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RAMON HERNANDEZ GARCIA; (Traductor)
ISBN : 8466350942
Editorial: Debolsillo (28/01/2021)

Calificación promedio : 4.12/5 (sobre 709 calificaciones)
Resumen:
Un mundo feliz es un clásico de la literatura de este siglo. Con ironía mordiente, el genial autor inglés plasma una sombría metáfora sobre el futuro. Un mundo feliz es un clásico de la literatura de este siglo. Con ironía mordiente, el genial autor inglés plasma una sombría metáfora sobre el futuro, muchas de cuyas previsiones se han materializado, acelerada e inquietantemente, en los últimos años. La novela describe un mundo en el que finalmente se han cumplido ... >Voir plus
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Críticas, Reseñas y Opiniones (92) Ver más Añadir una crítica
AlejoCeron
 26 July 2022
“La gente feliz; tiene lo que desea y nunca desea lo que no puede obtener. Está a gusto, a salvo; nunca está enferma; no teme a la muerte; ignora la pasión y la vejez; no hay padres ni madres que estorben; no hay ni esposas ni hijos ni amores excesivamente fuertes. Nuestros hombres están condicionados de modo que apenas pueden obrar de otro modo que como deben obrar. Si algo marcha mal, siempre queda el soma”

Escoge: prefieres vivir sin dificultades, sin padecimientos, con recursos ilimitados que son otorgados dependiendo de nuestras características, pero sin que exista el libre albedrío, con todo impuesto y preestablecido para nuestras vidas? O, con libre albedrío, con la posibilidad de trazar el camino propio, pero enfrentándose a las inclemencias de la vida?, tal vez, más o menos, cómo ocurre en la realidad.

La decisión no es tan fácil como se piensa. El camino más cómodo resulta ser absolutamente claro, pero ese camino: No nos aleja un poco de la esencia de lo que somos? Eso si, no sufriríamos. Las personas estarían predispuestas para aceptar su destino y no tendrían cómo oponerse a este. Les gustaría?

Sería un mundo feliz derivado de la practicidad. de la aceptación de lo que nos depara el destino. del soma, cuando no queramos aceptarlo. Casi como unas máquinas. Seríamos hechos para cumplir con una tarea que beneficia a toda la sociedad, la única forma viable del socialismo, desprendido de la predisposición de los seres humanos para contrarias a su naturaleza.

Seríamos el salvaje? O, Nos adaptaríamos?

No es bonito enfrentarse a situaciones difíciles para valorar las buenas situaciones?; No es bonito apreciar que el trabajo, el esfuerzo y el actuar bien, trae retribuciones positivas para nuestra vida?; No nos enaltece el simple hecho de enfrentarnos a las adversidades?; El mundo feliz no depende de la subjetividad humana?; de las preferencias que cada cual tiene? Se recuerda, estaríamos predispuestos. !Cada cual que tome su decisión!, pero que se tenga la opción de tomarla.
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Homolectus
 22 February 2022
¡Bienvenidos al futuro! Estamos a 632 años de que apareciera el modelo T de Ford y con este, de la cadena de producción optimizada. Estamos en un futuro donde la idea de la cadena de producción ha permeado todo lo posible —y hasta lo imposible— y ha permitido la creación de una sociedad aparentemente ideal. La humanidad se ha despedido de cosas como la familia, la maternidad, la crianza y el labrarse un destino: ahora nos encontramos ante una sociedad en la que los humanos son producidos en cadena en laboratorios, reciben la educación necesaria para desempeñar las tareas para las que son aptos y donde cualquier deje de malestar, desánimo o cualquier otra sensación humana es saldada con la droga de las drogas: el todo poderoso soma.

En esta sociedad que se vende como la cúspide de la civilización, pero que tiene más tonos oscuros que brillantes en sus calles, nos encontramos con Bernard Marx y Lenina Crowne: un par de miembros de esta comunidad que muestran dos puntos de vista contrarios de la sociedad: Lenina es una buena ciudadana, es feliz, exhibe un comportamiento normal según lo dictado por su casta, pero sin muestra alguna de libertad de pensamiento. En el otro lado está Bernard, un tipo con un intelecto brillante hasta para su casta, pero que físicamente dista mucho de sus semejantes, que ha sido victima del rechazo y que no parece encajar del todo en su mundo. Ambos emprenden un viaje —hablo de un viaje real, no figurativo, ni arquetípico— lejos de la sociedad fordiana, quizás con ganas de encontrar afuera el motivo para recuperar su rumbo. Para sorpresa no solo de ellos, su regreso supone un cambio en la vida de más personas de las que creen y deja en el aire, en forma de un perfume que gotea constantemente en la sala, la cuestión de si ¿el trato que recibe el otro, el extraño, el desconocido, es el justo?

No cabe duda alguna de que Un mundo feliz es la obra maestra de Aldous Huxley (1894-1963) y la novela que moldearía la distopía como la conocemos hoy día. Si bien el subgénero distópico no se lo inventó Huxley —algunos años antes Yevgueni Zamiatin había hecho un trabajo bastante interesante en este campo en su novela Nosotros—, sí es el primero que dentro de su novela se plantea la cuestión del ¿cómo llegamos aquí?, pregunta central en las distopías que vendrían más adelante.

Con esto y las implicaciones que siguen a la premisa, Huxley construye una crítica a la sociedad actual desde múltiples panoramas: social, político, filosófico y estético, por mencionar solo algunas de las aristas de la obra. Desde un punto de vista histórico las distopías surgen en un momento de la historia menos brillante que antaño, un punto donde el “progreso” comienza a estancarse, las crisis se agravan, los estados cambian en respuesta a un alzamiento de la identidad y las historias de un futuro en el que todo es perfecto, los humanos han conquistado no solo el planeta, sino otros y la tecnología ha abierto un número casi infinito de posibilidades; no tienen mucho sentido, es hora de contar otros futuros menos utópicos, menos oníricos y más reales, quizás más posibles y más llenos de las partes de la naturaleza humana que aquellos sueños de la antigua generación pasaban por alto.

Un mundo feliz propone a lo largo de sus páginas un variado grupo de paralelos que son el centro de la discusión filosófica que propone el autor. El primero de ellos es el contraste propuesto entre la sociedad fordiana y la vieja sociedad —la nuestra—, y cómo la inversión de los valores llevó a constituir la sociedad fordiana. Más adelante nos encontramos con un paralelo entre lo utópico y distópico presente en ambas sociedades. Esta radiografía que hace Linda de ambas sociedades resulta demasiado reveladora y ratifica las conclusiones que se obtienen del momento citado antes. Finalmente, y de forma más contundente y con una mayor carga epistemológica que los dos paralelos anteriores, se nos presenta un enfrentamiento entre las ideas del racionalismo desnaturalizado que rige la vida en Londres, encarnado por Mustafá Mond, y la pasión y la búsqueda del sentido de la vida de forma individual, representado por John. Para mí este es el momento más potente de toda la novela y donde confluyen la mayoría de las ideas que se pusieron en el tablero antes de llegar acá. Es un momento concluyente no solo para la trama, si no además para intentar darle una respuesta a la gran pregunta de ¿cómo llegamos aquí?. Es a la vez un manual y un llamado de atención.

Mond es el único que parece entender en realidad de forma macro las necesidades e implicaciones de una sociedad como en la que se mueve. Entiende el papel que juega el sentimiento de soledad en el pensamiento crítico, lo fundamental de que los individuos asuman con beneplácito su esclavitud, la necesidad de conservar un sistema de castas bien diferenciadas en las que ninguno se cuestione sobre su contexto para mantener el equilibrio social y el poder que tiene deslegitimar una entidad como la familia para lograr una cohesión más grande y más lejos de cualquier atisbo de humanidad. Entiende, además, las crisis derivadas de todo esto, crisis que son fruto de los relictos de la evolución humana: la crisis de vocación, de identidad o de creencias que son intrínsecas a los humanos y que no dependen de su contexto más inmediato.

Si bien la novela es sobre el futuro, propone tres momentos de encuentro entre ambos mundos. El primero de ellos es histórico y es también uno de los momentos que se proponen como paralelo dentro de la novela, el segundo es la excursión que hacen Bernard y Lenina a Malpaís con el fin de conocer a ese puñado de incivilizados y el tercero es inmersivo una vez John viaja a Londres y ve con sus propios ojos el lugar del que tanto hablaba Linda. Tres momentos tan diferentes que ponen frente a frente a ambas sociedades con el fin de mostrar los valores propios de cada una de ellas sin necesidad de llegar a hacer juicios de valor sobre los sistemas.

Hay dos elementos que me parecen bastante curiosas. El primero es el origen del título del libro: Brave new world es una línea de Miranda en el acto V de la Tempestad de William Shakespeare:

O wonder!
How many goodly creatures are there here!
How beauteous mankind is! O brave new world,
That has such people in't.

Bajo esta perspectiva, la gente que habita el Mundo feliz dista mucho de ser aquella que admiraba Miranda en las líneas citadas. El segundo elemento es cómo Huxley se las ha apañado para construir todo un discurso que gira alrededor de las castas biológicas con tan pocos conocimientos sobre la tecnología genética disponibles en su época. Vale la pena recordar que el libro fue publicado en 1932 y que la descripción de la estructura del ADN —hito que es considerado el boom de la era del ADN— por parte de Watson y Crick fue en 1953. Seguro con esto en la cabeza y un par de cabos mal atados habrá algún necio diciendo en medio de las calles que todo lo hecho por los científicos está llevando a la humanidad casi que desbocados a una sociedad como la que describe Huxley, pero afirmar algo del tipo es desconocer todos los demás elementos que tiene la obra, las libertades creativas que se toma el autor y las veces que los científicos se la pasan diciendo “esto no pasa así”; que son más de las veces de las que juegan a ser seres malvados como algunos los pintan.

En Un mundo feliz también hay espacio para el manejo de la historia y el reordenamiento de esta en beneficio del estado. Lo cual parece paradójico si recordamos que nos encontramos en un mundo en el cual prima el condicionamiento prenatal de los individuos, pero que cobra sentido una vez se reconoce la principal falla dentro del sistema de castas de la sociedad fordiana: los humanos somos una especie social en lo más hondo de nuestra historia evolutiva y las sociedades que hemos formado lo hemos hecho de forma natural y en función de los intereses que nos han movido a lo largo de la historia. Si estos intereses, si estos fundamentos de las sociedades humanas se mostraran tal cual son, sin que Ford fuera el gran mesías de la sociedad, el sistema no tardaría en empezar a mostrar fugas que pronto devendrían en incontrolables.

John es el personaje que para mí tiene más matices dentro de la obra. Es un ente antinatural para la sociedad fordiana y es un extraño entre los salvajes. Conocer el lugar del que tanto le hablaba Linda dista mucho de ser la experiencia placentera que ella le prometió y las formas tan contrarias en las que la sociedad recibe a ambos es tan distinta que seguramente John pensaría que se han equivocado de lugar y no han ido al lugar de los sueños, si no a uno digno de pesadillas: La realidad conoce la distopia cara a cara.

De esta forma John parece no pertenecer a ningún lugar y ambos grupos sociales se encargan de repetirle cada tanto que hace parte del otro, no de este porque es diferente, porque no encaja, porque tiene otro origen. John intentará darse su propio lugar luego de reconocer lo peor de ambos lugares y rescatar lo que le pueda ayudar a soportar su realidad. En esta tarea se encontrará con las obras de William Shakespeare, que pronto se convierten casi que en su mantra y que no titubeará cada vez que amerite ser citado. Es casi como un encuentro de la vieja humanidad con la nueva como recuerdo de que los problemas actuales siempre tienen un eco en el pasado.

El final de Un mundo feliz es algo para lo que simplemente Huxley no prepara al lector. Está cargado de tantas imágenes, de tantas sensaciones, que parece que pasa en una ráfaga sin dar tiempo a que algunos personajes se cierren de una forma más prolija. Sin duda es un final con sinsabor, pero que no pierde el espíritu del libro y que siempre estuvo latente a lo largo de él: los planteamientos del autor sobre las implicaciones de un mundo como aquel que parece ser feliz, siempre y cuando se mire muy de lejos.
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marulibros
 07 October 2022


Por fin he podido leer esta novela de la que tantísimo se ha hablado y que tenía muy pendiente... Seguro la conocéis o la habréis leído!

La historia nos sitúa en el futuro, con un avance científico y tecnológico capaz de lograr el cultivo de la especie humana, una producción en cadena donde todos y cada uno de los individuos son manipulados genéticamente. A nivel inconsciente un intenso trabajo de hipnopedia condicionará a esta nueva especie para aceptar, agradecer y estar orgullosos de ser aquello en lo que serán. No hay guerras, ni pobreza, ni enfermedades, ni siquiera una dependencia de la familia, amigos o pareja, los hijos ya no "nacen" sino que son "decantados" y la reproducción sexual se considera un salvajismo

Sin duda un libro que no deja indiferente considerando que fue escrito en 1932 y toca temas como la clonacion, el consumismo, la dependencia farmacológica y el considerar los cambios sociales como una amenaza a la estabilidad

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Yani
 11 October 2018
Confieso que esperaba más de esta distopía porque tiene un comienzo excelente. A pesar de ello, me gustó más que The Time Must Have a Stop, una novela del mismo autor que leí este año y que probablemente mencione mucho durante la reseña. Les puse la misma calificación casi por los mismos motivos, así que no pude evitar compararlas. Pero esto es fundamentalmente sobre Un mundo feliz y hablaré más de este, como corresponde. A grandes rasgos que ampliaré después, la novela me pareció que tiene lo justo y lo necesario para ser considerada como una lectura imprescindible que “predice” nuestro presente pero que, en algún momento, se deforma y pierde fuerza hacia el final. No sentí el golpe de efecto y hasta creí que no podría haber terminado de otra forma, en cuanto al destino de X personaje.

Los primeros capítulos nos introducen a un mundo que mide el tiempo a partir de Henry Ford, está dividido en castas cuyos miembros tienen la función en la sociedad predeterminada desde la concepción (en un frasco) y es visiblemente ateo. No hay enfermedades, no hay preocupaciones y ni siquiera se teme a la muerte. Entre esta gente hay un individuo llamado Bernard Marx que se cuestiona el orden existente (hasta donde le conviene) y será el puntapié inicial de un interesante y bizarro cambio de rumbo.

No hay mucho secreto en las distopías: siempre hay alguien que trata de revolucionar a la sociedad dormida. En este caso las personas están dominadas por el “soma”, una píldora que las relaja y las vuelve felices. El secreto del éxito de esta novela está en que el mundo que describe es peligrosamente parecido al nuestro, en donde se desecha lo viejo para adquirir lo nuevo (el nuevo IPhone, la última tablet, el último libro, el último juego) y permanecer en estado de pasividad total. Lo que estoy diciendo no es ninguna novedad, si se permite el chiste. El consumo y la dependencia de una droga para sentirse medianamente con energía en medio de situaciones adversas son característicos de este mundo feliz. En el de Huxley, todo se arregla con “soma” y difícilmente una persona muestre la insatisfacción que le provoca el trabajo. Ni siquiera lo hacen los Épsilon, que están diseñados para hacer las tareas pesadas. Y luego está, por supuesto, lo efímero de las relaciones sentimentales, que aquí son fundamentalmente sexuales. Los hombres y las mujeres tienen amantes, no parejas estables.

Así que no puedo criticar que sea considerada como una novela que reflejó el futuro. Está bastante acertado. Lo que me pareció casi inadmisible es el giro que da en la mitad para poner en contraste la civilización con la barbarie, ese binomio tan delicado como mentiroso. No cuestiono que Huxley lo haya hecho, sino la forma en que lo hizo. Introdujo bruscamente personajes que luego toman el protagonismo como si el lector los conociera desde el inicio y vuelve el libro un poco más oscuro, más allá de todas las bromas y de la ironía que hay en la totalidad de la novela (eso me gustó). La barbarie empieza a socavar esas conciencias porque despierta curiosidad. Después de reflexionarlo me di cuenta de que el viraje impactante (no en el buen sentido) lo usó también en “The Time…” y no tuvo mi mejor opinión.

Algo que no pude obviar es la construcción de personajes para llevar adelante esta historia. Bernard Marx, Helmholtz Watson, el director, Henry Foster, Lenina y otros más son personajes recurrentes que suelen hacer escuchar su voz, a veces intercaladas (reforzando el sentido de la comunidad falsa, el “cada uno pertenece a todos los demás”) y otras veces con un toque individualista, sobre todo para las reflexiones. Bernard Marx, como ya comenté, es quien no comparte algunas premisas de la sociedad (no le gusta que a Lenina la vean como un pedazo de carne, por ejemplo, ya que en ese mundo las personas son sólo eso). No remueve demasiado las cosas, pero hace lo suficiente. Es un personaje extraño, difícilmente querible después de la mitad del libro, y consigue interesar a duras penas. Su amigo, el Ingeniero de Emociones, llega un poco más con su sensibilidad literaria (a pesar de que no conozca a Shakespeare) y me hubiese gustado que tenga más participación en el libro. Luego está Lenina, único personaje femenino medianamente importante en la trama y un desperdicio, al igual que las mujeres de “The Time…”. Sostengo que sus diálogos son deliberadamente cortos, repetitivos y superficiales y funciona como la observadora más pura del grupo: es la ciudadana perfecta, la que cumple con el adoctrinamiento a rajatabla.

La parte final es un entrecruce de discursos sobre el Arte y la Verdad que explican filosóficamente qué sucede en esa sociedad tan infantil que toma todo a la ligera. Me hubiera gustado que eso se extendiera a toda la novela y no quedara reservada para un momento cúlmine. El inicio, por el contrario, es perfecto y los términos científicos no son tan pesados como se supone que siempre son para el lector que no está en el tema. Se dan las pautas técnicas de ese mundo y se construye hasta el capítulo de la debacle del texto. Y ahí empieza a llenarse de episodios innecesarios y poco interesantes.

Queda decir que hay un buen trabajo en el contraste de las sociedades, ya que terminé pensando que se pueden rescatar cosas positivas de las dos. Creo que actualmente estamos balanceándonos entre el legado de Ford y la Reserva, viendo para qué lado caemos definitivamente. Pero mientras se está en la cuerda, se puede aprovechar el tiempo para leer Un mundo feliz.
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LeonardoJimenez
 23 October 2022
Poco o nada creo que pueda ofrecer mi opinión sobre esta obra después de que tantas voces especializadas hayan hablado de ella. Y es que después de casi cien años de su publicación, esta novela de culto sigue siendo objeto de estudio por parte de muchos críticos literarios. Esto deja claro que Un mundo feliz es uno de esos libros que debe ser leído por todo amante de la literatura, y en especial de la ciencia ficción y de las distopías, ya no solo porque lo que cuenta, que sin duda, invita a hacerlo, sino también por el modo en el que el autor es capaz de transmitirnos los mismos temores que le acechaban a él y al planeta (totalitarismos) en una de las etapas más convulsas de la historia contemporánea, y en la que acaba de suceder la Primera Guerra Mundial y está a punto de producirse la Segunda.

Aldous Huxley es uno de esos autores considerados como visionarios. En esta obra nos adentra en un mundo futuro (recordemos que la obra fue escrita en 1932) en el que los humanos son creados en probetas y un nuevo orden social que se encuentra dividido en castas y a cuyos habitantes se les adoctrina desde su nacimiento para que formen parte de una sociedad mansa y para lo que se les ofrece una droga llamada soma que es capaz de hacer que se vuelvan felices y dóciles.

La portada del libro ya es una declaración de intenciones al mostrarnos los engranajes de una máquina, que podrían considerarse una representación de la sociedad que nos presenta su autor en su obra. El color también es un acierto, ya que ese color aterrado, oxidado, que bien podría relacionarse con una maquinaria en desuso. Ese tono tenue transmite al lector el mismo sentimiento que experimenta a medida que se adentra en la historia. Los personajes están bien construidos y a través de ellos el autor nos muestra los diferentes puntos de vista de la sociedad, los diálogos por su parte son profundos y muy conseguidos. La trama atrapa desde las primeras páginas, aunque podría volverse densa para alguien que no esté acostumbrado a este tipo de historias, de ahí que sea conveniente tener cierta madurez como lector e interesarse por el contexto histórico en el que vivió el autor antes de decidirse por su lectura y adentrarse en el mundo que Huxley nos presenta. de ese modo, podrá sacársele el máximo jugo a la historia, ya que se trata de una novela que nos hace plantearnos muchas preguntas al mismo tiempo que nos ayuda a encontrar algunas respuestas al mundo que nos rodea comparándolo con ese distópico y futurista que el autor nos plantea en su novela, una obra muy crítica y que está cargada de simbología y bien merece la pena ser leída.

Junto a 1984 de George Orwell y Farenheit 451 de Ray Bradbury muchos consideran que conforman el triunvirato de las novelas distópicas del Siglo XX, siendo indudablemente Un mundo feliz una de las obras más reputadas y que ha tenido mayor repercusión en su género en la historia de la literatura.
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Citas y frases (76) Ver más Añadir cita
marulibrosmarulibros05 October 2022
condicionamos a las masas de modo que odian el campo-concluyó el director-pero simultáneamente las condicionamos para que adoren los deportes campestes. Al mismo tiempo, velamos para que todos los deportes al aire libre entrañan el uso de artilugios sofisticados. Así, además de utilizar transportes, consumen artículos manufacturados
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marulibrosmarulibros07 October 2022
El condicionamiento ante la muerte empieza a los dieciocho meses. Todo crío pasa dos mañanas cada semana en un Hospital de Moribundos. En estos hospitales encuentran los mejores juguetes, y se les obsequia con helado de chocolate los días que hay defunción. Así aprenden a aceptar la muerte como algo completamente corriente.
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JuanfranJuanfran13 October 2017
...La felicidad real siempre aparece escuálida por comparación con las compensaciones que ofrece la desdicha. Y, naturalmente, la estabilidad no es, ni con mucho, tan espectacular como la inestabilidad. Y estar satisfecho de todo no posee el hechizo de una buena lucha contra la desventura, ni el pintoresquismo del combate contra la tentación o contra una pasión fatal o una duda. La felicidad nunca tiene grandeza.
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Cuatro_de_SeisCuatro_de_Seis01 February 2021
¡Destruir su condicionamiento ante la muerte con aquella indecente explosión de dolor, como si la muerte fuese algo horrible, como si la vida de una persona pudiera llegar a importar tanto!
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DianeNosprakaDianeNospraka29 June 2022
Son los pormenores, como todo el mundo sabe, los que dan lugar a la virtud y a la felicidad, mientras que las generalidades son, intelectualmente consideradas, males necesarios.
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Vidéo de Aldous Huxley
El libro "Un Mundo Feliz", de Aldous Huxley, muestra una distopía en la que la sociedad tiene todo lo que desea pero aun así es controlada por la tecnología y el placer. El gobierno usa tácticas de persuasión y condicionamiento para mantener el orden en la sociedad, pero a costa de la individualidad y las verdaderas conexiones humanas. Es una advertencia sobre los peligros de no saber realmente quién eres y dejar que los deseos e ideales del consumismo y del placer definan tu identidad y, de repente, descubrir que tu vida está vacía. Esta es una lectura obligatoria para aquellos que deseen aprender valiosas lecciones sobre cómo resistir el condicionamiento de la sociedad y encontrar su verdadero propósito. Este libro desafiará tus creencias y te hará cuestionar lo que realmente importa en la vida. Hoy descubrirás las consecuencias negativas de vivir buscando diversión, admiración, estatus y placer.
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