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Críticas sobre La edad de la inocencia (54)
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Palabradelectora
 02 May 2022
Después de una muy mala experiencia con "Estío", necesitaba una obra que me reconciliara con Edith Wharton y esta novela lo ha conseguido con creces.
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"La edad de la inocencia" nos lleva al Nueva York de 1870 y parte del compromiso entre Newland Archer, abogado y heredero de una de las grandes fortunas de la ciudad, y May Welland, una joven de buena familia con la que estaba destinado a casarse. El mismo día en el que se anuncia el compromiso llega de Europa la prima de May, la condesa Ellen Olenska, una joven totalmente opuesta a su prima y que vendrá a tambalear el mundo y las convicciones de Archer. Ellen regresará huyendo de una matrimonio desgraciado y de una vida en el extranjero que levantará no pocos rumores y críticas.
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A través de esta obra la autora hace un retrato brillante de la alta sociedad estadounidense de finales del s.XIX. Una alta sociedad rígida, cerrada, moralista e hipócrita en la que el apellido estaba por encima de todo, incluso del dinero. Edith Wharton crítica una sociedad, que fue la suya, encorsetada y plagada de límites impuestos por las propias élites de la época. La situación de la mujer es otro de los grandes puntos de reflexión de la novela. La autora nos presenta dos realidades, por un lado May que representa el ideal de esposa y madre, la mujer sumisa y la aprendiz de su marido, por otro, Ellen la rebelde e independiente y por ende la lacra de la familia y de la alta sociedad.
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Esta es una novela que brilla por sus personajes.  Me han parecido muy coherentes con el momento en el que les tocó vivir; no os voy a negar que muchos de sus comportamientos son difíciles de entender, pero llegas a comprenderlos. La ambientación es otro de los puntos a tener en cuanta. Edith Wharton nos abre la puerta de las grandes casas y mansiones, de las tertulias y las cenas, de las visitas a la ópera y lo hace con tal grado de detalle que logra hacerte sentir una espectadora más.
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En cuanto al final, a pesar de haber leído opiniones bastante negativas, tengo que decir que me gustó e incluso llegó a conmoverme. "La edad de la inocencia" es mi novela favorita de la autora hasta la fecha y creo que la de muchos, pues llegó a ser todo un best seller en su época
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Erickramoss
 30 March 2022
Hey que rock 🤟 el día de hoy vengo a contarles de este libro.
Inicialmente no esperaba nada de está historia por qué no sabía muy bien de que iba e incluso los primeros capítulos se me hicieron algo aburridos y sin rumbo.
La sorpresa fue cuando el personaje masculino comienza siendo un hombre opresor y de pensamientos machistas en conjunto con los hombres que aquí aparecen, incluso hay mujeres que tienen un pensamiento así, muy adecuado a la época que está mareada la historia; pero es ahí cuando algo cambia ya que el se da cuenta que su forma de pensar es negativa y la cambia, cosa que me hizo continuar con ella. Aparte el cotilleo y el drama alrededor de un personaje "vulgar" que llega a generar revuelo a este barrio.
Una historia en la que el status social, el abolengo familiar y el círculo social es muy importante para ser aceptado en este grupo de personas "de sociedad". Y vemos que poco a poco esto se va modificando ya que se tiene un cambio en el pensar de algunos personajes.
Otra cosa es el triángulo amoroso que se va desarrollando durante la historia por qué en un inicio no es relevante mucho menos se dió rápido. Y que no es algo intenso peero si muy entretenido, yo lo disfruté mucho.
Por otro lado, creo que a pesar de ser una novela clásica, es fácil de leer y no es aburrido ni tedioso. Y el final me sorprendió bastante por qué no me esperaba ese pequeño cambio. Aparte la descripción de la ambientación y lugares fue corta pero muy buena... Con una descripción de escenas específicas que eran necesarias para darle algo genial a la historia.
Es una novela que disfruté y que es entretenida. Aunque no se si lo recomendaría a cualquier lector jejeje.
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beladarcy
 11 February 2022
Hasta hace lamentablemente poco no había oído ni leído el nombre de Edith Wharton demasiadas veces. Imagino que los que hayáis estudiado letras posiblemente os escandalicéis al saberlo pero es la realidad.
Me complace decir que, a pesar de haber tardado, en cuanto la descubrí (gracias a una foto de un fragmento de esta misma novela que publicó una cuenta que sigo en twitter) me decidí a leerla. Y así ha sido, por lo que vengo a contaros qué me ha parecido.

No es fácil escribir esta reseña. No es fácil tratar de ser en parte objetiva cuando hace unas horas que termine el libro y me transmitió un enorme sobrecogimiento semejante final...

Edith Wharton nos presenta a la alta la sociedad agobiante, convencional y estricta de Nueva York desde la perspectiva de un joven llamado Newland Archer. La segunda protagonista, Ellen Olenska, aparece al principio de la novela. Y lo hace de manera comparable a cuando en verano abres la ventana y disfrutas de una brisa fresca. Sin darse cuenta alterará a la sociedad y abrirá los ojos de Newland.

Para empezar diré que la novela me ha gustado mucho. Me ha gustado la historia, aunque ha sido agridulce me ha gustado el final y me ha resultado sorprendente ver las reflexiones tan feministas formuladas desde el protagonista masculino. Además lo considero, además de como el diletante que se define a sí mismo, un romántico empedernido, lo que no estoy muy acostumbrada a leer en clásicos ya que siempre suele corresponder a protagonistas femeninas. La verdad es que los personajes me han gustado mucho y ha sido un gran punto a favor.

La narración la he disfrutado aunque contiene bastantes descripciones y puede llegar a hacerse algo “densa”. Sin embargo los capítulos no son muy largos y agilizan la lectura. A mí en general no se me ha hecho pesado. Lo que más he lamentado (y no, señores, no es el final) ha sido que en ciertas escenas me han faltado detalles de las acciones de personajes. A veces me las imaginaba más distantes y luego cierta acción definía más cercanía. Creo que podría haberlas disfrutado algo más.
La verdad es que me ha encantado conocer por fin a Edith Wharton y por supuesto que voy a seguir leyendo sus historias.

Por supuesto la edición que he escogido es la de Alianza editorial, colección 1320 y la traducción es maravillosa.
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Laubythesea
 02 February 2022
Mi primer contacto con Edith Wharton no ha podido ser mejor, de autora pendiente a autora encumbrada en mi podio personal. ‘La edad de la inocencia', ganadora del premio Pulitzer en 1921, merece un puesto en toda biblioteca de aquellas personas que disfruten los retratos de época.

Y es que, no se me ocurre una mejor forma de describir la novela, que decir que es un retrato fiel (elegante y mordazmente crítico al tiempo) de la alta sociedad newyorkina del último tercio del siglo XVIII, caracterizada por sus cientos de normas de comportamiento no escritas y su inmovilismo.

Una novela que te atrapa desde las primeras páginas, llena de salseos (en serio, ¡es como ver un capítulo de época de Gossip Girl!) pero también de sutilezas que te animan a hacer una lectura atenta para captar todos los matices (¡hasta los nombres de los personajes tienen significado!). En mi caso esto hizo que fuera una lectura sumamente activa, de esas que te llevan a investigar sobre el lenguaje de las flores, a buscar analogías mitológicas y a aprender muchísimo sobre la elegancia del interiorismo de esos años.

El joven Newland Archer disfruta de un gran momento vital: hace que trabaja (como cualquiera de su posición), disfruta de la vida cultural y social de la ciudad y está a punto de comprometerse con su adorada May (un matrimonio socialmente aceptado y deseable para ambas familias). Todo cambia cuando llega a la ciudad, proveniente de Europa, la prima de May, la condesa Olenska. Un personaje que representa todo lo contrario a la encorsetada alta sociedad newyorkina y cuyo pasado y presente son analizados con lupa y juzgados a sus espaldas. Su llegada supone para Archer, por primera vez en su vida, ver más allá de todo lo conocido, ejercer el pensamiento crítico contra las tradiciones sobre las que se sustenta su día a día y la de quienes le rodean. Por primera vez se plantea, si realmente es feliz, qué sentido tiene su vida, y si debe hacer caso a su cerebro o a su corazón.

La novela ahonda en el papel de la mujer esa sociedad, del constreñimiento entre tener que ser todo lo aceptado sin lugar a la libertad, o ser repudiada y juzgada. Pero también lanza la reflexión acerca de cómo quién lucha por salir de lo establecido, está abocada a sufrir.

Una obra que te transporta, te mantiene en vilo y te deja la piel de gallina. Para los temas de amor, os diré que soy “corazón de hielo”, pocas cosas me emocionan, y hay escenas de esta novela, que uffff, los nervios y emociones a flor de piel. La forma de describir los sentimientos y de captar la intensidad de un momento que tiene Wharton, me ha dejado sin habla.

Una historia que invita a cotillear y debatir ideas, por eso, leerla en compañía solo suma. ¿Y qué deciros del final? WOW. Vaya genialidad.

Enlace: https://www.instagram.com/la..
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Janire
 31 December 2021
Edith Wharton es de esas autoras que me moría de ganas por leer y por fin este año me he estrenado con ella y he disfrutado mucho.

En esta obra nos encontramos en el Nueva York del siglo XIX dónde el clasismo y las normas sociales son el pan de cada día de una sociedad hipócrita que mira por encima del hombro al que se sale de la norma y actúa diferente.

Nuestro protagonista es Newland Archer un joven abogado que vive enamorado de su prometida May Welland, ambos pertenecen a la alta sociedad neoyorquina y viven acorde a lo que marcan las convenciones sociales. Veremos en primera línea, todos los prejuicios que poseen como sociedad elitista y clasista al entrar en escena la Condesa Olenska, prima de May Welland y una mujer adelantada a su época.

La Condesa Olenska es de los mejores personajes que me he encontrado nunca, pese a salir poco, sus apariciones desprenden modernidad, fortaleza y unas ganas de vivir a su manera que son digna de aplauso.

Seremos testigos de toda la hipocresía y de todo de lo que son capaces de hacer con tal de que sus vidas e imágenes no se vean perjudicadas.

La autora hace una crítica social inmensa a lo cánones de la época y al modo de vida de las familias adineradas, haciendo que el lector se sienta un tanto abrumado por la cantidad de normas sociales que tenían establecidas que hacían que no pudieras moverte libremente por temor a cometer errores imperdonables.

Ha sido una lectura en la que al principio me costó entrar pero que estaba contada de una manera tan delicada y tierna que seguía leyendo para saber a dónde me iba a llevar. Eso sí, a medida que iba a avanzando en la lectura, el comportamiento de los personajes me ha ido atrapando por completo hasta conseguir no ser capaz de soltar el libro hasta acabarlo.

El final me ha parecido una delicia y me ha resultado un cierre perfecto para esta historia y además una grata sorpresa ya que no me esperaba para nada que la autora decidiera terminar así la novela.

Mi estreno con la autora no ha podido ir mejor y ya estoy deseando leer algo más escrito por ella, creo que va a ser una autora muy importante en mi estantería.
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alejobooks
 21 December 2021
Edith Wharton nació en una familia rica y sus obras suelen ambientarse en la alta sociedad estadounidense que tan bien conocía y a la que ella nunca se adaptó del todo. En ‘La edad de la inocencia' nos presenta a Newland Archer, un joven abogado que pertenece a una de las familias más respetadas de la ciudad de Nueva York. Archer se promete con May Welland, una refinada joven admirada por la clase alta de la sociedad neoyorquina. Pero de repente llega a la ciudad la prima de May, Ellen Olenska, tras escaparse de su esposo y dejar Europa atrás, y la llegada de esta última sacudirá la burbuja en la que viven Archer y las demás familias de la clase alta.

Desde el primer momento me ha parecido asombrosa la habilidad con la que la autora construye a sus protagonistas, dotándoles de una profundidad psicológica y de una complejidad abismal como personajes humanos alejados de cualquier perfección. Se sienten reales y por eso es sencillo empatizar y emocionarnos con ellos. La evolución de Archer es simplemente excelente y Ellen Olenska desprende un magnetismo increíble en todas sus apariciones. La novela es también una comparación del modelo social norteamericano con el europeo, y es que Edith Wharton era una apasionada de la Vieja Europa, lugar hacia el que dirige la mirada como ejemplo a seguir.

Desde luego, la sensibilidad de la autora unida a sus conocimientos y experiencias de primera mano del mundo en el que nos adentra fueron piezas clave para crear esta novela que años y años después sigue cautivando a tantos lectores.
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Celia_0504
 11 December 2021
Una relectura que me ha sabido completamente a primera vez.

Leí la “Edad de la Inocencia” por primera vez cuando tenía 16 o 17 años y desde entonces no había vuelto a verme las caras con Edith Wharton hasta este año, cuando mi primera lectura del 2021 fue otra de sus novelas “La Casa de la Alegría”, que ha sido una de mis mejores lecturas del año. Tras acabarla fue cuando me decidí a volver a leerme “La Edad de la Inocencia”. Y es que, aunque en su momento me encantó no recordaba prácticamente nada de su argumento o de lo que pasaba en ella, solo recordaba un par de escenas de forma muy confusa y sin contexto alguno. Es una relectura que he tenido pendiente a lo largo de estos doce meses, que he ido posponiendo y no me he animado con ella hasta diciembre por eso de cerrar el circulo de lecturas anuales con la misma autora. Y tengo que decir que creo que nunca me alegrado tanto de volver a coger un libro. No solo por lo dicho más arriba, que no recordaba nada de él. Creo firmemente que lo he disfrutado mil veces más que cuando era adolescente, he sabido entender mejor lo que pasaba en el, de captar todos sus matices, y disfrutar totalmente de la exquisita prosa de Wharton y de las atmósferas que es capaz de crear. Ha sido una lectura deliciosa de principio a fin, que he saboreado y degustado como no fui capaz de hacer la primera vez.

Nos encontramos en la New York de finales del siglo XIX. Newland Archer es un joven abogado de una familia de clase alta que interiormente se burla de las convenciones sociales entre las que ha nacido, aunque exteriormente las respete y cumpla a rajatabla. Acaba de prometerse con la inocente y convencional May Welland cuando llega a la ciudad una prima de esta, la condesa Ellen Olenska, de pasado turbio y polémico. La Condesa Olenska perturbara el mundo idílico y ordenado de la petulante e hipócrita sociedad neoyorquina y del propio Archer, con quien entablará una relación plagada de facetas y deseos no consumados.

Como siempre, el trabajo de Wharton es impecable y minucioso, que sabe ser ligero y a la vez concienzudo. Su pluma sabe evocar como pocas pueden hacerlo, crear imágenes mentales con las palabras que se meten en el lector con la suavidad y finura de una pequeña cascada. Todo está muy bien medido y los personajes están finalmente construidos, incluso los secundarios. Su prosa es increíblemente pulida y sarcástica, sobresaliendo sus descripciones sociales y psicológicas. Con cada libro que leo de ella, más y más me enamoro de su estilo narrativo. Si hay algo que no se puede negar es que Wharton es una autora excepcional en todos los sentidos. Solo una mano muy diestra e inteligente sería capaz de convertir una historia tan sencilla y sin grandes giros en algo verdaderamente prodigioso, un puro drama social y humano que no puede dejar indiferente al lector. Es una historia aparentemente simple incluso plácida, en la que Wharton no necesita grandes medios o instrumentos para crear una historia que fluye sola. Todo lo que tiene de impactante y demoledor es lo que subyace en ella, los matices y los detalles de los que está plagada son parte del propio argumento y de la intención que tiene la autora al narrarla. Hasta los silencios de sus personajes dicen más que cualquier acto o palabra. No es solo la historia de un amor que se opone a todas las convenciones sociales, o de una mujer osada e independiente que busca vivir libre y huir de un marido cruel o maltratados y se encuentra con la incomprensión de sus familiares y vecinos.

Si hay algo que sobresale especialmente en esta novela es la feroz y contundente crítica hacia la sociedad neoyorquina de finales del siglo XIX, con sus férreas normas sociales, su clasismo y sus incesantes cotilleos y sus cambiantes preferencias y alianzas. Si hay algo que me ha impactado es la forma en que Wharton la retrata, como una especie de cárcel en la que sus habitantes creen vivir muy bien, pero que en realidad es un mundo asfixiante y cruel que tiene algo de selvático, en el que no está permitido salirse de la tangente o la naturalidad, ya que todo esta angustiosamente bien definido y marcado . Todo aquel que sobresale o que va contra corriente es visto como un Criminal, un ser que no tiene cabida en la misma. Esto genera por parte de la autora una atmósfera asfixiante que poco a poco va calando en el lector y en el protagonista de la novela, Archer.

Pero hay, incluso, algo más en todo esto. “La Edad de la Inocencia” es, al final del todo, la crónica de un mundo que está llegando a su crepúsculo, el de las viejas familias de noble abolengo y rancias costumbres del New York de la época, y del conflicto que están destinados a perder contra los nuevos ricos que acaban de llegar al lugar, y que poco a poco van haciéndose con todo el poderío económico y social. Esa es la moraleja final de la historia, la sociedad es cambiante y no hay nada seguro. Pero eso no equivale a que vaya a mejor, ya que nunca deje de ser una espada de Damocles sobre aquellos que la conforman, ya que los prejuicios y las imposiciones sociales siempre acaban por imponerse y marcar los compases.

Respecto a los personajes, tengo que decir que wharton se mueve como pez en el agua con ellos, cada uno de ellos, por más secundario que sea dentro de la obra, tiene su pequeño papel dentro de ese teatro en el que se mueven las clases altas norteamericanas, y ejemplifica como esta se mueve y respira. Newland Archer resulta un protagonista de lo más interesante como narrador. Tiene muchos matices, y de su mano conocemos los cimientos de la sociedad neoyorquina de la época y como se mueve y respira. Está muy conseguida como la tensión que padece por sus sentimientos hacia la condesa Olenska va en aumento a medida que la narración va avanzando, con el telón de fondo de la confrontación entre sus deseos más íntimos y lo que está establecido y se espera de él. No obstante, hubiera dado lo que fuera por saber tambien los puntos de vista de la condesa Olenska y de May, actrices también de este mar de turbulencias y secretos públicos que traga a todos los personajes . Olenska es quizás el personajes más evocador de toda la novela, una mujer que busca ser libre y aceptada por los suyos, pero que se encuentra con la incomprensión de los mismos , quienes la marcan por sus gustos bohemios y su deseo de hacer lo correcto y ser independiente. May, por su parte, representante de la joven de clase alta por antonomasia, bien educada y sin ideas propias, que busca ser la esposa ideal. al principio de la obra es representada como el ideal femenino para Newland, pero poco a poco el lector ira viendo es que es más que eso, como el resto de personajes oculta más que lo que aparenta a simple vista, incluso cuando (al igual que al propio Newland) el personaje le produzca cierta frialdad. Si a alguna de las dos se las hubiera dado la oportunidad de hablar, sin duda alguna hubiéramos conocido una historia completamente diferente. Ellas son las dos caras de la moneda, las que ejemplifican otro de los temas centrales de la novela, la naturaleza real del matrimonio tal y como es al llegar a él; y sobre el papel de la mujer en la sociedad y su derecho a ser tan libre como un hombre.

Si tuviera que definir literariamente este año, diría que el 2021 ha sido el año Wharton. Me he reencontrado con una autora que tenía totalmente olvidada y que rápidamente ha logrado convertirse ya en una de mis preferidas. de los cuatro libros que he leído de ella, dos están en mi lista de mejores lecturas del año. Y digo dos porque normalmente no meto en ella las relecturas, si lo hiciera con este caso, serían tres. Y sinceramente me estoy pensando muy seriamente hacer una excepción y meter en este grupo “La Edad de la Inocencia”. Porque esta segunda lectura ha sido totalmente como una primera vez y por lo mucho que me ha gustado.
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AuroraRoRo
 17 September 2021
Me ha gustado leerlo. La escritura de Wharton me gusta, me parece muy interesante; en ocasiones tediosa, pero en general me ha gustado leerla.

La historia se centra en la pareja de Archer y May y en todos los asuntos alrededor de las familias de ambos que van sucediendo y como les van afectando a nivel social y personal.

Ante todo se ve una sociedad mezquina, hipócrita pero muy de guardar las formas, educada y suave. Eso sí, ojo con salirte del guión porque entonces, esa misma sociedad, se convierte en una masa despiadada que te aplasta y te margina en pro de defender sus valores y lo que es 'moralmente' correcto y aceptado.

Cómo en todas las historias de dos, aparece una tercera en discordia. Ellen Olenska es una mujer diferente que ha vivido en otro país y rebosa por los poros otra forma de ver la vida y de vivirla. Archer se sentirá inmediatamente atraído por ella pero, su idilio será algo más platónico que real. No hay que saltarse las normas.

Es muy interesante como él va mustiándose conforme pasa el tiempo y maldiciendo las convenciones establecidas ya que lo tienen preso de su propio aburrimiento y tristeza.

Me esperaba una historia con más acción y no ha sido así. El final me ha cabreado pero, en general, recomiendo su lectura. Te hace darte cuenta de que es mejor morir intentándolo que morir en vida...
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pvg85
 17 September 2021
🔸️Tremendo y magnífico retrato de la sociedad neoyorquina del siglo XIX, más concretamente de las altas esferas y de cómo estas influyen y marcan lo que se debe o no de hacer.

🔸️Al inicio debo reconocer que la novela no me cautivó del todo e incluso me planteé dejarla en algún momento; pero al estar leyéndola en grupo ello me animó a continuar, y cuánto me alegro de no haberla abandonado.

🔸️La primera parte puede resultar extraña por la forma de narrar de la autora, pero una vez que te acostumbras y tienes claro quién es quién vale la pena continuar. Tras pasar la mitad de la novela ya sí que no se puede parar de leer porque la narración gana en velocidad y el interés por saber qué va a ocurrir a continuación va en aumento. Además, te empiezas a encariñar con cierto personaje, del cual al principio no se sabe muy bien qué pensar, y deseas conocer su evolución y lo que le ocurre.

🔸️En cuanto al final, sé que hay opiniones de todo tipo. A mí personalmente me ha encantado porque no es para nada lo que esperaba, me sorprendió y a la vez me pareció muy real, con una pequeña puerta abierta al entendimiento de cada cual.

🔸️Tengo pendiente ver su adaptación a la gran pantalla de la mano de Scorsese que dicen vale mucho la pena.
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casadarebolta
 10 September 2021
Algo similar a lo que me ocurrió con Las Horas, pero unos diez años antes, la única película de Martin Scorsese que me ha gustado realmente, La Edad de la Inocencia me llevó a leer la novela del mismo título, escrita por Edith Wharton (1862-1937).



Incisiva, de una narrativa fluida que nunca se hace pesada, la novela narra las vicisitudes de un hombre atrapado entre su apática adherencia a las convenciones sociales y sus deseos íntimos, y dos mujeres: una que lucha en vano por traspasar los límites de una libertad tan estrecha como el corsé que la moda le impone y la otra, cándida al menos en apariencia, que representa todo lo bueno y todo lo malo de la sociedad neoyorquina de finales del siglo XIX. Estos atípicos protagonistas viven un destino tejido en la ciudad de Nueva York, laberíntica, difícil, llena de estuarios y baches, impertérrita ante el dolor, los vicios o las virtudes de quienes la habitan.

Mucho se ha dicho de esta historia: irónica, aristocrática, sensible pero no demasiado, astuta y dura. Y es cierto. Disfrazado entre las buenas maneras, el encanto más WASP, los encajes y sedas y armiños, los salones bellamente decorados y los platos más elaborados, La Edad de la Inocencia representa un drama interno lleno de quiebros, que no deja sitio para la ternura innecesaria ni respiro para Newland Archer o la condesa Olenska, que navegan inocentemente en un océano de intrigas a sotto voce, de destinos cruelmente marcados por las convenciones sociales y aceptadas por todos, Newland incluido; donde el nombre, la familia, el aspecto exterior significa mucho más, mucho más que la búsqueda de la felicidad, propia y ajena, y cuya continuidad sólo la garantiza la posesión de dinero, único requisito que finalmente se requiere para participar de ese juego de engaños que sofoca a sus protagonistas.



Es, y quizá sea el motivo por el que la historia me atrajo más, la representación de tres formas de ver la vida distintas pero complementarias, y el retrato de una vida que nosotros, los seres humanos, hacemos vil y dañina, sin ser plenamente conscientes de que todo pasa, todo, incluido nosotros mismos, o sobre todo nosotros mismos. Newland, que dentro de su modorra existencia encuentra una razón para sentir, soñar y vivir que rompe los cimientos de una existencia que debía seguir una línea determinada, una tranquila travesía por los años que pasan sin estridencias o sorpresas desagradables. May, la representante de la sociedad, la responsable de que el mundo siga siendo lo que es, encarna lo más sórdido de esas reglas del juego, calladas normas que se aceptan sin pensar, tal como en la actualidad la sociedad norteamericana (una inmensa parte de ella, de cualquier forma) se adhiere a las normas abyectas y caducas de religiones muertas para el siglo en el que vivimos. May, candorosa, esconde en esa serenidad, en esa constante reafirmación de su inferioridad, el verdadero poder, la fuerza que se sabe apoyada de antemano por todos los seres que, como ella, la anteceden o le sucederán en un futuro. En contra de lo que pudiera parecer, May no es un personaje sórdido: es el fruto de su sociedad, del mismo modo que Newland lo es de su tiempo. Pero lo que los diferenciará para siempre es que, en Newland, siempre ha latido esa ansia de apertura, ese tibio furor que le indica que, a pesar de todo, la vida es más brillante, más irresponsable, más diferente de lo que nunca hubo podido ver en los estrechos límites de la aristocracia nativa. Y en May esas dudas nunca se producen, porque su naturaleza inmovilista no se lo permite; su natural tendencia al no-cambio, al apoyo en el cómodo colchón social, no generan en ella el mínimo interrogante, no prende en ella ningún ánimo revolucionario. Sentiríamos más pena por May, viéndola con nuestros ojos dos siglos después, si no supiéramos que esa supuesta inocencia o esa falta de estímulo esconde el fervoroso inmovilismo, el alienante ahogo por lo distinto, por lo diferente, por lo que puede alterar un satus quo absurdo pero muy real, que la lleva a actuar, siempre en la sombra eso sí, de la manera más egoísta posible, y por eso mismo más cruel. Es el personaje más ciego de los tres protagonistas, y el más oscuro también, porque se encuentra ahogada en convencionalismos, en rígidas normas, en lo que debe ser y lo que otros han soñado para ella que debe ser, que lo acepta sin preguntas y, más aún, lo perpetúa simplemente porque así debe ser. Y lo defiende, con todas las armas posibles, frente a cualquier elemento desestabilizador que la perturbe. Y finalmente Ellen, la condesa Olenska, la distinta, de turbulenta vida marital, alejada de la sociedad nativa, que trae consigo los aires de cambio, las esperanzas y las nuevas locuras de, vaya paradoja, el viejo continente. Es el personaje realmente inocente de los tres protagonistas: cree que la sociedad la va a tratar como una más, aunque sus diferencias sean tan estridentes; confía en su corazón; confía en Newland (quizá el único ser que no la decepciona en realidad); y en su familia, sin saber que es la primera en darle la espalda y en tejer el juego de intrigas que la obligará a exiliarse nuevamente, esta vez para siempre.

Es una historia de amor a tres bandas; de desesperanza; de batallas perdidas, y de un amor imposible; de querer lo que no tenemos, o de anhelarlo porque lo que nos rodea no nos es suficiente; de renuncias, de lo difícil que resulta aceptar las consecuencias de nuestras decisiones; y finalmente de una aceptación callada, que nos lleva a navegar por el río de la vida con la errónea impresión que todo lo que ha pasado le ha ocurrido a otra persona.



Pero lo maravilloso de esta historia, y de la magnífica película de Martin Scorsese (remarcada por la espléndida banda sonora de Elmer Bernstein), es el retrato de la crueldad humana, mucho mayor al provenir de una sociedad supuestamente educada, y de lo actual de su trama. Y no me refiero aquí a los convencionalismos sociales; a la represión de una educación errónea; a la renuncia a la felicidad; sino a la eterna dificultad de la sociedad humana por aceptar lo que es distinto de sí misma; a la crueldad con que no asume lo que difiere de sus principios, principios absurdos cimentados sobre el barro de la siempre breve existencia del hombre. Aún hoy, a pesar de la facilidad con la que podemos gritar nuestras frustraciones (algo impensable en ese tiempo), todas persisten, todas sufren la misma lucha, la misma humillación y las mismas derrotas. El día en que la sociedad arranque el fundamentalismo de raíz, la existencia de seres que buscan la aceptación y su libertad, como la condesa Olenska, tendrá sentido; y la tibieza de seres como Newland Archer llegará a la ebullición libre de temores infundados e impuestos desde dentro; y la existencia de personajes como May, anclados en su propia comodidad y deseosos de mantenerla pese a todo, ya no tendrá cabida en una sociedad de verdad liberada de normas absurdas, ya caducas, sin etiquetas ni marcas, y cuyos únicos límites vendrán ajustados por la sensatez y una sensación real de hacer el bien por los demás.

La Edad de la Inocencia es un libro fascinante en ese aspecto, y muy actual, cargado de una simbología que aún hoy, dos siglos después, resuena con un eco propio en nuestro día a día.
Enlace: https://juanramonvillanueva...
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