Sagitario

Si hay algo que me gusta son las historias pequeñas sobre grandes personajes. No hablo de Napoleón o Cleopatra; sino personajes que aún siendo ficticios se sienten sumamente reales y aunque solo sepas de ellos lo que te cuentan unas pocas páginas, sientes que los conoces de toda la vida.
 
En este caso, ese gran personaje es una señora, que bien podría ser mi abuela, o tu madre. Y por eso, pese a todas sus excentricidades y rarezas, la quieres nada más empezar a leer. Una mujer de carácter, de esas que te pone de los nervios, que hace las cosas como quiere y piensa que siempre tiene la razón. Pero también de esas personas sin maldad, acostumbradas no solo a salir adelante bajo cualquier circunstancia, sino también cuidando y protegiendo a los suyos. Una de esas personas que parecen de hierro, que nada les afecta y, sin embargo, tienen muchos pesares y sueños, pero que no cuentan a nadie.
              
En apenas 100 páginas, ‘Sagitario' nos cuenta a través de los ojos de su hija, un periodo en la vida de esta mujer, cuando tras enviudar, deja el pueblo donde ha vivido siempre y se muda a la ciudad, ¿para estar cerca de su hija y sus hermanas? Sí, pero tal vez con otras intenciones que solo ella conoce. Allí, fuera de su zona de confort, hará una amiga y bueno, el resto… leedlo.
 
Más allá de la historia, centrada al 100% en los personajes, el estilo de la autora conquista. Bellísimo, sincero, trabajado, pero sin que se note. Párrafos ocupan páginas enteras y, lejos de incomodar, es como si alguien leyera en voz alta en tu cabeza, las paginas pasan, atrapándote y sin que te des cuenta. Admiro profundamente la capacidad de la autora para escribir una historia tan profunda y capaz de sobrecogerme (socorro, el final) en tan pocas páginas.
 
Como he dicho, una novela de personajes, si buscas mucha trama y miles de eventos, quizá no sea para ti. Pero si te recreas en las historias pequeñas con mucho trasfondo, en las escenas cotidianas, en los personajes profundos, ‘Sagitario' se quedará en ti.
 
Por mi parte, seguiré leyendo y mucho a Natalia Ginzburg , qué delicia.

Natalia Ginzburg ha resultado todo un descubrimiento, con su prosa sencilla, casi cotidiana y sin embargo, poderosa, nos sumerge en un mundo de pequeños detalles en una rutina de vidas corrientes. Las protagonistas son todas femeninas, los hombres que aparecen en la historia están ahí, pero es justo eso que están presentes y ya está. La protagonista principal es mi madre, tal cual, es como la llama una de sus hijas que es la narradora de la historia, no sabremos en ningún momento su nombre. Sabremos que es viuda y decide mudarse a la ciudad donde ya viven sus dos hermanas y una de sus hijas que está estudiando allí. Es prepotente, despótica con su familia, controladora y está permanentemente insatisfecha con todos y con todo. Una narración ágil, con humor y mucha ironía nos presenta el mundo de decepciones constantes de una mujer que de pronto recobra la ilusión al entablar una nueva amistad. Son solo 98 páginas y aún así, a Ginzburg le sobra para absorbernos en la trama y además acabar sorprendiéndonos.
En el libro se habla de muchas cosas más de las que aparenta, resignación, tristeza, vida cotidiana, matrimonios sin amor, engaño, dramas pequeños y grandes dramas y una narradora que le da un aire irónico a lo que cuenta aunque también se deja traslucir la compasión por el personaje principal, costumbrismo italiano en estado puro, una tragicomedia con mucha hondura sin llegar a la parodia en ningún momento.
Un mosaico de personajes femeninos variado, desde criadas contestonas a hijas sumisas o rebeldes, desde amigas ideales a traiciones inasumibles y claro, la madre, esa mujer que nos cae mal desde el principio hasta el final y ni con todo lo que le sucede se llega a sentir un mínimo de empatía por ella, al menos yo, igual otros lectores sí lo hacen. Mujeres caracterizadas más por sus silencios o sus actor que por descripciones detalladas de la autora.

CONCLUSIÓN
"Sagitario" de Natalia Ginzburg es la historia de una familia de mujeres, contada por una mujer con cierto buen humor a pesar de los sucesos que van ocurriendo en la historia, me ha gustado la novela y la forma de contarla de Ginzburg y estoy segura de que leeré más obras de ella, me han recomendado "Léxico familiar", así es que ya tengo por donde continuar.

Cuando vi en la biblioteca este libro no me pude resistir, corría como la pólvora por Instagram la edición de Acantilado y pensé que era el momento de conocer a Natalia Ginzburg. Cuál fue mi sorpresa cuando comprobé que en esta edición de Espasa no solo estaba Sagitario, sino otras dos novelas breves: Así fue (publicada por Acantilado como Y eso fue lo que pasó) y Valentino.

El haber leído estas tres novelas seguidas me ha permitido comprobar cuáles son los elementos en común en la narrativa de Ginzburg, hay aspectos que se repiten como las narradoras femeninas, un poco anodinas, sencillas y con afinidad por la enseñanza; además de los personajes de mujeres adultas (madres) con muchísimo carácter y una obstinación por sacar adelante sus proyectos que las lleva casi al límite de sus fuerzas físicas y mentales.

Las historias de Ginzburg son aparentemente sencillas, pero hay algo en la forma en la que están contadas que las hace irresistibles.

No podría elegir cuál de estas novelas me ha gustado más, al principio pensaba que sería Así fue (imposible no devorar las páginas para averiguar hacia dónde lleva esa relación desigual, una historia que comienza de una manera que me recordó muchísimo al brutal inicio de Canción dulce de Slimani) pero tras terminar con Sagitario me acabé convenciendo de que las tres novelas tocan su propio techo de perfección.

Valentino es quizá la que pasa más desapercibida, pero será difícil olvidar a Maddalena, que es quien realmente lleva el peso de la historia. Igual que con Sagitario nos será complicado olvidar a esa madre insatisfecha cuya amistad con la misteriosa Scilla le hará ver la luz y las sombras casi con la misma facilidad.

Siento que estas palabras no son lo suficientemente precisas para hablaros de esta autora y su obra, pero creo que es porque aún no me creo el descubrimiento que hice apenas a escasos días de finalizar el año. Natalia Ginzburg me ha conquistado por sus argumentos, por sus personajes y por lo (que podría afirmar sin titubear): una escritura de mucha calidad y un gran calado.

Yo, de vosotros, no veo otro mejor modo de comenzar el 2022 que leyendo a Ginzburg.



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De la portentosa escritora Natalia Ginzburg es esta corta novela llamada Sagitario, también autora de Y eso fue lo que pasó. Obra esta última cuya lectura también recomendamos. Adentrándonos ya en materia, Sagitario se trata de una obra con un personaje principal sobre el que orbitan todos los demás personajes y tramas, pero curiosamente contada la historia por una narradora omnisciente. Este personaje central no es otro que una madre. Una mujer sobre la que conoceremos sus rasgos de personalidad y sus motivaciones. Posee un carácter algo peculiar, pero tan cercano que es bastante realista. Algo soberbia, dominante, con gran sentimiento materno, y muy meticulosa. A pesar de todo, tiene un gran corazón y una esperanza puesta en una meta profesional futura como es abrir una galería de arte. al enviudar, decide abandonar el pueblo junto a su hija Giulia y su yerno Chaim para marchar a vivir a la ciudad. Allí se encuentra su otra hija que será nuestra narradora y por la que conoceremos toda la historia de esta mujer italiana, su madre, perteneciente a la clase media italiana. Los personajes de las hijas son esbozados, así como los demás secundarios. No obstante, Ginzburg aporta los datos necesarios para comprender su razón de ser y su implicación en la trama.

Toda la obra es un gran retrato de esta madre que necesita un cambio de su monótona vida gris y conseguir su gran aspiración de abrir la galería de arte. La manera en la que la historia es contada, es decir, con un humor que encubre, pero no opaca, las miserias y desgracias humanas es su gran clave. Todo un acierto de Ginzburg que está al alcance de pocos, donde el realismo moral queda patente. Esa cercanía del personaje principal y su transformación psicológica nos llevan de la mano a un final que se intuye, pero aún así resulta demoledor. El libro nos lleva de la sonrisa comprensiva de pequeñas situaciones adversas que se presentan cómicas al principio a un final abrupto y verdadero que no refleja otra cosa que la vida misma en todo su realismo.

Resulta sorprendente como Ginzburg con un estilo que parece sencillo, nos introduce en temas tan complicados como pueden ser las preocupaciones de la maternidad por el bienestar de los hijos, las obligaciones con los familiares, las diferencias de clase social e incluso la compleja búsqueda de relaciones interpersonales y de encontrar una motivación de vida. También es preciso que apuntemos las ideas feministas en algún diálogo con una frase tan contundente como: «Tal vez para una mujer, dijo, lo más importante era tener un trabajo”

En definitiva, otra obra de esta gran escritora italiana del siglo XX muy aplaudida por el público con el que compartimos su entusiasmo por su forma hilvanada y acertada de contar la vida de una madre de un humilde pueblo italiano y su choque con la realidad de la vida, en ocasiones tan hermosa de vivir, y en otras tan decepcionante estar vivo…

No se la pierdan.
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Pobres de aquellos que caminan por el mundo con la sensación de que la vida les debe algo: emociones, fortuna, sueños. A esos, los que creen que todo lo que hay a su alrededor es poco, la decepción los arrollará en forma de deuda disfrazada de destino. Y es que el aburrimiento es un mal consejero, nos lleva por la senda de la inconsciencia y la desesperación. Y nunca salió nada bueno de lo que se busca con ansia de salvación.
Somos dueños de nuestros días, a pesar de esa idea que a veces nos asalta y que nos lleva a creer que estamos perdiendo el tiempo.
El egoísmo provoca desdén; incluso de aquellos que, según nuestra manera de verlo, nos deben pleitesía