La primera vez que leí este libro aún estaba en el instituo. Desde entonces, mi gusto y experiencia lectora ha evolucionado, pero pese a todo, me ha encantado tanto como la primera vez. No sé si será la nostalgia o la falta de objetividad debido a lo mucho que me marcaron estos libros, pero lo importante es que lo he vuelto a disfrutar como la primera vez.
En este primer libro se nos introduje un universo muy completo, y es que una de las mejores cualidades de esta saga es lo rico en detalles que es. Conocemos por primera vez a la sociedad vampírica creada por J.R. Ward, y obtenemos los primeros esbozos de su sociedad, sus leyes y costumbres. Además, conocemos también a la Hermandad de la Daga Negra, un conjunto de aguerridos guerreros que se desviven por proteger a su raza de los restrictores, sus mayores enemigos. Y con ellos, obtenemos también pinceladas de sus trágicas historias, las cuales iremos descubriendo en mayor profundidad durante sus respectivos libros.
Amante oscuro nos presenta de primera mano a Wrath, líder de la Hermandad y rey por nacimiento. Wrath es un hombre que siente poco respeto por los humanos, por lo que cuando un compañero de la hermandad le pide el favor de encargarse de la transición de su hija mestiza, su primer impulso es rechazarlo. Las cosas cambian por una serie de motivos, y así es como acabará conociendo a Beth.
El romance entre ambos es más pasional que romántico, sobre todo al principio. Wrath es un personaje bastante intensito y todo lo que hace lo hace con pasión: si ama, ama mucho; si odia, lo hace con fervor; y así con todo. Los traumas de su pasado, los acontecimientos que han ido marcando su longeva vida, han definido su personalidad de forma que hasta sus Hermanos lo consideran temible, pero cuando conoce a Beth su actitud se suaviza mucho.
Lo que hace que me gusta más este libro no es tanto la relación de Wrath y Beth (la cual creo que mejora en las interacciones que vemos en siguientes libros, pues en este es algo rápida) sino todo lo que hay detrás del universo: el resto de Hermanos (particularme Rhage y Zsadist, que siempre han sido y serán mis favoritos), las incóngnitas que rodean a muchos de ellos, la acción constante y en general la sociedad vampírica que crea la autora.
Lo que menos me gusta, y siempre ha sido así, es que los apartados narrados por los restrictores se me hacen en ocasiones algo aburridas. No todas, pero algunas. Agradezco en parte esta perspectiva por parte de los malos, ya que nos da más información y aporta emoción a la trama, pero considero que algunas de sus escenas son innecesarias y no tan entretenidas.
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