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Qué ironía que algo que narra tanto no pueda contar lo sucedido.

El mundo entero es un gran cuento en el que todos representamos un papel.

El amor que no implica sinceridad no merecía el nombre de amor.

Este es el origen y el final de un legado que se halla en las raíces más profundas de estas tierras, desde los antiguos tiempos del reino de Breogán..."

Se le entrecortó la voz al pronunciar la palabra «amigo». Percy era mucho más que eso. Ni siquiera «novio» le hacía justicia. Habían pasado tantas cosas juntos que a esas alturas Percy era ya una parte de ella: una parte a veces molesta, cierto, pero sin duda una parte sin la que no podía vivir.

Psique estaba en lo cierto. Cupido era un monstruo. El amor era el monstruo más salvaje de todos.

Hace siglos que las mujeres han servido de espejos dotados de la virtud mágica y deliciosa de reflejar la figura del hombre, dos veces agrandada.

La distancia entre la obra y la persona solo la podía ocupar la decepción.

Alguien que se infravalora siempre termina culpando a los demás de su depreciación

Encontrar la dicha se vuelve indistinguible del miedo a perderla.

No existe el árbol de la pasión

de hoja perenne,

solamente

los viajeros obstinados

lo encuentran siempre en flor.

No sirve de nada insuflar vida a un corazón sumergido en las aguas de un alma inerte.

-Te considero como a una hija. Por eso, permíteme darte un consejo: vive la vida, no te refugies solo en el trabajo, y ama, ama mucho. El amor nos hace más comprensivos y más capaces de lograr nuestros sueños.

Mary, te has convertido en una mujer fuerte e independiente, pero recuerda que una voluntad decidida no es suficiente para llenar una vida, solo el amor puede hacerlo.

Tú eres justo lo que mi nieto necesita, una mujer fuerte y decidida, que haga del amor una escalera hacia la felicidad y no un yugo de esclavitud.

El secreto mejor guardado conlleva el irremediable deseo de ser revelado. Dejar de sentir vergüenza, pudor e inhibición por aquello que sentimos, hicimos o dijimos.

Cuando das la cara te la acaban partiendo.

Puede olvidarse una voz, un rostro o una promesa; nunca un olor.

Tu aldea no sufre por la gran voluntad de los dioses, sino por sus propios actos violentos. Son ellos los que libran las guerras que incendian los campos y los bosques. Son ellos los que derraman la sangre que contamina rios y arroyos. Culpar a los dioses es culpar a la propia naturaleza. Observa tu reflejo y encontrarás a tu enemigo.

-Un hombre sabio me aseguró que, si haces las cosas bien, cada día puede convertirse en una venganza- contestó ella.