Señora de rojo sobre fondo gris de Miguel Delibes
Pero todo el mundo sabe que la vida no vale la pena de ser vivida. En el fondo, no ignoraba que morir a los treinta años o a los setenta importa poco, pues, naturalmente, en ambos casos, otros hombres y otras mujeres vivían y así durante miles de años. En suma, nada podría ser más claro. Era siempre yo quien moriría, ahora o dentro de veinte años.
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