Creo que la lectura de esta obra es imprescindible. En apenas 140 páginas Virginia realiza una revisión de la mujer en la literatura.
Este libro es un ensayo que recoge una serie de conferencias que realizó la autora sobre “
las mujeres y la literatura” en 1928 para la Universidad de Cambridge.
El texto recoge las opiniones y la visión de la autora sobre cómo las mujeres han podido dedicarse, o no, a la literatura a lo largo de la historia, en particular en los últimos siglos. Desde un punto de vista femenista y mordaz, Virginia establece una comparativa genial sobre cómo la mujer ha estado recluida en otros aspectos de la vida, maternidad y hogar, que le han impedido acceder a la literatura, en contraposición del hombre.
A pesar de parecer un ensayo no ficticio, no es así completamente puesto que realiza diversas reinterpretaciones ficticias sobre cómo ciertas mujeres se podrían haber desenvuelto en sus respectivos siglos. Mi favorita ha sido el capítulo dedicado a la hermana ficticia de Shakespeare. Es decir, a su alterego femenino, y cómo hubiera sido la vida literata de Shakespeare si hubiera sido mujer.
Y es que seamos realistas, como bien dice Virginia, las mujeres no han tenido las mismas oportunidades que los hombres, y aún a día de hoy, siguen sin tenerlas. Ya sea en 1928, cuando la autora realizó su ponencia, como en 2020. Los hombres no tienen las trabas que tienen las mujeres.
Antiguamente, una mujer no podía ser escritora ni publicar puesto que no estaba permitido. Por ello se cree que muchos libros anónimos fueron escritos por mujeres.
Y a pesar de que
Jane Austen o las Brontë abrieron las puertas a la literatura escrita por mujeres, tuvieron que pasar muchas dificultades que sus respectivos masculinos no. Lo cual abre al debate y hace pensar. Por cada mujer escritora, ¿cuántos hombres escritores han habido?
Hasta la propia ley nos pone en desventaja respecto a los varones. Puesto que una mujer, antiguamente, no llegaba nunca a poseer nada. Sus cosas primero pertenecían a su padre y posteriormente a su marido e hijos. Por lo cual, no tenía la libertad si quiera de disponer su dinero a su gusto para poder, por ejemplo, sufragar su actividad como escritora.
Otra reflexión, gira en torno al espacio que tiene la mujer en su propio hogar. Lo cual me ha hecho pensar en los hogares en los que he estado y conozco, incluso aquellos literarios o cinematográficos. ¿Cuántos conocéis que tengan un espacio especial para ellas? ¿Pero y para ellos? Y no estamos hablando de pequeñas casas cuyo espacio es muy limitado. Hablamos de casas con espacio de sobra que permiten la existencia de estancias privadas. Pues bien, muy pocas casas tienen espacios privados para la mujer. Por ello, Virginia afirma lo siguiente:
“Una mujer necesita dinero y
una habitación propia para dedicarse a la literatura.”
Cada capítulo está dedicado a un tema, y a partir de la exposición de sus planteamientos, realiza diversos capítulos dedicados a la mujer y la literatura según su época histórica. Haciendo un magnífico recorrido histórico sobre la presencia de mujeres que se dedicaran a la literatura y los obstáculos que tuvieron que superar en dichas épocas.
“Démosle
una habitación propia y quinientas libras al año, dejémosle decir lo que quiera y omitir la mitad de lo que ahora pone en su libro y el día menos pensado escribirá un libro mejor.”
OS RECOMIENDO MUY ENCARECIDAMENTE LEER ESTE LIBRO.
Enlace:
https://laspalabrasdeesperan..