El Instituto

Stephen King lo vuelve a conseguir, hace realidad una pesadilla, en esta ocasión, esa en la que te secuestren a tu hij@ para hacer con él/ella experimentos...😰😰😰
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El Instituto (ese lugar donde el autor es capaz de recrear situaciones terroríficas y hacernos felices a los que ya hemos pasado esa etapa educativa)... aquí se convierte en un lugar donde l@s chic@s no dan clases, sino que reciben pinchazos, vacunas, son las cobayas, los estudiados, los observados...
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La primera parte del libro me encantó, y no tiene nada que ver con el "centro educativo", es esa en la que nos presentan a Tim, un expolicía que va dando tumbos por EE UU buscándose a sí mismo y que acaba de guarda nocturno en un pueblo cercano al lugar que nos ocupa..... me hubiese gustado leer más sobre él (un spin-off estaría genial)
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Ya cuando entra de lleno en la parte de Luke y l@s otr@s niñ@s... todo se vuelve angustioso y claustrofóbico...como a nosotr@s nos gusta 💪.
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La telepatía, la telequinesis...son co-protagonistas de una historia que te parte el corazón por varios sitios y que te hace perder el aliento en otro. Chic@s tan desprotegidos pero a la vez tan portentos@s 👏👏👏
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Que bien lo pasa una pasándolo mal con King y sus historias.
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Puede que si has leído mucho de él, esta novela te recuerde a otras del autor...pero da lo mismo...se leen que da gusto.

Compré este libro hace relativamente poco y lo empecé a leer apenas tuve oportunidad ya que la sinopsis me había llamado muchísimo la atención.
Un niño genio, asesinato de padres y secuestro, un Instituto similar a una cárcel y más niños con poderes paranormales. Todo eso desde la pluma de King se me hacia muy prometedor.

Si bien al principio tuve que esperar un poco para entrar de lleno en la historia( ya que el escritor utiliza un recurso muy habitual en sus libros, que es contarnos desde el comienzo algo totalmente diferente, que en algún momento pueda converger con la línea principal de narración) una vez que llegue al capítulo 2 ya se me hizo imposible de soltar, es de esos típicos libros en los que decis "un capítulo más" y las horas transcurren sin darte cuenta mientras devorás las palabras una a una.

Leí este libro no sólo con los ojos, si no con todo el cuerpo, por momentos se me hacia un nudo en la garganta, o me encontraba temblando de miedo empatizando con sus personajes infantiles. También me reí, lloré, sentí como me quedaba sin aire de los nervios y se me formaba un vacío en el pecho y más de una vez me encontré hablando en voz alta, sola, haciendo apreciaciones del libro, insultando o alentando a algún personaje.

Este libro pasó a ser mi segundo favorito del Rey King, por debajo de It (que por ahora me parece insuperable) y desbancando a 221163.

Amo la capacidad del autor para escribir sobre niños o grupo de niños, hilar esos lazos de amistad incondicional que me llenan de ternura y me conmueven hasta las lágrimas.
Amo su desarrollo de personajes, tan auténticos y diferentes uno de otros sin caer en el Cliché.
También Amo la composición de los personajes adultos (tanto los villanos como los buenos) que nos hacen replantearnos todas las cosas que vamos perdiendo a medida que vamos creciendo.

Un libro 100% recomendable, de lo mejor que leí en los últimos años y que me recordó a "It" y "Ojos de fuego" del mismo autor.

Nos encontramos con una novela rápida de leer, donde cogemos cariño a los personajes rápidamente. King consigue en este libro crear una atmósfera interesante con unos personajes que te invitan a reflexionar sobre muchas cosas del mundo actual. Me parece recomendable para cualquier persona que busque una buena historia o que pretenda iniciarse con King.

Este libro lo leí en lectura conjunta durante el mes de marzo.
Es un trhiller típico de Stephen King, el cual casi desde que empiezas no puedes parar de leer.
Comienza un poquito lento hablando de un policia al cual le han destituido y se va a otra ciudad, y allí cae bien y le dan un puesto de trabajo como pregón, con la premisa de que si tiene buena conducta más adelante podrían darle otro puesto mejor y más parecido al que tenía. A mi gusto todo esto se desarrolla un poco despacito y parece que nunca va a llegar la acción.
Pero cuando llevas unos cuantos capítulos, te centra la historia en un "Instituto", lugar llamado así ya que es un lugar donde tienen encerrados a niños y niñas de diferentes edades, los cuales tienen unas capacidades extraordinarias que los hacen especiales y están estudiando con ellos. Unos son capaces de mover objetos y otros de leer la mente.
Al parecer están allí obligados a estar confinados y a dejarse realizar diferentes "pruebas".
La tensión va en aumento, y nuestro maestro King nos hará sufrir y conmovernos al mismo tiempo.
Lo recomiendo si te gusta este tipo de libros, pero las personas un poco sensibles deberían abstenerse.
Le doy 4,5 estrellas de 5, solamente porque al principio fue muy lento.

Stephen King nunca defrauda. Me regalaron este libro por lo mucho que me gusta el autor, y decidí no leer la sinopsis, para así llevarme mayor sorpresa. Así fue. Este libro me ha enganchado desde la primera a la última hoja.
Nuestra historia comienza con Tim, un policía retirado que vaga sin rumbo en autostop, y llega a un pequeño pueblo donde empieza a trabajar de sereno. En una de sus noches en otro lugar, un niño con capacidades especiales, Luke, es secuestrado y sus padres asesinados. Cuando abre los ojos se encuentra en un dormitorio muy semejante al suyo pero que no el mismo. Cuando sale de su habitación se encuentra con otros chicos y chicas que le explican dónde está y porqué. Todas y todos tienen telequinesia o telepatía y son víctimas de experimentos macabros en El Instituto ( que así les llaman ellos) con un fin que ellos no conocen. Los actos que comenten con estos chicos, son muy duros y muy crueles. Nuestro pequeño protagonista y sus amigos, quieren salir de allí. ¿Podrán lograrlo? ¿Se conocerán los motivos de tanta aberración?

Una magnífica novela que te mantendrá en vilo hasta el final y que te hará ver cómo unos niños nos dan una lección de compañerismo y trabajo en equipo impresionante.

Un libro atrapante, logra generar en el lector una serie de sensaciones muy diversas, aunque creo oportuno señalar que la más fuerte es la desolación y tal vez la desesperanza. Cruda y atrevida, creí entrever en su historia ficticia una imagen de dramas actuales y alarmantes como la ingeniería genética, la industria armamentista y gasta la trata de personas.

Sólo la Sinopsis ya te dice que maravilla te puedes encontrar. Nunca deja de sorprendernos. Nos introduce en un centro con jóvenes que parecen tener una serie de habilidades especiales. La mezcla de juventud, relaciones personales, castigos enfermizos, pruebas que nos recuerdan a los campos de concentración Nazis… hacen de esta novela una auténtica maravilla.

Desde el comienzo con el secuestro y planteamiento inicial en el Instituto, la trama intermedia con todas las relaciones personales de los personajes, el cómo afrontan una realidad que cada día es más oscuro, tanto el final, con la intención de fuga y con la búsqueda de respuestas, hace que sea una de esas obras de Stephen King de las que se quedan en el recuerdo, de las que terminas y tienes ganas de más.

Por supuesto, si te gusta este género, totalmente recomendable.

Comienzo diciendo que me ha gustado mucho. Si bien al principio me estaba pareciendo un libro del montón, va ganando conforme avanza la lectura. Como a la mitad se produce un giro que hace que despegue y no puedas parar de leer. Sin embargo, en mi opinión, la primera mitad, aunque muy entretenida, es excesivamente larga, lo cual es una pena, sobre todo para el que no sea lector de King, porque podría llevarlo a abandonar un libro bastante bueno y a llevarse una idea equivocada sobre el autor (que no mete relleno en absoluto).
Me ha gustado mucho el personaje de Luke, lo maduro que es para su edad pero sin perder la inocencia, así como la relación entre los niños. Recuerda a libros como IT o Muerte al Alba en ese sentido. Creo que el libro tiene un rollito que puede gustar mucho a los fans de Stranger Things.
En resumen, un libro que me ha gustado bastante más de lo que esperaba, pero que para mí no está entre los mejores de King.

Cuando compro un libro de Stephen King no suelo leer ningún tipo de reseñas. Ni siquiera me pongo a indagar en la sinopsis para ver por donde nos va a sorprender esta vez. Es King y para mi leer un de sus obras es contar con la certeza de que va a estar bien escrito y va a conseguir que pase un buen rato.
De ahí que cuando inicias las más de seiscientas páginas que tiene esta nueva obra pues las afrontes con la tranquilidad de que lo que está por venir te va a dejar satisfecho. Y en esta obra tampoco falla.
King en este libro nos propone una institución en la que conviven una serie de niños con características especiales. Poco más voy a revelar de esta novela ya que lo importante es disfrutarla y descubrir que es lo que los hace especiales y cuál es la misión que tiene ese instituto del que se habla en el titulo de la novela.
Entonces, ¿otra novela de Stephen King con niños enfrentados a situaciones para las que no están preparados? Pues sí, con todo lo bueno y malo que eso supone. La capacidad que tiene el autor para ponerte en la piel de los críos es sobresaliente. Es imposible no ponerse en su piel y sentir como propios las miles de cosas que les van a ocurrir. Y no son agradables de leer. Estamos en un libro de King y contamos ya con eso.
Sin embargo, la lectura es lenta por momentos y requiere de una cierta paciencia y predisposición para poder disfrutarla en su totalidad. Tiene sentido, porque de algún modo hay que preparar al lector para todo lo que acontece en el último tercio de la novela donde ya se pondrán todas las cartas sobre la mesa. Es aquí cuando ya las páginas vuelan sin que apenas te des cuenta y cuando todo empieza a encajar de un modo quirúrgico que te invita a aplaudir al genio de Maine.
Y además, la novela tiene un as en la manga en forma de epílogo. Poco puedo decir de él salvo que es lo que, para mi, deja el gustito sabroso de una excelente obra. Ese toque diferente que te invita a repetir una y otra vez los platos que te sirve Stephen King y que sientas que, a pesar del empacho, siempre tienes hueco para uno de sus postres.