Retrato de Shunkin de Junichirô Tanizaki
Pero Sasuke y Shunkin parecían gozarse incluso en las dificultades, expresando así un amor sin palabras. Seguramente no podemos imaginar hasta dónde llegaba el placer que los dos amantes invidentes encontraban en el mundo que les revelaba el tacto. Tal vez no haya que sorprenderse de que Sasuke sirviera a Shunkin con tal devoción, que a ella le encantara ser servida por él y que nunca se cansara ninguno de ellos de la compañía del otro.
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