La noche se llenaba de estrellas
Y
Charles Dickens llegaba
Para contar sus historias
La multitud se sentaba
Contaba la vida del sepulturero
Huraño, amargado y resentido
A quien un día en Nochebuena
Los duendes le dieron su muenda
Pasaba luego por la casa
De una gran y numerosa familia
Mientras el pariente pobre narraba
La realidad de su extraña vida
Llegaba entonces a una escuela
Y el estudiante de curso expresaba
la extraña fortuna que bendijo
al que con paciencia todo soportaba.
Los hacía testigos de un hombre
Que dejó un testamento firmado
Para dar siempre techo y comida
Al que estuviera desamparado.
Sentados en una destruida barca
Les enseñaba en la tristeza
que mientras tuvieran la vida
La esperanza siempre ganaba
Y mientras en una historia pirata
El ruido de espadas se escucha
Un hombre y una mujer se encuentran
Y el amor sobrevive la lucha
Y sentados bajo un árbol de navidad
Mientras la dulce música suena
Vienen recuerdos como cuentos
De juguetes y bellos momentos.
Nacemos, crecemos, tenemos vida
Y este transitar solo tiene un camino
Y cuando el tiempo no nos perdona
Los dulces recuerdos dan acogida.
Con sus directas y certeras palabras
Nos presenta a los nadie olvidados
A los que la injusticia cruelmente borra
Cuando deberían ser venerados
Como en toda historia de Dickens
La añoranza de la navidad se presenta
Y aunque sea cada año distinta
Disfrútenla siempre como la primera
Dickens termina sus bellas historias
Da las gracias y cierra su libro
Y aunque quedan algunas dudas
Su alma se llena de recogijo.
Con estas coplas un poco imperfectas
Curiosas, extrañas y escuetas
quiero recomendarte que leas
A Dickens cada vez que puedas.