BLANCO Y NEGRO de Junichirô Tanizaki
Si el lector no aprende a distinguir que una novela es una novela y la realidad es la realidad, supone un engorro.
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BLANCO Y NEGRO de Junichirô Tanizaki
Si el lector no aprende a distinguir que una novela es una novela y la realidad es la realidad, supone un engorro.
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El elogio de la sombra de Junichirô Tanizaki
Algunos afirman que si la civilización sigue avanzando, los medios de transporte se trasladarán al aire y al subsuelo, y que así volverá a reinar la paz sobre las ciudades, pero sabemos perfectamente que para entonces se habrá inventado algún nuevo artefacto para hacer sufrir a los viejos. Al final, el mensaje para los ancianos es que se echen a un lado y no molesten, así que su única opción es meterse en sus casas y pasar las veladas con la radio y su trago favorito, preparándose alguna comida para acompañar.
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El elogio de la sombra de Junichirô Tanizaki
Me admiró que en todos los países los ancianos dijeran cosas tan parecidas. Por lo visto, conforme vamos envejeciendo, vamos convenciéndonos de que cualquier tiempo pasado fue mejor, sea cual sea el tema del que hablemos. Los viejos de hace cien años añoran cómo eran las cosas de doscientos años atrás, y los de hace doscientos, las de trescientos atrás, porque nunca ha estado conforme nadie con el tiempo que le ha tocado vivir.
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El elogio de la sombra de Junichirô Tanizaki
Hoy en día, la iluminación de interiores ya no responde a la necesidad de luz para la lectura, la escritura o las labores. Ha pasado a servir simplemente para borrar las sombras de los rincones, y esto es incompatible con las ideas que teníamos sobre la belleza y la vivienda, al menos con las que teníamos sobre la vivienda tradicional japonesa.
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El elogio de la sombra de Junichirô Tanizaki
Por eso, cuando en un grupo de occidentales se introduce uno de los nuestros, es como si una mancha de tinta diluida hubiera caído sobre una hoja de papel. No podemos dejar de fijarnos en esa persona, y la sensación no es precisamente agradable. Uno cree poder comprender, entonces, la psicología que, en el pasado, llevó a los blancos a rechazar a las razas de color. Porque a un blanco que fuera especialmente sensible no le pasaría desapercibida la mancha que representa tener personas de color, aunque solo sean una o dos, en una reunión social.
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El elogio de la sombra de Junichirô Tanizaki
¿Cuál será el origen de esta diferencia en nuestros respectivos gustos? Yo pienso que nosotros los orientales tratamos de hallar satisfacción en las condiciones que nos han sido dadas y tendemos a conformarnos con nuestra situación. Ante la oscuridad no mostramos descontento, nos plegamos a ella como algo irremediable. Si la luz es pobre, que lo sea, no hacemos de ello problema. Nos sumergimos en las tinieblas, en pos de una belleza que solo ahí puede existir. Los occidentales, dotados de espíritu emprendedor, aspiran siempre a algo mejor. En su constante búsqueda de la claridad, en su afán por desterrar hasta el último rastro de sombra, pasaron de las velas a las lámparas de aceite, del aceite al gas y del gas a la electricidad.
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El elogio de la sombra de Junichirô Tanizaki
Tendemos a pensar de esa manera. Pensamos que la belleza no está en los objetos, que es producto de las sombras creadas por sus objetos, que reside en el claro oscuro. Hay piedras fosforescentes que emiten bellas luces en la oscuridad, pero que expuestas a la luz del día pierden todo su encanto como joyas. Del mismo modo, si no fuera por el efecto de las sombras, no habría belleza.
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El elogio de la sombra de Junichirô Tanizaki
Pero eso que llamamos belleza es algo que se desarrolla siempre a partir de las realidades de la vida cotidiana, y nuestros antepasados, forzados por estas circunstancias a vivir en estancias oscuras, descubrieron un buen día belleza en las sombras y acabaron poniendo estas al servicio de sus ideales estéticos. De hecho, la belleza de la casa tradicional japonesa se genera completamente a partir de las diversas intensidades de la sombra, más allá de lo cual, simplemente, no hay nada.
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El elogio de la sombra de Junichirô Tanizaki
No es que a nosotros nos desagraden por principio todos los objetos que brillan, pero preferimos la luz velada que parece partir de dentro a lo que resplandece solo en la superficie. Trátese de piedras naturales o de utensilios hechos por el hombre, ha de ser una luz que nos hable de la pátina del tiempo, una luz revestida de turbiedad. Y cuando decimos "pátina del tiempo" lo que estamos diciendo en realidad es el lustre de las cosas manoseadas.
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El elogio de la sombra de Junichirô Tanizaki
Lo que hago no es más que pedir cosas ya imposibles, no es más que refunfuñar. Pero, aunque así sea, tampoco habrá nada malo en tratar de saber hasta qué punto estamos saliendo perjudicados si comparamos nuestra situación con la de los occidentales. Al fin y al cabo, por decirlo de algún modo, Occidente ha llegado hasta nuestros días siguiendo su curso natural mientras que nosotros, que hemos topado con una civilización superior y hemos tenido que aceptarla, consiguientemente hemos echado a andar en una dirección diferente a la marcada por nuestro desarrollo pasado a lo largo de miles de años, hecho del que, entiendo, se derivan muchas incomodidades e inconveniencias.
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El elogio de la sombra de Junichirô Tanizaki
Sin embargo, cuando me planteo estas cosas, no puedo dejar de pensar hasta qué punto mostraría nuestra sociedad un aspecto diferente al actual si Oriente hubiera desarrollado una civilización científica propia, por completo independiente de la occidental. Por ejemplo, si hablamos de los artilugios que manejamos en la vida diaria, de las medicinas o de las manufacturas, ¿no habrían nacido cosas mejor adaptadas a nuestra idiosincrasia nacional si hubiéramos alcanzado una física y una química propias, y sobre esa base hubiéramos desarrollado también una tecnología y una industria?
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Retrato de Shunkin de Junichirô Tanizaki
Pero Sasuke y Shunkin parecían gozarse incluso en las dificultades, expresando así un amor sin palabras. Seguramente no podemos imaginar hasta dónde llegaba el placer que los dos amantes invidentes encontraban en el mundo que les revelaba el tacto. Tal vez no haya que sorprenderse de que Sasuke sirviera a Shunkin con tal devoción, que a ella le encantara ser servida por él y que nunca se cansara ninguno de ellos de la compañía del otro.
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Las hermanas Makioka de Junichirô Tanizaki
Le sorprendió darse cuenta de que no tenía amigas dignas de ese nombre. Sus relaciones con las demás mujeres casadas habían sido en su mayor parte frías y de cortesía. A causa de sus hermanas no había necesitado amigas.
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Hay quien prefiere las ortigas de Junichirô Tanizaki
El no tenía nada contra su mujer. Uno y otro habían perdido toda fuerza de atracción sexual. Todo lo demás - gustos, modo de pensar - concordaba perfectamente. El no veía en ella a la mujer y ella no veía en él al hombre: era la conciencia que tenían de ser marido y mujer sin realmente serlo lo que creaba aquella tensión entre ellos. De no haber estado casados, probablemente hubiesen podido ser excelentes amigos.
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La Vida Enmascarada Del Señor De Musashi de Junichirô Tanizaki
Él, de vez en cuando, tras cerciorarse de que nadie rondaba alrededor, se sacaba de entre los pliegues del kimono el consabido pedazo de carne para abismarse secretamente en sus fantasías. En su mente había quedado impresa con toda claridad la cara del muerto en el instante mismo en que se le sajó la nariz, y cada vez que sacaba ese trozo de carne se le evocaba aún más vívidamente aquel rostro.
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Cuentos de amor de Junichirô Tanizaki
Usted no está enamorado de mí, sino de una mujer misteriosa, la mujer de un sueño.
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El amor de un idiota de Junichirô Tanizaki
¡Naomi! ¡Naomi! ¿Por qué la habré dejado sola esta noche? No está bien que Naomi no esté a mi lado, eso es terrible. Pensé que, con solo ver su rostro, esta ira se desvanecería. Rezaba para que se despejasen mis dudas al oír las palabras que emanaran de su gran corazón y mirar esos ojos que parecían rebosar de inocencia. |
El amor de un idiota de Junichirô Tanizaki
En aquel momento no creía que Naomi fuera la mujer más hermosa del mundo. No hace falta decir que me cruzaba con señoritas mucho más bellas que Naomi en el tren, los pasillos del Teatro Imperial y la avenida de Ginza [...] deseaba imprimirle un giro a mi ordinaria y monótona vida.
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El elogio de la sombra de Junichirô Tanizaki
Lo bello no es una sustancia en sí sino tan solo un dibujo de sombras, un juego de claroscuros producido por la yuxtaposición de diferentes sustancias.
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Diario de un viejo loco de Junichirô Tanizaki
"Quizá a todo el mundo le pase en la vejez, pero últimamente no hay un solo día en el que no piense en la muerte. En mi caso, de todos modos, tampoco es nada nuevo. Llevo haciéndolo mucho tiempo, desde los veinte años, pero ahora más que nunca. Dos o tres veces al día pienso para mí: «Hoy me puedo morir»". "yo sería más susceptible a la mujer de mal natural. Hay algunas que llevan escrita en el rostro una veta de crueldad: esas son las que más me gustan. Cuando veo a una mujer con un rostro así, siento que su naturaleza más profunda puede ser cruel, y espero que lo sea". "Al fin y a la postre, yo no tengo creencias religiosas, a mí me vale cualquier doctrina; mi única divinidad concebible es Satsuko. No podría haber nada mejor que estar enterrado bajo su imagen". |
¿Cuál es el nombre completo de la protagonista femenina en "Una corte de rosas y espinas"?