Patria

Mis personajes favoritos son las dos mamás, si bien ambas existen en función de la familia y muy poco por sí mismas, creo que cada una refleja un amor de madre preciso: sin importar lo que hagan o dejen de hacer sus hijos, los siguen queriendo.

En cuanto a los papás, que también eran muy amigos, al distanciarse y perder el contacto cada uno va rehaciendo su vida y su forma de relacionarse con el pueblo: Joxian quiere pasar desapercibido y el Txato se niega a irse de su hogar. Ambos se interesan poco por la política pero se ven inmersos en la situación general.

Los hijos tienen sus propias circunstancias y sus propias maneras de reaccionar ante el hecho central y las cuestiones políticas: con el paso de los años pierden también el contacto pero pareciera que lo retoman con mayor facilidad que los padres.

La narración es ágil, a pesar de que son muchas páginas no se sienten porque los capítulos con cortos, centrados en escenas específicas que aportan información. Los saltos en el tiempo son claros y no dejan lugar a la confusión. Los personajes son complejos, nadie es completamente bueno ni malo.
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CURIOSIDADES

📰 La novela retrata el clima de violencia que se produjo durante los llamados "años de plomo" del terrorismo de ETA, en los cuales la banda terrorista cometió el 29% de sus asesinatos (1978-1980).

📰 El propio autor refiere que "no es literatura del terrorismo" sino un modo de contar "historias de gentes vascas que estuvieron ahí cuando yo también estuve y reflejar el dolor de cada uno, uno a uno".

📰 Ha sido recientemente adaptada a la pequeña pantalla en forma de serie en 2020, pudiéndose ver en HBO.

OPINION

"Patria" es una historia apasionante llena de sentimientos, dolor, olvido y perdón. El autor nos presenta con un lenguaje simple y visual, sin pretensiones lingüísticas innecesarias, la historia de dos familias enfrentadas por el conflicto vasco, una exploración de los conflictos persistentes entre familias que alguna vez fueron amigas pero que luego fueron destrozadas por la violencia.

En este libro no se juzga sino que se narran las vivencias y las emociones de cada personaje, su sentir, su pesar y la forma en la que ha influido en sus vidas la historia del conflicto vasco. Dos matriarcados, el de Bittori y el de Miren, a partir de los cuales se desarrollan el resto de los personajes, y un eje central que es la muerte de "el Txato", nos llevarán a revivir los años más intensos y recientes de la historia de nuestro país.

El libro me ha encantado, su sencillez, su ritmo y el respeto con el que el autor trata a cada uno de los personajes. ¿Y vosotros? ¿Lo habéis leído? ¿Qué os ha parecido?

Dejé este libro una primera vez porqué veía la historia muy lenta y no me enganchaba. Intenté darle una segunda oportunidad este mes de mayo volví a intentar retomar el libro y seguía sin engancharme. No acabo de entender el porqué, ya que es un libro con muy buenas críticas. Finalmente decidí darle una tercera oportunidad escuchando el libro en vez de leerlo. He podido acabarlo de esta forma. Puedo decir que me ha gustado bastante a pesar de ser muy lento para mi gusto. Si no estáis acostumbrados a leer thrillers seguro que no os pasa como a mi.

“Nos esforzamos por darle un sentido, una forma, un orden a la vida, y al final, la vida hace con una lo que le da la gana”

Cómo narrar un conflicto y que uno entienda las dos caras de la moneda y simpatice con ellas. Eso hizo Fernando Aramburu con Patria.

Patria nos cuenta la historia de dos familias que son amigas pero que poco a poco se van ubicando como víctimas dentro de un conflicto. Cada una familia se ve afectada por su posición política, social y económica. Y eso hace que el contexto y su alrededor empiecen a influir no solo en sus decisiones, sino también en sus relaciones y su vida.

Creo que a pesar de la historia que es narrada, son los personajes los que hacen que este libro se cuente y tome vida por sí solo. Cada personaje es muy bien narrado. A cada personaje lo conocemos y entendemos sus motivaciones, sus pensamientos, sus dolores y sus acciones. Si, hay personajes con los que no conecté y no me gustaban pero eso no significa que no fueran totalmente excepcionales.

Quiero enfocarme en Bittori y Miren. Dos mujeres, esposas y madres. Dos personajes que vemos como van cambiando a lo largo de la historia. Bittori, una mujer que lo único que busca es entender qué sucedió y poder perdonar para así obtener paz. Y Miren una mujer que es una leona y que daría todo por sus hijos.

Muchas veces yo las juzgué en el libro, pensando que alguien no podía no estar tan ciego y no ver lo que sucedía a su alrededor, pero el problema es que el amor de ellas por los suyos hacía que se quedaran en la posición de victimas y vieran desde su mismo dolor. Que ojo, no es malo, al contrario, siento que están tan bien narrados que actúan como una persona real.

Vemos también como el conflicto político ha dejado sus marcas en los demás personajes. Una hija sin un padre, un hijo que cree que debe cargar con su madre, un esposo que pierde a su mejor amigo pero no puede mostrar dolor, un hijo que ve el peso de sus decisiones, una hermana que es el puente entre las dos familias y un hermano que aunque no lo dice, se avergüenza de su familia.

Patria es un libro que es muy crudo pero que me pareció lindo también. Siento que el autor cuidó tantos detalles y no se dedicó a juzgar que envuelve al libro en un sentimiento cálido.
Y algo que mejoró mi lectura al 100 fue el narrador. Este libro lo escuché en Audible y el narrador es espectacular.

Meter la cabeza en el barreño de agua que representa en este país el contexto histórico social de ETA y no ahogarse en el proceso... desconozco si hay que vivirlo de cerca, como Fernando Aramburu, para lograrlo, pero desde luego él sale más que airoso con esta novela ante todo HUMANA.
Es difícil orquestar un narrador múltiple como este, donde cada uno de los nueve protagonistas tiene su espacio para expresarse, pero de conseguirlo, solo puedes desplegar una historia que te lleva a la irritación, las lágrimas, la emoción, la felicidad, la ira, la incomprensión, la esperanza... odiarás y amarás por igual a cada uno de los personajes (vale, quizás a alguno sea más fácil odiarlo que amarlo y a la inversa, pero así es la vida al fin y al cabo).
Hay pasajes que directamente he releído cuatro o cinco veces antes de pasar la página, simplemente porque no quería desprenderme de todo lo que provocaban en mí.
Requiere una lectura a ritmo de pueblo: calma y de digestión necesariamente orgánica pero la recompensa será un poso de humanidad pocas veces aplicado a un tema tan lleno de maniqueísmos, verdades medio entendidas, mentiras mal disimuladas y rencores enquistados.

ALTÍSIMAMENTE RECOMENDADA

Hace ya un puñado de años, más o menos sobre estas fechas, estaba yo en una buhardilla en París, metido en la cama y completamente absorbido por la lectura de un libro. Era «Soldados de Salamina», de Javier Cercas (Tusquets. 2001). Me lo había dejado y recomendado encarecidamente una profesora de literatura española de la Sorbona que me había contratado para que sus hijas practicaran conmigo su macarrónico español de nietas de emigrantes. La susodicha señora -ella sí con un español excelente- era, además, hija del fundador de la Casera y tenía toda una historia familiar detrás; pero no es este el lugar ni el momento para contarla. La cuestión es que me dijo «llévatelo y me dices qué te parece». Y bueno, por muchas razones me pareció un milagro, un milagro verdadero y necesario.

Entre aquella brumosa lectura parisina y la de este «Patria», de Fernando Aramburu (Tusquets, 2016), que fue luminosa y sevillana, pasaron muchos años; pero hay algo que en mi mente las une, como un hilito luminoso, como la conexión entre dos neuronas que, pese a estar cada una en una punta del cerebro, se saludan y se reconocen.

El tema del libro de Aramburu no es agradable ni especialmente atractivo. Todos hemos crecido con el terrorismo de ETA y hemos sufrido cierto empacho informativo, cierta sobredosis de bombas, asesinatos, secuestros, zulos, imágenes horribles, miedo y odio. Así que lo normal es que al enfrentarnos a una sinopsis como la de «Patria» pongamos los ojos en blanco, resoplemos y soltemos un «Puf... ETA. ¡Qué pereza!». Como cuando te encuentras con alguien a quien no te apetece saludar. Pero esto que, en principio, podría parecer un hándicap es en realidad el mayor acierto de la novela, porque la clave del éxito de «Patria» (también del de «Soldados...» en su momento) es que nos planta frente a algo que estamos convencidos de conocer perfectamente y, moviendo un dedito delante de nuestras narices, nos dice: «No, no. No tienes ni idea, muchacho/a. Anda, pasa y entérate».

¿Y cómo hace esto @yo_fernando_aramburu ? Pues, como toda buena novela, a través de sus personajes. «Patria» nos muestra todos los rostros del terrorismo, no solo los de un lado o los del otro, sino los de dentro, los de detrás y los que apenas podemos intuir porque se han puesto de perfil. Nos cuenta sus vidas completas, retratadas con tanto detalle que apabulla, y a todos los dibuja tan bien que resulta complicado no verlos como lo que son: seres humanos en toda su dimensión, capaces de lo mejor y de lo peor. En «Patria» no hay caricaturas. Los personajes están tan vivos, son tan de verdad, que si yo fuera el autor iría por la calle con un miedo real a encontrármelos de frente al girar cualquier esquina.

«Patria» es el retrato del sufrimiento de dos familias de vecinos y amigos -en lo concreto está lo universal- arrastrados por el torbellino y la locura del fanatismo de unos y de otros. Es, como en una matriosca, el retrato de un pueblo. El retrato, en la siguiente muñeca, de una nación. Y en última instancia, con la muñeca más grande, el retrato tuyo, lector, pues de repente uno se ve despojado de todas las certezas que creía poseer y se da cuenta de con qué facilidad pueden despojarnos también de la compasión, de la humanidad y de la capacidad de verse en los ojos del otro.

Decía al principio que «Soldados de Salamina» fue un milagro necesario. de repente, los discursos sobre la Guerra Civil estallaron por los aires en mil pedazos. «Patria» también lo ha sido. Hay libros que uno nunca cree que vaya a poder leer y, sin embargo, ocurren. Y cuando ocurren, uno se da cuenta de la falta que hacían, de cuánto los habíamos necesitado, de que ese era el botiquín que siempre habíamos buscado para nuestras grandes heridas patrias o, quizá, la vacuna, por eso de ir con los tiempos.

Muchos ya habréis leído esta magnífica novela. Otros probablemente estéis pensando en hacerlo por esto de que viene el estreno de la serie y que el libro vuelve a estar en la sección de novedades de todas las librerías -el poder resucitador de las plataformas de streaming-. Si vuestro caso es el segundo, solo os diré una cosa: ni lo dudéis. Metedle mano; echadlo al bolso; sacadlo en un huequito en el trabajo o en los dos minutos que tarda la Thermomix en batir el salmorejo; recibidlo como se recibe a los invitados que no son un compromiso: con los brazos abiertos y sin fecha de salida; hacedle un hueco en la intimidad de vuestro cuarto de baño; dadle paseos de la mano por el parque; disfrutadlo, devoradlo, entrad por la puerta que os abre.

Ya hace bastante tiempo que tengo este libro en mi biblioteca y nunca tuve el tiempo de acercarme a este fantástico libro "Patria".

Francesa pero viviendo en el país vasco siempre hemos oído historias como estas cuando éramos pequeños. Nunca conocí realmente la "gran época" de ETA pero mis padres y abuelos sí.

Con este libro seguimos a dos familias que viven en un pueblo cerca de San Sebastián. Dos familias que antes se hablaban y ahora dos familias que se oponen.
La primera familia, triste después de la muerte del padre de familia El Txato, abatido en plena calle por miembros de ETA.
La segunda, igual de triste después del encarcelamiento del hijo Joxe Mari activista desde la primera hora.
¿Será Joxe Mari el asesino del Txato? ¿Los dos hombres tienen algo en común?

Ahora que ha pasado lo peor, solo queda una cosa : perdonar y olvidar. Fácil decirlo, difícil hacerlo realidad...

Hay libros que son para leerlos así... con un poco de frío, una manta y un café calentito. Algo que te reconforte mientras lees una historia tan real como dura, una historia humana por encima de todo, una historia que se te queda pegada al cuerpo y de la que no logras deshacerte ni pasados unos días de su lectura.

Mucho se ha escrito sobre esta gran obra de arte de @yo_fernando_aramburu y mucho quedará por escribir... y es que para mí ha sido uno de los mejores libros que he leído en los últimos años. La narrativa es tan maravillosa que te lleva a cada rincón de la trama y te mete en la piel de cada personaje, haciendo que te enamores de unos mientras compadeces a otros.

Sobre la trama creo que poco puedo añadir porque todo el mundo conoce de qué trata este libro.

Es un libro que no puedo dejar de recomendar a todo el mundo, sin distinción. En mi familia lo hemos leído ya todos... cada uno tenemos nuestros gustos bien diferenciados y, aún así, a todos nos ha gustado.

Yo ya había leído este libro hacía unos años... pero de forma prestada... y los Reyes Magos que son muy sabios me lo dejaron este año bajo el árbol porque conocen mi pasión por él y mi "manía" de adquirir para mi librería solo los libros que realmente me gustan. Y éste no podía faltar.

Puntuación: &#xNaN;&#xNaN;&#xNaN;&#xNaN;&#xNaN;/5

Después del libro de relatos "Los peces de la amargura" en el que el autor se adentra en el dramático terreno de la violencia de ETA y sus consecuencias, presenta ahora lo que puede ser su novela definitiva sobre este tema y una de las principales que se hayan escrito nunca sobre los años de violencia etarra en España. Es una novela de las que llegan muy dentro, quizá porque el recuerdo está muy cercano y el relato es fidedigno.

Fernando Aramburu narra, a través de dos familias, lo que ha sido la vida en el País Vasco durante más treinta años de actividad terrorista. Sin tapujos y sin equidistancia, es una novela pero más que eso puede ser historia viva, y quizá sirva para que de aquí a cien años, cuando los libros de historia digan que las ovejas se comían a los lobos, tener otro punto de vista.

Narrada con una peculiar técnica, donde de repente desaparece el narrador para iniciar un relato en primera persona y viceversa, está estructurada en pequeños capítulos a modo de relatos cortos con frecuentes saltos en el tiempo que en ningún momento distorsionan la narración. Es una novela que lee de un tirón a pesar de sus más de 600 páginas. Totalmente recomendable.

Después del libro de relatos "Los peces de la amargura" en el que el autor se adentra en el dramático terreno de la violencia de ETA y sus consecuencias, presenta ahora lo que puede ser su novela definitiva sobre este tema y una de las principales que se hayan escrito nunca sobre los años de violencia etarra en España.

Es una novela de las que llegan muy dentro, quizá porque el recuerdo está muy cercano y el relato es fidedigno. Fernando Aramburu narra, a través de dos familias, lo que ha sido la vida en el País Vasco durante más treinta años de actividad terrorista. Sin tapujos y sin equidistancia, es una novela pero más que eso puede ser historia viva, y quizá sirva para que de aquí a cien años, cuando los libros de historia digan que las ovejas se comían a los lobos, tener otro punto de vista.

Narrada con una peculiar técnica, donde de repente desaparece el narrador para iniciar un relato en primera persona y viceversa, está estructurada en pequeños capítulos a modo de relatos cortos con frecuentes saltos en el tiempo que en ningún momento distorsionan la narración. Es una novela que lee de un tirón a pesar de sus más de 600 páginas. Totalmente recomendable.

Para celebrar el éxito de esta novela la editorial lanza una edición especial en tapa dura con cinco escritos de otros tantos autores sobre su opinión del libro y un epílogo del autor. El epílogo no añade nada a la novela, no habla o interpreta su controvertido final, es un relato del autor sobre lo que le impulsó a escribir esta monumental obra sobre un tema tan controvertido, su situación personal cuando inició el trabajo y una reflexión sobre lo que le ha supuesto el libro una vez alcanzado el inesperado éxito y especialmente como ha calado entre los verdaderos protagonistas, las víctimas de los asesinatos de ETA.

Con ocasión de esta edición especial he vuelto a releer la novela, algunos pasajes los recordaba de otra manera, incluso mi mente me ha jugado malas pasadas al haber inventado situaciones que en el libro no aparecen, pero sin duda me ha vuelto a producir la misma patada en el estómago, el mismo malestar que esta gran novela transmite por el tema que trata, por su cercanía en el tiempo y por lo magnificamente bien que está escrita, diciendo tanto con un lenguaje muy sencillo y directo.

Como ya dije la primera vez que leí este libro para mi es una novela que había que escribir y Fernando Aramburu lo hace con sobresaliente, para que todo el mundo sepa lo que paso si llega el día, que llegará, en el que alguien intente convencer a los demás que los corderos se comían a los lobos.