La muerte de Iván Ilich

Mi primera obra del autor. Decidí empezar por esta por su extensión. Me llamaban más sus obras más conocidas 'Guerra y paz' y 'Anna Karenina', pero como son dos tochazos quería probar si conectaba con el autor con esta breve historia de menos de cien páginas.

Se trata de una lectura ágil, en la que el tema principal es, por supuesto, la muerte de nuestro protagonista, Ivan Ilich. No, no es un spoiler, tanto en el título como en la primera página ya sabremos el desenlace de la historia.

No puedo decir mucho más porque contaría básicamente el libro, pero quiero destacar sobre todo sus últimas páginas, donde nos hace reflexionar sobre la vida, si de verdad la aprovechamos todo lo posible, la muerte y la gente que nos rodea en esos últimos momentos.

Una obra corta y directa, con unas potentes reflexiones que os recomiendo mucho y que me ha valido para acercarme a la obra de este autor clásico de la literatura y que me quita ese "miedo" que tenemos a algunos grandes autores a veces.

Nota: 7,5/10

Soberbia esta novelita corta que se lee en dos ratos. Leon Tolstoi hace un viaje por los últimos días de agonía de un burócrata del Imperio Zarista y desgrana los pasos que le llevó a estar donde está. Se da cuenta de que todo lo que ha hecho para llegar adonde está no le ha traído nada de felicidad.

Como su propio título anuncia, la novela comienza con la muerte de Ivan Ilich, a partir de este momento descubrimos lo que fue su pasado.
Conocemos a un hombre que vive por y para el trabajo, cuya vida conyugal está marcada por la monotonía, podría tenerlo todo para ser feliz, pero sin embargo, la ambición y la vanidad le devoran poco a poco.
Cuando le comunican que tiene una enfermedad incurable, vemos a un hombre atormentado y deprimido con síntomas depresivos que empieza a reflexionar lo que ha sido su vida hasta el momento y si ha hecho las cosas como debía de acuerdo a la moralidad.
La maestría de Tolstoi es indiscutible pero el tema principal sobre el miedo a la muerte y las reflexiones moralistas no son para mí, acabé extenuada con su lectura.

La historia empieza cuando se anuncia la muerte de Iván Ilich, un funcionario ruso cuya plaza es muy codiciada. Vemos la reacción de sus compañeros, familiares, el velatorio, y todo esto en un primer momento hace pensar que la novela irá por ahí, que veremos las consecuencias de este fallecimiento en el entorno del difunto. Pero no, enseguida Tolstói pasa a contarnos la vida de Iván Ilich y, a pesar de narrarse en tercera persona, nos adentramos en su mente durante todo el proceso.

Como siempre me pasa con Tolstói, pospuse su lectura por miedo a encontrarme con un texto muy denso. Pero una vez más, me ha sorprendido lo fluido que puede llegar a ser, y lo mucho que engancha su narración. Aquí además, al tratarse de una historia corta, no encontramos sus típicas “divagaciones” sobre temas diversos que, personalmente, suelo disfrutar bastante pero que no son del gusto de todos.

Es un libro ideal para empezar a leer al autor si no nos atrevemos con “Anna Karénina” y además contiene valiosas reflexiones sobre la vida y la muerte. Se nota que lo escribió en un momento de crisis, al alcanzar una edad en la que ya se veía cerca del fin.
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Desde su lecho de muerte Ilich, analiza la hipocresia de un hombre hipocrita en una sociedad hipocrita, tan insustancial, que su muerte no reporta ninguna modificacion a la misma, tan vacua que su vida se convierte en un sinsentido, tan poco dolorosa que solo le reporta dolor a el, quien trata de justificar los porques de su actuacion en un escenario donde nada resulta justificable, excelente reflexion sobre la sociedad rusa zarista, pero sobre todo acerca de la muerte de cada uno y de su muerte en vida.
Carlos Fuentes repite el mismo ejercicio literario en “ La Muerte de Artemio Cruz “

"La muerte de Iván Ilich", de León Tolstói, es una obra maestra concisa que explora la esencia de la vida y la inevitabilidad de la muerte a través de sus menos de 100 páginas. La narrativa sumerge al lector en la experiencia visceral de su protagonista, compartiendo sus reflexiones más íntimas, sus luchas internas, y el torbellino de emociones que enfrenta en su lecho de muerte. Esta obra no solo narra el final de una vida sino que invita a reflexionar sobre el significado de la existencia.

La novela nos adentra en la vida de Iván Ilich, un funcionario que lleva una vida cómoda y rutinaria. Sus máximas aspiraciones son seguir trabajando y ascender de posición en un entorno social donde eso parece ser lo más importante y donde abunda la hipocresía y la falsedad. Nuestro protagonista sufrirá un accidente que, sin entrar en más detalles, pondrá en peligro su vida y le hará replantearse si ha vivido como debería y si está satisfecho con sus metas personales.

Tolstói construye un personaje sumamente complejo con el que resulta muy fácil empatizar y logra que nos emocionemos con él. Es un libro que destaca y sobrecoge por el análisis que realiza de la sociedad y por su fuerte crítica a la moral burguesa de la Rusia de la época de la que tanto se quejó el autor. Asimismo es un claro reflejo de la crisis existencial que Tolstói sufría en el momento de su escritura.

El poso que deja esta novela corta es mayúsculo. Pese a su breve extensión es un texto tan profundo como poético, con muchas capas que analizar y que da pie a grandes reflexiones. El viaje a través de sus páginas es alucinante, culminando en una última parte trascendental y perfecta. No es una lectura agradable pero nos hace pensar sobre el sentido de la vida, con el trasfondo de la muerte, de una manera impecable.

La muerte de Iván Ilich es una novela corta que explora brevemente la vida de Iván, un abogado que procura mantener un estatus social, una familia acostumbrada a un estilo de vida acomodado, una exitosa carrera profesional y una vida social activa hasta que comienza a padecer una extraña enfermedad. Luego, la trama se desarrolla a partir de las reflexiones del enfermo y los acontecimientos que ocurren durante esta tragedia.

Este libro nos hace reflexiones sobre la vida y la muerte que despiertan en el lector un debate sobre las decisiones, la felicidad, y sobre “lo que realmente importa”.

Un libro que te hará pensar y desde el principio empatizas con Iván, lo realmente valioso es que el libro está cargado de guiños y sarcasmos divertidos. El escritor nos presenta la vida de Iván y cómo fue subiendo los escalones que lo llevaron al éxito, alcanzando el buen estatus de una familia bien vista por la sociedad. al mudarse a un nuevo hogar, Iván acomoda unas cortinas y cae de las escaleras. A partir de este momento su salud comienza a deteriorarse.

Es una lectura para detenerse ante las frases y cuestionar nuestras propias decisiones, y lo que consideramos éxito y felicidad en nuestra vida.

Una maravilla de libro escrita por Tolstoi que queda eclipsada por sus dos mayores obras de referencia, Anna Karenina y Guerra y paz. Como bien indica el título, esta breve historia gira en torno a la muerte de Iván, un funcionario que vive cómodamente y que contrae una enfermedad.

La muerte de Iván Ilich me ha llenado de tristeza, pues Tolstoi expone una sociedad superficial y vacía estudiando el comportamiento de los personajes de su novela. Por un lado, el autor critica la indiferencia que sienten las personas hacia otras y cómo estas intentan quedar bien o mostrar apoyo presentándose en un funeral o yendo de visita a la casa del enfermo. Es decir, las frases de apoyo pronunciadas pero que, al fin y al cabo, están vacías de verdadero sentimiento. A esta crítica se le suma el cumplimiento general de unas convenciones sociales que parece que todo ser humano debe cumplir para alcanzar una vida plena (buen trabajo, casarse, hijos…) y que Tolstoi va desmantelando poco a poco. Por último y desde un análisis más introspectivo, Tolstoi nos muestra esas fases por las que pasa una persona enferma: desde la negación hasta la aceptación, desde la esperanza hasta la desesperanza, el repaso de lo vivido, el grado de satisfacción, etc.

La muerte de Iván Ilich es un libro perfecto para empezar a conocer a Tolstoi si sus otras obras os imponen por su larga extensión. Además, tiene un estilo muy reconocible en todas ellas.
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Tales eran las referencias que tenía de este Iván Ilich y tan grande mi admiración por el autor que las expectativas con las que me enfrenté al texto eran, además de cuantitativamente elevadas, cualitativamente muy alejadas del tono ligero que me encontré al iniciar su lectura y de lo excesivamente remarcados que me parecieron algunos comentarios definitorios de los personajes. La novela, con sabor de relato corto, tiene una estructura sencilla, una narrativa clara, sin artificios, directa, fácil y agradable de leer; todo parece simple, y quizás lo sea, como simple es quizás el tema de la novela o, mejor dicho, el enfoque que aquí se le da.

A pesar del título, esta novela no versa sobre la muerte de Iván Ilich. Su tema se nos comunica muy pronto, en la frase inicial del segundo capítulo y lo hace con una frase clara y brutal:

“La vida de Iván Ilich no podía haber sido más sencilla, más corriente ni más terrible”.

En efecto, Tolstoy nos quiere hablar de la vida. Bien es verdad que la muerte es la excusa y que hay temas secundarios que la tienen como protagonista: el trato a los enfermos terminales por parte de médicos, familiares y amigos, la hipocresía social que la rodea o la distancia que consciente o inconscientemente establecemos con la muerte ajena a poco que tengamos ocasión. Pero es el enfrentamiento con nuestra propia muerte lo que supone la excusa para hablarnos de la vida, de cómo encararla. Y la respuesta es, como decía, “sencilla”: el amor y la entrega a los demás.

El plan de la novela es muy claro: un protagonista encarnado en una persona corriente y vulgar, sin grandes ambiciones, sin grandes pasiones. Una persona que no se implica, que guarda las distancias, que no arriesga. Un hombre conforme con el mundo que le rodea y leal al lema que preside todos sus actos y toda su vida: "comme il faut". Tolstoy escoge a este ser y lo enfrenta al abismo que es una terrible y dolorosa enfermedad y una muerte inminente. A la vista de ese abismo, aparece el horror, un horror que se encuentra allá donde mire, un horror que es el pasado, una vida echada a perder.

Así de simple y así de terrible. En realidad, “La muerte de Ivan Ilich” no es sino otra forma de encarar el mismo tema del que ya Dickens nos habló 43 años antes en su célebre “Cuento de Navidad”, y llegando a la misma conclusión con la que se topó su excesivo y desalmado Ebenezer Scrooge: ¡¡¡Bah, paparruchas!!!