Novela corta muy entretenida que deja una enseñanza: la mentira tiene patas cortas. Temas: la mentira, el engaño, los orígenes, la vergüenza, el robo, la ambición, la identidad, etc.
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Novela corta muy entretenida que deja una enseñanza: la mentira tiene patas cortas. Temas: la mentira, el engaño, los orígenes, la vergüenza, el robo, la ambición, la identidad, etc.
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Pinchazo. Después de leer otra novela corta de la autora, escogí “El hermano Jacob” porque me llamó la atención, pero no me ha gustado. David Faux es un joven que sueña con ser pastelero y desea poner rumbo a las Indias Occidentales en busca de éxito, riqueza y porvenir. Seis años después regresa a su país natal y se asienta en un pueblo pequeño, Grimworth, donde empieza a tener fama, éxito y a codearse con lo exquisito del pueblo. En ese momento, hace aparición el hermano Jacob dispuesto a desenmarañar sus mentiras y dejar a Faux en evidencia. Esta fábula es un juego de lucha entre el protagonista y su Némesis, que pretende enseñar que mentir está mal y en la que hay cierta comicidad por la actitud sin intención de Jacob. Pero, desafortunadamente, no he podido conectar ni con los personajes ni con la historia. David Faux es embustero, ladrón, mentiroso, vive de ensoñaciones y es ambicioso sólo por dinero y éxito. No tiene nada bueno y creo que la autora ha hecho poco para que el lector empatice con él. Es entretenida, pero sin más. Una pena. ¡Con lo que me había gustado El velo alzado! Lo incluyo en el #retomujeresautoras como categoría comodín (9) y en el #24retosdelectura como autora del siglo XIX (11) y “no te ha gustado el protagonista” (20).
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“El molino junto al Floss” fue el tercer libro publicado por George Eliot (seudónimo de Mary Ann Evans, una de las más importantes escritoras victorianas). Su estética es realista, aunque también está fuertemente cargada de simbolismo. La trama sigue las vicisitudes de la familia Tulliver, que administra el molino harinero del título desde hace ya varias generaciones, y de la familia Dodson, a la cual pertenece la esposa del actual Sr Tulliver. Sin embargo la protagonista indiscutible es Maggie Tulliver, hija menor de la familia, con un carácter impulsivo e intempestivo heredado de su padre, y dotada de una inteligencia inconveniente para una mujer de la época. Al comienzo de la novela, Maggie es apenas una niña y ya es señalada por todos menos por su padre como la oveja negra de la familia por su tez oscura, su pelo negro incontrolable, su tendencia a meterse en problemas y su lengua rápida y filosa. La vida aparentemente idílica de la familia se viene abajo cuando el Sr Tulliver decide emprender un litigio descabellado contra el abogado Wakem por el uso del agua del río. Tras la derrota judicial, la familia debe declararse insolvente y pierde sus bienes, con el molino incluido. Comienza así el derrotero de Maggie y su hermano Tom para sostener a sus padres espiritual y económicamente y tratar de devolverle a la familia el honor perdido. La novela está repleta de personajes y sub-tramas que sería imposible resumir aquí, pero que le dan la oportunidad a Eliot de mostrarnos un don casi dickensiano para la caracterización y el uso idiosincrásico del habla. Bob Jenkins en particular, un fiel amigo de la familia, me recordó a Sam Weller y a Kit Nubbles en su lealtad a sus amos aún en circunstancias adversas. El río Floss atraviesa la narración y cobra un carácter fuertemente simbólico como leit motif asociado a la vida y la muerte: el río como fuente de trabajo y de sustento, pero también su fuerza destructora implacable. El principal problema lo tuve con el desarrollo de Maggie como personaje. Me fascinó su personalidad de niña, que la lleva incluso a buscar a los gitanos para unirse a ellos en señal de disconformidad con el señalamiento permanente de ella que hace la familia de su madre, y también el hecho de que todos consideren una desgracia que ella sea más inteligente que su hermano, porque eso a una mujer sólo puede traerle problemas. Pero luego su evolución en la juventud me pareció no estar a la altura de esa promesa. Maggie tiene una obsesión victoriana insoportable con hacer lo correcto y con seguir estándares morales que no comparte pero que le son impuestos por mandato. Los dos intereses románticos que le salen al paso tampoco me terminaron de convencer. Y el final… bueno, por suerte @booknerd_lp también lo leyó y pudimos compartir un poco nuestra indignación con un desenlace que me pareció absolutamente abrupto e innecesario (crítica que aparentemente también hizo Bulwer Lytton al publicarse la novela y que George Eliot admitió). En definitiva, la pluma de Evans me resultó maravillosa, como cada vez que la he leído, y las reflexiones en torno a las cuestiones de género me parecieron tan adelantadas como las de Jane Austen y Charlotte Brontë, pero le encuentro algunas fallas estructurales. De todos modos disfruté mucho esta lectura. + Leer más |
El libro cuenta las vidas de Tom y Maggie Tulliver desde la niñez hasta su entrada en la edad adulta. Estamos a principios de siglo XIX, en Inglaterra; la familia Tulliver viven en un molino cerca del río Floss; Tom,el hijo mayor, es un niño terco y pragmático; la hija ,Maggie, es una niña inteligente y curiosa, muy apegada a su hermano cuya opinión valora y obedece. El padre decide que Tom estudie para que pueda llevar una vida mejor, alejado del duro trabajo del molino, y que también cuide de Maggie lo mismo que el ha hecho con su hermana. Todos esos planes y deseos se truncan cuando los pleitos en los que se mete el padre, orgulloso y cabezón, les llevan a la ruina. Son varios los temas que se tocan en esta obra como la infancia, sus recuerdos, cómo influye en el futuro, el papel de la mujer en la sociedad victoriana, el perdón.. pero sobre todo el libro cuenta la lucha de Maggie contra sus emociones, dudando sobre qué hacer, si lo que se espera de ella o lo que le dicta su corazón, entre herir a los que quiere o mantener sus promesas. La historia es trágica pero hay pinceladas de humor inglés gracias a las hermanas de la señora Tulliver, criadas en el respeto a las formas y a las tradiciones, en mantener las apariencias. Lo que menos me ha gustado es la lección de moral que está demasiado presente, queriendo demostrar los peligros que me pueden surgir cuando el carácter no está frenado por el respeto por las formas y las costumbres y un recto sentido de los límites. + Leer más |
Mi reto personal de este año 2024 pretende conocer mas a fondo los autores victorianos , una época que me atrae mucho . Entre los títulos que me han recomendado se encuentra El molino de Floss . El molino de Floss fue escrito por George Elliot en 1860 , este es el seudonimo de Mary Ann Evans . Esta novela relata la vida de la familia Tulliver , estos son poseedores de unas tierras y un molino junto al rio , el padre con un carácter bastante combativo siempre está en pleitos con unos y otros. La madre Bessy es una mujer sencilla que procede de una familia relativamente acomodada, algo celosa de sus hermanas ricas por sus convenientes matrimonios . Tom y Maggie los hijos , son los verdaderos protagonistas de esta historia , especialmente Maggie , esta adora a su hermano , su héroe . El Señor Tulliver decide mandar a Tom a un internado , Maggie mucho mas inteligente que Tom no tendrá esa oportunidad , ya que por su condición de mujer lo que se espera de ella es que haga un buen matrimonio . A lo largo de toda la historia veremos la evolución de Maggie . De niña despierta e imaginativa a la que le encanta leer se convertirá en una joven inteligente , deseosa siempre de agradar a su hermano y a los demás a costa de su felicidad . Hay muchos personajes interesantes y bien dibujados por la autora que nos trasladan a la época y nos hace sumergirnos en ella . La novela es una delicia , densa en algunos momentos , conmovedora en otros e incluso irónica , mordaz y divertida . Magnifica prosa con la que nos deleita la autora . El final inesperado me ha decepcionado por lo demás un libro que he disfrutado muchisimo y en el que he encontrado varias " joyitas " en forma de frases e incluso cartas . Totalmente recomendable !! + Leer más |
Pese a mi apariencia infantil e inocente, esta es ya mi tercera incursión con esta autora. La primera, no sé qué tienen las primeras veces, fue una experiencia gloriosa: Middlemarch. La segunda empezó muy bien, pero acabó de forma algo decepcionante (no fuiste tú, Eliot, fui yo): Silas Marner. A pesar de ello, no le retiré mi confianza y decidí darle una nueva oportunidad con El molino de Floss. Me gustó mucho el inicio, con esa ironía de guante blanco (con pintitas, si acaso) que se suele gastar esta señora. "Una mujer demasiado lista es como una oveja con el rabo largo: no por eso vale más." "Desde la cuna fue una niña sana, hermosa, gordita y boba, en definitiva, el orgullo de su familia," Pero la parte central me aburrió un tanto, y, aunque mejora hacia el final, solo alcanza en contadas ocasiones el nivel de los primeros capítulos. Ains, Eliot, siempre nos quedará Middlemarch. |
“Durante un largo periodo vivió con la esperanza de que mis innegables desdichas me empujaran al suicidio; pero el suicidio no encajaba en mi manera de ser”. Nada más empezar la novela corta te topas con la muerte, la desgana, la desidia, la oscuridad. Y entre las tinieblas, aparece una pluma poética, sensacional, cuidada, refinada y cultivada. Detrás de George Eliot se esconde Mary Ann Evans, que se nutre de muchos aspectos de su vida para escribir la novela. Mortimer cuenta cómo su capacidad de leer el pensamiento de los demás ha influido en su carácter y en su vida. “Eso me concedía un día más de incertidumbre: incertidumbre, la única manera de que un espíritu temeroso conozca el consuelo de la esperanza”. Mortimer es un ser gris, con un don que es una putada, rodeado de desgracias y condenado a tener una existencia solitaria y antisocial. Cuando su padre le presenta a la joven Bertha, la prometida de su hermanastro, Mortimer cae en una visión: Bertha y él están casados y la mirada de Bertha está llena de odio y resentimiento. Pese a ese futuro desgraciado, Mortimer se enamora de Bertha y no piensa en otra cosa salvo en casarse con ella. “El velo alzado” relata una relación de amor puro en un principio, para acabar con un final sorprendentemente tenebroso. Habla de muchas cosas y contiene muchas capas: es profundo, es intenso, es reflexivo, es poético, es bonito y, al mismo tiempo, es gótico. Trata sobre el velo que todos llevamos en la cara y cómo a veces, al alzarlo se descubre una cara siniestra, diferente y totalmente opuesta a como se pensaba en un primer momento. Pese a que parece un libro demasiado difícil de leer, se me ha hecho una lectura corta e interesante, con una pluma refinada y maravillosa. Lo que más me ha llamado la atención es la construcción del personaje, sus desdichas, su personalidad, su mundo interior y cómo describe a la perfección una relación de amor tortuosa, con un equilibrio perfecto entre admiración y odio profundo. Lo incluyo en el #retomujeresautoras como categoría comodín: autora que descubriste en el reto de 2020. Leeré más cosas de Mary Ann.
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Sabemos que se trata de la escritora británica Mary Anne Evans, que firmaba con el pseudónimo masculino George Elliot, como muchas autoras de aquella época, para poder publicar con libertad en el siglo XIX. Nos encontramos ante un relato corto pero muy original, de un excelente estilo poético y con una característica esencial, la gran profundidad en la personalidad y el carácter de los personajes, que nos acompañan, acercándonos a una historia impactante. Su protagonista y también narrador, es un joven, llamado Latimer, que desde su vejez y ya agotada su vida, nos irá trasladando todo el devenir de su singulares y extraordinarias vivencias desde una adolescencia cargada de experiencias y dramáticas historias, que nos introducirán en su particular mundo. Es el segundo hijo de un segundo matrimonio de un hombre de negocios y acaudalado, sin embargo, quedará muy pronto huérfano de madre y con un hermanastro, Alfred, que será al que su padre dedique toda su atención. Latimer quedará relegado a un segundo plano, atendido por preceptores y al que su padre considera débil y enfermizo y sin interés. Será así como se podrá dedicar a la lectura de los clásicos formándose y llegando a convertirse en una mente privilegiada. También será enviado a estudiar a Suiza, hasta que llega a enfermar por su débil constitución. Y, a partir de aquí, será cuando se desarrollan en él inquietantes acontecimientos, visiones, pesadillas, que lo confunden, pero que acabarán aportándole un conocimiento imparable sobre las mentes de los que le rodean. Solo hay una excepción, se llama Bertha y será la mujer que, preparada para casarse con su hermano, acabará siendo, sin embargo, su esposa, y todo ello Latimer lo conocía y lo sabía a través de sus visiones. Y entonces, pensamos y nos preguntamos ¿Qué le ocurrió a su hermano Alfred, un joven apuesto y seguro? Eso hay que descubrirlo, leyendo. Sigamos con Latimer, La joven Bertha llega a convertirse en su obsesión ya que no podía penetrar en sus pensamientos, era su gran misterio, se convirtieron en marido y mujer y después de un tiempo, cayó el velo, de ahí el título de la novela El velo alzado, a partir de aquí. empezó a penetrar también en su mente y descubrir en su totalidad el alma de su esposa y los sentimientos ocultos. Y hasta aquí puedo llegar. Puedo decir que es un relato apasionante, una curiosa historia, narrada con maestría literaria, con un argumento que demuestra grandes conocimientos de las acciones humanas, así como una gran cultura muy enriquecedora y además un gran crítica a la sociedad y las costumbres de su tiempo. + Leer más |
Es la historia narrada en primera persona por Latimer, un hombre que está en los últimos días de su vida. Recuerda su adolescencia y descubrimos a un niño muy sensible que pierde a su madre cuando aún era muy pequeño; vemos la profunda admiración que él siente hacia su padre. Sin embargo, Latimer es enviado a Suiza a estudiar y a su vuelta verá que su hermanastro, Alfred, mayor que él, es el favorito de su padre y que además se va a casar con Bertha Grant. Latimer se obsesiona con su cuñada y está fascinado con ella, aún sabiendo que ella lo desprecia. Será al final de la novela donde por fin se caiga el velo de ésta, su verdadera identidad. Es una novela breve en cuanto a número de páginas, pero me ha resultado compleja y lenta en su estilo narrativo. Vemos un extenso monólogo de su protagonista que vive atormentado y con visiones, lleno de odio y sufrimiento, todo ello envuelto dentro de una atmósfera gótica y de misterio. |
Un libro breve en extensión, pero abundante en desinterés, me ha costado ponerme a leer y siempre en sesiones de pocas páginas, tal era poco atractivo para mí. Un lenguaje algo rebuscado, centrado principalmente en el mundo interior del protagonista Lo he intentado pero no me ha enganchado, no se qué esperar del resto de la obra de la autora...
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Me gustaron las descripciones tanto de los lugares y las personas como de los pensamientos y los sentimientos: un vistazo a un personaje masculino que sale del estereotipo. Una lectura que me dejó con ganas de leer más de esta autora, espero darme el tiempo para Middlemarch durante el próximo año. |
El libro “Escenas de la vida parroquial” fue la primera obra narrativa publicada en 1858 por George Elliot. Esta novela es tan sólo una de las tres escenas, más concretamente la segunda de ellas, algo que desconocía cuando comencé a leerlo. La historia comienza con la vida de Maynard Gilfill, conocido como el Señor Gilfill, un vicario en un pueblo de la campiña inglesa. Vemos los típicos enredos de pueblo, con vecinas chismosas que acuden a la iglesia y varias anécdotas cómicas que les ocurren en su día a día… parecía una novela muy costumbrista, una crónica de la vida rural alrededor de la figura del párroco, algo que me encantaba conforme leía, pero la novela da un giro, nos traslada al pasado del Sr.Gilfill, y es ahí cuando la protagonista pasa a ser, Caterina Sarti, la hija adoptiva de una familia aristocrática, de la que el Señor Gilfill se enamora, pero que parece no ser correspondido, ya que ella se fija en el heredero de la familia. A partir de aquí, no esperaba encontrarme lo que fue todo un melodrama, sobre el amor trágico, con tintes góticos, en el que la protagonista, me resultó un tanto insufrible. + Leer más |
Una joyita para hoy. 'Las novelas tontas de ciertas damas novelistas', George Eliot. Ensayo del que se podría hablar sin parar. Tan vanguardista que podría recibir duras reprimendas, en un siglo en que la libertad de expresión parece estar mermada por la pesadilla de la corrección y la equidistancia. La señora Eliot llamando bobas, incultas, pedantes y soporíferas a un ejército de "escritoras" (muy mujeres- muy género femenino) podría estar mal visto, ya que quizá alguien opine que va contra el género pregonar que hay mujeres de inteligencia limitada por muy femenina que su inteligencia sea. La capacidad de ironizar y divertirse de Eliot es disfrute grado máximo. Me he reído mucho, he asentido mucho, y pudiendo discrepar en algún asunto (quizá por verlo desde una perspectiva histórica diferente) es una fiesta leer a alguien que opina como le sale del apéndice nasal, un apéndice inteligente y caústico, dicho sea. Tales risas me he echado que me entran ganas de leer algunas novelazas con párrafos de este porte: “...las combinaciones científicas del pensamiento no podían educir armonías más completas de la bondad y la verdad que las de los latidos primigenios que flotaban como una atmosfera a su alrededor!” Ay madreeeeeeeeeeeeeeeeeeeee. Sería impagable ver a George Eliot escribir un ensayo sobre los best sellers tipo "Highlander violenta a condesa indomable", " Barón pretende a pastorcilla sin posibles" o "Mujer que superó su adicción a los hombres y se puso a hacer cupcakes". Porque en la era del feminismo más canturreado se siguen vendiendo estas obrazas, sí, sí. Aunque quién sabe, igual las están comprando los hombres y de ahí que metan tanto la pata los pobrecillos. + Leer más |
Qué bien me lo he pasado con este ensayo de una potente George Eliot que derrocha por todos los poros inteligencia y lucidez para contarnos, de forma muy entretenida, sarcástica y sin reservas, cada uno de los desaciertos y la trivialidad de algunas novelas de afamadas escritoras de su época , de Las novelas tontas de ciertas damas novelistas, como claramente nos indica su título. Y es que goza de absoluta modernidad ya que en la actualidad, también nos encontramos con este tipo de novelas por lo que su obra, sigue levantando fuertes polémicas. Es increíble como la pluma de la gran escritora de la literatura inglesa Mary Anne Evans, que además escribe con seudónimo masculino, que como ella misma explica, se lo puso para que sus obras fueran tomadas en serio. En esta obrita, consiguió, además de un gran escándalo en su época, que se siga leyendo, e incluso estudiando en los cursos de escritura en la actualidad. Admirable y nada corriente, nuestra escritora logró forjarse una gran carrera literaria, se lee con sumo placer y es una de las autoras más reconocidas del mundo. Y si volvemos a estas novelas tontas, lo primero que me ha llamado la atención, es que ella, para escribir este ensayo, se conoce a la perfección todas y cada un de las novelas tontas que va nombrando y explicando, pero atendamos a su pregunta esencial ¿qué es una novela tonta? Y a esta cuestión nos responderá con absoluta lucidez, también con sarcasmo, explicando que se refiere a lo que ella llama novelas del estilo de “artimaña y confección”, curiosa también esta calificación, que no es otra, comparándola con la actualidad, lo que se ha llamado, de forma despectiva como “novela rosa” y es que lo que nos indica, es que son novelas en la que se describen banalidades y absurdas aventuras en la alta sociedad, sin ninguna verosimilitud. Y así nos lleva por un camino abonado por tantas y tantas obras de su tiempo, que intenta de forma didáctica y clara , tratar este género dividiéndolo en clases o subtipos cuya tontería puede variar según el punto de partida y el contenido, y nos propone unos títulos muy descriptivos. Veamos: Y así es como nos deleitará con los ejemplos y los acertados comentarios sobre lo que llama el estilo de “artimaña y confección” en las que encontramos una rica heredera, deslumbrante y poderosa, con muchos amantes a su alrededor a la que consideran la mujer ideal , que a menudo, se ha casado con el hombre equivocado, que en la mayoría de los casos morirá, dejando vía libre para que pueda realizar otra vida. Y todo ello , con argumentos ciertamente inverosímiles y escritos con una sintaxis imprecisa, ya que eran escritas por damas que poco conocían del mundo que muchas veces describían. Es maravilloso como descubrimos lo que explica cuando nos va citando ejemplos de estas novelas y añadiendo los párrafos pertinentes para ejemplarizar lo que nos comenta, y que indudablemente, nos hacen reír, qué diálogos, e incluso se insertan reflexiones filosóficas en las que es preciso detenernos para reír con ganas, porque la verdad es que son geniales, en este sentido , a la vez que sorprendentes. Después nos comenta otro estilo peculiar de estas novelas, es el que llama “oracular” dice que es el más patético y es en el que se exponen las teorías morales y religiosas de la propia autora. En ellas nos ofrecen respuestas a cualquier cuestión teológica y nos la presentan a través de una historia de amor para tratar sobre la veracidad cristiana. Ciertamente increíbles , estas novelas imprecisas, grandilocuentes y afectadas , y de nuevo con ejemplos que atentamente nos reciben con sonrisas. Otro de los subgéneros que cita es el género de la “toquilla blanca” que dice ser representativo de la comunidad evangélica en el que la cursilería se ha instalado y en el que el protagonista será un cura joven que ha robado el corazón a todas las jóvenes a través de sus sermones a pesar de ser un personaje poco atractivo. También nos expone los ejemplos y comentarios de las novelas donde se explican las convicciones religiosas de las escritoras que no te puedes perder, ya que la escritora sigue dándonos comentarios perspicaces y extraordinarios. Por último, nos habla del género “antiguo remozado” y de estas novelas nos advierte que ni siquiera puede asomar una carcajada como en los estilos anteriores, sino que son tan soporíferas que te pueden llevar al desespero. Se trata de temas de la antigüedad muy a menudo, sin conocerla bien y por lo tanto fantaseando. Son historias de amor que ella misma las califica de endebles pero que quieren ser instructivas, ese es el propósito. Lo que la autora no quería era que estas malas novelas hiciesen creer que la mujer no estaba capacitada para la escritura y que las mujeres escritoras y buenas novelistas no se tomasen en serio. Y por supuesto, acabará explicando que las mujeres escribiendo pueden igualar a los hombres y así lo han hecho un gran número de escritoras de su tiempo. Me ha parecido una magnífica obra que mantiene el interés, que, como ya he mencionado, ríes y disfrutas y al mismo tiempo, te acercas y admiras su manera de escribir, su inteligente sentido del humor, sus agudas y mordaces críticas y entiendes perfectamente lo que ha pretendido. A mí me ha gustado y la he disfrutado mucho. + Leer más |
Tenía este ensayo en la estantería hace siglos, pendiente no porque no quisiera leerlo (todo lo contrario, me moría por hacerlo), pero tenía miedo. Miedo a que me defraudase y no encontrase todo lo que yo esperaba encontrar. ¿Por qué? Porque a una amiga le ofendió mucho este artículo, se indignó mucho con él, decir que puso a la pobre Eliot a caer de un burro es poco... y George Eliot es nada menos que una de sus escritoras favoritas, pero ella no entendía que Eliot tirase tantas piedras sobre otras novelistas contemporáneas. Y qué queréis que os diga, me arrepiento de no haberlo leído antes, porque me he llegado a reír a carcajadas en algunos párrafos. Y ya lo he dicho alguna vez, yo no soy de reírme cuando leo un libro. Mary Anne Evans era una mujer de mucho, muchísimo carácter, e hizo durante toda su vida lo que creyó conveniente pasándose por el arco del triunfo todas las convenciones sociales victorianas. Si esta personalidad arrolladora la combinamos con un talento (genio) maravilloso para la escritura, da como resultado algo como este ensayo, tan ácido que no hay pastilla efervescente que lo suavice. Pero vamos a poner todo esto en su contexto. Este ensayo fue realmente publicado como artículo en la revista Westminster Review en 1856, donde escribía reseñas de libros. Mary Anne Evans aun tardaría tres años más en publicar su primera novela, Adam Bede, y cuando lo hizo, usó el que sería su nombre como escritora a partir de entonces, George Eliot, un seudónimo masculino. ¿Por qué? Porque quería que la tomaran en serio, y porque quería desvincularse de la literatura femenina que predominaba en la época, que consistía básicamente en novelas tontas de escasa calidad que salían de la pluma de mujeres de la alta sociedad con mucho tiempo libre y escaso talento. Y este artículo (y vuelvo al comienzo del párrafo), que como digo es anterior a su época como novelista, ya dejó bien clarito lo que opinaba sobre ese tipo de literatura y supone la avanzadilla de la decisión que adoptó años después de no usar su verdadero nombre (bueno, que viviese en pecado con un hombre casado también tuvo algo que ver). Si por mí fuera, os citaría páginas enteras, pero como no puedo (ni debo), os cito el primer párrafo, que ya es toda una declaración de intenciones: El género de las Novelas Tontas Escritas por Mujeres tiene muchas subespecies que, según la calidad concreta de la tontería que predomine en ellas, pueden ser superficiales, prosaicas, beatas o pedantes. Pero la amalgama de todas estas subespecies variopintas produce un género —basado en la fatuidad femenina— donde pueden incluirse la mayoría de estas novelas, que podríamos llamar del estilo de «artimaña y confección». Y a partir de ahí empieza a desglosar uno por uno durante al menos cuatro páginas todos los clichés habidos y por haber de este tipo de novelas. Y no solo eso, sino que en páginas posteriores tira de ejemplos, y no se corta ni un pelo en citar párrafos e incluso páginas de títulos muy concretos. Además divide las novelas tontas en muchas subcategorías de las que no hay que perder de vista el retintín de los nombres: género oracular, género de la toquilla blanca, género antiguo remozado... Huelga decir que la pusieron a caldo en su época. No solo criticaba a las de su género y parecía ponerse por encima de ellas sin haber siquiera escrito un solo libro, sino que además señalaba con el dedo a autoras y novelas que en aquellos momentos causaban auténtico furor. Por si alguien se lo pregunta, ninguna de estas autoras y ninguno de estos libros son recordados ahora. Compensación, Laura Gay, Rango y belleza, El enigma: un fragmento de las crónicas de la Casa Wolchorley, La vieja iglesia gris... mala literatura que tras el boom de su época desapareció para no dejar rastro. ¿Qué es lo más irónico de todo esto? Que algunos de los clichés que tanto critica luego formaron parte de su obra, incluida la que está considerada por algunos como la mejor novela de todos los tiempos en lengua inglesa, Middlemarch. Pero claro, los derroteros de la prosa de esta señora poco tienen que ver con los estrafalarios párrafos que ella critica en el ensayo. Aun así, la reprobación sobre esta tesis fue la que fue... ¿qué derecho tenía ella a señalar con el dedo a nadie? Y es que quizás lo que define este artículo no sea lo que dice, sino cómo lo dice. Eliot tira de inteligente sentido del humor, pero también se muestra mordaz, satírica, ácida e incluso cruel. Desborda vehemencia y apasionamiento en todas y cada una de sus palabras y, aunque todo está barnizado de ironía feroz, transmite la honda preocupación que sentía por el papel de la mujer en la literatura. No quería que estas malas novelas definiesen el papel de la mujer en la cultura, que los hombres al leerlas creyesen que la educación de la mujer estaba malgastada. Le horrorizaba que por culpa de esas novelas tontas de damas novelistas que también consideraba sin duda bastante estúpidas y vanidosas, no se tomase en serio a otras mujeres escritoras que sí tenían talento; no quería que se metiese a todas en el mismo saco. Hay que recordar que estamos a mediados del siglo XIX, que las mujeres comenzaban por fin a tener peso en la literatura, ya firmaban con sus auténticos nombres y se dedicaban a ello profesionalmente, pero muchas de esas escritoras solo cogían la pluma como forma frívola de pasar el tiempo, arrastrando a las buenas autoras con ellas. Decía Eliot que una mujer no debía atreverse a publicar sin estar preparada para las consecuencias, que debía respetar el carácter sagrado del arte literario, y que el intelecto medio de las mujeres estaba mal representado por ese grueso de la literatura femenina que escribía malas novelas. Yo creo que no queda lugar a dudas sobre lo enfadada que estaba Eliot cuando escribió este artículo. Llegaron a acusarla de ir en contra de las mujeres, de no defender a su propio género, pero yo creo que precisamente sus argumentaciones deben tomarse en el sentido totalmente opuesto: defendía que la inteligencia y el talento literario de la mujeres estaba muy por encima de esas malas escritoras y sus respectivas obras. Que esas novelas tontas no debían definir lo que las mujeres podían aportar a la literatura. Creía que esas novelas tontas denigraban a las buenas escritoras, y que el hecho de que estas malas novelas recibiesen alabanzas hacía un flaco favor a la buena literatura que no recibía tantas atenciones por parte de la prensa (¿esto no os suena como muy actual en general dentro de la literatura hoy en día?). Eliot más o menos viene a decir que no por ser mujeres el libro que han escrito tiene que ser bueno; que no por ser la autora una mujer hay que defender un libro si su calidad es cuestionable. Y defiende que está en todo su derecho de decirlo, aunque ella también sea mujer. Ya digo por ahí arriba que se pasaba los convencionalismos sociales por el pitiminí xD. Que conste que las iras de Eliot solo van dirigidas hacia la mala literatura femenina de la época (lo que contradice la acusación de que cargaba contra las mujeres porque sí), porque no le duelen prendas en alabar a otras contemporáneas suyas que sí que desbordaban talento (Elizabeth Gaskell, Charlotte Brontë, Harriet Martineau), pero este artículo deja muchas preguntas en el aire: unas sobre la potestad que podría tener o no Eliot para criticar abiertamente a nadie de esta manera (llevase o no llevase razón al decir que son novelas malas y tontas a pesar de su éxito), y otras sobre la vigencia que todavía tienen muchas de las cosas que ella dice. Porque es un ensayo rabiosamente actual en algunos de sus conceptos. ¿Hay temas femeninos y temas masculinos en la literatura? ¿Cuál es el fin último de la literatura, el entretenimiento o el arte? Estas son algunas de las preguntas que lanza la prologuista y traductora de la edición de Impedimenta, Gabriela Bustelo. Yo añadiría otras dos. ¿Nos meten la prensa y la crítica especializada muchas obras de escasa calidad por los ojos arrinconando novelas muy superiores? ¿Nos dicen ellos lo que tenemos que leer? Porque tanto estas cuestiones como las arriba mencionadas de Bustelo también se abordan en este ensayo. Como veis, son preguntas que a día de hoy siguen surgiendo en debates, redes sociales, artículos de opinión... Tal y como he ido comentando a lo largo de la reseña (que un poco más y me queda esto más largo que el ensayo xD), a pesar de que Eliot tira a dar en todas y cada una de las sus páginas, y que se nota lo molesta que estaba con el tema, lo hace con mucho sentido del humor, afilado ingenio, y mucha ironía y sarcasmo. Te saca la sonrisa muchas veces (ya digo que a mí han sido más que eso), y al mismo tiempo te hace reflexionar sobre el papel que comenzaba a tener la mujer en la literatura a mediados del siglo XIX y cómo muchos de los hilos de debate que abre siguen vigentes hoy en día. Quizás a Eliot podrían reprochársele más las formas que el fondo... pero es que entonces perdería toda su esencia. ¿Se muestra prepotente en el ensayo y menosprecia a otras autoras contemporáneas? Yo creo que eso ya tiene que valorarlo cada lector, porque está visto que este ensayo despierta opiniones muy controvertidas... hace 160 años, y ahora. + Leer más |
Mary Ann Evans de nacimiento, Marian para su familia y George Eliot para el común de los mortales, nació y creció en Arbury; era la benjamina de una familia de clase media rural; era inteligente, curiosa, una gran lectora y su padre le dio una educación muy poco acorde a la que recibían las mujeres de la época... Además de "consentir sus rarezas" (entiéndase su escaso o nulo interés por casarse y tener descendencia). Sabía latín, griego, alemán y un poco de italiano y francés y fue subdirectora de la revista Westminster Review entre 1851 y 1854, donde conoció -entre otros- a George Henry Lewes con quien, a pesar de estar casado, mantuvo una relación ininterrumpida y convivió sin disimulos durante más de 20 años hasta la muerte de él. Este ensayo se publicó en 1856 en el ya citado Westminster Review y nos lleva a preguntarnos si las cosas han cambiado tanto en este último siglo y medio porque ella las llamaba novelas tontas y hoy las llamamos novelas rosas, pero poco más ha cambiado aunque ahora tengamos acceso a una mejor educación; no obstante, la mordacidad y la fina ironía de la que Marian echa mano para describirlas hace que el libro se siga reeditando, que las novelas que utiliza como ejemplo se sigan estudiando en la universidad... Y que a mí me haya encantado + Leer más |
Me animé con este libro porque había leído muchas reseñas positivas de este libro y que quizá me crearon demasiadas expectativas, pues me he encontrado ante un libro que se me ha hecho lento, tedioso, aburrido en muchos momentos, muy técnico y poco interesante. Ojo que no digo con esto que sea un mal libro, de hecho creo que está muy bien escrito y que la autora (Mary Ann Evans bajo el pseudónimo de George Elliot) demuestra una gran cultura e intelectualidad a través de un gran despliegue de conocimientos sobre diversos temas, así como una prosa muy elaborada y una gran capacidad de expresión. ➿ Pero muchas veces, como es el caso, esto no es suficiente, pues me ha faltado mucha chispa en esta historia, algo de intriga, de acción, de giros inesperados... durante toda la lectura he tenido la sensación de pasar páginas y páginas y que no pasara nada, y no porque la trama no diera opciones, pues el planteamiento a priori me pareció fantástico y las posibilidades eran inmensas. ➿ Una historia que comenzó, como digo, de una forma muy atractiva, con personajes muy interesantes, ironía y humor, y a pesar de lo elaborado de la prosa, un ritmo más o menos ágil, pero que poco a poco se fue desinflando entre tecnicismos y diatribas sobre medicina, ciencia, economía... llegando a un desenlace precipitado en un intento por recuperar la frescura inicial de la obra, dando como resultado un relato que buscaba, en mi humilde opinión, la ilustración del lector más que su entretenimiento, por no hablar de la sensación de lucimiento personal de la autora que me deja esta obra, como si quisiera dejar claro que una mujer de aquella época podía escribir algo igual o mejor que lo que escribían los hombres. ➿ Repito que no creo que sea un mal libro ni mucho menos, pero hay que sumergirse en él sabiendo que no es una novela al uso, que no destaca por su parte de ficción a nivel de trama e interacción entre personajes sino por su parte teórico-técnica y por la descripción tan poco novelada que hace de la vida de provincias. ➿ Como digo creo que es una novela muy bien escrita, por una persona muy culta y preparada y con una gran capacidad para escribir, pero que no he sabido disfrutar porque no era lo que yo esperaba, pues me he encontrado con un denso estudio sobre la vida de provincias en lugar de la novela costumbrista, entretenida y adictiva que pensaba que iba a encontrar. Enlace: https://www.instagram.com/p/.. + Leer más |
Virginia Woolf definió Middlemarch como "un libro magnífico que, a pesar de sus imperfecciones, es una de las pocas novelas inglesas escritas para adultos". Su segunda afirmación no sé si es verdad (aunque, no seré yo la que ponga en duda a Virginia), pero con respecto a que es un libro magnífico lo suscribo. . "Middlemarch" es una pequeña ciudad inventada por George Eliot o Mary Ann Evans, el que es el verdadero nombre de la autora. La historia nos sitúa en 1830, un tiempo en el que en Inglaterra se llevaron a cabo importantes cambios sociales, políticos, económicos e incluso científicos. A través de la vida de los personajes Mary Ann nos hace testigos, no solo de los cambios imperantes en la época, también de sus amores, aspiraciones y frustraciones. Y es que esta no es una novela de grandes aventuras, es más, "Middlemarch" es una novela tranquila que se vale del puro costumbrismo poner en entredicho las convenciones que regían la vida social victoriana. . Sin ninguna duda, la parte más fuerte de la novela recae en sus personajes. Estamos ante una novela coral en la que no hay secundarios, todos los personajes son importantes y valiosos en el desarrollo de la trama. De entre todos, tengo que destacar a Dorothea Brooke y Tertius Lydgate, dos de los personajes que mejor reflejan el deseo de cambio, de salir de lo correcto y huir de unas tradiciones que les impedían actuar con libertad. . Mary Ann Evans era una mujer de gran cultura y "Middlemarch" es una perfecta muestra de ello. Durante la obra la autora deja sus propias reflexiones, muestra su opinión sobre la conducta de los personajes y lo hace de una forma brillante e incluso irónica. Reflexiones que lejos de entorpecer la lectura, la dotan de gran riqueza y profundidad. No os diré que es una novela fácil, al menos no al principio, pero sí que llegados a un punto, no sabría decir el momento exacto, entras en Middlemarch y es imposible salir. Te atrapa y lo peor/mejor de todo es que deja una resaca de la que no es fácil recuperarse, porque esta novela es muy grande. . + Leer más |
Este verano leí este libro en una edición dividida en dos tomos. Ahí va mi reseña global de la obra según cada parte que leí. PARTE 1 Terminada la primera parte de “Middlemarch”. Aún me queda la segunda, por lo que me voy a abstener de irme por las ramas, o de dar la puntuación. Al fin de al cabo solo he leído la mitad de la totalidad de la obra. Cuando haya acabado el siguiente volumen haré una reseña con más profundidad. Mi historia con esta novela viene de lejos. Llevo muchos, pero que muchos años, buscándola sin encontrar una edición que estuviera al alcance de mi bolsillo, lo cual me daba rabia, porque era un libro que realmente tenia ganas de leer. Finalmente, hace unos meses encontré en una web de libros de segunda mano una edición a buen precio en dos tomos (esa tan bonita de “Novelas Eternas” que se compra por fascículos semanales en el quiosco) y que pude adquirir. Pero al poco tiempo de adquirirlos, se dio en el mundo bookstagram una pequeña polémica por algunas criticas de lectoras a la que el libro no les gusto, y que les parecía excesivamente lento, pesado y denso. No voy a entrar en esas historias porque no creo que interesen ahora, lo mismo que yo piense de un asunto ya finiquitado (pero admito que considero que con buena educación, respeto y argumentando las opiniones, todo es perfectamente criticable. Incluidos los libros clásicos, y que nadie debería sentirse mal por dar su opinión). Pero, indudablemente, esas opiniones enfriaron considerablemente mis ánimos para enfrentarme a esta obra. Incluso me replanteé seriamente leerla, ya que no me veía con ánimos de enfrentarme a una obra que podía ser exigente y aburrida, y no aportarme nada tras dedicarle su buen tiempo y esfuerzo. Pero, como considero que las cosas no se descubren hasta que uno las prueba por sí mismo, y realmente tenia ganad de leerlo, finalmente me anime con ella, a ver como terciaba el tema. Pero reconozco que la he empezado con bastante miedo y ciertos prejuicios. De ahí que haya explicado toda esta parrafada. ¿Y qué puedo decir? Ni tanto ni tan poco. Es cierto que en reseñas anteriores a esta polémica, leí de gente que decía que era una novela ágil y amena. De momento me encuentro en un punto intermedio entre las dos posturas. No considero que sea la novela más divertida o salseante que he leído nunca, me parece que en ciertos momentos es demasiado densa y un tanto soporífera. Pero tampoco me ha parecido el peñazo monumental que que se ha dicho que es . De hecho, a grandes rasgos, me está gustando bastante, más de lo que creía a simple vista tras todo lo anterior. Quizás porque me siento muy cómoda (de momento) con los temas que se tratan tan meticulosa y profundamente entre sus páginas, quizás porque ya estaba advertida de que era muy lenta y pesada, y ya estaba mentalizadq para ello. No se puede negar que es una obra muy lenta, auténtico y puro costumbrismo victoriano con todas sus luces y sombras. La autora se incide demasiado en las descripciones, en explicar los sentimientos de los personajes y las situaciones. No es una obra ágil, con la mitad de las páginas otro autor podría haber escrito de forma más ágil y rápida todo lo que ha acontecido hasta ahora. Hay momentos, muchos, en los que la narración se estanca en un mismo tema y no avanza, amen de que el estilo narrativo de Elliot es muy meticuloso y erudito, a veces tiende a ser muy árido y demasiado descriptivo. Pero hay algo que tengo que reconocerle: siempre que parece que se estanca, al final la historia vuelve a fluir y logra volver a atrapar mi atención. Eliot, por lo menos a mí, me lleva a un extremo agotador a ratos, pero no deja que pase de mucho más allá. Pero tampoco se puede negar que la buena de Mary Anne Evans (nombre de la mujer que se escondía tras el seudónimo de George Eliot) es una autora concienzuda e inteligente, con una pluma que se maneja con soltura entre la acción dramática de esta historia de provincias, las reflexiones morales y la sátira. Había leído que la trama avanzaba muy de poco en poco, no niego que no sea el argumento más emocionante que haya leído nunca, pero me parece que las cosas avanzan con un poquito más de rapidez y gracia que lo que tenía entendido. El que la forma de escribir sea tan puntillosa permite a Eliot incidir más en la estupenda y pormenorizada descripción psicológica que hace de sus personajes, y en la creación de la atmósfera provincial donde tiene lugar la acción, un tapiz perfectamente formado por las vidas entrecruzadas de los variopintos personajes que aparecen perfectamente perfilados.Y estas dos cuestiones es lo que más estoy disfrutando de la lectura, lo que sin duda alguna la esta convirtiendo en algo muy destacable y está haciendo que sea muy agradable de leer, por lo menos para mí. Me alegro de haber ido sobreaviso con este “Middlemarch”. De momento tengo que admitir que creo que no es un libro para todos los públicos, y que no me extraña que haya gente que lo deteste. Pero creo que tomándoselo con calma y buceando en la historia social, religiosa y económica de la época en la que tiene lugar no tiene porque ser una lectura tediosa. Así que, de momento, “Middlemarch” está siendo una buena lectura para mi. Exigente y pesada, eso si. Pero muy bien escrita y ambientada, y con una historia sencillita. Lo que llevo leído hasta ahora me ha dejado muy buen sabor de boca. Prosigamos con el segundo volumen. Pero cojo todo lo que he dicho hasta ahora con pinzas. Y es que, al fin de al cabo, solo llevo la mitad y aun no se puede cantar victoria plenamente . Reconozco que tengo miedo de que la narración se vaya haciéndose más y más pesada y que todo vaya desviándose a cuestiones que no aporten nada a la trama o solo la ralenticen. Y con todo ello deje de gustarme tanto lo que tengo entre manos. Miedo me da. PARTE 2 Antes de empezar la reseña quiero decir dos cosas: 1. Arriba tenéis la reseña de la primera parte de la edición que he manejado. 2. No me atrevo a decir si esta novela es la mejor escrita, o no, de toda la historia de la literatura inglesa. No creo tener suficiente criterio o conocimientos para afirmar una u otra cuestión. Pero para servidora la mejor novela victoriana sigue siendo “La Feria de las Vanidades” de ese genio de las letras tan poco valorado a veces que es William Makepeace Thackeray. Y da igual que su historia este ambientada en el periódo napoleónico o de la Regencia Inglesa. Dicho lo cual ¿significa esto que “Middlemarch” no me haya gustado? Ni mucho menos. Con sus más y sus menos, tengo que reconocer que la he disfrutado durante la mayor parte de la lectura. Y que está increíble y superlativamente bien escrita, siendo un trabajo muy inteligente. Realmente es una maravilla para el lector ver cómo fluye y se detiene en los detalles que más le interesa la estupenda pluma de George Eliot. Como señale en la reseña anterior he leído críticas hacia esta novela de todo tipo y condición, algunas la ponen muy bien, otras horriblemente mal. Yo me encuentro en una situación intermedia que tira más hacia arriba que hacía bajo.Insisto, el libro me ha gustado y está muy bien escrito. Pero hay que reconocerle algo: con la mitad de hojas se hubiera podido escribir perfectamente la historia narrada de forma dinámica y sin que se perdiera para nada la calidad literaria. No era necesario que la autora se parase tanto en ciertas cuestiones y divagar sobre detalles, anécdotas y temas que no aportaba nada la trama y que al lector no le tenian porque interesar, incide demasiado en el mundo interior de sus personajes, en sus divagaciones filosóficas y en las descripciones. De ahí de que resulte una obra densa de leer, en la que muchas ocasiones la narrativa fluye o muy lentamente o directamente no lo hace. Y no voy a negar que en unos pocos momentos me he aburrido leyendo, porque sentía que la historia no avanzase. Pero ahí reside el reto que “Middlemarch” representa para el lector. Es un libro de ritmo narrativo lento, es imposible poder leerlo rápidamente o de una sentada, la propia forma de escribir de George Eliot lo exige, obliga al lector a dedicarle tiempo. Por eso mismo no es una obra para todo el mundo, y yo puedo entender que haya gente a la que no le guste. Es una de esas lecturas que en las cubiertas o las sinopsis debería llevar una advertencia sobre su lentitud. La verdad es que yo no he entendido las críticas en las que se decía que la novela se leía en un suspiro. Cuando pensaba en ello sentía como que si me hubiera perdido en el libro o realmente no me estuviera enterando de qué iba la cosa. Aunque tampoco entiendo otras reseñas donde se dice que en el libro no pasa nada. Pasan muchísimas cosas, especialmente en la última parte con todo lo relacionado con el pasado del banquero Bulstrode. Otra cosa es que sea un ritmo más o menos rápido. Otra cuestión que tampoco facilita mucho la lectura es la propia forma de encarar las cosas de George Eliot. A medida que se va avanzando con el libro uno se da cuenta de que nuestra querida Mary Anne Evans (la mujer de vida azarosa para la época que se escondía tras el seudónimo masculino de George Eliot) tiene unos objetivos personales muy concretos. No solo busca tratar de unos temas concretos, también demostrar su gran erudición y su enorme valía como escritora. Nada que objetar a esto, a la autora le sobra capacidad como escritora y conocimientos por los cuatro costados. Pero a veces he percibido que al tratar de mostrar su maestría con la pluma y lo que una mujer (o ella) es capaz de hacer, se extiende por las ramas en ciertas cuestiones, hace que todo se alargue hasta hacerse , a veces, muy machacón y denso. Si has leído hasta aquí te estarás preguntando cómo es posible que a esta tía le haya gustado tanto la obra, replanteándote si no le habrá puesto las cuatro estrellas por mero Postureo y para quedar bien y de intelectual sensible, porque se trata de un libro clásico. Pues porque realmente me ha gustado, lo juro. Me quito el sombrero ante lo bien que escribe, pese a todo, Eliot, la forma en que con pulso lento, pero firme y seguro, va componiendo ese fresco nítido, realista y vivido que es la ciudad de Middlemarch, y la forma en que crea una atmósfera de ciudad de provincias que envuelve, totalmente al lector. Me gusta mucho el costumbrismo y adoro la novela victoriana, y “Middlemarch es el ejemplo más puro y directo que te puedes echar a la cara de la novela costumbrista. Cualquier otra obra de este género casi parece un cuentecito donde lo que se narra se lee con la misma facilidad con la que que se bebe un vaso de agua y lo que sucede es de una ligereza pasmosa. Tiene cosas que se me han hecho bola, si, pero también momentos en que me lo he pasado muy bien leyendo. También creo que me ha beneficiado de que ya iba advertida de que no era una lectura para nada ligera, de ahí que me haya tomado las cosas con calma y ella tratado de buscar todo el rato los puntos más positivos del libro y no dejar que pudieran conmigo los momentos más densos. Es una obra colosal en contenido y continente. Pero Eliot sale bien parada gracias a su finura y a su enorme capacidad de observación. Y seamos sinceros: es muy difícil, por no decir imposible, tratar con cierta ligereza tantos y tantos temas como aparecen en esta novela, como las cuestiones religiosas entre católicos y protestantes; la lucha por la ampliación de la posibilidad del voto entre las clases medias y bajas inglesas; el matrimonio, el papel de la mujer; la educación; y la lucha de sexos y clases. Y sobre todo, es difícil tratar estos temas también como lo hace Eliot, mostrando las luces y sombras de los mismos. Es difícil resumir el argumento de “Middlemarch”. El subtitulo “Un Estudio de Provincias” es sincero y muy significativo . Estamos ante una novela que hace las veces de ensayo sobre como es la vida y la sociedad en una pequeña y ficticia población rural inglesa, en la que conviven diferentes familias y personajes de distinta posición social y suerte monetaria. A lo largo de más de 800 páginas, el lector será testigo de los cotilleos, rumores y desavenencias que flotan en la atmósfera de la población por disputas electorales, celos, peleas por herencias y peleas religiosas y sociales, que marcan el día a día de la comunidad. Hay muchos personajes, y todos ellos tienen su propio arco argumental. Cada uno de estos caracteres y cada uno de los hechos que les acontecen están íntimamente relacionados unos con otros. La propia trama es una tela de araña en la que todo está interconectado, lo que suceda a alguno de sus participantes acaba por afectar al resto. Es una de las cosas que me has me ha gustado de cómo está escrita la novela, la importancia que tienen todos sus personajes principales. Y también los secundarios, los cuales dan mucha vida a todo el argumento. La historia empieza con Dorothea Brooke y su búsqueda de dotar de significado su vida, como podría haber comenzado perfectamente con la llegada del doctor Lydgate a la provincia, o con los problemas económicos del joven y atolondrado Fred Vincy. Y estos son solo unos ejemplos del amplio y variopinto catálogo de caracteres que conoceremos a lo largo de la obra. Tantas páginas dan para mucho, y algo que no se puede negar es que cuando cierras el libro te da mucha pena haber abandonado a tantos personajes a los que es imposible no cogen cariño. Incluso los personajes más desagradables acaban por convertirse en viejos conocidos del lector, tal es la finura dices descriptiva psicológica de Eliot a la hora de esbozarlos. No obstante, como he dicho, Eliot empieza la obra con Dorothea, una joven acomodada que busca tener una vida significativa en su vida, por lo que acaba casándose con un clérigo frío y apático, que ha consagrado su vida a una obra sobre religiones antiguas que está destinada desde antes de su publicación a no servir para nada. Y es que, no hay que caer en el error de que “Middlemarch” es una novela romántica. Es cierto que el amor y las relaciones que genera ocupan un puesto muy importante en la historia, pero tratar de estos aspectos no es el principal interés de la autora. Éste se enfoca más hacia el matrimonio, hacia la importancia de que los cónyuges se conozcan bien y se apoyen el uno al otro para que éste prospere. Por medio de distintas parejas, Eliot hace una disección de lo que supone esta unión con todas sus luces y sus sombras, y de la importancia de elegir bien a tu cónyuge. Eliot pone en tela de juicio el romanticismo y la idealización, como dice ella “ El matrimonio, límite último de tantas historias, es además un gran principio”. Desmitifica totalmente el matrimonio, lo vuelve algo real y se aleja de la senda de otras escritoras como Jean Austen , las hermanas Bronte o Elizabeth Gaskell. También da una vuelta de tuerca al tópico de la esposa como ángel del hogar, ese concepto tan victoriano él. En “Middlemarch” las mujeres casadas aparecen como los personajes muy complejos e individualizados, no se dedican únicamente a velar por su hogar y su familia, tienen aspiraciones y miras fuera de las cuatro paredes de sus hogares. Como se ve en Dorothea. O en la egoísta y mimada Rosamund Vincy. O en la sacrificada Mary Garth. Todo esto le ha dado a la obra un plus de realismo que la hecho mucho más cercana para el lector moderno, permitiéndole conectar tanto con los personajes como con las situaciones que aparecen. También es muy interesante las relaciones que se han establecido entre los diferentes caracteres femeninos. En ese sentido tengo que decir que “Middlemarch” me ha parecido una obra bastante más adelantada y feminista que cualquiera de las obras de las autoras antes mentadas. En el sentido de que en ciertas he visto escenas situaciones de sororidad entre mujeres, algo que me falta en las obras (con la excepción de “Hijas y Esposas” de Gaskell) de las escritoras antes mencionadas. No digo que no fueran feministas, ni mucho menos (a ver quien le niega a “Jane Eyre” ser una de las primeras protagonistas feministas de la historia), sino, no creo que disfrutara tanto de sus trabajos. Pero el aspecto de la sororidad es algo que en estos muchas veces no encuentro claramente, y que he visto más nítidamente en Eliot. Volviendo a los personajes, ninguno tiene desperdicio por lo bien caracterizados que está. Todos ellos están muy individualizados y tienen vida propia. Pero tengo que decir que es en el personaje de Dorothea y en su arco argumental y emocional donde he encontrado el mayor "pero" que, a nivel personal, puedo ponerle a la novela. Dentro de lo que es esta obra tan coral, Dorotea al principio se perfila como la protagonista a destacar entre todo ese conglomerado de caracteres. Pero hacia la mitad de la obra, la autora se olvida de ella de muy mala forma hasta casi el desenlace. No da cierre a su historia hasta casi el final, y lo hace deprisa y corriendo, de mala manera .De esta forma se echa por tierra todo el proceso evolutivo que el personaje ha llevado acabo cuando su pluma se ha centrado en ella, el cual era muy realista y estaba muy bien llevado, siendo el más significativo entre todos los personajes que han aparecido entre las páginas de este libro. Y todo para que termine de forma abrupta y de una manera que no me parece mucho mejor a como empezó, quedando alineada por las ideas y metas de otro hombre, que tampoco me ha parecido mucho más digno de ella que el primero. Me ha parecido eso demasiado frustante para expresarlo con palabras, en serio. Y muy decepcionante cuando si algo ha quedado muy claro a lo largo de todo el libro es que a Dorothea no le falta ni carácter ni ideas, y además cuenta con una posición económica que le permitiría ser todo lo independiente que quisiera. Veo en ella un personaje lleno de posibilidades que Eliot ha decidido no concluir de forma satisfactoria. Por lo menos para mí. Y tampoco me he sentido feliz como acaban las cosas para el personaje de Rosamund (sin duda alguna el más odiado para una servidora en toda la lectura) y para el doctor Lydgate. Pero con esos dos no tengo ninguna queja de cómo se ha ido desarrollando su historia. Si no me ha gustado ese final es simplemente porque no me ha parecido justo para ninguna de los dos. Pero eso es algo totalmente subjetivo por mi parte por lo que he sentido por cada uno de los integrantes de esa pareja. Ya he dicho antes que es un libro muy realista, así que situaciones así son bastante esperables y solo permiten asentar aún más la sensación de que todo lo leído pudo haber pasado perfectamente. A modo de conclusión, debo de ir que empece “Middlemarch” Con miedos y prejuicios. Pero me alegro que las ganas que tenía desde hacía mucho tiempo de leerlo habían ganado la partida, al igual que el buen hacer de Eliot como escritora. No niego que la obra tenga sus fallos, que sea lenta y que sobren páginas. Pero hay algo que tengo que reconocerle: siempre que parece que se estanca , al final la historia vuelve a fluir y logra volver a atrapar mi atención. Eliot, por lo menos a mí, me lleva a un extremo agotador a ratos, pero no deja que pase de mucho más allá. Y eso es algo que he valorado muy positivamente y que me ha hecho muy llevadera la lectura. No tengo muy claro si es un libro que volvería a leer pasados unos años (aunque todo es posible), pero sí sé que me alegro mucho de haberme lo leído ya de una vez y de haber podido sacar mis propias conclusiones. Y que no va ser mi última aproximación a su autora (en las estanterías de mi casa, desde hace muchos años, hay esperando una bonita edición de “El Molino a Orillas del Floss”, que no para de hacerme ojitos…) Con sus más y sus menos entiendo la fama que ha tenido (Aunque insisto: no sé si es para ser considerado el mejor libro escrito en inglés) y que siga ocupando un puesto muy especial en los corazones de los lectores por el encanto humano de sus personajes. + Leer más |
Novela costumbrista, que sorprende gratamente por el desarrollo y evolución de los personajes, por la ambientación y como a través de varios personajes de una pequeña ciudad nos va entrelazando historias y costumbres de la época. No es una lectura fácil, tiene momentos en que la historia avanza poco y hay que tener paciencia; en varias oportunidades nos vemos inmersos en la diaria rutina de algunos de sus habitantes, a veces pareciera que la escena no tiene sentido o relación con los personajes principales, pero más allá de querer contarnos la historia de ciertos personajes, se nos quiere mostrar el ambiente de la época en una ciudad pequeña, de los vecinos, de los cambios que se vivían en ese momento del tiempo y como la vida de la comunidad se puede ver afectada o el comportamiento de esta comunidad define el destino de otros. Me tomo tres meses la lectura, en dos oportunidades pensé en abandonar porque me costaba continuar, pero después de la mitad del libro la historias de nuestros protagonistas empiezan a avanzar con mayor rapidez y varias situaciones van haciendo la historia más amena.
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Gregorio Samsa es un ...