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Como un río que fluye tranquilo, y en su calmo camino acaricia la tierra, las rocas... la vida, Seda se apodera de ti, de tu entorno, te absorbe y en su belleza, te envuelve con besos de poesía. Besos de ninfa y besos de judas, en un hermoso contraste separado apenas, de una tela fina que es... ¡nada! Y si un río, en su camino, al rozar todo lo que toca, genera música, Baricco crea una sinfonía de letras, de acordes suaves y dobles sonidos, que más que leerlos los oyes, y en un acompasado ritmo... los respiras. Los transpiras. Es seda poesía. Y música, en engañosa narrativa. Es un cuento, un relato, una prosa, una oda a la melancolía. Es un amar y no poder, un grito frente a la rutina, y una mirada, esa que muchos hemos conocido y que por cuestiones tan diferentes, todos sabemos que solo eso será nuestro, la mirada, pues el resto ni está ni estará a nuestro alcance. Es viajar hasta el fin del mundo y justo cuando estás frente a él, no te queda más que esperar y morir de nostalgia, eso sí, sabiendo que aun sin tocarlo lo has vivido. que es... ¡todo! Ya dije del principito y del niño del pijama, que eran libros especiales, que a pesar de no ser precisamente odas a la literatura eran bellos por su poso, por su esencia. Seda es otro de esos libros mágicos, pero con la atroz diferencia de estar exquisitamente escrito, perfectamente ejecutado y con sorprendente equilibrio sostenido por un fino hilo de seda que es... ¡ nada! Hasta en los momentos repetitivos (con sutiles cambios) Baricco logra música y poesía. Y por si fuera poco... un libro compartido en tiempo real con Maren en un rato que ha sido nuestro entre teorías, opiniones, nuevas tecnologías y lágrimas. Sí, lágrimas, para algo las tenemos. Así que... lean y relean Seda, disfruten, gocen y si es posible, ¡lloren! que es... ¡todo! + Leer más |