Una habitación propia

Seguramente cuando le propusieron a Virginia Woolf dar unas conferencias con 'La mujer y la literatura' como tema principal, pensarían que abarcarían un halago continuo de la vida y obra de influyentes predecesoras del calado de Jane Austen, las hermanas Brontë o George Eliot.
Woolf fue "un pelín" más allá. ¿Como era posible que en el mundo la mitad de la población tuviera una ínfima participación en el proceso de escritura?¿Qué representación arquetípica y simplista en los personajes femeninos de las novelas se cabía esperar de aquellas masculinas mentes?¿Cómo se iban a plantear las mujeres dedicarse a la escritura sin poder contar con una solvencia económica ni un lugar tranquilo en el que desarrollarla, una habitación propia?
Maravillosa vuelta a la autora que conocí con su peculiar novela 'La señora Dalloway'. En este caso, nos adentramos en un ensayo basado en dos conferencias que dió Woolf a mujeres estudiantes. Es lógico que tras el éxito de las mismas, se decidieran llevar al papel y de esta manera podamos disfrutar de este alegato feminista que dentro de nada cumplirá los cien años desde su publicación.
Una de las cuestiones que nos ha enseñado la literatura es que el feminismo no es cosa de hace unos pocos años, y que hace cien años y unos cuantos más atrás, ya había voces (en su mayoría mujeres, claro) reivindicando de manera más o menos explícita una igualdad entre mujeres y hombres. Sin embargo, poder saborearlo de manera tan directa y contundente, y escrito con el estilo que solo alguien como Virginia Woolf es capaz de plasmar, es un verdadero placer.
La escritora hace un repaso por las primeras mujeres que, teniendo que renunciar a la idea de formar una familia, pudieron dedicarse a la escritura, pasando por un presente en el que expone las carencias y necesidades de las mujeres para poder escribir, y anticipando un futuro irremediablemente más positivo.
'Una habitación propia' es una obra necesaria hoy en día todavía, para recordar de dónde venimos y evitar repetir ciertas injusticias, pero sobretodo para no caer en el engaño de que ya se ha conseguido una igualdad real y sí tener en mente que queda aún mucho por hacer.

Por fin me pongo con uno de los libros que más llevan pendientes en mi lista, y lo ha estado porque era consciente de lo que iba a leer: Un ensayo sobre la relación que ha existido siempre entre la literatura y las mujeres.
Me ha sorprendido ver que no era solamente sobre eso, las diferencias en cualquier aspecto de la vida entre hombres y mujeres en aquella época eran abismales, pero no me tengo que ir tan lejos. Hija de…, esposa de…, madre de…, eran los títulos a los que hace menos de 50 años en España podía aspirar la mayoría de las féminas. Yo misma veía con estupor cómo mi propia abuela, aún teniendo sus estudios (era una mujer fuera de lo corriente), firmaba una y otra vez como señora de Delgado, sin tener derecho siquiera a su propio nombre desde el momento en que se casó.
Todas las cosas que ahora disfrutamos como humanos, se las debemos a muchas que vinieron antes levantando ampollas entre la sociedad al mostrar las evidencias de todas estas injusticias: Una mujer no podía disponer de sus propiedades, su padre o marido tenía que autorizarlas para viajar, para abrir una cuenta en el banco ¡hasta para poder trabajar!
El título se basa en una realidad: si una mujer no tiene independencia, no se podrá dedicar a otra cosa que no sea la casa y la crianza de sus hijos. Es cierto que hemos avanzado muchísimo, ya no necesitamos un papel en el que nos permitan ser nosotras mismas, y todo se lo debemos a ellas, a aquellas que no se conformaron con ser un apéndice de un hombre, las que lucharon por participar en deportes, escribir, votar, en definitiva, las que pelearon por vivir en igualdad de condiciones con el otro 50 % de la población, aunque al principio lo hicieran en la sombra.
Una lectura que necesita su tiempo, ya que da muchos datos en los que se apoya para dar su opinión, que se convierte en la de muchas más, pero que merece mucho la pena y me parece muy recomendable.

Un libro sobre el pensamiento (y el sentimiento) femenino que nos lleva por derroteros de lo más curioso con tal de que, finalmente, tenemos más una arenga hacia las mujeres que una perorata: Tenemos la labor de dar a conocer las realidades ocultadas y aquellas que son nuevas.
Me ha encantado la crítica a la cantidad de libros escritos por hombres sobre mujeres como si estos supieran cada cosa del género femenino, así como también me ha gustado la diferenciación de los libros escritos "bajo la luz roja de la emoción, y no bajo la luz blanca de la verdad" en referencia a la necesidad de conocimiento (incluso empírico) que se debe tener sobre un hecho para poder hablar con propiedad.
La aparición del concepto del patriarcado, las nuevas realidades sexuales y sociales, y la idea de la "imagen en el espejo" no deja indiferente a ningún lector. ¡Toda una anticipación a la actualidad hace un siglo!
Me ha gustado sobremanera la defensa de la necesidad de igualdad de ambos sexos (formación universitaria, experiencias vitales) y que los valores ciertamente van cambiando con las épocas. No todo está decidido: podemos cambiar el presente para mejorar el futuro.

Sin embargo, no me ha gustado que se hable de las mujeres como el "sexo protegido" porque yo me pregunto: ¿Protegido de qué? ¿De poder hacer su vida como les plazca? Eso es coartar la libertad, no proteger. Refiriéndose a ello, también se habla de que las mujeres, en caso de hacer otros trabajos ("de hombres") morirían antes, lo que me ha hecho reflexionar sobre el conocimiento a nivel médico (por ej.: el protocolo médico en caso de infarto es diferente entre hombres y mujeres).

En definitiva...
Yo también soy de las que piensan que la visión histórica de la mujer y la visión literaria deben ir de la mano para poder conocer todos los aspectos relativos a las mujeres. Y, de hecho, no se puede entender una sin la otra. Creo que esta obra se ha convertido en un clásico por esto mismo: la capacidad de reflexionar que nos otorga, sea cual sea la época (ya que, además, aún queda tanto por cambiar): Para mi, esto es la equivalencia hacia un mundo más justo y su regeneración representada magníficamente por el mundo literario.

Magnífico ensayo sobre la mujer y la escritura.
Justos reclamos de hace casi 100 años y que suenan a hoy.
Sarcasmo, ironía, erudición... un paseo por la huella de las mujeres en la literatura. Complicada de rastrear y seguir por el empeño de la sociedad patriarcal en perpetuar estereotipos de género obsoletos. Desde luego que anónimo era mujer.

Poco se puede comentar de "Una habitación propia" que no se haya hablado ya. Es cierto que al principio cuesta, pero después Virginia Woolf hace una gran reflexión (en ocasiones demasiada actual) sobre el papel de la mujer en la Historia de la Literatura

En octubre de 1928 Virginia Woolf dio dos conferencias en la Sociedad de Newham y la Odtaa de Girton, en las que se dedicó a exponer el tema de la mujer y la novela. Basándose en sendas charlas escribió Una habitación propia, un ensayo donde analiza el papel de la mujer en la literatura y trata de explicar los motivos que la llevan a anunciar que una mujer necesita imperiosamente una habitación propia y tener dinero para escribir.

Contado en primera persona a través de un personaje inventado conocido como Mary Beton, Mary Seton o Mary Carmichael, este ensayo, marcadamente feminista y en el que se mezclan realidad y ficción, recorre el mundo literario, la historia y la cultura en busca del papel que representaba la mujer, la importancia que se le atribuía y la forma en la que era considerada dentro de un sistema puramente patriarcal y lo relaciona con las diversas situaciones a las que una mujer debía hacer frente y las condiciones propicias para que pudiera escribir y publicar.

Con estas premisas como telón, la autora nos habla acerca del modo en el que los hombres ven a las mujeres, lo que ellas significan para ellos, la manera en la que se han visto sometidas y maltratadas a lo largo del tiempo y plasma la reacción del sexo opuesto ante los cambios que, lentamente, se van produciendo en el estatus de las mujeres, como sería el derecho al voto. Así, son muchos los ejemplos que llenan las páginas del libro que dan vida a estas ideas y que proceden tanto de personajes masculinos de renombre, que se recrean en su crítica contra las mujeres, como citas de diferentes libros que fueron escritos por hombres en los que se dedican a analizar la conducta del sexo que tildan de débil, y también aparecen conclusiones de la propia "Mary".

Asimismo y unido a lo anterior, se ironiza sobre la diferencia existente entre los personajes femeninos que se describían en las obras literarias y la figura real de la mujer, mostrando al mismo tiempo la escasa relevancia y lo mal dibujada que estaba su persona en algunos libros, dado que todo estaba narrado desde la perspectiva de los hombres y éstos desarrollaban a la perfección sus propios pensamientos y quehaceres pero no llegaban a comprender ni a representar correctamente la complejidad y el día a día de una mujer, independientemente de la clase a la que dicho personaje femenino perteneciese.

Por supuesto, un tema crucial que se trata en la obra y que es analizado en profundidad es la posibilidad de que una mujer escribiera un libro y el pensamiento que se generaba o podría haberse generado alrededor de este acontecimiento. En este sentido, pone de relieve el enfrentamiento que se producía, no solo con los hombres y la sociedad en su conjunto, que consideraban totalmente inapropiado e irrisorio que una mujer intentase entrar en el ámbito literario y la condenaban por ello, sino también el que se creaba en su propio ser, ya que el deseo fuerte de escribir chocaba con la educación que le habían inculcado, con los ideales que le habían enseñado desde su más tierna infancia y de las consecuencias que acarreaba esa lucha. Para ello, Virginia se inventa a una supuesta hermana de Shakespeare, a la que denomina Judith, y elabora una historia que muestra lo que habría sucedido si una mujer con el mismo talento que el dramaturgo hubiese seguido sus mismos pasos.

De igual modo, recrea la forma en la que las mujeres fueron introduciéndose en la literatura, las diferentes autoras que aparecieron, y desarrolla lo que caracterizaba su estilo de escritura. Nombres altamente reconocidos como Jane Austen, las hermanas Brontë y George Eliot, entre otros, aparecen en escena, permitiéndole a Virginia justificar su idea de que es necesario escribir sin resentimiento ni odio, de que no hay que imitar a los escritores y su afirmación de que se debe mostrar a las mujeres tal cual son, describiendo la realidad con total libertad. Es gracias a ellas que queda aclarado el título de la obra, que se demuestra la importancia de tener un espacio propio en el que poder escribir sin interrupciones y que se explica los motivos que llevaron a la autora a decir que el dinero es relevante.

En cuanto al estilo de escritura, nos encontramos ante una narración lenta, densa en cierto modo, elaborada y llena de matices, todo lo cual hace que la lectura deba tomarse con serenidad, aunque también se palpa el humor irónico de la autora. Es un ensayo en el que se dicen multitud de cosas, en el que cada frase tiene su razón de ser e implica más de lo que parece a simple vista y en el que la profundidad del tema es innegable. Es cierto que de vez en cuando se sale de la línea previamente iniciada y divaga para luego volver al camino, pero eso no hace que sea menos atrapante.

Ahora viene cuando os digo lo mucho que me ha encantado el libro, que lo recomiendo encarecidamente, que creo que es de obligada lectura, que no puede dejar indiferente a nadie y que te abre los ojos a la realidad. Sin embargo, estaría pecando de injusta y le haría flaco favor a esta maravillosa obra si me limitase a decir eso. Cuando digo que te abre los ojos a la realidad, estoy siendo completamente sincera y me quedo corta porque Virginia Woolf va mucho más allá, ya que su mensaje va calando lentamente en tu mente, hace que te replantees muchos aspectos que se dan por sentado, que te cuestiones la ideas que tenías y te descubre otras nuevas de las que ni siquiera eras consciente. Está plagado de esas frases que te impactan de frente, creándote un nudo en el estómago y, de repente, te encuentras preguntándote cómo es que no habías caído en la cuenta antes; son esas frases que despiertan ideas enterradas bajo capas y capas de convencionalismos. Dice la autora que necesitamos unos cien años para que la situación de la mujer dentro de la literatura se arregle y, teniendo en cuenta que se publicó en 1929, tiene razón. Miras a tu alrededor y compruebas que gran parte de lo que está escrito en este ensayo sigue ocurriendo, que estamos lejos de disfrutar de las mismas condiciones y derechos, ya que las posibilidades de que una escritora publique y alcance el éxito dependen también del género literario del libro en cuestión. Por suerte, son muchas las plataformas que quieren dar visibilidad de las autoras, pero nos queda camino por recorrer.

Más que reseña comentario, tal vez fuera de lugar. Mi madre me compro este libro como regalo de cumpleaños y como sabía que era un ensayo, alargaba la espera para leerlo, la verdad, soy más de novelas, pero este libro lo disfruté bastante, lo leí en el momento necesario de mi vida.
Es realmente interesante como la idea de ser mujer a cambiado mucho y me da cierta seguridad, saber que también habia mujeres en esa época sintiéndose como a veces una se llega a sentir, criaturas ilusorias.
Definitivamente recomendaría este libro y le daría una segunda lectura más profunda.

Intenté por audiolibro escuchar este ensayo dos veces pero fue un fracaso absoluto. Por último, adquirí el libro en físico y me aventuré a conocer a esta autora por primera vez, leer algo suyo.

Este libro es fruto de una serie de conferencias que le encargaron a la autora en 1928, para que hablara sobre la “mujer y la novela”, así, a bocajarro. Claro, dos conceptos tan generales a tratar, más la unión de ellos en sí, le dio a Virginia Woolf para horas de preparación mental acerca de qué exponer exactamente a sus ponentes, qué es lo que quería transmitir.

Con este ensayo, a modo de diario de pensamientos y reflexiones sobre ambos conceptos, denota ese intento por desmembrarlos de todo artificio y unirlos, llevándonos de la mano hacia atrás y hacia adelante en la historia, en una hilera de pensamientos, recuerdos espontáneos por ella misma vividos, contradicciones y emociones que nos va transmitiendo ella misma con sus reflexiones, que si no te concentras bien en lo que lees, la pierdes con mucha facilidad.

Una mujer con tanto intelecto, además en esta época, hace mil y una referencias a acontecimientos, hechos, autores y autoras con los que reflexiona y expone sus ideas, no tanto en el concepto de novela sino en la contextualización de la mujer novelista de la época, la que ha sido hasta entonces, y a la que ella, con un ápice de rabia, alienta a ser a la futura, advirtiéndole que sin duda, no será un camino de rosas.

A mí modo de ver, este ensayo es casi un manifiesto feminista, una crítica y una queja, acerca de los roles de género a la largo de la historia, lo difícil que lo ha tenido la mujer en este ámbito creativo de la literatura. La necesidad de hacer hueco para darle rienda suelta a la creación de historias.

Recomendable leerlo, sin duda, y con mucha atención.

Una habitación propia es un libro que llevaba años queriendo leer ya que se le considera uno de los grandes libros feministas. Sin embargo, si quieres leerlo tienes que ser consciente de que se trata de un ensayo y, aunque es un libro muy corto, la lectura es bastante densa. Hay que leerlo detenidamente para poder analizar todo lo que hay detrás. Además, la organización de los capítulos tampoco ayuda ya que los capítulos son muy largos y no existen grandes espacios que te faciliten interrumpir la lectura.

La historia analiza un poco el papel de la mujer en la literatura a lo largo de la historia: lo difícil que es escribir cuando no tienes un lugar especial para hacerlo, los prejuicios a los que estaban sometidas si se decidían a escribir, el modo en que eran tratadas, lo diferente que habría sido su vida si hubiesen tenido dinero propio para poder gastar...

El libro está escrito en base a las conferencias que dio la autora y esto hace que a veces sientas que se va por las ramas y aporta información que no es relevante. Aunque creo que haber escuchado esas conferencias habría sido increíble, pues siento que en el papel se pierde parte de la esencia y tal vez todas esas palabras saliendo de su boca habrían sido muy diferentes. Aun así, el libro está repleto de muchísimas ideas interesantes sobre las que conviene detenerse a reflexionar como por ejemplo: ¿Cómo podría haber sido la literatura si las mujeres hubiesen tenido las mismas oportunidades que los hombres? ¿Cuántos libros maravillosos nos habremos perdido porque las autoras no tuvieron la valentía o las posibilidades de escribirlos?

En definitiva, Un habitación propia es una historia feminista llena de reflexiones interesantes e ideas revolucionarias para la época que fue escrita. Es un libro lleno de fuerza y reivindicación que sigue ajustándose a la época tanto como el día en que fue escrito.

Un ensayo feminista, uno de los primeros de la historia y qué bien escrito!

No es un libro de personajes fantásticos o una trama espectacular... Es la constatación de una realidad: la evolución de la mujer como escritora, el inicio del camino de la mujer en su INDEPENDENCIA.

Es importante leer este libro para VALORAR lo que hoy somos, lo que hoy tenemos; Porque no nos ha caído gratis del cielo. El proceso ha sido lento y duro.

No iba a leer este libro, pero la Lectura Conjunta de la Pecera de Raquel lo propuso para esta semana y el hecho de que esta semana se celebra el día de la Mujer... fue el motivo definitivo. Este día se merece un homenaje y que mejor que celebrar nuestro día que leer y compartir a Virginia Woolf?

Adquirí el libro en digital (por 0'45€ en Kindle, no lo lee el que no quiere leerlo) y antes de terminarlo ya lo había comprado también en físico. Porque necesitaba tenerlo para subrayar, anotar y manosear esta obra, a la que volveré más veces en mi vida... Para NO OLVIDAR de dónde venimos.

¿Qué necesita una mujer para escribir una novela?

Independencia económica y personal: Una Habitación Propia.

Enfrentarse a los obstáculos sociales y la falta de medios económicos ligados a la dependencia a un hombre (padre, marido, hermano, hijo...)

En palabras más de hoy en día... Que le dejen ya de dar por culo a una .

VIDEO RESEÑA
Enlace: https://youtu.be/UOfwgw_4tCY..