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Lo primero de las muchas cosas que me pide el alma destacar de esta monumental novela, es manifestar el asombro que me provoca que nadie haya puesto en valor el peso que Mamá Joad tiene en la misma. Por encima de Tom, o incluso de la propia emigración protagonista subyacente, Madre representa el cordón umbilical de la familia cuando por costumbre social no le corresponde. Las uvas de la ira fue y sigue siendo un libro incómodo para muchos frentes, que levantó ampollas por poner un espejo a una sociedad a la que no le gustó la imagen que en el se reflejaba. Steinbeck, con descripciones realistas y, por ello, abrumadoras, se posiciona claramente a favor del hambriento, y casi criminalizando a quien recibe una desordenada avalancha de desarrapados ( siempre víctimas, no me malinterpreten) que vienen a romper un orden establecido. La convivencia es imposible. Bancos que embargan tierras improductivas, de polvo rojo y sol que quiebra cosechas y esperanzas. Entidades que expropian vidas, ya no por mantener beneficios sino por aumentarlos en una codicia innata al ser humano desde el origen de los tiempos. He aquí el culpable. El mismo de siempre. Vaya usted al cajero o hágalo por Internet en lugar de mandarlos a la mierda. La sumisión de rebaño. Grandes terratenientes que publicitan ofertas de trabajo y promesas de salarios dignos para que la necesidad haga el resto y la pobreza mendigue por tierras fértiles. Para que el caos les enriquezca y cada muerte sea un centavo más en su cuenta de explotación. La hipocresía estadounidense no es tan autóctona como parece, yo diría incluso, que es universal. ¿ Qué ocurrió en Almería o Murcia? El huerto de la piel de toro y el emigrante magrebí. Basureros humanos insalubres. Única forma de vida de quienes buscan un trozo de pan como salario, ocupan territorios donde antes reinaba la calma y prosperidad. ¿ A quién culpamos? Caemos en el error de hacerlo con quien viene y no a quien los hacen llegar, en condiciones infrahumanas. La miseria como sustento de la supra economía. La debilidad los alimenta y los enriquece. Un sistema que se desmorona con la gran depresión de los años 30 y que cíclicamente se repite cuando la demanda sobrepasa con creces a la oferta. Más allá de mis reflexiones ( polémicas o no, porque pienso que el pueblo somos todos y no sólo los más desfavorecidos o los de cierto color político), Steinbeck se marcó una de las grandes novelas del siglo pasado, dura, dolorosa y sonrojante para aquella tierra prometida para todos, pero al alcance de los de siempre. Con una prosa sencilla, directa y muy realista el autor intercala la vida de los Joad con capítulos más generalistas, duros, atroces...vergonzantes. Sheriffs podridos. Reyezuelos de pequeños condados, corruptos, se adueñan de un sistema y una ley que siempre les favorece. Los señores feudales del siglo XX. Y, en esto coincidimos, una clara víctima, aquel al que despojaron de su sostento, y sólo busca cubrir la necesidad primaria de alimentarse, y lo hará a cualquiera que sea su precio. Un relato descomunal al que le cuesta coger ritmo, pero que aún mientras arranca te subyaga y te sorprende con su luminoso final en las sombras. Soberbio Steinbeck!! + Leer más |
Son tiempos de la Gran Depresión norteamericana. Lennie Small, un grandullón con discapacidad intelectual, y su inseparable amigo George Milton, inteligente y observador, recorren las comarcas rurales de California en busca de algún trabajo que los saque de la pobreza. El sueño de ambos es poder comprarse una tierra, montar una granja y «vivir como príncipes». al fin los contratan en un rancho, en el que se les complica la vida más de lo que imaginaban. La condena a la miseria de las clases bajas y el interior de los EE.UU. en los años 30 vistos por la lente minuciosa y potente de Dautremer. Una de las novelas más celebradas del nobel John Steinbeck.
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