Temporada de huracanes

Esta historia es muy muy impactante. Es dura y asfixiante, está llena de violencia de todo tipo y escenas muy desagradables, es incómoda y perturbadora. Está escrita de una forma muy particular, casi sin pausas, no te da tregua, tanto que a veces necesitas parar a respirar y tomar un poco de aire.
Sin duda uno de los puntos fuertes es la atmósfera tan opresiva que crea Fernanda Melchor logrando traspasar las páginas. Creo que es algo difícil de conseguir y ella lo logra con creces. Pero... tenía que haber un pero.

No estaba acertando mucho este verano con las lecturas y decidí lanzarme con este libro que tenía pendiente hace mucho. No lo había leído antes precisamente por todas las opiniones que, aunque lo ponían por las nubes, avisaban de lo dura y cruda que era la narración. Pero me atreví, pensando que sería una de mis mejores lecturas del año. Y, aunque intento no dejarme llevar, esta vez tenía muchas expectativas, estaba casi segura de que me encantaría. Pero lo cierto es que, aunque en algunas partes me parece muy buena (como lo que he comentado al principio), el conjunto tampoco me pareció para tanto. O será que yo esperaba otra cosa. Seguramente culpa mía, que no aprendo con lo de las expectativas y me imaginé algo que no era.

Aún así creo que vale la pena. Por lo arriesgado y diferente, por la devastadora realidad que muestra. Sé que este libro ha maravillado a muchísimas personas,así que si os llama la atención dadle una oportunidad. Eso sí, si os animáis a leerlo sabed que no es una historia para disfrutar y que se pasa mal.

Ha pasado más de un año desde que acabé Temporada de huracanes y es un libro que si bien, mientras lo leía, me costó y se me hizo extremadamente desagradable en algunos momentos hasta el punto de tener que cerrarlo para tomar un descanso y continuar después, ahora, un año después, sigo recordando. Me ha dejado eso que llamamos poso.

La historia comienza con la aparición del cuerpo de la Bruja en un canal de riego y esto sirve como eje central para desplegar delante de nosotros todo un mundo sórdido y casi siempre cruel en el que se desarrolla la vida de las gentes de la Matosa.

Violencia, drogas, miseria, muerte parecen abarcarlo todo. Con un abanico brutal de personajes difíciles y complejos la autora nos presenta escenas duras, muy duras que llegan a ser desagradables porque a la vez se presentan de una forma rotunda, sin ambages, tal cual son. Arrasa con todo: violencia, crimen, odio, superstición, abusos, drogas, incesto, sexo explícito…

El texto además está escrito sin puntos aparte, sin diálogos, de corrido, lo que te da una sensación de asfixia, de ahogo, de estar atrapada en ese mundo sin remedio y llega a ser angustiante.

Para mí ha sido una lectura perturbadora, que he necesitado tiempo para digerir y para poder apreciarla, y que constituye una descomunal denuncia de una sociedad inculta, inmoral y paupérrima, en el México profundo.

Entre los libros que tenía en lista de pendientes estaba en cabeza este porque tenía ganas de conocer a una autora aún desconocida para mí y porque además había leído muy buenas críticas, pero no sé si es que no era el momento de leerlo o que realmente no es un libro para mí pero no os voy a engañar: no me ha gustado nada.

La historia, escrita a modo de crónica, está ambientada en un pueblo ficticio de México, La Matosa, donde unos niños encuentran el cadáver de la que llaman la Bruja y a la que todos los vecinos temían por considerar que poseía poderes reales. Se sospecha que los asesinos han sido un grupo de jóvenes que merodeaban a menudo por su casa, supuestamente para obtener droga a cambio de favores sexuales, pero cuyo interés real era encontrar el supuesto tesoro que parecía haber heredado la Bruja.

Partiendo de esta premisa iremos conociendo las historias de varios de estos jóvenes, como son el yonki chapero Luismi y su novia Norma, embarazada con tan solo 13 años de su padrastro, el violento Brando o la propia Bruja. Les une a todos ellos el querer escapar de su destino, pero al mismo tiempo parecen saber que es algo ineludible y casi se lanzan hasta ese inexorable desenlace de los acontecimientos.

Personalmente me ha parecido una narración violenta y sucia, y no es que me haya chocado el estilo en sí, que me parece común al de otras obras de esta corriente de escritoras latinoamericanas que parece haberse generado durante estos últimos años (con autoras como Guadalupe Nettel, Mariana Enriquez, Dolores Reyes o Fernanda Ampuero entre otras), pero en este caso me ha parecido excesivamente sexual y de un modo gratuito, como que convierte en algo desagradable pero sin razón, puede que por el punto de vista que haya decidido adoptar la autora conscientemente, pero no me ha parecido justificado.

Sinceramente, no es lo que esperaba, es muy recomendable para todas las personas que busquen algo diferente y oscuro, añadiría incluso que es un trama enferma, pero no es para todo el mundo, sobre todo por la estructura.

Narra el asesinato de " la bruja" en una zona rural de Mexico, durante toda la narración se siente la miseria, desolación y la falta de educación en las voces de los protagonistas.

Está escrito de una manera muy peculiar, con mucho vocabulario coloquial mexicano y sin puntos ni párrafos, todo de seguido, lo que te obliga a leer con atención para no perderte.

A mitad de novela hay un giro interesante y a partir de ahí llegan algunas escenas grotescas, aunque contadas con una naturalidad abrumadora.

Es de esos libros que no sé cómo puntuar.

Si algo caracteriza a los huracanes, es que son destructivos. Son vientos impetuosos e imparables que giran en forma de torbellinos en grandes círculos en torno a un eje. Son peligrosos, pues pueden dejar caos y destrucción a su paso. ¿Qué nos pasaría si nos adentráramos deliberadamente en uno de ellos? Pues que nos tragaría y nos arrastraría con toda su furia hacia donde se le antoje. No podríamos zafarnos de él, aunque quisiéramos. El libro que tenemos entre manos es eso, un huracán. Una historia central, eje del mismo, y a su alrededor, girando inexorablemente, están las historias que lo componen y le dan forma, crudas, crueles, implacables, y una vez que nos adentramos en su lectura, no podemos parar, pues la forma en que está narrada no nos lo va a permitir. Nos encontramos con un texto que, si bien está dividido en capítulos, los mismos no contienen ni un solo punto y aparte, todo está escrito para leerlo sin parar, hasta dejarnos sin aliento. Ni siquiera encontramos los diálogos como normalmente los solemos encontrar en los libros, sino que, si alguien dice algo, la escritora nos lo cuenta de seguido, saltando de una acción a otra casi sin que nos demos cuenta. Esta forma de narrar junto con la dureza de los acontecimientos y el lenguaje crudo y magistral al mismo tiempo, favorecerá que no perdamos el ritmo en ningún momento. Eso sí, será una lectura incómoda, por decirlo suavemente.


La muerte, la soledad, la miseria, la ignorancia, el vicio y las drogas, la violencia, el machismo, la homosexualidad, la vulgaridad, los abusos de autoridad, el sincretismo, el misticismo, la brujería, las mujeres abocadas a la maternidad temprana, la venganza, el desamparo de los niños, y un largo etcétera que no sería capaz de precisar aunque quisiera, están presentes en la novela, y sumergirnos en esta atmósfera hará que quedemos atrapados. Este folclore y el uso de mexicanismos en esta narración tan fuera de lo común me provocaba cierta ansiedad, deseaba que acabara el capítulo, y entonces leía más deprisa, susurrando y casi sin aliento.

En definitiva, una novela perturbadora que a ratos me ha abrumado, me ha hecho sentir un torbellino de sensaciones, que me ha encantado. Más obras como esta, por favor.

Una sabe que está ante una excelente novela cuando tras su lectura se ha quedado invadida completamente por una serie de insdescifrables sensaciones que te acompañan durante horas.

Y esto es lo que me ha pasado con esta dura novela de Fernanda Melchor, una autora a la que sin duda seguiré la pista muy de cerca, pues su narrativa, si bien es cierto que debe ser leída con bastante concentración, me ha resultado soberbia.
Incluso cuando hay ausencia de pausas o encuentras varias palabras malsonantes en la misma línea, de algún modo Melchor consigue hacer arte con ese estilo peculiar.

Nos adentramos en el México de la miseria, acompañamos a unos personajes que reflejan lo más oscuro del ser humano, a raíz de la aparición del cadáver de quien conocen como “La Bruja”. Todo este desfile de momentos turbios, ese retrato de la verdadera naturaleza de los personajes, nos conducirá a esclarecer los acontecimientos que han derivado en dicho crimen.

Temporada de huracanes es una novela cruda y es conveniente decirlo, y si somos conscientes de que es un retrato de cierta realidad, el nivel de crudeza se intensifica. Hay fragmentos muy incómodos y la autora no escatima a la hora de exponer por completo las pulsiones más oscuras de los protagonistas. Y aún con todo ello, se tiene la sensación de estar ante una obra magistral, al menos a mí eso me ha parecido.

Quizá es porque personalmente disfruto de este tipo de textos que escarban en el día a día de sus distintos personajes, especialmente cuando la complejidad de sus vidas alcanza niveles importantes.

En definitiva, una lectura excelente que sin duda alguna recomiendo.

La definición de Temporada de huracanes: BRUTAL. Un libro con el que te ahogas, literal, porque la autora no te deja respirar con su estilo narrativo. Un libro sin diálogos, sin párrafos, todo seguido y frases eternas que ocupan páginas enteras en las que solo las comas se llevan el protagonismo. Quizás se podría encasillar esta narración en la técnica literaria del “stream of consciousness” (flujo de la conciencia en español, creo) en las que los autores pretenden expresar toda una vorágine de pensamientos intentando imitar lo que sucede en la mente de una persona. Estos pensamientos, escenas y recuerdos se entremezclan hasta el punto de que puede llegar a ser una lectura confusa. Sin embargo, siento que Fernanda Melchor ha utilizado esta técnica siendo muy consciente de lo que hacía ya que la forma en la que este libro está escrito casa muy bien con lo que quiere reflejar.

Temporada de huracanes es una historia arrolladora, asfixiante, con un ambiente opresivo, violento. Sus páginas denotan intensidad, vulgaridad y desolación. Para mí, es un libro sobre la decadencia humana ambientando en un lugar inhóspito, inseguro y espeluznante en el que reina la pobreza, la maldad, las drogas, la prostitución, etc. Con esta historia descubrimos lo ruin que pueden llegar a ser las personas y como, a veces, es imposible salir de ese huracán que arrasa con todo. Definitivamente, no es un libro para todo el mundo. Yo he tenido que parar en algunas ocasiones porque me era imposible leer tanta morbosidad y mezquindad juntas, pero difícilmente un libro te hace sentir así y por eso, aunque sea una historia sumamente desagradable, creo que se merece sus 5 estrellas.

Llevaba mucho tiempo queriendo leer a Fernanda Melchor pero la experiencia no ha sido como esperaba. Ha sido una lectura dura, perturbadora, ha arrasado con todo, como un huracán ha pasado por mi cabeza rompiendo esquemas, me ha dejado exhausta y no logro saber si la he disfrutado o la he sufrido.

Se trata de la historia de un pueblo mexicano, La Matosa, pero que podría ser de cualquier pueblo. Una historia coral contada por sus gentes. La historia de supervivencia y pobreza que lleva a sus habitantes a mal vivir en una espiral de violencia, mucha violencia, sexo, droga, prostitución, abusos, asesinatos, y tristeza, desesperación, abandono, podredumbre y desgracia. Una forma de vida en la que se entra y ya no se puede salir, donde no queda esperanza para un futuro mejor, donde no queda lugar para el amor, donde, como en el ojo del huracán, el único final es la destrucción total. En ella se nos narra el hallazgo del cadáver de la Bruja a orillas del río y cómo todos los implicados nos van contando su versión de los hechos. La Bruja es un personaje con mucha fuerza, enigmático y perturbador que da a la narración mucha oscuridad, un personaje difícil de olvidar.

La crueldad y dureza de los hechos cobra fuerza con la cita de Jorge Ibargüengoitia al inicio del libro: “Algunos de los acontecimientos que aquí se narran son reales. Todos los personajes son imaginarios”, porque es verdad que todo lo contado sabemos que sucede de verdad y a la vez nos preguntamos ¿como es posible? Pero lo genuino de esta historia no es lo narrado sino la forma como la autora nos lo cuenta. Su estilo directo, con una escritura sin usar apenas puntos, sin párrafos, que obliga a leer sin pausa, sin tregua, con un ritmo vertiginoso, a la velocidad de ese huracán que está llevándose todo por delante, arrasando con las vidas de un pueblo que agoniza. El lenguaje lleno de modismos mexicanos nos acerca a sus personajes y suena muy real. No podría ser contado de otra forma porque son ellos los que nos hablan y es así como se expresan.

Entonces, ¿por qué no he disfrutado de esta genialidad que Fernanda Melchor ha hecho? Llevo días analizándolo. Los hechos tan desagradables que nos son descritos al detalle y que en muchos momentos producen asco, rechazo, repugnancia, horror, no han sido los causantes de ello. Porque, cuando un libro me remueve, sea de la forma que sea, me gusta. Aunque los sentimientos que me genere no sean agradables. El estilo atropellado, sin pausa para respirar, angustiante y turbulento tampoco ha sido el culpable. Esta forma de narrar este libro es totalmente coherente con lo que se cuenta y ayuda a sentir con más fuerza todo lo descrito en él. Entonces, si todo esto es perfecto ¿qué ha fallado? Pues creo que ha sido el lenguaje utilizado, también necesario, pero para mi gusto abusivo en la cantidad de modismos de la jerga mexicana, a un nivel tan elevado de palabras para mí incomprensibles al principio, que me han dificultado la lectura, teniendo que estar muy atenta a lo que estaba leyendo para no perderme y me han dificultado ese dejarme llevar que pretendía la autora. Además que la repetición continúa de pinche chamaco hijo de la chingada, hijo de la verga, pedo, pendejo, culero, a cada frase, me ha cansado mucho y me ha resultado excesivamente desagradable.

Como experiencia lectora ha sido muy enriquecedora y os animo a leerlo sobretodo a los que os vayan las emociones fuertes. Pero creo que con una vez he tenido suficiente y no creo que siga leyendo a la autora, aunque reconozco su maestría para conseguir su objetivo, tener al lector al borde de la asfixia, el asco y con el corazón en un puño de principio a fin.

Un libro de una violencia impresionante, pero que no puedes dejar de leer. Fernanda Melchor retrata los bajos fondos de una sociedad (la mexicana) de una manera totalmente realista y descarnada, sin paños calientes, y consigue que su libro te azote como lo hacen los huracanes de los que habla en el título.

Totalmente recomendable.

No cabe duda alguna de que la autora describe un mundo rudo, cruel, y que lo más incómodo resulta es que no está lejos de la realidad que se vive en algunos lugares de nuestro país. Tristemente incómodo.

No, no es su estilo, ni el lenguaje soez utilizado. No me voy a dar golpes de pecho, que no va por ahí.

La obra vale la pena por el hecho de tocar temas incómodos. Pero…

Siento que se intentó meter tanto en muy poco espacio que en algunos momentos perdía el rumbo. Los personajes no alcanzan a aterrizar.