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Madame Bovary de Gustave Flaubert
En su deseo se confundían las sensualidades del lujo con las alegrías del corazón, la elegancia de las costumbres con las delicadezas del sentimiento.
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Calificación promedio: 5 (sobre 441 calificaciones)
/Del escritor francés Gustave Flaubert, las primeras páginas de su novela La educación sentimental, y del escritor austriaco Stefan Zweig, una evocación del poeta alemán Heinrich von Kleist.
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Madame Bovary de Gustave Flaubert
En su deseo se confundían las sensualidades del lujo con las alegrías del corazón, la elegancia de las costumbres con las delicadezas del sentimiento.
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Madame Bovary de Gustave Flaubert
Era como si en su plato le sirvieran toda la amargura de la existencia, y con los vapores de la sopa, le subían del fondo del alma como otras tantas vaharadas de hastío
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Madame Bovary: 15 de Gustave Flaubert
"Es delicioso escribir, no ser ya uno mismo, sino circular por toda la creación de la que uno habla" Gustave Flaubert |
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Madame Bovary de Gustave Flaubert
Su vida, en cambio, era fría como desván con ventanuco al norte, y el aburrimiento – silenciosa telaraña – hilaba su tela bajo la sombra en todos los rincones de su corazón.
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Madame Bovary de Gustave Flaubert
El hombre, al menos, es libre y puede recorrer las pasiones y los países, vencer obstáculos, gustar de las más lejanas felicidades. La mujer, en cambio, siéntese aherrojada de continuo.
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Madame Bovary de Gustave Flaubert
Antes de casarse, Emma se había creído enamorada; pero como la felicidad que hubiera debido resultar de aquel amor no había llegado, pensó que necesariamente debía de haberse equivocado. Y trataba de averiguar qué significaban exactamente en la vida las palabras dicha, pasión y embriaguez, que tan hermosas le habían parecido en los libros.
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Madame Bovary de Gustave Flaubert
Era tal la indiferencia con que consideraba ahora cuanto había a su alrededor, y tenía a un mismo tiempo palabras tan afectuosas, miradas tan altivas y modales tan variados, que ya no era posible distinguir el egoísmo de la caridad, ni la corrupción de la virtud.
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Madame Bovary de Gustave Flaubert
En el fondo de su corazón, sin embargo, estaba esperando que algo sucediera. Como los marineros naufragados, volvió la mirada desesperada a la soledad de su vida, buscando lejos alguna vela blanca en las brumas del horizonte. No sabía cuál sería esta oportunidad, qué viento la traería, hacia qué orilla la conduciría, si sería un chaleco o un tres pisos, cargados de angustia o llenos de felicidad en los ojos de buey. Pero cada mañana, al despertar, esperaba que llegara ese día; escuchó cada sonido, se sobresaltó, se preguntó que no había llegado; luego, al atardecer, siempre más triste, anhelaba el mañana.
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Madame Bovary de Gustave Flaubert
Pretendía saber lo que se entendía exactamente en la vida por las palabras dicha, pasión y embriaguez que le habían parecido tan bellas en los libros.
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Madame Bovary de Gustave Flaubert
Era la enamorada de las novelas, la heroína de los dramas, aquella indefinible ''ella'' a que aludían todos los libros de versos. León descubría en sus hombros el color ámbar de La odalisca en el baño, comparaba su corpiño al de las castellanas medievales y también le recordaba a La mujer pálida de Barcelona. Pero sobre todo, ¡era un ángel!
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Lleva un nombre femenino que se ha convertido en símbolo de la adolescencia y la picardía