El elogio de la sombra de Junichirô Tanizaki
No es que a nosotros nos desagraden por principio todos los objetos que brillan, pero preferimos la luz velada que parece partir de dentro a lo que resplandece solo en la superficie. Trátese de piedras naturales o de utensilios hechos por el hombre, ha de ser una luz que nos hable de la pátina del tiempo, una luz revestida de turbiedad. Y cuando decimos "pátina del tiempo" lo que estamos diciendo en realidad es el lustre de las cosas manoseadas.
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