Retrato de Shunkin

Este libro me ha transportado directamente al Japón más tradicional del s. XIX. Las costumbres, las diferencias entre clases, el arte y las relaciones personales están perfectamente reflejados en esta pequeña novela de forma que te sumergen por completo en ese ambiente.

Como bien dice su título esta obra es un retrato de la vida de la gran maestra de 'samishen' Shunkin, donde podemos conocer a esta mujer nacida en una importante familia, admirada por todos por su gran belleza y con un talento casi prodigioso para la música.
Pero Shunkin también es una mujer marcada por la desgracia de haberse quedado ciega a los 9 años y la forma en que sus padres y la gente de alrededor la ha tratado a raíz de ese suceso. Especialmente llamativo es el vínculo que crea con su guía y criado Sasuke, con quien establece una relación bastante tóxica y totalmente dependiente el uno del otro. A través de este lazo que los une, sus vivencias, su día a día, el autor crea un impresionante y complicado retrato psicológico de estas dos personas, abordando temas como la admiración (de una forma casi enfermiza), la sensualidad y el talento mezclados con la crueldad más despiadada, la renuncia personal a favor del otro, la entrega y sumisión en contraposición con el egoísmo, mezclados con la belleza más exquisita. Todo esto expresado magistralmente en muy pocas páginas. Impresionante.

Aún así, y aunque valoro muchísimo la complejidad que todo esto supone, debo decir que me costó bastante engancharme a la historia. Seguramente una de las causas sea que es un relato muy muy japonés, tanto en el estilo como en la forma de narrar, y eso es algo con lo que aún me cuesta conectar. Y otra razón puede haber sido la dificultad que me ha supuesto empatizar con los personajes, que realmente es algo que no influye ni mucho menos en su calidad, pero que a mí se me ha hecho un poco cuesta arriba.

Desde luego si lo que estáis buscando es algo japonés más "puro" y nada occidentalizado es perfecto.

A pesar que lo he dejado reposar unos días, todavía no me siento preparada para reseñar 'Retrato de Shunkin' de Junichiro Tanizaki. Siento que a pesar de ser la primera lectura del marzo asiático, me he sumergido de cabeza en el Japón más burgués del s. XIX. Aunque al principio me costó entrar en este estilo tan diferente del occidental al cual estamos acostumbrados, así como la poca empatía que me causaban los personajes, ha sido un acierto haberle dado una oportunidad.

Partiendo de una antigua biografía anónima, Tanizaki resigue los años que compartieron Shunkin, una reconocida maestra de shamisen, y su criado Sasuke. Ella, nacida en el seno de una familia adinerada, se queda ciega a los 9 años, convirtiéndose a la vez en un prodigio del instrumento y en una déspota. A pesar de todo, a su lado va siempre Sasuke, un chico a quien sus padres envían de aprendiz de boticario y que el amor, o el fanatismo, le cambia la vida.


Y es que Shunkin y Sasuke pasan horas y horas juntos desde que él se convierte en su guía. Tiempo que esperaba que se tradujera en una relación romántica, pero que acaba aconteciendo una unión tóxica entre una persona cruel como ella y otra que renuncia a todo el que le ofrece la vida para obtener una única cosa: el afecto de su maestra.

La delicadeza y sensualidad con qué Tanizaki escribe esta triste historia contrasta con la amargura que emana de cada poro de la protagonista. Así, el autor japonés nos deja tocar la seda de los trajes, escuchar las notas del shamisen y el canto de los ruiseñores, si a cambio el lector es capaz de soportar, con el frente arrugado, los gritos y maltratos de Shunkin.

 Un libro de contrastes, delicioso y a la vez incómodo, que no os dejará indiferentes.

A partir de una biografía, el narrador conoce, y nos explica, la historia de amor entre Shunkin, una reconocida profesora de música de Kyoto ciega, y su criado Sasuke. Su relación, más que amorosa, es sadomasoquista puesto que Shunkin es una persona déspota y cruel que no duda en infringir castigos físicos y verbales a su fiel sirviente. Sasuke acepta con sumisión esta relación desigual y hace grandes sacrificios con tal de seguir teniendo una relación especial con su amada y de seguir teniendo acceso a las clases de música.

Tanizaki dice mucho con pocas palabras y es capaz de crear una atmósfera inquietante, que hace leer en alerta y con un gesto de rechazo en el rostro. A la vez, a pesar de parecer imposible, también puede retratar una Shunkin sensible y bella, rodeándola de cantos de ruiseñores y alondras, y de las notas musicales del koto y el sharmisen 🎻🎼