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Falsa Liebre de Fernanda Melchor
Había demasiados muertos en el mundo: la tierra bajo sus pies estaba llena de ellos y juntos eran más numerosos que todos los vivos.
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Calificación promedio: 5 (sobre 96 calificaciones)
/Descubre por qué #FalsaLiebre fue la novela que dio a conocer a Fernanda Melchor. Déjate atrapar por su voz ágil y adéntrate en las historias de cuatro jóvenes que vivien en un Veracruz lleno de violencia, vicios y desesperanza: Pachi y Vinicio van hacia una fiesta improvisada para entumir el cuerpo yacabar de borrarse; Zahir fantasea con salir fuera del alcance de su tía que le exige dinero, lo golpea y que ha orillado a su hermano pequeño, Andrik, a huir de casa; Andrik que ha para escpar de su tía ha caído en las garras de un hombre que lo maltrata. Consigue aquí la versión definitiva de #FalsaLiebre: https://bit.ly/3GqEQ83
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Falsa Liebre de Fernanda Melchor
Había demasiados muertos en el mundo: la tierra bajo sus pies estaba llena de ellos y juntos eran más numerosos que todos los vivos.
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Temporada de huracanes de Fernanda Melchor
¿Por qué mejor no los entierra parados?, sugirió el güero, arrojando la colilla al fondo de la fosa. El pendejo lo decía en broma, pero el Abuelo sabía que aquello nunca funcionaba. Daban mucha guerra si no estaban acostaditos, bien acomodados el uno sobre el otro. Ellos mismos se sentían incómodos y se removían y la gente no podía olvidarlos y ellos se quedaban atrapados en este mundo y luego andaban haciendo desfiguros, dando tumbos por entre las sepulturas, espantando a la gente.
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Temporada de huracanes de Fernanda Melchor
Había que calmarlos primero, hacerles ver que no había razón alguna para tener miedo, que el sufrimiento de la vida ya había concluido y que la oscuridad no tardaría en disiparse.
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Temporada de huracanes de Fernanda Melchor
(…) cuando lo único que el viejo había querido explicarle era la necesidad de hablarle a los cadáveres mientras los enterraba, coño; porque en su experiencia las cosas salían mejor de esa manera; porque los muertos sentían que una voz se dirigía a ellos, que les explicaba las cosas y se consolaban un poco y dejaban de chingar a los vivos.
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Temporada de huracanes de Fernanda Melchor
Le decían la Bruja, igual que a su madre: la Bruja Chica cuando la vieja empezó el negocio de las curaciones y los maleficios, y la Bruja a secas cuando se quedó sola, allá por el año del deslave. Si acaso tuvo otro nombre, inscrito en un papel ajado por el paso del tiempo y los gusanos, oculto tal vez en uno de esos armarios que la vieja atiborraba de bolsas y trapos mugrientos y mechones de cabello arrancado y huesos y restos de comida, si alguna vez llegó a tener un nombre de pila y apellidos como el resto de la gente del pueblo fue algo que nadie supo nunca, ni siquiera las mujeres que visitaban la casa los viernes oyeron nunca que la llamara de otra manera. Era siempre tú, zonza, o tú, cabrona, o tú, pinche hija del diablo.
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Temporada de huracanes de Fernanda Melchor
(…) y lo oscuro no dura pa’ siempre. ¿Ya vieron? ¿La luz que brilla a lo lejos? ¿La lucecita aquella que parece una estrella? Para allá tienen que irse, les explicó; para allá está la salida de este agujero.
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Temporada de huracanes de Fernanda Melchor
Tenía una voz bonita; una voz que ya era de hombre, no como su cuerpo, que aún era de muchacho, y en la negrura ominosa que parecía estarlos tragando, su canto fue un consuelo (…)
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Temporada de huracanes de Fernanda Melchor
(…) que no hay tesoro ahí dentro, que no hay oro ni plata ni diamantes ni nada más que un dolor punzante que se niega a disolverse.
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Temporada de huracanes de Fernanda Melchor
Dicen que en realidad nunca murió, porque las brujas nunca mueren tan fácil. Dicen que en el último momento, (…), ella alcanzó a lanzar un conjuro para convertirse en otra cosa: en un lagarto o un conejo que corrió a refugiarse a lo más profundo del monte.
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Temporada de huracanes de Fernanda Melchor
(…) la misma criatura que tiempo después sorprendieron sentada al pie de las escaleras, con un libro abierto sobre las piernas cruzadas, sus labios chasqueando en silencio las palabras que sus ojazos negros iban leyendo.
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Harry Potter nació el 31 de julio de 1980.