Veinticuatro horas en la vida de una mujer

Ha sido mi primer acercamiento a Stefan Zweig, así que iba muy prudente y con curiosidad por conocer su estilo, mundialmente reconocido. Y me ha gustado mucho.

Es una lectura MUY reflexiva, en la que lo importante es el mensaje y no la trama. Es lo que a mí me gusta llamar “costumbrista”: No pasa nada, pero lo importante son los sentimientos y las conversaciones.

A través de la conversación entre Mrs. C y el narrador, Zweig reflexiona y hace una crítica sobre la sociedad de la época y la mentalidad respecto de las mujeres casadas, el comportamiento “decente”, la familia, el luto...

Es un libro muy cortito, se puede leer perfectamente en una tarde, y es perfecto para leerlo en lectura conjunta porque da para muchas conversaciones interesantes, y para darte cuenta de matices de la historia en las que no habías caído.
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Esta novela, publicada en 1921 originalamente, es una de mis favoritas del autor. Es también muy cortita (102 páginas) pero cargada del más puro estilo Zweig.

Una dama casada y con dos hijas abandona a su familia para huir con un joven al que acaba de conocer. Este hecho enfrenta a nuestro narrador -que entiende aunque no justifica su manera de actuar- con el resto de hospedados en un hotel. Los argumentos del primero hacen que otra de las huéspedes (una septuagenaria de clase acomodada) se abra a él y le relate los acontecimientos que ocurrieron en un solo día de su vida, de ahí el título de la novela.

"(...) la verdad a medias no tiene ningún valor; solo la tiene la que se expone íntegramente. Me esforzaré cuanto sea necesario para no disimular nada ni ante usted ni ante mí misma." Así comienza el monólogo que esta anciana dama desarrolla hasta el final de la novela.

No quiero contar en qué consistieron esas veinticuatro horas en la vida de esa mujer, hay que leerlo, porque más que lo que pasó es cómo se narran esos acontecimientos. Más que acontecimientos emociones, sentimientos, pasiones.

Es alucinante cómo Zweig vuelve a hacerlo, cómo nos mete del todo en la cabeza de la protagonista y cómo somos capaces de ver todo lo que describe, incluso lo intangible.

Una novela que nos habla de las pasiones humanas, de las contradicciones, de las convenciones sociales, de las luchas internas entre deseo y responsabilidad. Una historia que nos hace preguntarnos si realmnete merece la pena martirizarnos eternamente por algo que hicimos en un momento determinado de nuestra vida y deja en nuestras manos la tarea de decidir si el sentimiento de liberación que se siente al hacer algo "condenable" merece o no el riesgo. Un libro, en resumen, que se lee como todos los del autor: sin poder parar y casi sin aliento hasta el final, pero que deja un poso que acompaña mucho tiempo.

Stefan Zweig nos trae una historia corta donde nos cuenta la vivencia de un hombre en unas vacaciones. Un día en la mesa en la que le toca hay una discusión importante. Gracias a eso, es el elegido de la señora C para conocer las veinticuatro horas de su vida más surrealistas.

La historia trata de la confianza en las personas, en los sentimientos locos que se despiertan en una noche y en la rigurosa inflexibilidad de la sociedad de la época.

A pesar de que el narrador es un hombre, se podría decir que la protagonista es la señora C, que es quien expone su vida a la posible censura del narrador.

Una historia muy entretenida, con vocabulario un poco al desuso pero que al que te acostumbras rápido.
Me gustó la historia, la forma y la narración. El final es un poco abrupto pero una vez terminado el objetivo del libro este termina tal cual.

Es una historia corta que se lee muy rápido y engancha pronto una vez que se mete en materia. El único punto negativo que le veo es el exceso de descripción sobre las manos que aparece en las primeras páginas.

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En un hotel de la Riviera francesa están hospedados unos personajes singulares. Entre ellos figuran un danés aficionado a la pesca, un matrimonio alemán amante de la fotografía, otro matrimonio, una dama inglesa (protagonista de la historia) y el narrador. Los días en el hotel transcurren sin ningún sobresalto, deslizándose con tranquilidad y monótonos. La llegada de un joven francés y su huida con Madame Henriette, esposa y madre de dos hijos, precipitarán la ruptura de la paz entre los personajes anteriormente citados. Se establecerán discusiones acaloradas sobre la moral y acciones de M. Henriette siendo defendida únicamente por el narrador. Entonces, la dama inglesa se dirige al narrador y le pide que acepte una reunión a solas donde pueda satisfacer su necesidad de revelar y confesar un secreto que la apesadumbra y poder liberarse por fin de esa carga pesada para ella. Ese recuerdo solo significó un día en su existencia, es decir, las veinticuatro horas que dan título a la obra.

El testimonio de Mistress C, la dama inglesa,parte de su memoria. Como tal podría verse fragmentado después de más de veinte años del hecho. Sin embargo, Mistress C recuerda cada pequeño gesto y dato y los tiene grabados a fuego en su fuero interno. En ocasiones, los acontecimientos que marcan nuestra vida y que llegan hasta lo más profundo de nuestro ser quedan fijos, anclados, sobre todo, los dolorosos. Siempre hay riesgo de que la memoria borre o modifique e incluso seleccione a su apetencia y arbitrario orden lo digno de ser recordado. En este caso, el narrador y el lector solo cuenta con la palabra de la dama inglesa. Lo interesante como es en general en todas sus obras es el modo de narrar de Zweig y su retrato psicológico de la mujer. La capacidad para otorgar mediante palabras esa belleza característica de su prosa a la hora de narrar sentimientos o describir situaciones o vicisitudes de los personajes. El ritmo que imprime a la obra hace cada vez más apetecible su lectura para conocer su desenlace.

“En aquellas dieciséis horas había aprendido más de la realidad que en cuarenta años de vida burguesa”.

Página 70
El tiempo y el amor son las dos claves sobre las que se basa la trama. La obra es hija de su tiempo y en algunos aspectos debe ser comprendida en la época en la que se encuadra. No obstante, como es habitual en sus obras y, por ello son clásicos, es su carácter para transceder su época y ser atemporal. Las preocupaciones, el dolor, el sufrimiento de los personajes han sido, son y serán comprendidos por lectores que hayan experimentado la vida y sufrido sus vaivenes de pequeñas felicidades, sueños frustrados, errores que no tienen marcha atrás y hay que aprender a vivir con ellos, etc…

“El tiempo, sim embargo, posee una fuerza profunda y la vejez un poder singular para quitar intensidad a los sentimientos”

Página 99
Si algo quiere transmitirnos Zweig con esta obra es la importancia de perdonarse a uno mismo. A veces, solo la madurez o el transcurrir del tiempo cura las heridas, en otras ocasiones el dolor o la ira se guarda toda una vida. Todo depende de nosotros.
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Esta novela de Stphan Zweig me ha encantado como todas las que he leído de él. Con pocas palabras y lenguaje sencillo nos describe los personajes y nos hace adentrarnos en su psicología de una manera maravillosa, sobre todo de los femeninos. En esta novela la moral cobra un gran protagonismo, ya que es la causa de que la protagonista se debata en una lucha entre sus sentimientos más profundos y escondidos y su culpa. A causa de ella, la vida de una mujer queda destrozada por simplemente 24 horas de su vida en las que de dejó llevar por sus profundos sentimientos. Y sólo al contar su historia a un desconocido puede recobrar la serenidad. Dramática y desgarradora, su brevedad para mí hace que tenga una fuerza sentimental más intensa.

Un suceso ocurrido en un hospedaje de la Riviera francesa es el marco que escoge esta vez Zweig para acercarnos a lo más profundo de las pasiones humanas. Una mujer casada y con dos hijas abandona a su familia por un hombre al que ha conocido apenas veinticuatro horas antes. A raíz de este hecho, se abre un acalorado debate en el que la mayoría de los inquilinos de la pensión juzgan a la mujer fugada; sólo el narrador defiende la valentía que ha tenido ésta al seguir su deseo.

A partir de este momento la historia se centra en el relato de una mujer sextagenaria que, al amparo de las palabras del defensor, decide liberarse contándole cómo una vez, y durante veinticuatro horas, se dejó llevar por su instinto y se dio cuenta de que nunca había sido tan feliz.
Pero en esta historia, además de la pasión, los prejuicios y la culpa, también encontramos retratado a un ludópata; el escritor austríaco lo hace con tanta maestría que los lectores nos ponemos en su piel de jugador, sintiendo así su miedo, su ansia y su obsesión.

En "Novela de ajedrez" y en "Mendel el de los libros" también me sentí dentro de esos personajes obsesionados por algo que acaba por definirlos y los despoja del resto de su personalidad. Estos personajes tan intensos son un regalo que nos hace Zweig y en mi caso hacen que no pueda separarme del libro hasta que lo termino. La lectura de sus obras me mete en un torbellino del que me cuesta salir y que voy digiriendo a medida que pasan las horas, veinticuatro o las que sean.

En mi búsqueda de obras de Stefan Zweig me he topado con esta novela corta, que también trata de una mujer, la cual ha vivido de todo en su vida, pero solo nos relata lo que ocurrió durante veinticuatro horas hace veinticuatro años.

En modo de confesión ante un desconocido, nos cuenta ese hecho vergonzoso en su vida del que no puede olvidarse, y piensa que así, contándoselo a alguien, podrá dejar de una vez por todas el pasado atrás. A veces se traba, otras no sabe cómo continuar, pero no quiere dejar de hacerlo, parece que hay algo dentro de ella que le impide ya parar.

Me ha gustado que, aunque Mistress C. tuvo sus errores en el pasado, este no se vea deshonroso ni indecoroso, sino que sea comprendido por el desconocido que la escucha atento. Todos cometemos errores, y el suyo es más común de lo que ella cree, pero para una mujer de su época es del todo inaceptable.

Con esta pregunta hace la criba, y elige a su confesor en el hotel donde está hospedada, de entre varias personas que allí se alojan. El que este hombre que escucha su monólogo se vaya en unas horas de la ciudad donde se encuentran es quizá otra excusa más para no sentirse avergonzada por hablarle de su pasado.

Dentro de las novelas que he leído de Stefan Zweig no es mi favorita, pero si es bastante entretenida y original, por lo que la recomiendo a todo aquel que tenga un ratito para dedicarle a este magnífico autor. al ser corta, no necesitarás más de una tarde o dos para leerla.

No sé si no era el momento propicio para leer la novela o me esperaba otra cosa, pero la novela no me caló como para decir "me encantó" pero una cosa no hay que negar: la novela te deja pensando.