En Cicatriz he encontrado partes muy bien escritas, con lenguaje directo, cuidado, intenso. El problema de la prosa de Juan Gómez Jurado es que no tiene continuidad, que se diluye, que aparece y desaparece su estilo más personal. Es el rey de los errores, el y sus editores, y no es la primera vez que encuentro un personaje principal mal dibujado y un secundario mucho más cuidado. Es muy predecible, aunque esto es premeditado, pues en sus libros las cosas están claras casi desde el principio. Esto le resta fuerza en la trama, es cierto, pero gana en atención. El lector no tiene que pensar demasiado, simplemente dejarse llevar página a pagina. Cicatriz vuelve a ser un libro adictivo, rápido, mucho mejor en la subtrama "rusa" donde toca un tema tan delicado como la trata de blancas, que en su argumento principal. Simón es un personaje nada atractivo que representa un cliché, el de informático raro y anodino, donde todo lo que hay más allá de un teclado es inutilidad. Irina mejora el libro. En realidad Irina es el libro. Afgano es un personaje increible al que le pudo sacar más partido y o no supo o no quiso. Y pese a todo, engancha. Es un escritor espontáneo, muy directo incluso desgarrador cuando le viene la inspiración. La novela cumple la misión de contarte una historia mediana y media historia mucho más compleja. La suma de todo es justo la mitad. Una buena historia que se queda en pasatiempos, en lectura de transito, que no es malo, el autor me genera necesidad y acudo a él como valor seguro. Sé lo que me voy a encontrar. Aunque a veces me decepciona. Libro tan plano como entretenido, entendiendo plano, sin giros bruscos pero con buena dosis de tensión. Ideal para bloqueo del lector. + Leer más |
Los monstruos no deberían caminar libres sin que nadie los reconociese...
Lo mejor de la novela negra y el terror unidos en un nuevo nivel de oscuridad.
Para un padre no hay mayor dolor que perder a un hijo. Y Roberto Cusac lo sabe bien: bastaron unos segundos para que Jaime desapareciera de un parque infantil sin dejar rastro. Años más tarde, en un intento por redimir su culpa, entra a trabajar como investigador privado en una fundación de personas desaparecidas junto con Inés Herrera, su esposa, quien se encarga de la parte legal. Tienen otro hijo, que ha crecido a la sombra de un hermano al que nunca conoció, pero que continúa presente en la vida de sus padres. Y más cuando una noche, en un paraje inhóspito, reaparece un niño desaparecido. Desnutrido y con evidentes signos de tortura, el pequeño relata haber estado encerrado por un hombre sin rostro. Desde ese instante, y guiados por el temor de que Jaime haya
sufrido la misma suerte, Roberto e Inés iniciarán una investigación paralela para descubrir la verdad.
Sobre Claudio Cerdán:
«Un aire crudo al mejor Denis Lehane.» JUAN GÓMEZ JURADO
«Claudio Cerdán, que ya empezó fuerte, sube la apuesta a lo bestia con esta novela.» LORENZO SILVA
«Firmar un novelón así está al alcance de muy pocos.» CÉSAR PÉREZ GELLIDA
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