Ensayo sobre la ceguera

Entre el caótico orden de Pedro Páramo, el plural mayestático de Corral ( con este no hay dolo, es que no da más de si) y los diálogos sin puntuar de Saramago mis neuronas no pueden más.
¡Qué necesidad hay de que al lector le salgan llagas en los ojos!
¡Celebremos la originalidad lingüística!
Bravo... voy a tener que leer las memorias de la Pantoja en yugoslavo, solo para descansar.
Tal vez si escribo un libro al revés me llamen genio.

Vencido el reflujo estomacal de los diálogos amontonados y la bizquera producida por la orgía de puntos y seguidos (acabé leyendo en blanco) Ensayo sobre la ceguera es una monumental obra sobre lo que somos como especie.

Llevada al límite de la desesperanza, donde la única ley es la supervivencia, la doble ceguera de Saramago nos revela la gran realidad, el ser humano es el animal más cruel y menos noble de esta jungla llamada tierra.

La narración del Nobel portugués (otorgado casi cuando el siglo perdía su número) es tan sencilla como perturbadora sin ahorrarnos ni un solo detalle, pero con la elegancia precisa en los nombres de las cosas, para crear angustia no es necesario ser vulgar y esto se agradece.

El efecto de que los personajes no tengan nombres, los acercan más a lector, podrían ser tus vecinos, tu medico, incluso tú.

Es imposible no relacionar la obra con la situación actual, donde nuestro yoismo nos convierte en asesinos indirectos, de cuarto o quinto contagio...¿quién sabe? El covid también ha traído una ceguera más peligrosa, la nuestra es invisible y universal.

Excelente novela, otra de las que se quedan en mi retina...y ya van unas cuantas.
Mi biblioteca se llena de maravillas...¡bendito problema!

Obra que requiere una lectura de mente abierta y despierta, para evitar llegar a tales extremos, aunque quizá sea ya demasiado tarde.

Lo sé, la alegría de la huerta.
Mirad por donde andáis y sobretodo...ved.

Hablar de Saramago no es poca cosa , algunos lo adoran otros no pueden con su estilo.
A mí me embriagó desde del primer momento, tanto en sus artículos, charlas, y algunas novelas.
Saramago era conciencia , saber hacer, un mago de las palabras .
En ésta obra nada fácil por la temática , nos muestra una distopía. Una excelente protagonista , que no se ve afectada por el mal que afecta de repente a todo el mundo.

Se instala el caos, y ella puede ver ese caos , esa pobredumbre que nos invade ante el miedo , lo desconocido y lo que produce en la persona ese mal. Sólo unos cuantos podrán controlar , y saber jugar sus cartas de la mejor o peor firma , pues ahora tienen el control. Ellos ya tenían ese problema y vivían con el así que no les cuesta .

Es una novela que te tiene en vilo desde el principio al final, buen narrada, angustiosa, de las que remueven por dentro y conciencias .
Muy recomendable , pero yo para acercarme a Saramago escogería sus artículos , u otras lecturas..Todos los nombres, memorial del convento.. por ejemplo .

Ensayo sobre la ceguera es, sin duda, mi libro favorito, ese que siempre recomiendo. He de decir que fue el primero que cogí de José Saramago y al principio la lectura se me hacía imposible, pero al final te acostumbras.

La historia comienza con el primer caso de lo que termina siendo una epidemia de ceguera blanca, una ceguera infecciosa. Todos aquellos que empiezan a infectarse son recluidos y, con el tiempo, abandonados a su suerte.

La comida empieza a escasear y las condiciones se vuelven insalubres, sacando el lado más animal del ser humado. La forma de describir los acontecimientos hace que realmente puedas llegar a imaginarte lo que sucede; es una novela claustrofóbica, muy cruda, impactante.

Engancha de principio a fin, siempre te quedas con ganas de saber hasta dónde seríamos capaces de llegar. Muy recomendable.

Una pandemia asola al mundo y empieza por un hombre que se queda ciego en frente de un semáforo, poco a poco, las personas que estuvieron en su contacto y otras se irán quedando ciegas y siendo encerradas por el gobierno en una especie de manicomio para evitar la epidemia, pero nadie puede detener la ceguera blanca.

¿Por cuántas contradicciones conmigo misma he pasado a través de la lectura de este libro? No sé muy bien cómo expresar esta opinión, y tampoco creo que sea una opinión impopular, simplemente un gusto subjetivo que a lo mejor hace que esta obra a mí no me haya llegado como a otras personas. Lo primero que tengo que decir es que se entiende la crítica social y el mensaje que Saramago intenta transmitir a través de este mundo apocalíptico, porque es que ya es un apocalipsis total llegado un momento. Después de pasar por una pandemia creo que este libro se entiende todavía más, sobre todo en la manera que el gobierno intenta esconder el problema. Dicho esto tengo que decir que para mí la primera parte no fue nada atractiva, sentí que no pasaba absolutamente nada, que iba muy lento, y de repente, pasó de todo y así hasta el final. Hay sucesos que no tienen explicación y tampoco encuentras el sentido de porqué ha pasado eso. Así como se esmera en ese monólogo de la primera parte para mí faltan páginas en la segunda. Y digo esto porque para mí hay dos partes diferenciadas: antes del encierro y el cuarto de las desgracias (como le llamo yo) y después.

Otra circunstancia que hizo que el libro no llegara a cautivarme tanto es la manera en la que están narrados los diálogos, al principio es confuso porque al ser en estilo directo y cambiar por mayúsculas, estar dentro del texto y poner "dijo el ciego". Hasta que empiezan a surgir las apelaciones como "la chica de las gafas negras", no llegas a entender quien habla. No me gusta como escribe Saramago los diálogos y no tengo miedo a decirlo. Viniendo de una formación en guiones cinematográficos, es muy difícil que ese estilo llegue a calar en ti, porque lo analizas y sólo ves fallos, pero es normal ya que para mí el estilo directo es lo normal. Aún así decir que sé que es un toque especial del autor, y lo valoro, pero eso no me hace sentir que me deba gustar porque sí.

Por último, la obra para mí va in crescendo, siento que si todas las partes fueran como el final para mí esta obra se acercaría al cinco y a ser brillante. Pero le falta contextualización en algunas y le sobra en otras, eso según mi parecer, que no es único ni verdadero.

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Quiero empezar esta crítica mencionando que este es un libro que no sé si me ha gustado o no. Su crudeza, el detalle con el que está narrado me ha impactado a niveles insospechados.

Quizás el momento en el que lo leí, justo tras un año de pandemia y confinamiento, me hizo vivirlo de una manera diferente a si lo hubiera leído antes de toda esta situación. Pero, al mismo tiempo, me hizo replantearme y agradecer que la sociedad en la que vivimos no es tan horrible como la que pinta Saramago.

Sin duda, un libro que recomiendo leer al menos una vez en la vida. Eso sí, tened en cuenta que la forma de escribir del autor no es para todo el mundo, pues omite guiones en los diálogos, escribe mayúsculas después de comas, etc.

De manera inexplicable, en medio de la calle, un hombre se queda ciego. Es el primer caso de una 'ceguera blanca' que se expande sin control. El pánico absoluto acaba dividendo a la sociedad hasta el punto de que cualquier acto, por cruel que sea, justifica la supervivencia.

Con esta interesante premisa, el libro te sumerge en una debacle de devastación. Lleno de momentos de extrema dureza, el autor no se corta a la hora de describir momentos desagradables, sin censurar absolutamente nada. Esta crudeza hace que el libro coja un gran ritmo a ratos, mientras que en otros se hace muy parado y llega a hacerse un poco cansino. La narrativa es en parte algo culpable de esto, pues llega a resultar bastante confusa y difícil de seguir, no me ha acabado de convencer el enfoque de Saramago.

La historia es interesante y los personajes evolucionan de una forma bastante decente. No llegan a convencerme algunas relaciones y momentos, pero, en general, se le coge mucho cariño al grupo principal, y hay muchos momentos en los que sufres y temes por ellos. Este es un libro de sufrimiento con el que el autor busca realizar una crítica a la sociedad actual, para él reflejada en este mundo desolado y grotesco. Si bien me fascina su enfoque, no acabo de conectar con cómo lo intenta transmitir.

No puedo recomendar este libro a todo el mundo. Es una lectura espesa, a ratos desagradable debido a su crudeza, y la narrativa puede echar para atrás a muchos. Sólo lo recomendaría a algún lector experimentado con ganas de un reto, ya que llegar al final del libro me ha costado más de lo que me gustaría admitir.

Irbis.

Reseño este libro habiendo pasado unos meses de su lectura y creo que con el tiempo, mis impresiones sobre este libro solo han ido a mejor.

Ensayo sobre la ceguera es la obra cumbre de escritor portugués José Saramago. Esta novela o ensayo está englobada dentro del género distópico. Con su peculiar estilo, Saramago nos cuenta como una epidemia de ceguera azota una ciudad y como se van sucediendo cada uno de los estadios propios de este tipo de situaciones, algo que desgraciadamente hemos tenido tan presente este último año. Todos los sentimientos afloran en esta lectura dónde nos encontraremos con situaciones duras y muy desagradables dónde se harán visibles todas las miserias humanas. En situaciones de riesgo o de peligro es cuando se ponen de manifiesto todos nuestros más bajos sentimientos, y en esta novela, acto repulsivo tras acto repulsivo se van sucediendo. Cuando crees que has alcanzado el punto más desagradable, espérate a leer el siguiente capítulo porque seguramente lo supere.

El estilo de Saramago es fundamental para conseguir lo que pretende con esta historia. Una historia dónde lo que importa es el mensaje y los hechos y no los personajes, es por ello por lo que ninguno de los protagonistas tiene nombre propio. Además, la narración carece en muchas ocasiones de puntos, lo que incrementa la sensación de asfixia que ya sientes por los hechos que te están narrando.

Esta novela es una obra de arte. Hay pocas novelas que debería leer todo el mundo y esta es una de ellas. Las distopías no son mi género, pero estoy seguro de que esta lectura será una de mis mejores lecturas de este año. Podría decir que se trata de una historia dura no apta para todos los lectores, pero no lo voy a hacer, porque insisto, esta historia debería ser leida, conocida y apreciada por todos los lectores.

Si no lo habéis hecho, leedla ya. Es una lectura completamente accesible para todo el mundo. No supone ningún esfuerzo su lectura

Me ha costado mucho hacer esta reseña, porque no sé muy bien como definir esta obra y como me ha hecho sentir todo el tiempo que he estado con ella. de hecho, a fecha de hoy aún no sé si este libro realmente me ha gustado. Y eso mismo es parte de lo que la hace tan fascinante, para bien y para mal, al menos para mi.

Si tuviera que usar dos adjetivos para describir esta lectura serian para decir que es inquietante y farragosa. Y eso se queda corto. Lo que está claro es que Saramago, desde el minuto cero, se lo pone extremadamente difícil al lector. En “Ensayo Sobre la Ceguera” no hay nada fácil, ni a nivel argumentativo, ni en lo concerniente a la forma en que está escrito. Es un reto de principio a fin, que lleva al lector lejos de su zona de comfort, favoreciendo, de esta forma, de que, en cierto sentido, se implique con lo que lee. Y esa es una de las razones por las que me ha impactado. Soy la primera que le por placer, con el fin de desconectar la mente de lo que es el día a día, de distraerme de la monotonía y la crueldad de mi realidad cotidiana. Creo firmemente en el poder de la lectura para transportarte a otras realidades más agradables y simpáticas, y permitir que así descansen y se relajen el cerebro y hasta el alma. Pero también creo firmemente que los libros no están solo para eso, en la necesidad de enfrentarse a uno mismo con libros difíciles, que sean diferentes a lo que se lee habitualmente, y que te pongan en compromisos y aprietos, que te incomoden.

“Ensayo Sobre la Ceguera” ha sido todo esto para mi. Pero creo que es una lectura que hubiera disfrutado mas o, por lo menos, con la que hubiera podido conectar mejor (si es que este verbo sirve, de alguna forma, para este libro tan complejo) si hubiera llegado a él un poco más descansada mentalmente. Y es que justo lo comencé tras un libro que cumplía también con lo que he dicho más arriba, también fue una lectura muy intensa, difícil y comprometedora en muchos puntos. Justo como ha resultado con este libro. Si lo cogí fue, principalmente, por su punto de partida argumental: sorpresivamente la gente de una ciudad empieza a quedarse ciega, pandemia a la que el gobierno responde encerrando a los contagiados en una suerte de centros donde, básicamente, dependerán de si mismos. Si hay algo que me ha impactado en esta lectura es la clara carga critica de la trama respecto a la sociedad actual, como de enfermos y ciegos estamos ante la realidad, como de egoístas somos realmente y la forma en que, al final, el sentido de la supervivencia es lo que realmente prima.

Sin duda alguna ha sido el libro más escatologico que he tenido delante. Y no lo digo solo por que los personajes hagan sus necesidades donde puedan y delante de todos, por la inmunda y repugnante suciedad que acaba por envolver a lugares y personajes y que Saramago no se priva de describir con todo lujo de detalles (soy muy, pero que muy aprensiva para estas cosas, y debo de reconocer que lo pase fatal en estas descripciones. No sé hasta que punto era necesario incidir en estas cuestiones, que no es lo mismo que obviarlas). Hablo también de una escatología moral y humana, de como el hombre acaba reducido a un estado primitivo y las leyes antiguas son brutalmente depuestas en favor de la ley del más fuerte o el sálvese quien pueda. La manera en la que el ser humano puede terminar por degradarse, y como el hombre, muchas veces, es el mayor enemigo y el mayor mal para sus semejantes, son cuestiones que el premio Nobel representa en este trabajo con contundencia y salvajismo gráfico, sin ningún tipo de cortapisas. Ha habido escenas que he sufrido casi fisicamente al leerlas, en las que tenia que parar para respirar y mentalizarme para seguir adelante.

No obstante, no todo es tan apocalíptico. A lo largo del libro también somos testigos de la belleza que el genero humano puede albergar en si mismo, de como en la más absoluta miseria y adversidad se pueden crear vínculos hermosos y poderosos entre gente sin nada en común y que, en situaciones normales, no tendrían apenas trato, o este sería nulo. El mundo puede ser feo y cruel, pero también bello y benévolo. Esa es su complejidad, y en “Ensayo Sobre la Ceguera” se representa muy bien.

Como he dicho antes, desde el minuto uno, Saramago se lo pone complicado al lector. Muy complicado. El primer escollo que me desubico bastante fue la forma de escribir del autor portugués. No es para nada fácil de leer y puede costar cogerle el truquillo: los diálogos están escritos como si fueran prosa o un monólogo, no se diferencian de lo que está narrado o en prosa; las frases son largas y sin apenas puntuación; hay muchas mayusculas; se tratan temas de índole filosófica de forma muy enrevesada… al principio no disfrute nada de nada de esta manera de escribir, notaba que al leer no me acercaba nada a los personajes y a los hechos narrados. Me costo mucho acostumbrarme a ella, no voy a mentir. Hasta que, sin darme cuenta, me acostumbre a ella. No sé cuando y como ocurrió, pero paso. Y gracias al cielo. Poco a poco, a medida que fui avanzando con la novela, fui viendo que este estilo no respondía a un mero capricho del autor, que todo estaba muy bien calculado y tenía un fin concreto: lograr que el lector termine por introducirse en lo que se narra, dar a la obra el toque de intrepidez y vibración que otorga conseguir esto, y que hace que lo que se cuenta y pasa entre sus páginas llegue mejor a quien las tiene delante.

Los personajes tampoco son simples. Ninguno de ellos tiene nombre propio, todos son nombrados según alguna característica personal o social que posean. al principio más que este recurso, lo que me desconcertó fue la falta de individualidad que percibía en cada uno, situación en la que se ahondaba por falta de nombre propio. Pero eso, al final, también acabo por gustarme y ser un plus para la lectura. Y es que con estos personajes, Saramago no busca crear caracteres bien definidos. Son personajes-tesis, cada uno representa una situación social previa a la pandemia de ceguera, y una forma de encararla y crecer con ella. al final, representan los comportamientos que surgen en las tragedias, como la humanidad se enfrenta a los desastres. Y hay que reconocerle algo al luso: es un escritor tan hábil que logra que se les reconozca rápidamente y que se distingan unos de otros de forma ágil y fácil. No obstante, en uno de ellos se percibe la única mano de ayuda que Saramago brinda al lector: La Mujer del Médico, única persona inmune a la epidemia de ceguera. Gracias a esto, esta mujer se convierte en la autentica heroína de la historia, el personaje que salva y cuida del pequeño grupo que se crea, y en vehículo por el que el lector es consciente de la locura en que se ha vuelto el mundo con la ceguera y hasta que punto han llegado los seres humanos.

A lo largo de toda la obra hay un ritmo narrativo regular. Hay momentos en los que Saramago se para en ciertas cuestiones, pero esto no dura mucho, normalmente es muy directo. Más que ser un trabajo que se caracteriza por tener giros de guion de 180º grados, la fuerza de la narración proviene de la oscuridad de las situaciones a las que se enfrentan sus protagonistas. El final también me ha sorprendido, y no en el sentido de que fuera inesperado o me disgustase. Me ha agradado porque , de alguna forma, me ha parecido el desenlace natural para la novela. Me lo he creído totalmente. le da a todo lo leído una patina onírica muy interesante, una sensación de que todo lo leído ha sido una pesadilla de la que uno se despierta en las últimas páginas. Pero no por ello deja de ser menos irreal todo lo acontecido antes, de hecho hace que el lector tenga la sensación de que todo lo leído ha sucedido de verdad.

“Ensayo Sobre la Ceguera” es un sueño que parece pintado por El Bosco en el mundo actual, una pesadilla dantesca matizada con toques orwelianos. Lo más terrible es lo cercano que se siente todo lo que se narra. Por lo ferozmente acertada que es su critica contra la salvajemente indiferente sociedad moderna y la no menos salvaje humanidad y su necesidad de sobrevivir, al precio que sea, acostumbrándose a lo que haga falta. Y porque muchos de los episodios que cuenta se parecen peligrosamente a lo que hemos vivido, o estamos viviendo, con el coronavirus. Pocas lecturas son tan audaz y efervescentemente contemporáneas a la situación actual como esta, desde mil y un ángulos. Es una novela que me ha desconcertado, pero después de releer todo lo que he escrito me he dado cuenta de que se merece, por lo menos, las cinco estrellas.

Cuando terminas de leer un libro que se convierte en tu mejor lectura del año y en una de las mejores de tu vida, es complicado hablar de él y hacer una reseña, sin sentir que no le haces la suficiente justicia o que no serás capaz de transmitir todo lo que merece tamaña obra maestra.

Ensayo sobre la ceguera, nos presenta, a través de un desencadenante físico como es la ceguera paulatina de cada miembro de la sociedad, una historia extrema de deshumanización, de involución de la raza humana. Un retroceso a los más puros instintos primitivos y animales, que hacen degradar a la persona al egoísmo, a la miseria, a la crueldad más absoluta, a la bestia. Relato duro, muy duro, pero que podría ser real, angustioso, extremo y desagradable hasta niveles escatológicos.

Una novela cargada de existencialismo, un análisis de la condición humana con un marcado trasfondo político y religioso. Una historia animal, en la cual precisamente los animales son los más humanos de los seres y el toque esperanzador de la novela, y una historia anónima, no conocemos el nombre de los protagonistas, no conocemos la ciudad en que acontece, ni el país, ni el marco temporal, remarcando así su deshumanización, la individualidad a favor de la masa social.

No debe asustar la narrativa de Saramago ni la palabra “ensayo” en el título, la novela es ligera de leer, se devora, se tiene que lidiar, simplemente, con el estilo peculiar del autor en el cual, no existen signos de puntuación ni de diálogo, pero no por ello se complica la lectura. A las pocas páginas, uno se mete tanto en la historia que no lo echa en falta, muy al contrario, se enamora de esta forma de narrar.

Poco más puedo, ni quiero decir, salvo que por favor, leáis este libro, os fascinará, os hará pensar, os hará sentir. Brutal. Un 10. Esto es literatura con mayúsculas, sólo puedo quitarme el sombrero.

¿Y después de leer esto qué…? Me siento perdida, me siento ciega…

Una ceguera blanca se expande de manera fulminante.

 Internados en cuarentena o perdidos por la ciudad, los ciegos deben enfrentarse a lo más primitivo de la especie humana: la voluntad de sobrevivir a cualquier precio.  
José Saramago, teje una aterradora parábola acerca del ser humano, que encierra lo más sublime y miserable de nosotros mismos.

Esta novela nos presenta una sociedad común y corriente en la que de un día para otro, la gente comienza a quedarse ciega. La particularidad es que es una ceguera blanca, de una blancura espesa que incluso aturde. Todo se convierte en prácticamente la definición de desorganización, y los seres humanos vuelven, de alguna forma, a los instintos primitivos: todo lo que importa es poder sobrevivir. Conseguir comida y agua como sea, no perderse. al principio son unos pocos y creen que se trata de una enfermedad contagiosa. Los recluyen en un manicomio pero, como es esperable, la situación se les va de las manos.

La mayor originalidad del libro reside en la forma en la que está escrito, al parecer un rasgo característico de Saramago: la falta de signos de puntuación (no hay líneas de diálogo, ni signos de pregunta, las conversaciones están fusionadas con las descripciones y los tiempos verbales cambian constantemente), y aunque suena un poco desesperante, es precisamente esta ausencia la que hace posible que nos podamos imaginar con exactitud el mundo en que el autor quiere que nos sumerjamos.

Hay escenas fuertes y violentas, demasiado gráficas tal vez, pero es parte evidente de la idiosincrasia del libro. La historia en sí tiene además sus particularidades, que  los personajes principales no tienen nombre, por ejemplo. Nos referimos a ellos debido a alguna característica que los distingue pero no hay nada que propiamente los diferencie. 

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