Una habitación propia

Un ensayo feminista muy enriquecedor. Un grito de uno de los mayores referentes en la literatura inglesa del siglo XX hacia la liberación de la mujer.

Hoy os traigo mi opinión sobre uno de esos libros que se toman como pilares del feminismo. Y es que Virginia Woolf fue una gran defensora de los derechos por la igualdad de las mujeres y con este texto, que en principio era un discurso, lo demuestra.En este libro lo que nos encontramos es un análisis por la historia de la mujer. de todo lo que ha pasado para conseguir lo poco que tiene en comparación con los hombres. Como a día de hoy todavía tenemos que demostrar nuestras capacidades siendo para ellos mucho más fácil solo por el mero hecho de ser hombres. Todo este análisis lo trata la autora comparando lo que pueden hacer los hombres y lo que hacen las mujeres en esos casos. Como hubo unas pioneras en cada campo y cómo se las trató en un principio. Pero que si ellas no hubieran mostrado ese coraje en su época, espero, que otras lo hubieran tomado o seguiríamos en las mismas situaciones que muestra la autora en su ensayo.Hay ciertas partes que me dieron mucha rabia porque es verdad como el mundo resulta más fácil para ciertas personas sean de un sexo u otro, y más dependiendo de la época. Pero leyendo una parte me acorde de una imagen que me encontré en internet y que a día de hoy todavía es real. Y que la autora también comentaba en la obra. En ella se veía como los hombres en su carrera laboral no tenían "obstáculos". Mientras que las mujeres para conseguir el mismo éxito o trabajo tenían que seguir con las tareas del hogar y la crianza de los hijos. Y luego se preguntan por qué ha bajado la natalidad... Y esto lo comparo con lo que decía la autora que los escritores podían dedicarse horas en una habitación a escribir sus obras. Mientras que las escritoras tenían que hacerlo en una sala común y siendo interrumpidas por sus "tareas".Hubo partes del ensayo que me sorprendieron mucho porque para estar hablando de cosas que pasaban en el siglo pasado o incluso hace dos. Parecía que estuviera hablando de este siglo. Para que nos digan que no es necesaria una igualdad, qué que es lo que pedimos si tampoco estamos tan mal... Es que me hierve la sangreEn conclusión, no es que haya sido un libro que me haya descubierto nada nuevo sino que me ha mostrado que a pesar del tiempo que ha pasado desde que se escribió este ensayo, la situación de la mujer no ha cambiado mucho. Y la lucha por la igualdad de la mujer tiene que continuar.
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Una Habitación Propia es una lectura muy breve que te lleva a través de distintas épocas mientras te hace reflexionar sobre la presencia (o la falta de esta) de las mujeres en distintos ámbitos de la literatura. A su vez, la autora nos narra sucesos que ella ha vivido invitándonos también a distintas reflexiones. No hay mucho más para decir del libro, solamente que merece muchísimo la pena leerlo. A mí personalmente me encantó y se me hizo muy fácil su lectura. No sólo es excelente, sino que además es muy corto y claro con lo que quiere decir. ¡Una lectura más que recomendada!

Un ensayo brillante. El talento literario de Virginia Woolf es descomunal. Su estilo es siempre preciso, elegante, profundo, erudito, irónico, fuertemente británico. Este ensayo es una de las claves de mayor importancia en la historia del feminismo y de la crítica literaria. Creo que más allá de la reivindicación de los derechos de la mujer, Un Cuarto Propio trata temas universales del oficio del escritor. Es interesante notar que la máxima figura del imperialista Bloomsbury llega a la misma conclusión que varios pensadores antimperialistas, incluso materialista-dialecticos: la libertad creativa en literatura depende de condiciones materiales. Cuando Woolf remite a la necesidad de un cuarto propio, en realidad, está reclamando una serie de beneficios que solamente dispone quien posee una renta. Woolf afirma que no se puede escribir sin disponer de dinero y de un cuarto propio con llave. Disponer de dinero significa no tener que trabajar para poder vivir -cubrir necesidades básicas y otras no tan básicas-. Creo que este ensayo es una talentosa lucha contra los prejuicios del patriarcado en favor del feminismo. Sin embargo, la lucha contra los prejuicios, siempre mediados por la cultura, resulta un poco selectiva en Woolf. Cuando Woolf se jacta de los lujos que disfruta por poseer una renta -básicamente una herencia de una tía- mientras se apiada de quienes no la poseen, no deja de ser defensora de un sistema de prejuicios tan sanguinarios como el machismo. Quizás al lector contemporáneo le moleste esa actitud aristocrática. La autocompasión de Virginia Woolf por no poder escribir se cierra sobre sí misma sin considerar el sufrimiento de quienes no pueden comer. Si esta restricción se pasa por alto, el ensayo es muy valioso. Opino que conviene leerlo no como feminismo, sino como una lúcida colección de reflexiones sobre la vocación del escritor. Aparece la hipótesis de la tradición literaria y su peso sobre cada escritor, desarrollada luego por Harold Bloom como angustia de las influencias. Desarrolla la conjetura de la situación estética del escritor, de la necesidad de incandescencia para lograr literatura de calidad. Resulta notable la erudición y el estilo de Woolf. Por suerte, el mundo actual no es como Bloomsbury a principios del siglo XIX. Por eso opino que lo mejor de este ensayo radica en la reflexión sobre el arte de escribir. Reflexión aguda y elegante. Creo que es una lectura muy recomendable.

En Una habitación propia, Virginia Woolf observa y reflexiona sobre los distintos obstáculos que desde siempre han frenado la libertad de expresión y la capacidad creativa de las mujeres. Se pregunta por qué hay más hombres que escriben sobre mujeres que mujeres que escriben sobre hombres, por qué la literatura escrita por mujeres no está al mismo nivel que las obras escritas por los hombres. Todo esto lo describe mediante distintos recursos y un tono cercano, algo humorístico y sarcástico al mismo tiempo.
Woolf pasa de un tema a otro con una facilidad pasmosa. Como el que empieza a hablar de una cosa y termina hablando de otra bien distinta. al principio, puede parecer que lo que cuenta no tiene mucha relación con el ensayo, pero hacedme caso: llega un punto en que esas piezas sueltas encajan.
Pero Virginia Woolf no explora el tema solo a través de personajes ficticios, sino de grandes escritoras como Jane Austen, las hermanas Brontë y Aphra Ben. Woolf bebe de ellas y de sus palabras, imaginando las circunstancias que rodearon el proceso de escritura de sus grandes obras. Sin embargo, al final todo se reduce al poder, poder que normalmente da el dinero y cierta posición en la sociedad.
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Virginia Woolf explora en este libro la existencia de dos espacios, el público y el privado, y como ésta interfiere en la emancipación de las mujeres. La naturalización de esta división y el androcentrismo predominante causa que las escritoras sean constantemente cuestionadas, poniendo en duda su capacidad en el mundo de la literatura. ¿Qué solución ofrece la autora? Quinientas libras al año y un cuarto propio. Independencia económica y la posibilidad de poder contar con un espacio que permita a las mujeres desenvover sus capacidades intelectuales en libertad. Muy recomendado.

4,5/5

No tengo palabras que hagan justicia a este libro. Esperaba que me iba a gustar, pero superó todas mis expectativas.

Este libro no es solo feminismo, que también. Es una reflexión sobre la literatura en sí, los escritores, los escritos, la historia de la mujer, la historia del hombre, el género, la naturaleza humana, el pensamiento, la creatividad, la filosofía e incluso la política. Todos estos temas expuestos al análisis de una excelente Virginia Woolf, que los desgrana desde una perspectiva única.

Su lectura es un placer, pero no solo para los sentidos, sino más bien para el intelecto. Aunque la autora expone y argumenta su opinión sobre ciertos temas, siempre lo hace invitando a la reflexión y a la crítica de cada lector. Yo no coincido con su opinión en varias ocasiones, aunque siempre hay que tener en cuenta que Virginia escribió esta maravilla a principios del siglo XX y, como bien dice ella, las mujeres (y toda especie viviente) somos, en parte, todas las mujeres que nos precedieron.

Virginia pone a Jane Austen como ejemplo de buena escritora, pero sinceramente, ella misma no se queda atrás. Sus frases son perfectas, llenas de metáforas preciosas.

No tengo duda de que leeré más escritos de Virginia Woolf, espero que más pronto que tarde.

Después de ver en varios blogs y videos en booktube reseñas de este libro, aproveché por su temática para leerlo después del Día de la Mujer y me sirvió para darme cuenta de que hemos evolucionado muy poco. Virginia Woolf escribió este ensayo para hablar sobre las mujeres y la novela, pero le sirivió también para reivindicar y poner de manifiesto el por qué la mujer necesita tener independencia económica para poder desarrollar su talento.

¿Por qué antes de Jane Austen, por poner un ejemplo, escasean las obras publicadas por mujeres?. Pues Virginia Woolf nos da la respuesta: la mujer no tenía una habitación propia donde poder desarrollar su creatividad sin ser molestada, ni disponía de 500 libras al año para no tener que estar pendiente de donde sacará el dinero para subsistir.

Las mujeres seguimos estando obviadas, tenemos menos oportunidades y nos topamos con un techo de cristal irrompible, pero poco a poco vamos conquistando esta independencia tan necesaria para poder dejar nuestra huella en la historia. Todavía tenemos un camino muy largo por recorrer, pero con educación y esfuerzo todo es posible.

Una lectura muy esclarecedora y reflexiva, con una prosa muy peculiar, marca de Virginia Woolf.

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Una habitación propia (o A Room of One's Own) es un ensayo que problematiza la autoría femenina desde algunos elementos que Woolf decide tomar para hablar de ello. En este caso, se dedica a la falta de un espacio en donde la mujer pueda escribir tranquila. Sin embargo, a medida que uno avanza la lectura se encuentra con otras cuestiones que se desarrollan (como, por ejemplo, la amargura que marcó a muchos de los textos compuestos por mujeres) con fluidez. No hay nada que se desperdicie porque, incluso cuando uno cree que se desvió del tema, sabe que Woolf (o la no- Woolf narradora) está diciendo algo. O será que a mí me encantan las descripciones de Londres y no las considero inútiles.

Hay observaciones muy interesantes sobre Jane Austen y las hermanas Brontë y varios comentarios que contienen ese sarcasmo tan admirable que arranca una sonrisa cómplice. Porque uno entiende que las comparaciones y las humillaciones son odiosas y porque ni siquiera hay que ser mujer para comprender que, efectivamente, la libertad de pensamiento nunca fue igual para todos. Por ende, el desarrollo de la creatividad tampoco lo fue. La historia inventada sobre la mujer que en la época de Shakespeare tenía el genio de Shakespeare (la que señalé en uno de mis status) se relaciona con esto y sobrevuela todo el ensayo.

Se lo recomiendo a todos, sin distinción de género, porque es un texto precioso que trata un tema más precioso aún (esa fue una opinión totalmente mía). Si alguna vez se enfrentaron con una hoja en blanco o si se dedican a leer a autoras, lo van a entender.

"La literatura está abierta a todos. Cierra con llave tus bibliotecas, si quieres, pero no hay
barrera, cerradura, ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente."

Ojalá vea con mis ojos el fin de esta distopía que vivimos y llegue la verdadera utopía de la igualdad.
Mientras tanto sigamos trabajando juntos cada día para conseguirlo.
Con todo el cariño,
Un hombre.