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Críticas sobre Un mundo feliz (106)
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LEMB
 28 November 2019
Una novela de ciencia ficción que nos trae una distopía sobre un futuro no tan lejano en estos momentos pero sí cuando se escribió. Fue un libro que descubrí sin conocerlo. Estaba en la estantería familiar y comencé a leerlo sin saber qué me iba a encontrar, ya que recuerdo que esa edición no tenía ni sinopsis. Fue increíble introducirme en ese mundo, en esa sociedad, descubrir con horror hacia dónde nos podría conducir todo, saborear la rebeldía que rompe la cadena y, sobre todo, aprender cómo un simple libro puede decir tanto sin decir mucho. Creo que es uno de los mejores libros que he leído por todo lo que implica, por todo lo que nos muestra y por todo lo que transmite. Sin duda, es uno de esos libros que todos debemos leer.
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aesede
 25 February 2019
Leí este libro hace años y años y aún hay frases, ideas, que siguen conmigo y que recuerdo de vez en cuando, sin quererlas, cuando veo el mundo en que vivimos.

Una lectura relevante y atemporal, que da para reflexionar, para entristecerse y comprender. Huxley adivinó cosas que ya hoy son realidades. Todo el mundo debería sentarse, tomar un café y leer este libro alguna vez.
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santialonsoyuso
 20 June 2018
¿Cómo seria para vosotros un mundo perfecto? ¿Un mundo sin guerras? ¿Un mundo sin fronteras? ¿Un mundo igualitario? ¿Un mundo sin confrontaciones?

Pero, ¿y si os dijera que el mundo perfecto es aquel en el que no hay sentimientos, anhelos ni pasado?

Un mundo feliz nos sitúa ante esta inquietante perspectiva en el año 632 tras (Henry) Ford.

Aldous Huxley trama ante nosotros una obra que dispone su eje principal en la sociedad moderna del futuro. Para ello, se sirve de una imaginación inhóspita sobre una visión del porvenir dada la época en la que se publicó el libro.

La firmeza y la excelencia de la narración convierten el ambiente de esta ficción en algo perfectamente tangible para el lector. Todos los detalles están cuidados minuciosamente y dispuestos de manera excepcional a lo largo de breves capítulos que agilizan el ritmo de una novela que es necesario digerir desde el sosiego y la tranquilidad más absoluta.

Los personajes muestran la bajeza del ser humano y de una sociedad aislada en una órbita ajena a la realidad. Sin embargo, por muy ilusa que pueda parecer la idea expuesta por Huxley, la precisión y la brillantez con las que adecúa la mentalidad y personalidad de cada personaje y los pasos hacia los que parece encaminarse hoy en día la Humanidad, convierten sus palabras en un vaticinio inquietante sobre el porvenir de nuestro sistema social.

No obstante, si hay algo que destacaría en especial no es la sobresaliente narrativa ni la sensacional ambientación, elementos que per se convierten este libro en una obra maestra, sino los diálogos y el trasfondo que habitan entre sus páginas.

No exagero si digo que, de todo lo que he leído (que cada vez va siendo un poco más), me he topado con las conversaciones más impactantes y que más me han removido hasta ahora.

Otro de los fundamentos principales sobre los que se asienta la historia y que ha resultado una delicia para mis emociones es la literatura. Las constantes alusiones a Shakespeare y la belleza desvirtuada de un mundo cuyas emociones fueron otrora regidas por la poesía, el teatro y la prosa nos trasladan a un entorno melancólico y triste pero hermoso al mismo tiempo.

Por último, el encuadre de las emociones clandestinas, la constante alusión a filósofos como Platón y Nietzsche (entre otros) respecto a los sentimientos, la religión, el miedo a la realidad y la falsa felicidad le dan la pincelada definitiva a la novela hasta convertirla en una obra de arte escrita.

Por ello, no cabe duda de que Un mundo feliz es una obra necesaria en la vida de todos nosotros.
Enlace: https://lacasadelnomada.com/..
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Tardes_delectura
 13 April 2024
Un mundo en el que toda las personas son "felices" porque están programadas desde el nacimiento para que les guste lo que les toca hacer y les disguste todo lo demás.
Un mundo "perfecto" en el que nadie se puede salir de la casilla que le ha tocado vivir.
Me agobia pensar en un mundo así.
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Imp
 13 November 2023
Esta reseña contiene spoilers.
Paradójicamente el nuevo mundo de la novela se parece mucho a cualquiera de las grandes religiones que conocemos, con sus fórmulas para alcanzar la felicidad y el tal Ford creador, que sustituye a Dios, y no deja de ser otro dios.
Un mundo en el cual hay diferentes clases sociales no es ninguna novedad, la diferencia es que todos están satisfechos con el lugar que le fue asignado antes incluso de nacer, aunque, volviendo a la religión, no sé si de verdad hay algún cambio con respecto al mundo que conocemos, dado que las religiones suelen hacer a las personas más conformistas con su condición en particular. Manejan ideas de los designios divinos, el destino, etc., y todo ello implican un grado de aceptación de lo que ocurre. Lo único es que el mundo de la novela es hedonista.
El libro fue publicado en los años treinta, entre las guerras mundiales, y era un momento especial porque me imagino muy bien cómo la gente estaba cansada del riesgo de muerte, destrucción e inestabilidad económica, de ahí los locos años veinte, en cierto modo similar al mundo de la obra, solo que llevado a un extremo. Es decir, un lugar donde todo es artificial y promiscuo. Pensemos también que se escribe en los albores de la psicología moderna, de ahí la idea de los condicionamientos. Casi por primera vez, la psicología aparece como ciencia más o menos exacta.
Es verdad que existe una crítica al capitalismo y creo que eso es lo que hace que se reclame tanto la vigencia de la obra. Pero del mismo modo también existe una crítica al comunismo —Bernard se apellida Marx—, dado que hay uniformidad entre clases, hasta el punto que se fabrican mellizos.
Para lo corta que es, la obra tiene varias aristas. Por un lado, creo que para Bernard ir a la reserva consiste en asomarse a la realidad, y, por lo tanto, a la verdad. Se reproduce un poco el mito de la caverna de Platón, o, una matrix, que es el lugar donde vive Bernard.
John es un personaje interesante porque pese a su individualismo, cuando lo conocemos, él hace todo lo posible por formar parte activa de la sociedad de los salvajes, pero nunca lo aceptan por completo. En el mundo nuevo, tampoco lo aceptan tal cual porque allí él no es una persona, sino un objeto de estudio. Bernard tiene la oportunidad de ser diferente, pero también elige y anhela ser como sus iguales. Lo que desea es pertenecer a algo. En ese sentido, ambos parten de la misma carencia.
El tema de las drogas recreativas está muy presente. de hecho, la base de esa sociedad es nada menos que el soma. Haciendo una búsqueda sencilla por internet me encontré con este dato: en España hay un consumo de 91 dosis diarias de ansiolíticos por cada 1000 habitantes. Recuerdo hablar con un farmacéutico que me contó que casi un 40% de la población se toma ansiolíticos o antidepresivos. Cito el periódico Público: “La última Encuesta Nacional de Salud, realizada en 2017, ya revelaba que el 12,48% de los mayores de 15 años consume tranquilizantes, un porcentaje que sube hasta el 30% en el caso de las personas mayores jubiladas, al 42% en las incapacitadas para trabajar y al 24% en las que se dedican únicamente a las tareas del hogar”. Después la pandemia es el COVID19. El soma parece una droga más eficaz que las que venden en las farmacias. La felicidad que aporta el soma se paga con la adicción (falta de libertad) e incluso con la vida.
La alternativa al mundo feliz encarnada en John no sé si es mucho mejor, pero reconozco que hago una lectura actual. Tampoco me gusta el hecho de que la mujer sea atacada y agredida y que se le llame ramera por hacer lo mismo que todxs. John no vaya por ahí llamando «rameros» a los hombres, que se comportan igual que las mujeres. Los conflictos de Bernard, el hombre, son de índole intelectual, los de Lenina, sexual. Siempre es lo mismo. Pero, de nuevo, admito que es una lectura actual y no me estoy situando en los años treinta. Aún así, quiero dejar constancia de mi pataleta.
Tal vez el ejemplo de John sea el punto débil de la novela y el motivo por el cual, aún gustándome, prefiero 1984 u otras distopías. No veo la necesidad de otro Dios o mortificarse para sentirse vivo. al final, puede que ambos mundos, el feliz y el salvaje, sean igual de indeseables. El suicidio de John es el único final posible. El individuo o el disidente no puede con la masa. Es triste, pero cierto.
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Vanevska
 27 November 2021
Este libro es de los que considero de "lectura obligada", además de que es para todo tipo de públicos, ya que como en mi caso, no soy una gran aficionada a la lectura de ficción pero aún así lo he leído porque sabía que me iba a gustar y no me equivoqué.

Superó todas mis expectativas desde el principio de la lectura, ya que comprobé que lo que se exponía eran cosas que aunque no iguales, SÍ parecidas, había un mundo que pese a ser distópico, pero tenía eso que a veces uno piensa sobre cómo sería un mundo donde no hubiese guerras, pobreza, las personas estuviesen desinhibidas, de buen humor, saludables y bueno técnicamente muy avanzadas.

Los seres humanos se cultivan en castas: Alfa, Beta, Gamma, Delta y Épsilon, siendo todos ellos muy diferentes físicamente y en inteligencia.

Es un buen libro para al menos conocer este tipo de mundo, donde prevalece la superficialidad, donde parece que así y todo se podría ser feliz pero bueno, el ser humano quiere tener "estabilidad", en el libro recurren al "soma" para tener pensamientos positivos pero hasta una gran toma de estas pastillas tampoco va a conseguir estar feliz, realmente NUNCA SE ES TOTALMENTE FELIZ!!!!
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leleentrelibros
 19 May 2021
Es la historia más extraña que leí en mi vida. Comencé leyendo esta novela con la escueta noción que se trataba de una distopía, qué tanto podría asombrarme después de le Guin, Lovecraft o una Agustina Bazterrica con su inolvidable denuncia en “Cadáver exquisito”. Si lo hizo fue especialmente por el choque cultural de mi vida en 2020 d.C. y la de Bernard Marx en 1908 d.F., tal y como le ocurrió a John que venía de una reserva de salvajes.

El libro “Un mundo feliz” del escritor británico Aldous Huxley versa sobre un futuro lejano en donde se han abolido conceptos tales como familia, monogamia, individualismo, Dios. Los hombres dejamos de ser vivíparos utilizando tecnología reproductiva y cultivando humanos. Descartamos diez pensamientos melancólicos con un gramo de soma, una droga posterior al mezcal y sin sus efectos secundarios. Todo el mundo es feliz, actualmente. Para luchar contra la confusión el poder ha sido centralizado y se han incrementado las prerrogativas del Gobierno. Se induce a amar la tarea asignada, la comunidad a través de la hipnopedia y los Ministerios de Propaganda.

Un Estado totalitario realmente eficaz sería aquel en el cual los jefes políticos todopoderosos y su ejército de colaboradores pudieran gobernar una población de esclavos sobre los cuales no fuese necesario ejercer coerción alguna por cuanto amarían su servidumbre. Desde el mismo momento que se encuentran en un frasco son condicionados a un género, una clase, una ideología que los acompañará hasta su último suspiro.
Existe un gran contraste al respecto con nuestro siglo XXI, y resulta de la intensidad del condicionamiento. Cuando una mujer está embarazada (madre, qué obscenidad, se pondría escuchar de Lenina o de cualquier otro) se crean esperanzas de ese feto, cómo será, niño o niña, si será abogado como su padre o arquitecto como su madre, si tendrá hijos y me hará abuela, si será apuesto con cabellos rubios y ojos claros.

Hoy se ha puesto en marcha una revolución para eliminar todas esas inducciones a una vida que se considera perfecta en función a discursos verdaderos con efectos específicos de poder, otorgando la posibilidad a las personas de ser y vivir como lo sientan, acorde a sus deseos dentro de un contexto socioeconómico y cultural.

En cambio, en la sociedad que nos pinta Huxley se ha suprimido toda brecha de incertidumbre, de confusión, se ha cortado la libertad al punto que unas gotas de más de alcohol puede formarte con una estructura corporal inferior a los de tu clase, puedes nacer estéril, si te sumerges en estados como la soledad, la ira o la tristeza debes inmediatamente emerger olvidándolos mediante una tableta de soma o un sucedáneo de pasión violenta, la gran conciencia de clase Alfa, Beta, Gamma, Delta o Epsilon regula las relaciones con respeto o desprecio, se alaba el comportamiento neumático, los cuerpos esbeltos, eternamente jóvenes e infantiles considerados carnes para satisfacer el erotismo inherente y alimentado desde temprano en el ser humano.

Dios es Ford sin su concepto de deidad, Freud sin psicoanálisis. al igual que Auguste Comte propusieron un orden espiritual alternativo, no por falso sino por complejo. Impusieron el rito de la Orgía Porfía como servicio de solidaridad, admitieron la T como símbolo, prohibieron la biblia por antigua, repartieron soma en lugar de ostias.

Entre la ciencia pura y la felicidad, se inclinaron por la segunda en búsqueda de la consagración de la deseada estabilidad. Tres veces por semana entre los trece y los diecisiete años se repitieron el axioma hipnopédico de la ciencia lo es todo, para que ingenieros emocionales como Helmholtz practique una especie de ciencia supervisada por el Interventor Mundial de Europa Occidental, Mustafá Mond. Una ciencia no auténtica que permite tratar con los problemas más inmediatos y rechaza el verdadero progreso científico por considerarlo una amenaza destructora del sistema que creó.

Me pregunto qué hubiera pasado si el liberalismo al reemplazar la religión por la ciencia en el siglo XVIII hubiese volcado su lucha en el camino de la felicidad y no el individualismo a fines de alcanzar el bienestar general. Por supuesto que no se llamaría de tal modo la corriente, sobre todo el mundo no sería el mismo ¿Nos encontraríamos en los inicios de un mundo feliz? ¿Vale la pena pagar el precio por el equilibrio y la felicidad? Yo considero que no, como Mr. Salvaje exclamo a los cuatro vientos: ¡Reclamo el derecho a ser desgraciada!
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Leercomoformadevida
 11 November 2020
Lectura conjunta que hice con Natalia de @natinbooks, y que no nos ha dejado indiferente para nada. Una gran distopía que nos trasporta a un mundo donde todo el mundo es fabricado para ser feliz.

Todo el mundo es creado con unas habilidades y unas características, para que cada persona sea feliz en el puesto que le haya tocado vivir en la sociedad, sin preguntarse ni querer descubrir otras realidades.

Una distopía muy completa e inquietante al mismo tiempo. Ya que habrá un par de protagonistas que se planteen esa realidad donde viven, visitando un lugar donde las personas aún son salvajes, que sienten y aman, e incluso hay madres que tienen a sus propios hijos…

Totalmente recomendable su lectura, que nos hará plantearnos si preferimos ser felices o humanos, donde nos preguntaremos que es la felicidad realmente y donde reflexionaremos sobre el futuro hacia donde vamos.

En mi opinión, la “felicidad” que vemos en el libro es la “ausencia de tristeza”, no la felicidad para la cual necesitamos sentir y tener emociones.
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ruedespoemes
 16 September 2020
La dicotomía Huxley-Orwell dominará la historia de la literatura. Es extremadamente fascinante ver como estos dos autores debaten a través de sus textos el futuro de la humanidad.
Concretamente, Huxley ofrece una alternativa basada en la felicidad, drogas, sexualidad liberada y diferenciación de clases. Considero que es más díficil mostrar las consecuencias negativas del "mundo feliz" que propone Huxley, pues se debe profundizar más acerca de los resultados que se consiguen al tener a hombres felices creados en un laboratorio trabajando cómodamente en sus puestos de trabajo. Supongo que es otra manera de deshumanizarnos y, en ese sentido, veo reflejado parte del sistema educativo actual en el libro, donde se mata la creatividad y se fomenta la pérdida del alma renacentista.
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Psk_destroll
 24 May 2020
Me encantó. Un libro para reflexionar.
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