Pétronille

«La embriaguez no se improvisa. Es competencia del arte, que exige dar y cuidar. Beber sin ton ni son no lleva a ninguna parte.» Así empieza este libro. ¿Mordiste el anzuelo? Yo lo hice y debo reconocer que la primera parte del libro siguió en esa onda y no me decepcionó. Después, confieso haber perdido un poco el interés.
Se trata de una novela de corte autobiográfico en la que Nothomb convierte a la escritora Stephanie Hochet (bajo el nombre de Petronille) en la mejor compañera para beber champán, compañera que la autora y protagonista estaba deseando encontrar desde hace mucho tiempo.
A través de los encuentros con Petronille se pone de manifiesto la idea del placer, del placer y el cuerpo, pero también de todo lo que rodea a un escritor, las presentaciones de libros, los tratos, el mundo editorial como una máquina que no deja nunca de sonar.
Reflexión y humor negro son los componentes de esta novela, la primera que leo de la autora y que me ha dejado con ganas de seguirla, aunque como dije al principio la segunda parte de la novela costó un poco, tal vez porque ya no encontraba tantas frases o ideas que me lleven a pensar o preguntarme algo. de todas maneras reconozco que disfruté conocer a la autora a través de este libro fluido y burbujeante, en gran medida, como el champán presente en esta historia.

Este libro lo compré hace menos de una semana, para la FILBO de este año. Necesitaba a Nothomb y su rápida y efectiva narrativa. Y aunque no fue tan arrollador como las otra tres novelas que he leído de ella, tuvo puntos que la hicieron muy entretenida y con el sello de esta mujer tan curiosa.
La vida de Amélie da un giro cuando conoce a Pétronille, una joven que está en su firma de libros. Ahí se da cuenta que llevan meses intercambiando correspondencia y comienzan una especie de amistad. Es muy entretenido ver como Amélie busca en esta mujer una compañera de tragos, como muestra las sombras y luces de la ebriedad y del mismo modo de una amistad muy peculiar. Pero luego me comencé a aburrir, de verdad pensé que no me iba a ofrecer nada más, y aunque había sido muy divertido y las frases que había subrayado me llamaron de sobre manera la atención, no tenía el toque final de sus otras obras. Así hasta que hace dos giros, el primero me pareció curioso y le dio a la a veces fastidiosa amiga un tridimensionalidad muy chévere. Y dije, hasta ahí, eso debe ser todo. El segundo giro no me lo esperaba y eso que solo es una página, bueno, dos en mi edición, y me toco leerlas de nuevo porque no entendía. Eso llevó a la historia a donde yo tengo como lector a Nothomb.

La prosa es sencilla, pero no por eso sin sentido y poco trabajada. Ella une la fluidez de su teclado con la clase que tanto la caracteriza. Se siente como cuando uno habla con un amigo que sabe mucho y aún así se entiende lo que se dice. Eso sí, al ser la misma Amélie la que protagoniza esta novela, vi un asombro ante la “prole” que en ciertas ocasiones se podría clasificar de clasista, puede que sean impresiones mías. En fin, otra obra con unos interesantes pasajes que me llevan a no parar de leer. Y un punto de vista muy único de ver el mundo.

La narradora: Amélie Nothomb. En busca de un(a) compañero(a) de champán (o como dice para respetar la etimología una "comviñera" : es más divertido emborracharse en pareja.
Petronila: al principio una joven atraída por la marginalidad y el pequeño grano de locura de la escritora belga;
luego escribe ella misma (sin mucho éxito editorial).
Petronilla es fundamentalmente especial, hasta la pérdida de un mínimo de sentido común.
Amélie también tiene un lado original, pero para ella, más bien con fantasía que oscuridad. Vive en el universo de su imaginación y de sus intuiciones, pero tiene la suerte de que este universo esté abierto, su extraversión y su sinceridad son reales. Y además, Amélie tiene ese instinto "maternal" lo suficientemente fuerte para asustarse cada vez más de los comportamientos "borderlines" de la que acepta de vez en cuando un poquito de amistad...

Una novela corta, agradable de leer, con fuerte componente autobiográfico. La pirueta final no me entusiasmó demasiado pero bueno, muy contenta de conocer un poco mejor a Amélie Nothomb - ... y por el momento sin la menor gana de descubrir los textos de Stéphanie Hochet (la verdadera "Petronilla").

Qué ganas tenía de reencontrarme con Nothomb. Siempre digo que nunca leo la sinopsis de sus libros, simplemente cojo uno al azar y me dejó sorprender. Por lo general no hay fallo, leer a esta mujer es introducirte en un mundo paralelo y extraño, pero que, tal y como está el mundo, sabes que puede ser real. En esta nueva aventura, nos encontramos con una amistad a 3 bandas compuesta por Amélie, una joven escritora llamada Pétronille y el champán. No cuento más porque creo que todo el mundo debería de llegar a las novelas de Nothomb como yo, dejándose sorprender

Vuelvo a Nothomb después de muchos años con una novela que puede resultar a priori un tanto frívola en cuanto a su planteamiento: En 1997, #AmélieNothomb es ya una escritora de éxito que se acaba de mudar a París y que busca un “compañerx de copas”, alguien con quien compartir un estado de embriaguez trascendente que no se vea empañado ni minimizado por la comida. Esa persona debe tener un cierto ‘je ne sais quoi' y, por supuesto, tener la misma predilección que Amélie por el champán. Y así, como caída del cielo durante una firma de libros, aparece Pétronille Fanto, una joven “fan” con la que ya había intercambiado cartas. El aspecto de Pétronille desconcierta en un principio a la escritora, que no la había imaginado como una joven de veintidós años con apariencia de chico de quince. Ambas se embarcan en una amistad alimentada con champán que se alarga durante años, y de forma más o menos intermitente, con momentos realmente extravagantes y viajes bizarros.

Esta novela de @anagramaeditor tiene un componente tóxico a la vez que atractivo, con toques de comedia–inolvidable la entrevista en Londres de Nothomb a Vivienne Westwood– cuya protagonista, Pétronille, se nos muestra como una versión alternativa algo más oscura e impulsiva de Amélie. #Pétronille, que paulatinamente llega a tener gran reconocimiento en la escena cultural con sus novelas, es sutilmente dominante, ocasionalmente exigente, pero también caprichosa y frívola.

Es curioso que, desde su presentación, la apariencia de Fanto rara vez cambia: casi siempre se parece a la de un niño de quince años, incluso después de que haya pasado más de una década. Me ha gustado mucho el desarrollo de este personaje porque su presencia ocasional en la vida de Nothomb no evidencia un acoso obvio: no hay intentos agresivos de usurpación, por lo que su faceta como “depredador” es tan sutil que apenas se ve hasta los últimos momentos.
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