«Y eso fue lo que pasó» es la primera novela que leo de Natalia Ginzburg. Una obra magnífica, desgarradora por momentos. Me ha removido por dentro. La historia comienza con una confesión. La protagonista, tras pedirle a su marido que sea sincero con ella, lo mata: «Le pegué un tiro entre los ojos». Desde ese momento, nos narra en primera persona cómo fue su matrimonio. Una relación tortuosa marcada por la infidelidad. Sin embargo, la infidelidad no es el único engaño que nos plantea esta novela. Pues la primera mentira es el autoengaño. La protagonista cae en las redes del amor romántico, arrastrada por una relación llena de dependencia emocional. A pesar de ser consciente de su falta de amor propio, se deja llevar por un matrimonio que la atraviesa como una montaña rusa: la maternidad y la búsqueda de la felicidad parecen desteñirse con las mentiras y el aislamiento. La soledad no solo se percibe de forma física, sino también en los silencios, en las dificultades que los distintos personajes parecen tener para relacionarse entre sí. En la nota preliminar la autora nos cuenta que se sentía infeliz cuando escribió esta novela, circunstancia que tiñe de pesimismo la historia. Como si los propios protagonistas, pese a sus luces y sombras, no tuviesen cabida en la narración sin la sombra de la tristeza. La tristeza, además, es llevada a su máximo exponente: la muerte y el duelo. Lo que Natalia Ginzburg nos cuenta es desgarrador. Tuve, de hecho, que parar la lectura a pocas páginas del final. Sentí la necesidad de digerir los sucesos que estaba leyendo para poder continuar. Pero no todo es tristeza, pues es imposible no encontrar un destello en toda ruina. La autora otorga a la protagonista de una gran fuerza interior, es implacable en ciertos momentos. Es capaz, también, de mantener la cordura cuando la locura supone el camino fácil. A pesar de las dificultades, hay resquicios de esperanza. Está muy presente la sensación de hastío, de monotonía, un claro reflejo del aburrimiento que gobierna la vida de la protagonista. Esto se transmite en el devenir de los días, en la rutina, incluso en la forma de vestirse de los protagonistas, el mobiliario... Solo su amiga Francesca parece romper la escala de grises y mostrarse como contrapunto con su excéntrica vida. «Y eso fue lo que pasó» («È stato cosí» es el título original): una frase rotunda pero cargada de resignación. La muestra de quien quiere cerrar el asunto, pasar a otra cosa, si eso es posible. Una novela espléndida y dolorosa. Un primer acercamiento a Natalia Ginzburg que me empuja a querer repetir. Enlace: https://www.instagram.com/p/.. + Leer más |