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El libro es un sentido homenaje de Delibes a su mujer, Ángeles de Castro, fallecida apenas cumplidos cincuenta años, en 1974. Se dirige a una hija, contando las cualidades de su madre. En el libro modifica los nombres y él mismo figura con el oficio de pintor. El narrador (y autor) parece tener una gran dependencia en torno a su mujer. Es decidida, será un gran apoyo para Miguel en la toma de decisiones, como lo demuestra la adquisición del estudio idóneo para la actividad creativa de su marido: "Siempre admiré en ella su determinación, ese saber lo que quería, su manera de afrontar las cosas, aunque a veces, como en este caso, le desagradasen el papeleo y los oficialismos." Que Delibes siguiera en el camino de la escritura se lo debía en gran parte a ella, que adoraba la lectura: "Ella entendía que el vicio o la virtud de leer dependían del primer libro. Aquel que llegaba a interesarse por un libro se convertía inevitablemente en esclavo de la lectura. Un libro te remitía a otro libro, un autor a otro autor, porque, en contra de lo que solía decirse, los libros nunca te resolvían problemas sino que te los creaban, de modo que la curiosidad del lector siempre quedaba insatisfecha." Le recomendaba lecturas de todo tipo, aparentemente en las antípodas unas de otras, pero con el nexo común de calidad literaria: "Tu madre me llevó a Proust, a Musil, pero también a Robbe Grillet." Ana (Ángeles), será para Delibes un respaldo total. Ejercerá de consejera, secretaria y relaciones públicas, además de madre en siete ocasiones: "Conocía mis compromisos, mis deseos y caprichos; seguía mi vida tan puntualmente que rara vez me consultaba antes de responder a una carta. Procuraba desbrozarme el camino para que yo trabajase despreocupado: Lo tuyo es pintar, solía decirme. Por encima de premios y honores, del juicio de los críticos, era su fe lo que me animaba." El libro se torna doloroso en todo el proceso de la enfermedad y el triste final. Es emotivo como Delibes muestra detalles admirativos en el funeral: "Su atractivo era tan irresistible que, en el funeral, la gente lloraba. La iglesia estaba atestada, en silencio, un silencio que únicamente rompían los sollozos. Yo recuerdo aquel día como vivido dentro de otra piel, desdoblado." Nos cuenta como se refugiaba en el alcohol para mitigar su desconsuelo: "Algunas mañanas no la veo, únicamente la oigo, la siento acercarse por detrás, haciendo crujir las tablas de roble como sólo su peso podría hacerlas crujir. Entonces intuyo que me acompaña aunque no la vea. Es claro que son visiones producidas por el alcohol, pero me valen: ya no puedo vivir sin esas visiones." El libro de Delibes es un libro duro, se lee con un nudo en la garganta en no pocas ocasiones. Nos cuenta vividos momentos junto a su mujer y, puntualmente su sensación de perdida y refugio en la bebida. Que tras diecisiete años transcurridos desde la pérdida de Ángeles se decidiera a exorcizar sus demonios, demuestra hasta que punto fue amarga su propia subsistencia sin su ser más querido. Seguramente un infierno. Editorial: Austral, Edición 2010 Artículo y música de Mozart en blog: Enlace: https://www.offthehook.es/20.. + Leer más |
“¿Qué mundo heredarán nuestros hijos?” es el subtítulo del libro La Tierra herida, una charla sobre la amenaza del colapso ecológico entre el escritor Miguel Delibes y su hijo, el biólogo Miguel Delibes de Castro, publicado en 2005. En aquel libro el padre, ya anciano, apremiaba al científico en plenitud para que le diera respuestas concretas sobre cómo arreglar el destrozo que se estaba cometiendo en el planeta.
Casi 20 años después, cuando catástrofes como una pandemia o una guerra cercana alertan de que el colapso planetario puede ser más que una simple amenaza, Miguel Delibes de Castro se reformula la pregunta. Para este científico, la demanda humana de recursos y la producción de residuos excede la capacidad de la Biosfera para producir los unos y depurar los otros. Es insostenible aspirar a vivir todos como los que mejor viven. Por eso se precisa una justicia económica global para salvar la naturaleza. Es decir, la sostenibilidad ambiental debe ir a la par de la sostenibilidad social. Mientras sigan creciendo globalmente la población y el consumo habrá daño al medio ambiente y peligrarán las especies animales, habrá pérdida de bosques y biodiversidad y crecerán el calentamiento global y la hiperfertilización de la tierra y de los océanos.
En el tiempo transcurrido desde la publicación de la Tierra herida, la inquietud por el medio ambiente ha crecido. Se han llevado a cabo políticas ecológicas y sostenibles generalizadas y se han producido pequeños avances -los ríos europeos están más limpios, hay más parques naturales y más especies, como el lince y la nutria, que han mejorado su situación-. Sin embargo, Delibes de Castro asegura que a escala global la situación ha empeorado. Tomar consciencia es un primer paso, pero las pequeñas mejoras locales solo son tiritas en una Tierra herida en su totalidad.
Miguel Delibes de Castro visita La Térmica para advertir de que solo se podrá evitar el colapso del planeta alumbrando una gobernanza global, que haga hincapié en cambiar la manera de vivir y repartir mejor lo que es de todos. Hacen falta economistas que orienten hacia la economía del no crecimiento y políticos que ayuden a mejorar el nivel de vida de los que menos tienen. de no hacerlo por las buenas, serán las catástrofes venidas y por venir las que obligarán a ir por ese camino.
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