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La campana de cristal de Sylvia Plath
El silencio me deprimió. No era el silencio del silencio. Era mi propio silencio.
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Calificación promedio: 5 (sobre 76 calificaciones)
/Programa transmitido el 17 de noviembre de 2019. Albert Camus dijo que existía un único problema filosófico serio: el suicidio. Juzgar si la vida vale o no la pena de ser vivida es responder a la pregunta fundamental de la filosofía. Hoy hablaremos de aquellos escritores que han recurrido al suicidio, el escape último, la única salida, la opción desesperada. ¿Usted ha pensado alguna vez en el suicidio? ¿Le parece que es un acto de cobardía o de valentía? ¿Qué tormento puede ser tan insoportable que lleve al suicidio? Quédese conmigo, hablaremos de algunos artistas suicidas: Virginia Wolf, Ernest Hemingway, Cesare Pavese, Horacio Quiroga, Sándor Marai, Yukio Mishima, Jack London, Alejandra Pizarnick, Sylvia Plath. Todos ellos se asomaron al abismo. Todos ellos saltaron al vacío.
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La campana de cristal de Sylvia Plath
El silencio me deprimió. No era el silencio del silencio. Era mi propio silencio.
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La campana de cristal de Sylvia Plath
El problema era que odiaba la idea de servir a los hombres, en todos los sentidos.
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La campana de cristal de Sylvia Plath
Hasta entonces no había conocido a un hombre que odiara a las mujeres.
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La campana de cristal de Sylvia Plath
Detesto pagar a nadie por algo que puedo hacer yo misma, me exaspera.
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La campana de cristal de Sylvia Plath
Nos abrazamos y nos despedimos antes de irnos a la habitación cada una en una punta del pasillo. No hay nada como vomitar con alguien para sellar una amistad.
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Poesía Completa de Sylvia Plath
“Morir es un arte, como todo. Yo lo hago excepcionalmente bien. Tan bien, que parece un infierno. Tan bien, que parece de veras. Supongo que cabría hablar de vocación” |
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Sylvia Plath
La vida es soledad, pese a todos los opiáceos, pese a las máscaras risueñas que todos nos ponemos. Y cuando al fin encuentras a alguien a quien crees que podrás mostrar tu alma, te detienes asustado por tus propias palabras… palabras tan apagadas, tan feas, tan vacías y débiles… por haber permanecido tanto tiempo en tu angosto y oscuro interior. Sí, existe la alegría, la satisfacción y el compañerismo… pero la soledad del alma en su pasmosa timidez es abrumadora y espantosa.
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La campana de cristal de Sylvia Plath
-¿Sabes lo que es un poema, Esther? -No, ¿qué es? -decía yo. -Un grano de polvo. [...] -También lo son los cadáveres que cortas. También lo es la gente a la que crees curar. Son polvo como el polvo mismo es polvo. Calculo que un buen poema dura mucho más que cientos de esas gentes juntas. [...] La gente estaba hecha nada más que de polvo y yo no veía que curar todo aquel polvo fuera algo mejor que escribir poemas que la gente recordaría y se repetiría a sí misma cuando se sintiera infeliz o enferma y no pudiera dormir. |
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La campana de cristal de Sylvia Plath
¿Cómo podría yo saber si algún día en la universidad, en Europa, en algún lugar, en cualquier lugar, la campana de cristal con sus asfixiantes distorsiones, no volvería a descender?
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Me gustas cuando callas porque estás como ausente. Distante y dolorosa como si hubieras muerto. Una palabra entonces, una sonrisa bastan. Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto