblo, nunca había salido de él hasta que gana un premio que la lleva de viaje a Nueva York a conocer un mundo que le abruma y le fascina a partes iguales. A su regreso, su mundo se desmorona y cae en una profunda depresión.

La campana de cristal y Ariel
obras que tenia pendientes, y que por fin han encontrado un hueco en esa librería que todos llevamos dentro. No la que decora nuestro lugar de lectura, si no esa otra que forma parte de nuestro interior, de nuestro modo de vida.
El poder de las lecturas.

La poesía de Silvia Plath permite entender su prosa. Una vida frágil sostenida por una escritura rotunda.
La importancia de la salud mental y la ignorancia de la sociedad de los años 50 a las necesidades de una mujer son los verdaderos protagonistas en estas líneas.

Quise empezar a leer este libro en la ciudad donde “Esther” alter ego de Silvia, empezó su andadura. Nueva York. Seguir sus pasos donde comenzó a reflejarse en su espejo de incomprensión, donde todo empezó a desmoronarse como un castillo de arena que el mar va erosionando en su vaivén. Una mujer que va rompiéndose hacia adentro intentando comprender la vida e interpelándola para encontrar respuestas.
Mis pasos llegaron hasta la esquina de la avenida Lexington con la calle 63.
Upper East Side,el Barbizon , Un hotel donde mujeres de todas partes, como si de un mundo a parte se tratara acababan recalando para hacerse un hueco en un mundo de hombres. Una combinación de ladrillo rojo e historia.
La historía de Esther o Silvia, fue rodando escaleras abajo desde NY a Boston,encayada en una familia en la que se pretende hacer creer al mundo lo que no eres Encerrada en una campana de cristal, “como un feto en un frasco”.
Una lucha por querer ser dueña de su vida.
Simplemente, había perdido la capacidad de sorprenderse, de levantarse tras cada caída de luchar por aquello que era su vida. Escribir.
Pero como escribe en uno de sus poemas
“Y como el gato siete ocasiones para morir” pero no para vivir. Múltiples intentos de renunciar a vivir me lleva a pensar que la vida también lucha por sobrevivir aunque queramos evitarlo.
El reflejo de silvia está en cada letra, en cada línea

Una vida truncada antes de ser vivida.
Una congoja continua es su mejor máscara .
Una amargura instalada en su voz que clama por salir.
Un final con sabor salado y olor agridulce.
Una brújula desorientada por un mundo que intenta redirigirla en sus normas.
Una identidad en desequilibrio
Una inseguridad sin treguas.

El libro me ha conquistado, duro por lo que transmite y tierno por lo que pudo ser pero su autora silvia Plath me ha hecho volver a creer en que Escribir te libera de lo que duele para reconvertirte en lo que amas, ojalá habérmela cruzado en un paseo por Central Park y conversar desde mi mundo al suyo, de mujer a mujer, Silvia Plath me mira desde su campana de cristal, el desperdicio de una vida en pos de ser como quieren que seas, nunca pudo liberarse de ello. Nada estuvo jamás a la altura de sus expectativas

¿Y la importancia de lo que las personas de tu vida pueden influir en ti ?

He descubierto la publicación de un nuevo y fascinante libro The Barbizon, The New York Hotel That Set Women Free de la autora norteamericana Paulina Bren. Lo encontré casualmente en una librería de la zona. Un hotel que atraía a mujeres que trabajaban principalmente en las artes.
En el, la historia de las mujeres americanas del Siglo XX llega a modo de testamento hasta nuestros días, como una promesa, como una puerta que se abre pero ,sobre todo, con la posibilidad de abrirla. Este hotel legendario fue, para algunas , antídoto y respuesta, una aparente libertad se abría ante ellas.
Jóvenes escritoras desconocidas –Sylvia Plath, Anne Beattie y Joan Didion, ahora legendarias– se instalaron en el aquel verano en los que cumplían con su beca para la revista Mademoiselle.

“Me imagino que la razón es que se trata de una historia sobre mujeres jóvenes, que no se consideraban importantes”.

Sylvia Plath llegó al Barbizon como una de las editoras invitadas de Mademoiselle en el verano de 1953. al final, Nueva York no le proporcionó lo que ella que esperaba. Silvia se enfrentó a la doble moral de los años 50.
“Estaba rebosante de deseo y tenía una sensación real de lo injusto que era que los hombres pudieran actuar según su lujuria, pero ella no”
Diez años después , SP. escribe La campana de
Cristal, aquel Hotel fue un caramelo envenenado.

En este hotel, paradójicamente se inició el movimiento feminista en los años 60 lo que supuso un cambio de concepto en las estancias del Barbizon, hoy son apartamentos de lujo.

Preguntas sin respuesta en un inicio y que va respondiendo a lo largo de la obra. Un libro es la respuesta a las preguntas del otro.

Siempre había escuchado que Sylvia Plath había publicado una única novela y que, al mes de haberlo hecho, se había suicidado.

En esta novela conocemos a Esther Greenwood: una joven de 19 años que nunca había salido de su pueblo y que de golpe recibe una beca para estudiar y trabajar como redactora en una revista de Nueva York durante el verano. Junto con otras jóvenes, se alojará en un hotel con todos los gastos pagados, entre fiestas, amigas y otras anécdotas. Conforme pasan los días, vamos conociendo de ella sus aspiraciones, sus sentimientos, plantes de futuro (trabajo, matrimonio…), descubriéndonos a una joven cuya inestabilidad emocional puede parecer la típica de la edad. Pero es a su vuelta a casa, en Boston, cuando todas estas inseguridades le hacen caer en un período de depresión que la llevará a intentar suicidarse, acabando con ella ingresada en una institución de salud mental.

La división de la novela en dos partes bien diferenciadas, la primera en Nueva York en la que protagonista vive una época dorada, pero en la que atisbamos rasgos de su personalidad, contrasta y choca con esa ‘caída a los infiernos' que sufre a su vuelta a casa. Mientras que de la primera obtenemos una lectura superficial y lineal de los hechos, en la segunda ahondamos en los sentimientos de Esther, que a la vez se mezclan con recuerdos, preocupaciones y otros pensamientos fugaces.

Esther es la versión literaria de la propia Sylvia y ambas buscan su lugar en el mundo. Ella no desea tener que escoger una posibilidad para su vida, sino que anhela todas las opciones latentes y es esta falta de decisión ante el propio destino la llevará a no poder realizar nada concreto en su vida.
El dolor, el miedo y la ansiedad se plasman a lo largo de la novela de una forma bellísima, al igual que sus breves alegrías. Y así, nos sentimos un poco más cerca de quién fue Sylvia Plath.
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La Campana de Cristal es la única novela de la poetisa estadounidense Sylvia Plath. La novela aborda varios temas muy interesantes y que siguen todavía muy vivos en los tiempos que corren. La historia habla de Esther Greenwood, una joven universitaria que sufre una depresión con varios intentos de suicidio.
Visto así quizás a la gente no le llame la atención, pero es una novela realmente buena. Estilo directo y ágil, leer a Plath es asomarse al abismo de la enfermedad mental, a la presión de ser una joven de la que se espera que encuentre un buen chico con el que casarse. de la hipócrita sociedad americana de las años 50. Y lo más sorprendente de todo es saber que tras esas líneas se escondía la verdadera historia de la autora, escrita bajo un seudónimo.
Sylvia Plath se suicidó un mes después de que su novela se publicará en el Reino Unido tenia 31 años y una extensa obra poética.

“La campana de cristal” de Sylvia Plath.

Fue publicada por primera vez bajo el seudónimo de Victoria Lucas, en el año 1963, solo un mes antes de que la autora decidiera quitarse la vida.

Es un libro muy duro, yo no lo recomendaría a alguien que esté pasando por un período de depresión, o incluso de ánimo bajo.

Es una novela autobiográfica, y en ella, la autora con unos 30 años, recuerda y nos cuenta a través de Esther Greenwood, cómo con 19 años intentó quitarse la vida, su calvario por el paso de varias instituciones mentales donde sufrió tratamientos de electroshock, cómo se sentía en cada momento, por qué se siente dentro de una campana de cristal, y cómo empieza a “entrar aire” dentro de esta, y poco a poco se va desprendiendo de ella, no sin temor a volver a entrar en esa campana.

Aunque es una historia muy dura, está escrita de una manera muy bonita, se nota su pluma de poeta.

Cuando veía el nombre de Sylvia Plath me imaginaba una prosa enrevesada, compleja, casi mística...y por el contrario me he llevado una alegría por su llaneza y simplicidad. Otra cosa es el estilo magníficamente afilado de la autora que hace que esta obra sea única y no tenga desperdicio, siendo considerada por muchos un clásico moderno. Para mí no es una autora sutil y tierna como imaginaba, he visto a una mujer tipo apisonadora que no deja títere con cabeza, mordaz, criticona, convenida, manipuladora, que no se siente cómoda en el tiempo y lugar que le ha tocado vivir, ni con las personas con las que se cruza. No quiere ser como la señora Dodo Conway con una caterva de mocosos llorones. Tampoco tiene claro que hacer con su vida, lo que le llevará a profundas crisis agrandadas por acontecimientos muy duros que vivirá...un ser incomprendido y solitario. Quería ser libre, pero sentía incertidumbre ante ello, quizás, y además no quería encajar en lo establecido y sus actos deliberados eran una prueba de ello.
Ayuda saber que es una obra autobiográfica, el personaje principal es el alter ego de la autora, pero como me ha pasado a mí, a veces te ves sorprendida preguntándote si será cierto todo lo que describe, todo lo que piensa...por los sentimientos tan crudos que transmite y que te provocan otros como empatía, lastima, enfado, sorpresa...
Otra de las cosas que más me ha impactado y no me ha dejado para nada indiferente, es el trato a los pacientes con enfermedades mentales, y la diferencia entre centros públicos y privados, las terapias que se utilizaban....madre mía!!se me encoge el alma con tanto sufrimiento.
No es de extrañar que se vea volcada toda esa angustia vivida en las páginas de esta obra, donde rememora sus años juveniles, los momentos buenos y los malos, donde era de cara a la galería una niña bien con un futuro prometedor, pero que por dentro estaba la procesión, el pozo negro y frío de su soledad.
Para mí es un libro escrito desde la amargura, desde el deseo de venganza (por todo lo que sufrió, por lo que no le dejaron ser, ni sentir, por la inocencia robada) sin importarle el que dirán de ella por todo lo que hizo, dijo o pensó. Una obra escrita para dar libertad a un alma definitivamente atrapada en una campana de crital. Vuela Sylvia, vuela.

La única novela de Sylvia Plath es sobrecogedora. Parte de una aparente inocencia y simplicidad y se vuelve compleja y sombría. La narración, de hecho, se desenvuelve en dos contextos distintos, a través de los que transita, de forma gradual, el el personaje, evolucionando y reflexionando acerca de sí misma y de su mundo más próximo.
Basada en gran parte en sí misma y en acontecimientos de su propia vida, la novela explora su inconformidad con una sociedad y un entorno opresivos en los que no encontraba su lugar y en los que no encontraba la fórmula para hacer compatibles sus distintos anhelos. La autora plasma esta incomodidad e insatisfacción a través de múltiples situaciones y anécdotas, que analiza con agudeza, ironía y con cierta frialdad y crudeza. La obra es honesta y directa; incómoda en ciertos momentos, desoladora en muchos otros. El estilo es sencillo, nada recargado, pero la narración está cargada de simbolismos. Desde luego, parece haber sido escrita por una mujer que no parecía temer mostrarse tal como era, con sus contradicciones, sus sueños y sus imperfecciones.
Me han sorprendido algunos fragmentos por su racismo y su clasismo, y por la forma de denostar el físico de los demás y de sí misma. Sin duda su educación y/o experiencias no fueron del todo inmunes al pensamiento de la época.
Una obra, en todo caso, altamente recomendable.
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Lo primero que debéis saber es que este libro no es para todo el mundo.
Esther nos narra la historia, nos habla de sus pensamientos los cuales a lo largo del libro se ven que son cada vez más perturbadores. Aquí veremos la evolución del personaje pero hacía lo mas profundo de una depresión que en esa época era sinónimo de estar loca y relata las cadencias del sistema sanitario en esa materia. Trata muchos temas que dan mucho que pensar, el final te deja una pequeña esperanza y eso es de admirar por la autora dado que este libro es ficción autobiográfica. Sin duda lo recomiendo siempre que sepas lo que tienes entre manos es desgarrador, una voz más para que la depresión sea escuchada.