Escrita en 1929, Tanizaki nos plantea la historia de una pareja, Kaname y Misako, que está a punto de divorciarse. Misako (la mujer) tiene un amante. Las convenciones sociales y la preocupación por su hijo Hiroshi, la costumbre de estar juntos y acompañarse en todo, la buena relación de amistad que mantienen, y el miedo a la soledad y la incertidumbre, les hace aplazar una y otra vez la decisión. Takanatsu, primo de Kaname, intenta ayudarles, y también el padre de Misako, preocupado por el teatro, las visitas a los templos y la educación de su geisha O-hisa. La novela incide en las diferencias entre la ciudad y el campo. La decisión de los protagonistas está marcada por la época y la sociedad en la que viven. Lo de divorciarse no parecía tarea fácil en aquel Japón de entreguerras donde lo moderno comenzaba a apreciarse, aunque en muchos aspectos permanecía anclado en su tradición nipona. Aquí la tradición nipona la representa el padre de Misako, quien convive con una geisha muy joven y no concibe el divorcio de su hija. No había impedimentos legales para solicitar el divorcio, pero sí muchas trabas de índole social. El final de la novela queda abierto. El título original era un refrán con una idea similar a «para gustos los colores», Hay quien prefiere las ortigas viene de la primera traducción al inglés. Obra sutil y profunda. Un buen libro, con lentitud oriental. + Leer más |