Esta novela es donde se unen las historias de los primeros dos libros. La forma en que se relacionan estas dos historias me tomó un poco por sorpresa porque, el segundo libro me dejo confundida y no sabía si lo que había pasado era real o ficticio.
La última vez que estubimos con Daniel Sempere, era un adolescente que saló su vida contra toda pronostico y que se había recién enterado que iba a ser papá. Ahora nos lo encontramos casado con Bea y padre de un niño llamado Julián. Su vida se ha tranquilizado y no ha tenido más aventuras. La economía de «Sempere e hijos» esta en números rojos. Un día entra un hombre desconocido y con una apariencia muy extraña. Daniel lo atiende, pero sabe que ese hombre no esta ahí por un libro. Este toma una copia de El Conde de Montecristo, lo paga y lo deja con un mensaje para Fermín. Pregunta por él y, como Daniel tiene un mal presentimiento, no le da ninguna información. Cuamdo este se va, cierra la librería y lo sigue. Averiguó muy poco de él, por lo que, cuando Fermín regresa, le pregunta. Fermín, aunque reticente a contarle la verdad a Daniel, le narra la historia de su vida y de quién es ese hombre, de dónde lo conoce y por qué el hecho de que Fermín estuviera en el lugar y momento precisos donde conoció a Daniel hacía muchos años no era una casualidad. Antes de que enterrara su verdadero nombre, se opuso fervientemente contra el régimen de Franco, lo cual ocasionó que fuera perseguido por la policía y que tuviera que huir de la ciudad y luego regresar portando el nombre de Fermín Romero de Torres. No obstante, fue capturado por la policía y enviado al Castillo de Montjuic, prisión donde se enviaban a los prisioneros de guerra y que, rara vez, lograban salir de ahí con vida. Esa prisión estaba liderada por Mauricio Valls, un hombre sin esceupulos que busca el reconocimiento en el mundo de las letras como un escritor reconocido, pero carece de talento y utiliza su poder en la prisión para obligar a otros escritores a mejorar sus pésimos escritos. Uno de esos escritores era el atormentado David Martín. ¿Os suena? Este lleva mucho tiempo allí y, es conocido como el Prisionero del Cielo. Una de las cosas que más me impresiona de Zafón es su habilidad para entremezclar cosas tan horribles como las que se vivieron durante la guerra civil con la magia que impregna la ciudad de Barcelona que ha plasmado en sus paginas. Una ciudad llena de sombras, de monstruos, pero también es la ciudad donde se oculta a plena vista el Cementerio de los Libros Olvidados, donde existen lugares como la librería de los Sempere, que están llenos de esa magia que rodea a los libros. La forma en que utilizaba las palabras te envuelve y te lleva hasta haber terminado de leer. Los personajes son mut completos y logra entrelazar todos los hilos argumentativos que va creando. Cuando uno cree que hay un hilo, te demuestra que todo está «calculado» y que tarde o temprano ese hilo tiene una razón de ser. Tiene misterios, elementos históricos, algun que otro romance (casi siempre trágicos), escritores malditos, momentos cómicos de esos que te sacan una carcajada, pero también momentos emotivos.
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