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Clavícula de Marta Sanz
“A mí, sin embargo, me gustan los libros que producen orzuelos. Los que abren estigmas en las palmas de las manos. Los que aprietan la garganta y nos cortan la respiración”
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Calificación promedio: 5 (sobre 53 calificaciones)
/Intervienen en la presentación: María Ángeles Naval, Jordi Gracia y Marta Sanz.
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Clavícula de Marta Sanz
“A mí, sin embargo, me gustan los libros que producen orzuelos. Los que abren estigmas en las palmas de las manos. Los que aprietan la garganta y nos cortan la respiración”
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Perra Mentirosa / Hardcore de Marta Sanz
“Siempre nos quedará Manderley y París y las góndolas y los lucernarios de las mejores pinacotecas del mundo. Y las almas de los santos como manchas blancas sobre sus cabezas muertas. “ |
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Marta Sanz
Es un juego que se vuelca en el lado amable, en las posibles repercusiones beneficiosas de la lectura literaria. Las novelas son emplastos porosos, mostaza en el pecho, tisanas, infusiones, el caldito de pollo de mi abuela Rufi. A mi, sin embargo, me gustan los libros que producen orzuelos. Los que abren estigmas en las palmas de las manos. Los que aprietan la garganta y nos cortan la respiración.
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pequeñas mujeres rojas de Marta Sanz
Ahora vuelven a pasear por las calles españoles con pistolas a los que se les llena la boca llamándose es-pa-ño-les. Quieren electrificar con alambre de espino y cuchillas el perímetro de nuestros 5.978 kilómetros de costa.(...)Los verdaderos es-pa-ño-les quieren taparles la boca a nuestras risueñas mujeres.(...)
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Marta Sanz
En el fondo no estoy segura de decidir nada. Es la inercia. La fantasía de que de verdad elegimos y la culpa por no tomarnos con la debida seriedad los avisos de nuestro cuerpo. Como si pudiésemos para cuando nos diera la gana. Hasta de eso tenemos la culpa. Tenemos la culpa de todo.
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Sherezade en el búnker de Marta Sanz
Había una vez, Federico, un esposo y una esposa que vivian felizmente en su casa. Un día el esposo sufrió una especie de ataque que le condujo a la incorrecta percepción de que lo blanco era negro y lo negro blanco.
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pequeñas mujeres rojas de Marta Sanz
Ahora, quedamos atentas. Llegan, con aires de libertad y sonrisa blanqueada por el láser, los vástagos de nuestros embalsamadores. Sonríen en la foto, ocupan su escaño en el Parlamento, apelan a nuestra descendencia —se la quieren meter en el bolsillo—, se dicen salvadores de la patria, aprenden a contar hasta uno, rezan en las plazas públicas, apuntan al corazón de la cierva con su mira telescópica. Buscan criados. Señalan a las mujeres muertas —infanticidas, brujas, mentirosas— y a los niños perdidos —asesinos, sacrílegos, analfabetos—. Y es verdad que no somos iguales.
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Marta Sanz
La escritura araña la entropía como una cucharilla de el café el muro de la prisión. Amputa miembros. Identifica -para sanarlas- las lacras de la enfermedad.
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Marta Sanz
Por segunda vez en mi vida escribo para purgarme y le tengo fe a la posibilidad catártica de la escritura. Como si todas las palabras fueran un rezo.
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¿Qué hechizo usó Harry para matar a Lord Voldemort?