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El devenir de Nora Roberts
Sé fiel a ti mismo, Marco.Y cualquiera que intente convertir tu verdad en una mentira o avergonzarte no se merece que le dediques ni un segundo de tu tiempo
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Calificación promedio: 5 (sobre 645 calificaciones)
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El devenir de Nora Roberts
Sé fiel a ti mismo, Marco.Y cualquiera que intente convertir tu verdad en una mentira o avergonzarte no se merece que le dediques ni un segundo de tu tiempo
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Sangre y hueso de Nora Roberts
A veces piensas,haces planes y sopesas.Y a veces,sientes y actúas. Y siempre, siempre,confías en lo que tienes dentro. Confías en lo que eres.
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Deseo de Navidad de Nora Roberts
–Creo… –empezó de nuevo–, que lo mejor para ambos es que decidas rápido si vas a besarme o no. Porque no podré soportarlo durante mucho más.
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El bosque de Hollow: Trilogía Signo del Siete II de Nora Roberts
Se puso de puntillas, se estiró, pero sólo logró tocar la esquina de la caja de cartón que sobresalía sobre el estante. Se sostuvo entonces con una mano sobre un estante más bajo y volvió a probar; sólo se acercó un centímetro más. - Voy a salir a almorzar.-Layla escuchó la voz de Fox a su espalda-.Si quieres algo... ven, déjame ayudarte. - Casi he ligrado agarrar la maldita caja. - Sí, y se te va a caer sobre la cabeza. Fox se estiró detrás de ella hacia la caja de cartucho, al tiempo que Layla se daba la vuelta. Sus cuerpo se tocaron, chocaron uno contra el otro. El rostro de ella mirándolo hacia arriba llenó todo el campo de visión de Fox mientras su olor lo envolvía como cintas de seda. Los ojos de sirena de ella lo hicieron sentir ebrio y un poquito anhelante. Pensó: 'Retrocede, O´Dell'. Pero al segundo cometió el error de permitir que sus ojos descendieran hasta la boca de la mujer. Entonces estuvo perdido. Fox acercó el rostro, un centímetro más, escuchó la respiración de ella. Layla entreabrió los labios y él no pudo más que acortar la distancia que los separaba. una breve y suave degustación, luego otra, ambas tan ligeras como una pluma. Luego las pestañas se cerraron sobre los seductores ojos de la mujer y la boca de ella acarició la suya. Ambos profundizaron en el beso, un lento deslizarse hacia una calidez que le embotó los sentidos a Fox, que los envolvió con el perfume de ella hasta que él sintió que lo que quería era zambullirse y clavarse y hundirse. Y ahogarse. Layla emitió un sonido, de placer, de angustia, Fox no logró saber a ciencia cierta, debido a que la sangre se le agolpaba en los oídos. Pero le recordó dónde estaban, cómo estaban. Entonces se separó de ella, al darse cuenta de que básicamente estaba empujándola dentro del armario. - Lo siento, lo siento mucho.-Layla trabajaba para él, por Dios santo.-No debí... Fue un comportamiento de lo más inapropiado. Fue...-increíble-fue... + Leer más |
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Sangre y hueso de Nora Roberts
He aquí el primero de los siete escudos, destruido por la traición y la magia negra. He aquí la sangre de un hijo de los dioses derramada, y he aquí la sangre de nuestra sangre emponzoñada. Así se propagó la plaga.
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Año uno de Nora Roberts
—Tienes que mantener la calma. Vamos a superar esto. —¿Vamos? ¿Vamos? Dame unas tenazas, dame unas puñeteras tenazas para que pueda arrancarte un par de dientes sin anestesia y entonces podrás decir «vamos». No me digas que mantenga la cama, jodido chiflado... Ay, Dios. ¡Ay, Dios, aquí viene! |
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Hechizo de Nora Roberts
Aunque quizá anhelara, como todos los dioses y mortales han anhelado desde el principio de los tiempos, un amor eterno y verdadero. Pues era consciente de que no había poder, embrujo ni encantamiento mayor que el regalo de un corazón acogedor y abierto. |
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Año uno de Nora Roberts
Comienza ahora la sangrienta batalla entre la luz y la oscuridad. Y con el relámpago y las contracciones de una madre llegará la Elegida, que blandirá la espada. Muchas serán las tumbas, la tuya la primera. Larga es la guerra, cuyo final no está escrito.
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Bruja oscura de Nora Roberts
Tiró de ella por segunda vez ese día, con la misma frustración que la primera. Y dado que ella aún se reía, Boyle puso fin a su risa aplastando su boca contra la de ella. Ella sabía tal y como imaginaba que sabría la luz, cálida y radiante, con un descarga de energía. Aquel sabor lo atraía, le hacía desear más, mucho más. Esa mujer lo desconcertaba, eso era todo, toda aquella calidez y brillantez en la penumbra, cercada por el familiar olor de los caballos. Era su mundo, y ahora ella estaba en él. Y lo rodeaba con los brazos, como si siembre fuera a estar así. Si aquello no causaba impresión a un hombre, ¿qué lo haría? |
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Año uno de Nora Roberts
Sencillamente no podía vivir viendo la muerte a su alrededor. Muerte, sin esperanzas, inevitable. No podía seguir mirando los rostros de vecinos, compañeros de trabajo, amigos y familiares y ver la muerte en ellos.
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¿Con qué obra se dio a conocer Hannah Arendt en 1951?