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Críticas sobre Poeta chileno (19)
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Blogmaniaca1
 24 January 2024
Acabo de leer "Poeta chileno" (Anagrama, 2020), de Alejandro Zambra
Es mi primer contacto con el autor, a quien no habría llegado si no fuera porque formo parte de la Lectura Conjunta del mes de enero de @laubythesea.

Ha sido para mí un libro irregular que tiene 4 partes. Las dos primeras fueron hermosas; me identifiqué mucho con el sentido del humor de Zambra, con la ternura de sus personajes, con lo bien que ensamblaba ambas cosas.
Como ejemplo de ese humor y, como no, de poesía, os dejo una de las 42 que, con "nerudiana esperanza", dedica Gonzalo a Carla para recuperar su amor:

El teléfono suena todo el día
y es bastante probable que sonría
me duele el corazón y las orejas
me duele el premolar y hasta una ceja
es verano o invierno o primavera
y es bastante probable que me muera.

La tercera parte supuso un bache importante en mi apreciación de esta lectura. Como dije en el chat de la LC, me parecía que estaba leyendo otra novela. La mayor parte de los personajes desaparecen y la escritura toma otros derroteros, de menor calidad en mi opinión. En la cuarta y última parte se produce la "redención": se encauza el tema y se cierra el círculo.

Los temas tratados en este libro van desde las masculinidades actuales a los vaivenes del amor, pasando por las formas de familias (o "familiastras"), el deseo de pertenecer a una comunidad (en este caso la de los poetas o ¿"poetrastos"?), el sentido de leer y escribir en el mundo actual...

Pero yo me quedo con la exquisita relación que nos cuenta Zambra entre Gonzalo y Vicente, padrastro e hijastro respectivamente, que ennoblecen esa unión y dan nuevo sentido a esos despectivos términos. Muy bien descrito el vínculo entre los dos, para mí es donde la novela toma más altura.

El balance, pues, ha sido positivo; me ha gustado descubrir a este autor y le seguiré la pista.
¿Conocen a Zambra?
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RossG
 23 January 2024
Según ha declarado Alejandro Zambra en muchas de las entrevistas que le han hecho con motivo de la publicación de "Poeta chileno", esta novela habla de lo cotidiano, de los vaivenes de la felicidad. Y lo cierto es que, una vez leída, no podemos sino asentir, pues en ella el autor trata todos aquellos temas que forman parte de nuestro diario acontecer: la búsqueda de la propia identidad, el amor, el desamor, los afectos, las relaciones familiares, la amistad, el deseo, la reflexión sobre si la vida que tenemos se corresponde con la vida soñada..., pero lo hace de una forma muy poco convencional, experimentando con diferentes técnicas narrativas, como quien le propone un juego al lector que, en más de una ocasión, caerá en el desconcierto, pero no quedará defraudado. Dentro de este juego también está el título de la novela, pues le corresponde al lector inferir por qué este y no otro y qué pretende Zambra con él.

La variedad de tonos y registros es otro rasgo de esta novela donde el autor es capaz de transitar, con total naturalidad, desde lo más serio a lo más cómico; desde lo más tierno a lo más infame; desde lo más anodino a lo más sublime. El resultado es una obra sobre el transcurrir de la existencia en cualquiera de nosotros, llena de pasajes de gran lirismo y ternura y de una profunda melancolía que, para mí, viene a ser la marca de la casa.
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MrWonderBook
 14 January 2024
Ay Zambra, menudo libro te has marcado. Ya me quedé fascinado con Literatura infantil, ahora quedo doblemente encantado.
En esta novela, al igual que en Literatura infantil, Zambra nos presenta otra historia que gira en torno a la paternidad.
En esta ocasión nos presenta una bella historia sobre la relación familiar entre un padrastro y un hijastro, con un gran vínculo difícil de romper; y como nexo en común, la poesía. Situada en pleno Chile, tierra de dónde han salido abundantes poetas con renombre.
En la primera parte de la novela, conocemos a Gonzalo y Carla, un par de adolescentes que viven una intensa relación, llevada finalmente hasta la ruptura. Gonzalo es gran aficionado a la poesía, escribe versos inspirados por el amor de Carla. Tras un largo tiempo, el destino hace que se vuelva a cruzar la vida de ambos, reavivando de nuevo su relación. Pero Carla ahora tiene un hijo, Vicente, y Gonzalo tiene que aprender a ser padre además de compañero.
Tras otro largo tiempo, se vuelve a desmoronar esta relación, lo que lleva a Gonzalo a abandonar esta vida y viajar hacia Nueva York tras seis años cuidando al hijo de Carla como si fuera su verdadero padre.
A raíz de este hecho comienza otra parte muy diferenciada del libro, en la que vamos conociendo a Vicente ya con dieciocho años, enamorado de Pru, una periodista estadounidense que viaja a Chile para realizar una serie de entrevistas a poetas chilenos para documentar la escena literaria de este país.
Vicente se dedica a la poesía, inspirado también por la partida de su novia. Se repite en parte la historia, y aquí vemos como el hijo de Carla se parece más a Gonzalo que a sus padre biológico; ambos apasionados por la poesía, forjando su vida en torno a ella.
Sí que he de decir que me ha gustado más la primera parte de la novela, cuando Gonzalo y Vicente están juntos. Hacen una pareja única. Quizás para la gente a la que no le guste la poesía, la segunda parte de la novela le pueda parecer algo más densa, pero yo al menos también he disfrutado de esto, ya que se extrae montones de curiosidades sobre poetas chilenos.
Gracias Zambra por darnos a conocer en este libro a unos personajes de esos a los que se les coge cariño y traernos un cachito de Chile y su cultura.
Enlace: https://www.mrwonderbook.com..
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astateaine
 09 September 2023
De los mayores aciertos de esta novela es la aparente sencillez con la que está escrita, detrás de esta sencillez hay una extraordinaria calidad narrativa. Es una novela con un retrato de lo cotidiano, con personajes en los cuales podríamos reconocer a cualquier persona.
Yendo a la trama diré que Poeta chileno es un homenaje a la poesía chilena y a la poesía en general, también a la literatura como expresión humana Este homenaje incluye a poetas de renombre a otros menos conocidas. También está presente el reconocimiento a aquel poeta anónimo que nunca verá su obra publicada, pero que siente la profunda necesidad de expresarse a través de versos
Otro de los temas centrales de la novela es la familia, que hace que unas personas se consideren y constituyan este vínculo llamado familia, dentro de esta la paternidad entendida más que como un vinculo de sangre si no de sentimientos.
En fin una novela que da gusto leer, que hace bien, que hace reír y a la vez emocionarse, también en algunos puntos reflexionar.







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desdemiterraza_
 17 August 2023
Los cimientos de esta obra de zambra son indiscutiblemente literarios y humanos el título ya lo evoca, poesía y chilena. Chile país de poetas. Tierra de letras.
Los años 90 están en su apogeo y dos de sus protagonistas principales Gonzalo y Clara andan descubriendo cómo vivir la vida que les ha tocado en suerte. La poesía revolotea el alma algo melancólica de Gonzalo, y unida a los devenires de su vida con Carla se convierte en su forma de vida pero no en su futuro.
Zambra conversa con el lector introduciéndole en querellas generacionales, Gonzalo y Vicente, padrastro e hijastro, historia que va más allá de cualquier hecho vital , quedan unidos por la poesía, su forma de pensar y sentir nace a partir de ella, es el núcleo de la obra y aparece como un refugio.

Pru es un personaje que da un toque de color a la obra, que no se porque me parece visualizarla en blanco y negro, una periodista neoyorquina que viene a Chile a escribir un artículo sobre los poetas chilenos desconocidos y documentar su historia.
¿Cómo es ser poeta en un país donde al parecer lo único bueno es la poesía? Un sin fin de poetas van pasando por su pluma.

La vida social de los escritores chilenos estuvo mayoritariamente relegada a la casa y la familia, en los 90 exploran caminos diferentes.
Es como estar sentada en el viejo café Las lanzas, espacios literarios por excelencia. Toda la historia literaria y cultural de Chile empezó a escribirse en estos lugares...
Leer a Zambra es recorrer Chile e inmiscuirse en su cultura en sus gentes y en sus modos de vida. Esas expresiones…
Zambra tiene una forma de escribir peculiar para mostrar la belleza profunda de las relaciones humanas, su fragilidad, en la que los sentimientos, alegrías y penas, dolor y placer , el concepto de familia tienen papeles importantes. Los entresijos de la vida básicamente, dar y recibir, contados desde ese tono tan peculiar de Zambra.Dentro de cada casa hay una historia pero dentro de un poeta hay una vida de ellas
Ha sido una gran experiencia leer a Zambra, seguiré su obra de cerca.


, “hay silencios pero no llegan a ser incómodos, tal vez porque los libros siguen sobre la mesa”.

“a las diez de la noche se encerraba en el cuartito a leer libros malos, porque los buenos no hacían más que recordarle la complejidad de la vida, mientras que los malos lo tranquilizaban, lo esperanzaban, lo aletargaban”

Hay poemas que demuestran que la poesía si sirve para algo, que las palabras duelen,vibran, curan, consuelan, repercuten,permanecen
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Guille63
 19 May 2023
Voy a comenzar el comentario a esta novela que con tanto humor ha escrito Zambra —empezando por ese Chile tan abundantemente poblado de poetas como quiltros recorren las calles de todas sus ciudades y pueblos— con una de esas confesiones tan al estilo de los homófobos o los racistas, algo así como que no tengo nada en contra de los poetas, de hecho tengo un amigo poeta, pero, uuuuffff, no soporto la poesía, o no la entiendo o me aburre o todo a la vez. No me juzguen, al menos no soy como la zorra que desprecia las uvas que no puede alcanzar, algo que parece que no pueden decir los poetas chilenos protagonistas de este relato que tanto desprecian a la novela y a los novelistas.

“Supongo que para escribir una novela hay que estar mucho rato sentado, no sé si aguantaría”

Una curiosa humorada porque es desde la novela que Zambra, también poeta, homenajea a los poetas, una novela que en su parte principal se cuentan las vidas de unas personas muy normalitas, desde sus primeros calores adolescentes, sus amores, la convivencia, los hijos que llegan y los que no, propios o ajenos, el profundo amor que se les tiene, la responsabilidad que con ellos se contrae, el inicio de las dudas sobre el amor que dan, sobre el amor que reciben, hasta los nuevos caminos que aparecen o se desea recorrer, las despedidas, los abandonos, los rechazos, en fin, nada muy llamativo, nada especial —“el registro casual de la vida cotidiana” —, y todo contado, como en la propia novela se dice, con “un tono ligero, contundente, inesperadamente personal… como alguien que piensa en voz alta”. Vamos, como dando la razón a los poetas en su desapego de la forma narrativa en la que alrededor de unas pocas páginas realmente literarias se acumulan grandes montones de paja.

“Eso pensaba Pound… En una carta a William Carlos Williams dice qué él solo escribe las partes buenas de las novelas. Y que todo lo demás, las cuatrocientas páginas restantes, son puro relleno y aburrimiento”

Pues yo tengo que decir que he disfrutado de cada brizna de paja de esta novela. ¿Por qué? Ni la menor idea. Solo puedo decir que ha sido como volver a leer a Bolaño, algo misterioso que no se puede explicar pero que te engancha, aunque muchas veces me quede perplejo ante el sentido que puedan tener todas esas páginas y páginas de anécdotas o escenas que no sé muy bien cómo encajar en la novela ni encontrar un para qué satisfactorio.

Como Bolaño, Zambra nos transmite con una inmensa ternura repleta de humor y hasta de una mala leche cómplice todo el cariño que le despiertan sus personajes en particular y los poetas en general, su forma de ser y de existir, como si fueran palafitos, esas casas con patas que pueden cambiar de terreno sin modificar su identidad, sin ni siquiera tener que vaciar los cajones, quizás nada más que descolgar algún cuadro que se pudiera caer, pero que necesitan clavarse bien en la tierra para volver a su ser. Da igual que tengan tendencia a mirar las tetas de su bella entrevistadora, lo que hacen tanto ellos como ellas, da igual su problema de halitosis, da igual la cantidad de huevás en las que creen, el caso es que:

“Es un mundo mejor … más genuino. Menos fome. Menos triste… creen en el talento, tal vez creen demasiado en el talento. En la comunidad. No sé, son más libres, menos cuicos. Se mezclan más…menos falsos que la vida corriente de quienes aceptan las reglas y bajan la cabeza. Por supuesto que hay oportunismo y violencia, pero también verdadera pasión y heroísmo y fidelidad a los sueños.”

En la novela se llega a decir que si escribiste un libro de Poesía ya eres poeta para siempre, “estás cagado”, pero yo creo que hay muchísimos más poetas que no han publicado nunca ni han llegado a planteárselo, y aun así son pocos, siempre serán pocos, hasta en Chile, bicampeona mundial de poesía, lo son.
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Queridobartleby
 14 May 2023
Gonzalo, aspirante a poeta, mantiene una serie de encuentros y desencuentros afectivos con Carla, con cuyo hijo establecerá una singular conexión.

Como bien indica el título, Zambra parte de la imagen que se tiene de Chile, como país de poetas por excelencia. Con dos premios Nobel, Pablo Neruda y Gabriela Mistral, los poetas en Chile tuvieron tiempos de gloria gran parte del siglo XX. Pero también hace referencia a las dificultades que se tienen hoy en día para vivir de la poesía, como irónicamente queda reflejado en el siguiente fragmento:

"Al final igual elige tres libros muy baratos de poetas que tienen quince o veinte años más que él, y que si fueran futbolistas en lugar de poetas serían considerados futbolistas acabados, ya al borde del retiro, pero como son poetas todo el mundo los sigue llamando poetas jóvenes, porque el ejercicio de la poesía no da dinero pero prolonga notablemente la juventud."

En la obra destaca su afecto por la poesía ocupando el tema central, pero a su vez no descuidando el mundo cotidiano de las relaciones interpersonales. La narración generalmente está tamizada con humor, sin olvidar los sinsabores que la propia vida conlleva. Tomemos como ejemplo el intento de seducción de Gonzalo a Carla, sirviéndose de la creación poética, dando origen a unos fragmentos narrativos deliciosos:

"A Gonzalo no le quedó más remedio que apostarlo todo a la poesía: se encerró en su pieza y en tan solo cinco días se despachó cuarenta y dos sonetos, movido por la nerudiana esperanza de llegar a escribir algo tan extraordinariamente persuasivo que Carla ya no pudiera seguir rechazándolo. Por momentos olvidaba la tristeza; al menos por unos minutos primaba el ejercicio intelectual de arreglar un verso cojo o de atinarle a una rima. Pero a la alegría de una imagen a su juicio lograda le sucedía de inmediato la amargura del presente."

Zambra inició su andadura de escritor con la poesía. Posteriormente seguiría otros caminos, pero sin olvidar esta faceta en ningún momento. En varios libros, de artículos y ensayos, como "No Leer" o "Tema Libre", del que hablé aquí, hace alusión a su faceta de escritor y lector de poesías, homenajeando a poetas de su predilección.

Y de estos poetas leídos por Zambra se da cumplida cuenta en el libro. El autor proyecta sus gustos en sus personajes ficcionales, de este modo Gonzalo expresa su entusiasmo por el poeta Gonzalo Millán, entre otros, apropiándose de sus poesías para deslumbrar a Carla, sabedor de que su propia creación poética adolece de la calidad necesaria, transposición de lo que el propio Zambra como autorreflexión puede pensar de su faceta poética. Nos deja de paso como regalo algunos de sus poemas preferidos de estos autores:

"Fingió que leía «Kamasutra», que era su poema favorito de Millán:

Persistirá la cicatriz de la vacuna
y el lunar del cuello y de la axila.
Persistirán las marcas de tirantes
tras los pechos y en la piel
de la cintura, bajo el ombligo.
Mas no la medialuna,
el bocado del jabalí, la nube rota,
la garra del tigre, el coral y la joya.
Las amorosas huellas debidas
al arte de mis dientes y mis uñas."


Vicente es hijo de Carla y de su ex, León y por tanto hijastro de Gonzalo. El parentesco con Vicente, crea un estado de confusión en Gonzalo, sabedor de que hay unos fuertes vínculos, pero realmente no es su hijo natural:

"Pensaba que debería haberle dicho a la cajera que era el papá o el tío del niño o simplemente que no se metiera en asuntos ajenos. Pero hay que usar las palabras, matizó enseguida, buscando una nota ligera, o al menos liberadora. La palabra padrastro, la palabra hijastro son tan feas en español, pero hay que usarlas. Hay que usarlas o quizás inventar otras."

En otros momentos estos parentescos dan lugar a hilarantes juegos de palabras:

"—¿Por qué me dices así? —preguntó Mirta, contrariada.
—Porque eres la mamá de mi padrastro, o sea que eres mi abuelastra —respondió el niño.
El padre de Gonzalo también salió a despedirlos.
—Chao, abuelastro —dijo Vicente.
—Chao, nietastro —respondió jovialmente el aludido.
—¡Chao, familiastra! —gritó Vicente desde la ventana del auto, a manera de despedida."

El alejamiento de Gonzalo crea un resentimiento en el chico, pero la literatura, en concreto la poesía va a establecer una conexión entre ambos, donde el autor parece querer transmitirnos la capacidad que tiene la literatura para crear una complicidad entre sus practicantes, lectores y creadores.

Como apunté con antelación, el mundo de los libros está muy presente en la obra. Las bibliotecas personales, las mudanzas y consiguientes reubicaciones de los libros o la iniciación a la lectura, se leen con particular interés. Cómo se inicia Vicente en la lectura de manera casual es algo que nos ha podido ocurrir a cualquiera de nosotros. En su traslado, Gonzalo se ha llevado sus libros, pero dos han quedado en un cuarto de trastos. Vicente descubre ambos libros de Emily Dickinson y Gonzalo Millán: "Vicente hojeó primero el de Emily Dickinson pero no entendió mucho, y luego leyó algunos poemas del otro libro, el de Gonzalo Millán, que igualmente lo desconcertaron, aunque le dio risa que uno se llamara «Blaaammm!» (le dio risa el título, no el poema)."
Ese primer contacto configurará su interés futuro por la poesía.

Comenzará a acopiarse de libros de sus abuelos, de León y algunos sueltos en casa, comenzando a crear una biblioteca muy "sui generis" en la mezcla, desembocando en un fragmento narrativo pleno de ironía no exento de realidad, pues dichas singulares bibliotecas pueden observarse en un amplio espectro de hogares:

"Aunque todas las bibliotecas personales, como todas las personas, miradas de cerca resultan muy extrañas, esa primera versión de la biblioteca de Vicente era especialmente desconcertante, porque junto a Millán y Dickinson comparecían novelas de fantasía como Luces del norte o El catalejo lacado o Un mago de Terramar, ejemplares de Selecciones del Reader's Digest, Estadio, Rocktop, APSI, TV Grama, Fibra, Vanidades, La Bicicleta, Condorito, Barrabases y National Geographic, novelas de Hernán Rivera Letelier, Salman Rushdie, Agatha Christie y Lawrence Durrell, sesudos y aburridos manuales de Derecho, ensayos de Paul Johnson y Francis Fukuyama, y unos cuantos volúmenes de autoayuda, en una gama que iba desde bestsellers como Todo está en ti y Creer en lo imposible antes del desayuno hasta Shakespeare para managers y Me toco y me voy. Era difícil imaginarse los intereses del dueño de esa biblioteca, que parecía más bien una de esas eclécticas colecciones que surgen como por generación espontánea en las casas de playa o en los hoteles o en los basurales."

La amistad con una compañera de clase, lectora, hará que Vicente aprecie más la poesía: "Cuando Virginia se encontró con el libro de Emily Dickinson, al prestigio de la poesía se sumó el recuerdo del personaje Emily the Strange, que cuando chica le encantaba, y se echó en la cama a leer en silencio, y luego también leyó en voz alta este poema:

El amor puede hacer todo salvo despertar a los muertos
pero dudo hasta de eso
de semejante gigante que se vislumbraría
si la carne equivaliera

pero el amor cansado quiere dormir,
y hambriento pastar
y así favorecer el brillante vuelo
hasta que se pierde de vista.


—No entiendo nada pero me encanta —dijo Vicente, con sincero entusiasmo.
—Se nota que Emily estaba más triste que la chucha —dijo Virginia—. ¿En serio no la habías leído?
—Leí un par de poemas nomás, que no me gustaron, tal vez era todavía muy chico. Ya te dije que no he leído casi ninguno de estos libros, solamente los de fantasía y algunas historietas."

Vicente al igual que nos ha ido ocurriendo a nosotros en nuestra trayectoria lectora, comienza a seleccionar los escritores y las lecturas, de ahí que se vuelvan a incluir en la obra, un buen numero de autores. Surge también en él la llama de la creación: "Vicente ni siquiera había pensado en escribir poemas, pero una noche, en ese mismo cuartito, lo intentó. Ahora leía a Alejandra Pizarnik, a Blanca Varela (Carla había cumplido su promesa), a Enrique Lihn, a Carlos Cociña, a Fernando Pessoa y sobre todo a Rodrigo Lira, pero en el primer poema que escribió imitó más bien a Gonzalo Millán, que finalmente era su poeta más querido."

Zambra en un guiño de complicidad a Roberto Bolaño, plantea una parte del libro como un homenaje a "Los Detectives Salvajes", a través de una reportera americana: "Vamos a descubrir a un montón de detectives salvajes —dice Gregg, previsualizando el artículo impreso en la revista, mucho más entusiasmado que Pru".

Pru, la reportera, en un principio escéptica en torno al reportaje, modificará su actitud a medida que se va introduciendo en el ambiente bohemio, gracias a Vicente y su amigo Pato. Cual Ulises Lima y Arturo Belano, emulando la obra capital de Bolaño, grabadora en mano se lanzará a entrevistar a una variopinta galería de personajes; teniendo lugar escenas que harán las delicias de los condicionales del insustituible escritor homenajeado: "Por la tarde entrevista a Carmen Frías, una mujer de sesenta años que se describe a sí misma como poeta-sanadora. La conversación tiene lugar en un pequeño taller en Bellavista que ella llama mi consulta, donde no hay sofás ni nada parecido, sino numerosos cojines bordados con palabras sanadoras. Pru se sienta en la palabra «pespunte» y como está un poco incómoda agrega un cojín con la palabra «heredad»."

Con un estilo claro, sin descuidar las formas y aplicando la jerga coloquial y modismos de la lengua chilena, Zambra ha confeccionado un libro en el que podemos distinguir los pasos de su querido Vila-Matas; al desarrollar una miscelánea de géneros. Partiendo de la novela ficcional, introduce el ensayo y la crónica, dejando traslucir su propio "mal de Montano", es decir, su "enfermedad por la literatura", donde no duda en mostrarnos sus preferencias a través de sus personajes. Nos habla de las dificultades en las relaciones, de los cambios en las diferentes etapas de la vida, de los fracasos; del paso del tiempo. Pero también nos habla de la difícil subsistencia actual dentro del mundo de la creación literaria, con especial incidencia en la poesía.

Enlace: https://queridobartleby.es/a..
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smartinez143
 08 April 2023
Poeta chileno es una novela escrita por Alejandro Zambra. Fue publicada en el año 2020. Recibió varios premios y tuvo una buena acogida crítica.
La obra se divide en cuatro partes. En la primera, nos muestra a un Gonzalo Rojas adolescente, teniendo su primera aventura amorosa. También es un apasionado de la poesía. En la segunda parte, Gonzalo es nueve años mayor, y forma una familia con Carla. Destaca su relación con Vicente, su hijastro, una relación complicada aunque hermosa.
En la tercera parte, Vicente ya tiene 18 años, y tiene su propia vida sentimental. También es un joven poeta, como antes lo fue su padrastro Gonzalo. En la última parte, los dos protagonistas se reencuentran.
La novela me ha gustado, las historias que va desgranando son variadas y originales. Además de la relación entre Gonzalo y Vicente, aparece su vida amorosa con Carla y Pru, respectivamente.
Me ha encantado cómo el autor ha descrito el mundo de la poesía y los poetas, con sus gracias y sus desgracias, sus aciertos y sus miserias. La verdad es que, tras su lectura, me han dado ganas de leer más poesía, y de conocer a los principales poetas chilenos contemporáneos.
La recomendaría, es de fácil lectura aunque haya que buscar algunas palabras en el diccionario, por ser propias de Chile. Ha sido una grata experiencia su lectura, y espero conocer más a este autor.
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Nuryta
 22 February 2023
Nunca he manifestado apetencia por la poesía, por eso tenía cierto recelo con este libro. Sin embargo, me gustado grandemente. Sin duda es un poema al amor, al amor que intenta desarrollarse entre dos personas indistintamente a su género, edad o parentesco. Un amor que la mayoría de las veces no alcanza para permanecer juntos y fieles a través del tiempo y que sin embargo, es capaz de marcar a cada uno de los involucrados de forma que algo deja en ellos para bien o para mal.

Encontramos pues parejas que intentan uno o más veces ser felices, tal como Gonzalo y Carla. Otras que de pronto encuentran en el otro aquello que no sabían que estaban buscando, como Pru y Vicente. Pru, por su parte rebota entre uno y otro amor pues para empezar no ha logrado amarse a sí misma, por lo cual, tampoco es capaz de dar y recibir lo que necesita.

Pero ante todo, aparte de la lógica alusión al amor a la poesía, se debe destacar el amor filial entre Gonzalo y Vicente, un padrastro y un hijastro que no contaban con que se necesitaban mutuamente. Que permiten que las circunstancias los separe y, sin embargo, llevan en sus corazones la marca de la poesía que es fiel reflejo de quienes son juntos y por separado.

Una novela para leer, sentir y disfrutar.
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michislibris
 07 December 2022
Un día eres adolescente, estás dando tus primeros besos, escribiendo poemas de cuestionable calidad literaria, intentando saber qué hacer con tu vida; y de repente, los años han pasado para Gonzalo, el poetrastro–por eso de ser poeta y padrastro– protagonista de buena parte de la novela, quien siente los vaivenes de una vida compartida junto a Carla, su novia de la adolescencia, y su hijastro Vicente, un jovencito muy perspicaz al que le gusta la comida de gatos. Una vida generalmente feliz, pero tal vez no lo suficiente.

«Dicen que eso es la felicidad: nunca sentir que sería mejor estar en otra parte, nunca sentir que sería mejor ser alguien más. Otra persona. Alguien más joven, más viejo. Alguien mejor».

Vida y literatura. Literatura y vida. Ambas viven, conviven y perviven en esta novela en la que la poesía chilena se encuentra en el mismo nivel de la balanza que el propio acontecer de la vida cotidiana. Alejandro Zambra hace un auténtico ejercicio de maestría narrativa en su ‘Poeta chileno', consiguiendo que riamos, empaticemos y nos emocionemos con unos personajes extraordinariamente ordinarios junto a los que sentimos el paso del tiempo y lo efímero de la vida.

«Se acuerda de cuando pensaba que con sus poemas podía influir en los demás: ser querido, ser aceptado, ser incluido. Habría sido más fácil decepcionarse de la poesía, olvidarse de la poesía, que aceptar, como hizo Gonzalo, el fracaso propio. Hubiera sido mejor echarle la culpa a la poesía, pero habría sido mentira, porque ahí están esos poemas que acaba de leer, poemas que demuestran que la poesía sí sirve para algo, que las palabras duelen, vibran, curan, consuelan, repercuten, permanecen».

Y es que, aunque Zambra escriba sobre el poder de la poesía para hacernos vibrar o sobre poetas que desprecian a aquellos que necesitan escribir largas novelas –frente a la brevedad de la poesía–, su uso del lenguaje convierte esta novela de más de 400 paginas en una de mis mejores lecturas del año, con una página final que leí y releí hasta la saciedad porque no estaba preparada para decir adiós a estos poetas chilenos que tanto me han encandilado.
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