Canción dulce

SINOPSIS: Myriam, madre de dos niños, decide reemprender su actividad laboral en un bufete de abogados a pesar de las reticencias de su marido. Tras un minucioso proceso de selección para encontrar una niñera, se deciden por Louise, que rápidamente conquista el corazón de los niños y se convierte en una figura imprescindible en el hogar. Pero poco a poco la trampa de la interdependencia va a convertirse en un drama. Con un estilo directo, incisivo y tenebroso en ocasiones, Leila Slimani despliega un inquietante thriller donde, a través de los personajes, se nos revelan los problemas de la sociedad actual, con su concepción del amor y de la educación, del sometimiento y del dinero, de los prejuicios de clase y culturales.

UNA CITA: "Siempre le habían dicho que los niños no eran más que una felicidad efímera, una visión furtiva, una impaciencia. Una eterna metamorfosis. Unas caritas redondas que de pronto se impregnan de gravedad sin que uno se dé cuenta. Por eso, cada vez que se presenta la ocasión, detrás de la pantalla de su iPhone mira a sus niños que, para ella, son el más bello paisaje del mundo."


MI RESEÑA: ¿Me ha gustado? Sí y no. Me explico:
Canción dulce está narrado de manera omnisciente, un paisaje evocador hacia algo que ya ha pasado, que se descubre en el primer capítulo del libro y que, de manera contundente, te engancha desde la primera palabra.

Me ha gustado que el inicio sea realmente el final. Me ha gustado porqué te invita a pensar en muchas cosas de manera previa: en la fatalidad del suceso, en las razones que llevan a la protagonista a cometer un crimen así, en las injusticias que, de vez en cuando, se suceden en la vida, en lo cruel e inhumano, en ése pasaje tenebroso que acaba por martirizar a uno, que machaca, que duele, que sangra y no termina nunca de sanar.

No me ha gustado, por ejemplo, que ante semejante inicio tan potente, la historia debiera estar a la altura, sí lo está o no, no me atrevo a decirlo, tan solo me atreveré a decir que no tiene el ritmo frenético y directo que un inicio así se merece. Por momentos se hace repetitivo, explicando hechos, momentos y vicisitudes que se presumen, uno tras otro, y que no consiguen sorprender demasiado.

Leila Silmani, la autora, lleva la acción a Francia, muy bien narrada, por cierto, de eso no cabe duda, pero centrándose demasiado en la figura de Louise, la niñera. Un personaje muy bien construido, que juega en el presente con las cartas de un pasado que ha relegado al olvido. Ella empieza siendo educada, agradecida, voluntariosa, atenta, para terminar siendo fría, calculadora, cruel y desapacible. Luego están Myriam y Paul, los padres de Mila y Adam, que buscan a una niñera que los aliente un poco en el estrés diario que les conlleva su casa y sus trabajos respectivos. Creo que estos cuatro personajes, con la importancia que tienen en la historia, tienen un peso mucho menor que el de la niñera, merecían mucho más, quizá para entenderlos, tal vez para cogerlos de la mano en los momentos más duros, para llevarlos a alguna parte donde la bondad siempre acabe por vencer al miedo.

En definitiva, no te dejes engañar por el título, de Canción Dulce tiene muy poco. Un libro más que a mí me parece es regular, pero ya sabéis como funciona esto, lo que para mí no es, tal vez para ti sí lo sea.

MI VALORACIÓN: 6/10

Con un inicio impactante donde ya se nos cuenta el final, empieza esta historia. La niñera ha matado a los niños que cuida, y a nosotros ya se nos han puesto los pelos de punta. Cuando solo empezar ya sabemos cómo acabará, lejos de quitarnos las ganas de leer, se hace apremiante saber cómo se ha podido llegar a ese punto.

Y así es como empezamos ahora sí por el inicio, por el momento en que Míriam decide volver a trabajar después de su maternidad, por el momento en que la niñera es perfecta, dulce, amable, cariñosa, ordenada, cuidadosa. Todo va bien, los niños están bien atendidos , la pareja tiene más tiempo, se vuelcan en el trabajo, todos son felices, la niñera también.

Lo interesante será ver cómo se llegó a la situación final y el relato del día a día de esta familia será el que nos irá dando pistas de ello. No habrá lugar para la empatía ni la comprensión, será un relato incómodo, desagradable en algunos momentos. Nos hará reflexionar sobre los peligros de dejar a los niños al cuidado de una persona que realmente no conocemos. Desatará nuestra angustia y nuestros temores y no nos soltará hasta el final. Pero en el libro también encontraremos píldoras sobre la conciliación laboral, sobre el papel de la mujer en la maternidad, crítica social y clasismo.

Una lectura que no puede gustar a todos, pero que está basada en hechos reales y nos cuenta una situación y unos peligros que no podemos obviar. El estilo de la autora es muy personal, que puede o no gustar. Utiliza el presente en toda la novela. de esta manera le da un ritmo y una necesidad de seguir leyendo que hacen que lleguemos al final sin darnos cuenta. Un final sin todas las preguntas contestadas, con lagunas y espacios sin resolver. Pero así es la realidad, no todo se acaba sabiendo, no todo se esclarece. Lo interesante es ver cómo la situación personal y mental de una persona puede llevarla a actuar de esa forma. Así que no nos encontramos ante una novela negra, ni ante un thriller, sinó ante una historia más psicológica, en la que nada se explica, pero el lector como observador se va dando cuenta de la situación.

Lo recomendaría a los lectores que no necesitan empatizar con los personajes para disfrutar de una novela, porque todos nos parecerán antipáticos. Y para lectores que no les importe encontrar finales un poco abiertos y espacios que tendrán que rellenar en su cabeza. Un libro, tanto si gusta como si no, que no deja a nadie indiferente y que durante unos días te tendrá dándole vueltas. Y cuando un libro consigue eso es que es un buen libro.

‘Canción dulce' de Leila Slimani recoge una sobrecogedora, perturbadora y angustiante historia, basada en un suceso real. Un libro imposible de soltar y eso que desde la primera página sabes el final.
 
Después del trabajo, una madre vuelve a su casa para encontrarse sin saberlo, con el mayor de los horrores posibles: la niñera ha matado a sus dos hijos. Tras este desgarrador inicio, la historia rebobina, y nos lleva al momento en el que el matrimonio protagonista, decide contratar a alguien para que cuide a sus pequeños.
 
Aunque pueda parecerlo, no estamos ante una novela negra al uso sobre una investigación, que va. Desde la primera frase ya conocemos el desenlace, pero hay una pregunta que cómo lector no puedes sacarte de la cabeza: ¿qué lleva a alguien, a la niñera perfecta en concreto, a cometer esa atrocidad?
 
La autora se ocupa de presentar magistralmente la realidad de esa familia y la niñera, su día a día durante meses. La narración sigue a los personajes como una cámara, mostrando sus actos y sentimientos, pero sin juzgarlos. La novela te da la información, te presenta una realidad, para que tu saques conclusiones. Evidentemente, no del mal cometido, ni de quien es el asesino, de verdad, eso está clarísimo, sino de la pregunta: ¿por qué?
 
Las escenas son realistas en extremo y están narradas de una forma sumamente vívida, ves todo ante tus ojos. La autora ahonda en lo profundo de las personalidades, en las problemáticas de los matrimonios, de ser padres, de querer progresar,… pero también en lo que no se ve de las personas, en la cara que ocultan. ¿Te preguntas alguna vez por la vida de las personas más allá su espacio en tu vida? ¿Qué espera en casa a quien te sirve un café, conduce el autobús o cuida de tus niños?
 
Sorprende no encontrar una novela sobre el mal, la perversión, la oscuridad… y eso sobrecoge, como de lo que se intuye como “normal e inofensivo” puede llegar a no serlo. Y es que, cada persona lucha su propia batalla, aunque no la veamos. He pasado horas y horas pensando sobre este libro, las situaciones que refleja y la implícita crítica social que es imposible no ver.
 
Un libro que te deja, por motivos evidentes, con un mal cuerpo terrible, hasta el título hace daño. Solo puedo recomendarlo.

Caí en esta novela por recomendaciones vuestras y porque solo había leído maravillas de ella, con estos antecedentes el éxito parecía estar asegurado. No iba el tema desencaminado, he de reconocer que estamos ante un librazo, por original, por diferente y por su atmósfera angustiosa, pero sin embargo, a mí no me ha terminado de llegar.

Basada en hechos reales, está ambientada en el París más cosmopolita y arranca con la agonía de una madre que descubre que su niñera ha asesinado a sus hijos. A partir de este brutal comienzo, la trama se desarrolla hacia atrás, hasta llegar al origen y el germen de tan macabro acto. ¿Qué motivaciones hay en las personas que nos rodean? ¿Qué cara oscura nos ocultan? ¿Qué sufrimiento arrastra cada persona sin que aquellos que tiene alrededor ni lo sospechen?

Una historia que se desgrana lentamente, durante varios meses, no os esperéis un thriller al uso, estamos ante un brillantez de terror psicológico, donde la repulsa e incluso el asco ganan al terror y al misterio mediante escenas muy vívidas cargadas de dramatismo. Os removerá y mostrará vuestros miedos más profundos. Y es que es muy fácil verse reflejados en sus múltiples escenas, el estrés y la vorágine laboral, la maternidad y sus sacrificios, las relaciones de pareja y sobre todo el sentimiento de soledad profundo, que tan camuflado nos acecha y atormenta cada día.

¿Qué me ha pasado entonces? Que no me han transmitido ningún sentimiento los personajes, me han resultado indiferentes, a pesar de que la historia se adentra profundamente en su psique y son fácilmente comprensibles sus motivaciones, me han dejado fría. Un prototipo de personaje aborrecible, incluso en ocasiones odioso, que no me ha aportado nada, y eso que soy una gran enamorada de los grandes villanos o de los personajes tormentosos, egoístas y malvados.

A pesar de ello, he disfrutado la novela, es un libro que merece la pena, simplemente en mi caso, no ha sido lo que esperaba, me ha faltado algo, o quizá no era mi momento. Leedla, porque estoy segura de estar ante una novela excepcional, con la que simplemente no siento entusiasmo, y lo curioso, es que quizá esa desazón es realmente lo que la autora buscaba provocar.

En este libro he pasado miedo y es una sensación que no me gusta para nada. de hecho, creo que me he leído el libro muy rápido para no pensar en las sensaciones que me estaba transmitiendo.
Ya sabemos desde la primera frase que algo muy gordo ha pasado, la primera frase es El bebé ha muerto. Con esta premisa empieza a describir lo que se ha encontrado la policía la acudir al sitio de los hechos. Después la autora hace una analepsis (flashback) e iremos conociendo la historia.
Tenemos un matrimonio con dos niños pequeños y la mujer, Myriam, es abogada, pero desde que nacieron los niños no ejerce. Paul, el padre, trabaja de técnico de sonido en un estudio. Myriam quiere volver a trabajar y deciden contratar una niñera. Louise será la encargada que eligen. Y empieza a mascarse el drama. Ella no es lo que parece o sí, solo que nadie investiga nada más.
Aparte de la tensión sobre la muerte de los niños, habla de cierta situación que vive la mujer por parte de su marido, algo así como que ella no trabajaba. También del racismo que vive la mujer, porque cuando va a solicitar una niñera piensa que es ella la que se ofrece para cuidar niños, porque es árabe.
También tenemos a mucha gente que opina de la crianza de tus propios hijos y creen que sus ideas son mejores que las tuyas y por muy abuela que se sea...
Y también tenemos a un padre que prefiere perder el tiempo en el estudio o tomando algo en vez de ir a casa y cuidar de su hijos y que, de paso, su mujer, que "no ha hecho nada" en todo el día más que estar con ellos pueda descansar.
La tensión va en aumento y somos testigos del deterioro de la niñera; lo fácil que es dejarse hacer para los padres de los niños y lo fácil también, que es tener un problema mental sin tratar, ocasionado por malos tratos, precariedad laboral, deudas heredadas, etc.
Esta novela fue premio Goncourt en 2016.
Su autora es de origen marroquí y actualmente reside en París.