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Y eso fue lo que pasó de Natalia Ginzburg
Me había equivocado en todo, pero todavía se podía remediar. Si hacía un esfuerzo me podía convertir en otra mujer.
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Calificación promedio: 5 (sobre 95 calificaciones)
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Y eso fue lo que pasó de Natalia Ginzburg
Me había equivocado en todo, pero todavía se podía remediar. Si hacía un esfuerzo me podía convertir en otra mujer.
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Antón Chéjov de Natalia Ginzburg
Su débil cuerpo humano había perdido el equilibrio y ya no podía servir de envoltorio a un genio.
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Y eso fue lo que pasó de Natalia Ginzburg
La vida comienza cuando todavía somos demasiado jóvenes para comprenderla.
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Las pequeñas virtudes de Natalia Ginzburg
Algunas veces estaba muy triste, pero durante mucho tiempo nosotros pensamos que se curaría de esa tristeza cuando se decidiera a hacerse adulto, porque la suya nos parecía una tristeza como de muchacho, la melancolía voluptuosa y despistada del muchacho que todavía no tiene los pies sobre la tierra y se mueve en el mundo árido y solitario de los sueños.
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Y eso fue lo que pasó de Natalia Ginzburg
No es mi marido. Un marido es es una persona de la que una sabe siempre donde está
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Las pequeñas virtudes de Natalia Ginzburg
"Por lo que respecta a la educación de los hijos, creo que no hay que enseñarles las pequeñas virtudes, sino las grandes. No el ahorro, sino la generosidad y la indiferencia hacia el dinero; no la prudencia, sino el coraje y el desprecio por el peligro; no la astucia, sino la franqueza y el amor por la verdad; no la diplomacia, sino el amor al prójimo y la abnegación; no el deseo de éxito, sino el deseo de ser y de saber." (Pág.145).
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Las pequeñas virtudes de Natalia Ginzburg
Sé que escribir es mi oficio. Cuando me pongo a escribir me siento extraordinariamente a gusto y me muevo en un elemento que me parece conocer extraordinariamente bien: utilizo instrumentos que me son conocidos y familiares y los siento bien firmes en mis manos. (...) Es un oficio bastante difícil, ya lo veis, pero es el más bonito que existe en el mundo. Los días y las cosas de nuestra vida, los días y las cosas de la vida de los demás a que nosotros asistimos, lecturas, imágenes, pensamientos y conversaciones: se alimenta de todo esto y crece en nuestro interior. Es un oficio que se nutre también de cosas horribles, come lo mejor y lo peor de nuestra vida, a su sangre afluyen lo mismo nuestros sentimientos buenos que los malos. Se nutre de nosotros y crece en nosotros. |
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Y eso fue lo que pasó de Natalia Ginzburg
Me daba la sensación de que yo nunca había sido capaz de vivir y de que ya era demasiado tarde como para aprender, pensaba que en mi vida no había hecho otra cosa que mirar fijamente en aquel pozo oscuro que había en mi interior.
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Domingo de Natalia Ginzburg
Las ciudades están hechas de estratos superpuestos de las distintas épocas en que las hemos habitado. Es famoso eso que dijo Proust: “las casas, los caminos, los paseos, desgraciadamente son tan fugitivos como los años”. Nuestra memoria permanece a veces en un estrato y otras en otro. Se posa sobre ellos como un pájaro. Pero en las ciudades en las que hemos crecido, en los lugares que hemos observado en la adolescencia o en la infancia, nuestra memoria se detiene más a menudo y con más detenimiento. Reencuentra intacta la curiosidad, la impaciencia, la aversión, el miedo y la expectación de esa primera mirada.
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Léxico familiar de Natalia Ginzburg
Somos cinco hermanos. Vivimos en distintas ciudades y algunos en el extranjero, pero no solemos escribirnos. Cuando nos vemos, podemos estar indiferentes o distraídos los unos de los otros, pero basta que uno de nosotros diga una palabra, una frase, una de aquellas antiguas frases que hemos oído y repetido infinidad de veces en nuestra infancia, nos basta con decir: «No hemos venido a Bérgamo a hacer campamento» o «¿A qué apesta el ácido sulfhídrico?», para volver a recuperar de pronto nuestra antigua relación y nuestra infancia y juventud, unidas indisolublemente a aquellas frases, a aquellas palabras.
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1. Si te apetece tomarte una cerveza de mantequilla o comprar unas ranas de chocolate irías a...