Dicen que a las personas tristes les gusta la lluvia de Kress Watson
Porque a veces deseamos un imposible, soñamos con retroceder en el tiempo y cambiar sucesos que son inamovibles.
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Dicen que a las personas tristes les gusta la lluvia de Kress Watson
Porque a veces deseamos un imposible, soñamos con retroceder en el tiempo y cambiar sucesos que son inamovibles.
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La delicadeza de David Foenkinos
....Quizá no haya nada tan extenuante como vivir bajo la tiranía sensual de una belleza fija, detenida en el tiempo....
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Dicen que a las personas tristes les gusta la lluvia de Kress Watson
Porque es más fácil herirnos y culparnos que aceptar que tal vez no somos tan dueños de todo lo que nos rodea, que hay estímulos, hechos, que escapan a nuestra autonomía, a nuestro entendimiento, a nuestros deseos.
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Dicen que a las personas tristes les gusta la lluvia de Kress Watson
No apuestes por nadie, chica de la lluvia. Ni siquiera por mí. Tu felicidad debe depender de ti y de nadie más y ya no hablo de parejas, sino también de amistades y familiares.
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Dicen que a las personas tristes les gusta la lluvia de Kress Watson
La felicidad, como la tristeza, es solo un estado. Puedes crearla si crees en ella.
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Dicen que a las personas tristes les gusta la lluvia de Kress Watson
El pasado siempre tiene una lección que enseñarnos.
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Señoras que se empotraron hace mucho de Cristina Domenech
Esto estaba así cuando llegué, fue un error, no murió nadie...
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EL GUARDIÁN DE LA SABIDURÍA de Alejandro Martín Vega
"Aquello que desee tú corazón, nunca lo abandones si no lo has concluido "
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Anna Karenina de León Tolstoi
«¿Libertad? ¿Y para qué la quiero? La felicidad consiste en amar, en desear lo que ella desea y pensar lo que ella piensa, es decir, en no tener libertad ninguna. ¡Eso es la felicidad!».
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84, Charing Cross Road de Helene Hanff
Aquí hemos tenido un verano muy agradable, con más turistas de los habituales, incluyendo masas de jóvenes que acuden en peregrinación a Carnaby Street. Los observamos desde una distancia prudencial, aunque debo decirte que a mí más bien me gustan los Beatles. ¡Si sus fans no gritaran tanto...!
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El juego del ángel de Carlos Ruiz Zafón
Me voy y le dejo en paz. O en guerra, porque con usted no se sabe.
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Los árboles de Percival Everett
-Señor alcalde, esto es el estado soberano de Mississippi. Aquí ni hay fuerzas del orden, solo hay palurdos como yo a sueldo de palurdos como tú.
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La sospecha de Sofía de Paloma Sánchez-Garnica
En el sufrimiento que llevaba padecido por querer pasar una frontera; ese era su delito, su único y gravísimo delito, la pretensión convertida en una obsesión de cruzar la frontera de su país, de poder experimentar por primera vez en su vida el significado de ser libre, de sentirse en libertad.
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Palabras que nunca te dije de María Martínez
Uno es la suma de sus decisiones. A veces nos pasamos la vida esperando a que los demás cambien para poder ser felices, cuando los que debemos cambiar somos nosotros. Nosotros somos quienes decidimos qué clase de vida queremos tener. Solo nosotros, Sara. Recuérdalo, por favor
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La heredera del mar de Juan Francisco Ferrándiz
Hay personas que solo viven y otras que dejan una vida que contar
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Ciudad de mujeres de Elizabeth Gilbert
La guerra me había hecho comprender que la vida es tan peligrosa como efímera, y que por tanto no tiene sentido privarte de placeres o de aventuras mientras estás en este mundo.
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El nombre del viento de Patrick Rothfuss
Volvía a ser de noche. En la posada Roca de Guía reinaba el silencio, un silencio triple.
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Un lugar soleado para gente sombría de Mariana Enríquez
Una sabe cuándo se vuelve loca y no ocurre de un día para otro, ni siquiera como consecuencia de un trauma. Todo, todo en el cuerpo es un proceso. La muerte también.
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Un amor de Sara Mesa
** Y ella, piensa, se había empeñado en traducirlo, en llevarlo a su terreno. Qué absurda pretensión, se dice. Si no fuese ridículo, sería hasta divertido. **Todo ha ocurrido en muy poco tiempo. Tan poco que se asombra cuando lo piensa. Estrenó un tubo de pasta de dientes cuando llegó a La Escapa, un tubo que ha estado usando dos o tres veces diarias y, aun así, todavía no lo ha terminado de gastar, aún queda como un tercio. Es increíble, se dice: moverse por dentro por completo, sacudirse, darse la vuelta y volvérsela a dar, en menos de lo que se tarda en gastar 125 mililitros de dentífrico. **Como el dinero, se dice, también el capital erótico se va escurriendo sin que uno se dé cuenta, solo se toma conciencia de él cuando desaparece, y se escudriña en el espejo con una mirada desprovista de piedad, evaluando las partes de su cuerpo o de su cara donde puede radicar el error. **Su memoria se ha encogido. Su memoria, ahora, es tan pequeña que le cabe en un puño. Las reliquias sentimentales, se dice, no merecen la eternidad. ** Que cansado es escuchar cuando no se tiene nada que añadir, piensa borrosamente. **Quizá se había dejado llevar por el egoísmo de agarrar más cosas de las que le pertenecían. Quizá era verdad que era una ingrata. Había tocado a Dios y, aún así, le había resultado insuficiente. + Leer más |
Asesinato entre libros de Kate Carlisle
Cuando dudes, compórtate como si fueras el dueño de la maldita casa.
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