![]() |
Este verano leí este libro en una edición dividida en dos tomos. Ahí va mi reseña global de la obra según cada parte que leí. PARTE 1 Terminada la primera parte de “Middlemarch”. Aún me queda la segunda, por lo que me voy a abstener de irme por las ramas, o de dar la puntuación. al fin de al cabo solo he leído la mitad de la totalidad de la obra. Cuando haya acabado el siguiente volumen haré una reseña con más profundidad. Mi historia con esta novela viene de lejos. Llevo muchos, pero que muchos años, buscándola sin encontrar una edición que estuviera al alcance de mi bolsillo, lo cual me daba rabia, porque era un libro que realmente tenia ganas de leer. Finalmente, hace unos meses encontré en una web de libros de segunda mano una edición a buen precio en dos tomos (esa tan bonita de “Novelas Eternas” que se compra por fascículos semanales en el quiosco) y que pude adquirir. Pero al poco tiempo de adquirirlos, se dio en el mundo bookstagram una pequeña polémica por algunas criticas de lectoras a la que el libro no les gusto, y que les parecía excesivamente lento, pesado y denso. No voy a entrar en esas historias porque no creo que interesen ahora, lo mismo que yo piense de un asunto ya finiquitado (pero admito que considero que con buena educación, respeto y argumentando las opiniones, todo es perfectamente criticable. Incluidos los libros clásicos, y que nadie debería sentirse mal por dar su opinión). Pero, indudablemente, esas opiniones enfriaron considerablemente mis ánimos para enfrentarme a esta obra. Incluso me replanteé seriamente leerla, ya que no me veía con ánimos de enfrentarme a una obra que podía ser exigente y aburrida, y no aportarme nada tras dedicarle su buen tiempo y esfuerzo. Pero, como considero que las cosas no se descubren hasta que uno las prueba por sí mismo, y realmente tenia ganad de leerlo, finalmente me anime con ella, a ver como terciaba el tema. Pero reconozco que la he empezado con bastante miedo y ciertos prejuicios. de ahí que haya explicado toda esta parrafada. ¿Y qué puedo decir? Ni tanto ni tan poco. Es cierto que en reseñas anteriores a esta polémica, leí de gente que decía que era una novela ágil y amena. de momento me encuentro en un punto intermedio entre las dos posturas. No considero que sea la novela más divertida o salseante que he leído nunca, me parece que en ciertos momentos es demasiado densa y un tanto soporífera. Pero tampoco me ha parecido el peñazo monumental que que se ha dicho que es . de hecho, a grandes rasgos, me está gustando bastante, más de lo que creía a simple vista tras todo lo anterior. Quizás porque me siento muy cómoda (de momento) con los temas que se tratan tan meticulosa y profundamente entre sus páginas, quizás porque ya estaba advertida de que era muy lenta y pesada, y ya estaba mentalizadq para ello. No se puede negar que es una obra muy lenta, auténtico y puro costumbrismo victoriano con todas sus luces y sombras. La autora se incide demasiado en las descripciones, en explicar los sentimientos de los personajes y las situaciones. No es una obra ágil, con la mitad de las páginas otro autor podría haber escrito de forma más ágil y rápida todo lo que ha acontecido hasta ahora. Hay momentos, muchos, en los que la narración se estanca en un mismo tema y no avanza, amen de que el estilo narrativo de Elliot es muy meticuloso y erudito, a veces tiende a ser muy árido y demasiado descriptivo. Pero hay algo que tengo que reconocerle: siempre que parece que se estanca, al final la historia vuelve a fluir y logra volver a atrapar mi atención. Eliot, por lo menos a mí, me lleva a un extremo agotador a ratos, pero no deja que pase de mucho más allá. Pero tampoco se puede negar que la buena de Mary Anne Evans (nombre de la mujer que se escondía tras el seudónimo de George Eliot) es una autora concienzuda e inteligente, con una pluma que se maneja con soltura entre la acción dramática de esta historia de provincias, las reflexiones morales y la sátira. Había leído que la trama avanzaba muy de poco en poco, no niego que no sea el argumento más emocionante que haya leído nunca, pero me parece que las cosas avanzan con un poquito más de rapidez y gracia que lo que tenía entendido. El que la forma de escribir sea tan puntillosa permite a Eliot incidir más en la estupenda y pormenorizada descripción psicológica que hace de sus personajes, y en la creación de la atmósfera provincial donde tiene lugar la acción, un tapiz perfectamente formado por las vidas entrecruzadas de los variopintos personajes que aparecen perfectamente perfilados.Y estas dos cuestiones es lo que más estoy disfrutando de la lectura, lo que sin duda alguna la esta convirtiendo en algo muy destacable y está haciendo que sea muy agradable de leer, por lo menos para mí. Me alegro de haber ido sobreaviso con este “Middlemarch”. de momento tengo que admitir que creo que no es un libro para todos los públicos, y que no me extraña que haya gente que lo deteste. Pero creo que tomándoselo con calma y buceando en la historia social, religiosa y económica de la época en la que tiene lugar no tiene porque ser una lectura tediosa. Así que, de momento, “Middlemarch” está siendo una buena lectura para mi. Exigente y pesada, eso si. Pero muy bien escrita y ambientada, y con una historia sencillita. Lo que llevo leído hasta ahora me ha dejado muy buen sabor de boca. Prosigamos con el segundo volumen. Pero cojo todo lo que he dicho hasta ahora con pinzas. Y es que, al fin de al cabo, solo llevo la mitad y aun no se puede cantar victoria plenamente . Reconozco que tengo miedo de que la narración se vaya haciéndose más y más pesada y que todo vaya desviándose a cuestiones que no aporten nada a la trama o solo la ralenticen. Y con todo ello deje de gustarme tanto lo que tengo entre manos. Miedo me da. PARTE 2 Antes de empezar la reseña quiero decir dos cosas: 1. Arriba tenéis la reseña de la primera parte de la edición que he manejado. 2. No me atrevo a decir si esta novela es la mejor escrita, o no, de toda la historia de la literatura inglesa. No creo tener suficiente criterio o conocimientos para afirmar una u otra cuestión. Pero para servidora la mejor novela victoriana sigue siendo “La Feria de las Vanidades” de ese genio de las letras tan poco valorado a veces que es William Makepeace Thackeray. Y da igual que su historia este ambientada en el periódo napoleónico o de la Regencia Inglesa. Dicho lo cual ¿significa esto que “Middlemarch” no me haya gustado? Ni mucho menos. Con sus más y sus menos, tengo que reconocer que la he disfrutado durante la mayor parte de la lectura. Y que está increíble y superlativamente bien escrita, siendo un trabajo muy inteligente. Realmente es una maravilla para el lector ver cómo fluye y se detiene en los detalles que más le interesa la estupenda pluma de George Eliot. Como señale en la reseña anterior he leído críticas hacia esta novela de todo tipo y condición, algunas la ponen muy bien, otras horriblemente mal. Yo me encuentro en una situación intermedia que tira más hacia arriba que hacía bajo.Insisto, el libro me ha gustado y está muy bien escrito. Pero hay que reconocerle algo: con la mitad de hojas se hubiera podido escribir perfectamente la historia narrada de forma dinámica y sin que se perdiera para nada la calidad literaria. No era necesario que la autora se parase tanto en ciertas cuestiones y divagar sobre detalles, anécdotas y temas que no aportaba nada la trama y que al lector no le tenian porque interesar, incide demasiado en el mundo interior de sus personajes, en sus divagaciones filosóficas y en las descripciones. de ahí de que resulte una obra densa de leer, en la que muchas ocasiones la narrativa fluye o muy lentamente o directamente no lo hace. Y no voy a negar que en unos pocos momentos me he aburrido leyendo, porque sentía que la historia no avanzase. Pero ahí reside el reto que “Middlemarch” representa para el lector. Es un libro de ritmo narrativo lento, es imposible poder leerlo rápidamente o de una sentada, la propia forma de escribir de George Eliot lo exige, obliga al lector a dedicarle tiempo. Por eso mismo no es una obra para todo el mundo, y yo puedo entender que haya gente a la que no le guste. Es una de esas lecturas que en las cubiertas o las sinopsis debería llevar una advertencia sobre su lentitud. La verdad es que yo no he entendido las críticas en las que se decía que la novela se leía en un suspiro. Cuando pensaba en ello sentía como que si me hubiera perdido en el libro o realmente no me estuviera enterando de qué iba la cosa. Aunque tampoco entiendo otras reseñas donde se dice que en el libro no pasa nada. Pasan muchísimas cosas, especialmente en la última parte con todo lo relacionado con el pasado del banquero Bulstrode. Otra cosa es que sea un ritmo más o menos rápido. Otra cuestión que tampoco facilita mucho la lectura es la propia forma de encarar las cosas de George Eliot. A medida que se va avanzando con el libro uno se da cuenta de que nuestra querida Mary Anne Evans (la mujer de vida azarosa para la época que se escondía tras el seudónimo masculino de George Eliot) tiene unos objetivos personales muy concretos. No solo busca tratar de unos temas concretos, también demostrar su gran erudición y su enorme valía como escritora. Nada que objetar a esto, a la autora le sobra capacidad como escritora y conocimientos por los cuatro costados. Pero a veces he percibido que al tratar de mostrar su maestría con la pluma y lo que una mujer (o ella) es capaz de hacer, se extiende por las ramas en ciertas cuestiones, hace que todo se alargue hasta hacerse , a veces, muy machacón y denso. Si has leído hasta aquí te estarás preguntando cómo es posible que a esta tía le haya gustado tanto la obra, replanteándote si no le habrá puesto las cuatro estrellas por mero Postureo y para quedar bien y de intelectual sensible, porque se trata de un libro clásico. Pues porque realmente me ha gustado, lo juro. Me quito el sombrero ante lo bien que escribe, pese a todo, Eliot, la forma en que con pulso lento, pero firme y seguro, va componiendo ese fresco nítido, realista y vivido que es la ciudad de Middlemarch, y la forma en que crea una atmósfera de ciudad de provincias que envuelve, totalmente al lector. Me gusta mucho el costumbrismo y adoro la novela victoriana, y “Middlemarch es el ejemplo más puro y directo que te puedes echar a la cara de la novela costumbrista. Cualquier otra obra de este género casi parece un cuentecito donde lo que se narra se lee con la misma facilidad con la que que se bebe un vaso de agua y lo que sucede es de una ligereza pasmosa. Tiene cosas que se me han hecho bola, si, pero también momentos en que me lo he pasado muy bien leyendo. También creo que me ha beneficiado de que ya iba advertida de que no era una lectura para nada ligera, de ahí que me haya tomado las cosas con calma y ella tratado de buscar todo el rato los puntos más positivos del libro y no dejar que pudieran conmigo los momentos más densos. Es una obra colosal en contenido y continente. Pero Eliot sale bien parada gracias a su finura y a su enorme capacidad de observación. Y seamos sinceros: es muy difícil, por no decir imposible, tratar con cierta ligereza tantos y tantos temas como aparecen en esta novela, como las cuestiones religiosas entre católicos y protestantes; la lucha por la ampliación de la posibilidad del voto entre las clases medias y bajas inglesas; el matrimonio, el papel de la mujer; la educación; y la lucha de sexos y clases. Y sobre todo, es difícil tratar estos temas también como lo hace Eliot, mostrando las luces y sombras de los mismos. Es difícil resumir el argumento de “Middlemarch”. El subtitulo “Un Estudio de Provincias” es sincero y muy significativo . Estamos ante una novela que hace las veces de ensayo sobre como es la vida y la sociedad en una pequeña y ficticia población rural inglesa, en la que conviven diferentes familias y personajes de distinta posición social y suerte monetaria. A lo largo de más de 800 páginas, el lector será testigo de los cotilleos, rumores y desavenencias que flotan en la atmósfera de la población por disputas electorales, celos, peleas por herencias y peleas religiosas y sociales, que marcan el día a día de la comunidad. Hay muchos personajes, y todos ellos tienen su propio arco argumental. Cada uno de estos caracteres y cada uno de los hechos que les acontecen están íntimamente relacionados unos con otros. La propia trama es una tela de araña en la que todo está interconectado, lo que suceda a alguno de sus participantes acaba por afectar al resto. Es una de las cosas que me has me ha gustado de cómo está escrita la novela, la importancia que tienen todos sus personajes principales. Y también los secundarios, los cuales dan mucha vida a todo el argumento. La historia empieza con Dorothea Brooke y su búsqueda de dotar de significado su vida, como podría haber comenzado perfectamente con la llegada del doctor Lydgate a la provincia, o con los problemas económicos del joven y atolondrado Fred Vincy. Y estos son solo unos ejemplos del amplio y variopinto catálogo de caracteres que conoceremos a lo largo de la obra. Tantas páginas dan para mucho, y algo que no se puede negar es que cuando cierras el libro te da mucha pena haber abandonado a tantos personajes a los que es imposible no cogen cariño. Incluso los personajes más desagradables acaban por convertirse en viejos conocidos del lector, tal es la finura dices descriptiva psicológica de Eliot a la hora de esbozarlos. No obstante, como he dicho, Eliot empieza la obra con Dorothea, una joven acomodada que busca tener una vida significativa en su vida, por lo que acaba casándose con un clérigo frío y apático, que ha consagrado su vida a una obra sobre religiones antiguas que está destinada desde antes de su publicación a no servir para nada. Y es que, no hay que caer en el error de que “Middlemarch” es una novela romántica. Es cierto que el amor y las relaciones que genera ocupan un puesto muy importante en la historia, pero tratar de estos aspectos no es el principal interés de la autora. Éste se enfoca más hacia el matrimonio, hacia la importancia de que los cónyuges se conozcan bien y se apoyen el uno al otro para que éste prospere. Por medio de distintas parejas, Eliot hace una disección de lo que supone esta unión con todas sus luces y sus sombras, y de la importancia de elegir bien a tu cónyuge. Eliot pone en tela de juicio el romanticismo y la idealización, como dice ella “ El matrimonio, límite último de tantas historias, es además un gran principio”. Desmitifica totalmente el matrimonio, lo vuelve algo real y se aleja de la senda de otras escritoras como Jean Austen , las hermanas Bronte o Elizabeth Gaskell. También da una vuelta de tuerca al tópico de la esposa como ángel del hogar, ese concepto tan victoriano él. En “Middlemarch” las mujeres casadas aparecen como los personajes muy complejos e individualizados, no se dedican únicamente a velar por su hogar y su familia, tienen aspiraciones y miras fuera de las cuatro paredes de sus hogares. Como se ve en Dorothea. O en la egoísta y mimada Rosamund Vincy. O en la sacrificada Mary Garth. Todo esto le ha dado a la obra un plus de realismo que la hecho mucho más cercana para el lector moderno, permitiéndole conectar tanto con los personajes como con las situaciones que aparecen. También es muy interesante las relaciones que se han establecido entre los diferentes caracteres femeninos. En ese sentido tengo que decir que “Middlemarch” me ha parecido una obra bastante más adelantada y feminista que cualquiera de las obras de las autoras antes mentadas. En el sentido de que en ciertas he visto escenas situaciones de sororidad entre mujeres, algo que me falta en las obras (con la excepción de “Hijas y Esposas” de Gaskell) de las escritoras antes mencionadas. No digo que no fueran feministas, ni mucho menos (a ver quien le niega a “Jane Eyre” ser una de las primeras protagonistas feministas de la historia), sino, no creo que disfrutara tanto de sus trabajos. Pero el aspecto de la sororidad es algo que en estos muchas veces no encuentro claramente, y que he visto más nítidamente en Eliot. Volviendo a los personajes, ninguno tiene desperdicio por lo bien caracterizados que está. Todos ellos están muy individualizados y tienen vida propia. Pero tengo que decir que es en el personaje de Dorothea y en su arco argumental y emocional donde he encontrado el mayor "pero" que, a nivel personal, puedo ponerle a la novela. Dentro de lo que es esta obra tan coral, Dorotea al principio se perfila como la protagonista a destacar entre todo ese conglomerado de caracteres. Pero hacia la mitad de la obra, la autora se olvida de ella de muy mala forma hasta casi el desenlace. No da cierre a su historia hasta casi el final, y lo hace deprisa y corriendo, de mala manera .De esta forma se echa por tierra todo el proceso evolutivo que el personaje ha llevado acabo cuando su pluma se ha centrado en ella, el cual era muy realista y estaba muy bien llevado, siendo el más significativo entre todos los personajes que han aparecido entre las páginas de este libro. Y todo para que termine de forma abrupta y de una manera que no me parece mucho mejor a como empezó, quedando alineada por las ideas y metas de otro hombre, que tampoco me ha parecido mucho más digno de ella que el primero. Me ha parecido eso demasiado frustante para expresarlo con palabras, en serio. Y muy decepcionante cuando si algo ha quedado muy claro a lo largo de todo el libro es que a Dorothea no le falta ni carácter ni ideas, y además cuenta con una posición económica que le permitiría ser todo lo independiente que quisiera. Veo en ella un personaje lleno de posibilidades que Eliot ha decidido no concluir de forma satisfactoria. Por lo menos para mí. Y tampoco me he sentido feliz como acaban las cosas para el personaje de Rosamund (sin duda alguna el más odiado para una servidora en toda la lectura) y para el doctor Lydgate. Pero con esos dos no tengo ninguna queja de cómo se ha ido desarrollando su historia. Si no me ha gustado ese final es simplemente porque no me ha parecido justo para ninguna de los dos. Pero eso es algo totalmente subjetivo por mi parte por lo que he sentido por cada uno de los integrantes de esa pareja. Ya he dicho antes que es un libro muy realista, así que situaciones así son bastante esperables y solo permiten asentar aún más la sensación de que todo lo leído pudo haber pasado perfectamente. A modo de conclusión, debo de ir que empece “Middlemarch” Con miedos y prejuicios. Pero me alegro que las ganas que tenía desde hacía mucho tiempo de leerlo habí + Leer más |