Sumisión

Cuando leí Sumisión (2015) Europa estaba sumida en el terror de los atentados terroristas yihadistas: Charlie Hebdo, Bataclán, ataques con machetes, atropellos masivos en mercados navideños… Tal vez esa atmósfera malsana influyera en mí y multiplicara por cien el efecto de la lectura de la que sin duda es la más polémica novela de Michel Houellebecq.

La historia tiene lugar en un futuro próximo. El protagonista es François, un profesor de literatura parisino especializado en el escritor francés Joris-Karl Huysmans, que está atravesando una etapa de crisis vital. Se acerca a la vejez y siente la soledad.

Mientras, el país está sumido en un enfrentamiento entre jóvenes identitarios y grupos salafistas. Se respira una atmósfera de guerra civil. Y es en este contexto cuando tienen lugar las elecciones de 2022, en las que dos formaciones políticas enfrentadas se van a disputar la segunda vuelta: el Front National y los Hermanos Musulmanes. Estos últimos serán quienes, gracias a los votos de laizquierda, llevarán al Elíseo al nuevo presidente de Francia: Mohammed Ben Abbes.


François huye de París temiendo una explosión de violencia a todos los niveles. Sin embargo, salvo algunos episodios puntuales, los acontecimientos se desarrollan de forma pacífica. Pero el proceso que se pone en marcha es inexorable: se legaliza la poligamia, se islamizan las universidades (los profesores deben convertirse al Islam para poder seguir impartiendo clases) y se establece un código de vestimenta “decente” para las mujeres. de forma paralela a la transformación del país transcurre también su propia transformación personal.

“Por primera vez en mi vida comencé a pensar en Dios, imaginando seriamente que podría haber una especie de Creador del universo observando todo lo que hacía, y mi primera reacción fue sin complicaciones, puro y simple miedo”.

Toda la obra destila un insoportable aroma de decadencia y resignación. El destino de Francia es inexorable. El protagonista se enfrenta a un terrible dilema: mantener sus principios y aferrarse a un mundo que está desapareciendo o simplemente abandonar toda resistencia, ser pragmático y tratar de sobrevivir.

Como es de esperar cuando uno se atreve a escribir sobre temas tabú (en este caso, el de la islamización de Europa), Michel Houellebecq recibió por esta novela una lluvia de alabanzas y de acusaciones.

Michel Houellebecq caricaturizado en la revista satírica ‘Charlie Hebdo'
Yo destacaría que Sumisión es una novela valiente y con un punto de provocación (en algunos puntos recuerda a la demoladora obra de Jean Raspail, El Desembarco), y que además está muy bien escrita, como todas las de este autor.

Lo de las críticas negativas (casi siempre furibundas) es un tema interesante. Son muchos los que han tachado Soumission de novela de racista e islamófoba. Es curioso, porque también ha habido quienes la han considerado un panfleto liberticida, un inaceptable elogio del Islam. Cabría preguntarles a unos y a otros si en realidad han leído la novela o simplemente se han dejado guiar por sus prejuicios.

Para mí, Sumisión fue una lectura turbadora por las circunstancias que explico al principio de la reseña. En mi opinión, la evolución del personaje principal, con sus dudas y temores, es mucho más interesante que el escenario de “política ficción” (tal vez no tan ficticia) que se plantea. En cualquier caso, ambas cosas van juntas y no se entienderían la una sin la otra. Conclusión: una gran novela que no deja a nadie indiferente.
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A pesar de que el libro fue en su momento polémico por una supuesta llamada a la islamofobia (su salida a la venta coincidió lamentablemente con el atentado terrorista a la sede de la revista satírica Charlie Hebdo) lo cierto es que el tema a mi me ha parecido lo menos llamativo. Si es cierto que describe un panorama político desolador para Francia, para Europa en general, donde unos supuestos partidos musulmanes (Fraternidad Musulmana) se hacen con el poder en varios países lo que repercute en el ya avanzado declive de la sociedad occidental. El autor imagina un país donde la ley islámica, sharía, impone sus ya conocidas restricciones hacia las mujeres, haciéndose con la educación de las universidades, pero lleva a una sociedad más igualitaria, y a un descenso de la criminalidad como nunca se había visto, por lo que la imagen que da no es del todo negativa. Llega a tal la paranoia, que algunos profesores universitarios, incluido el protagonista, llegan a plantearse la conversión al Islam... Bueno, la paranoia y la posibilidad de continuar con su trabajo ganando mucho más. Refleja también una clase política alejada de los ciudadanos, con el consabido deterioro en el respeto a las instituciones, el desencanto del votante, etcétera.
Pero, insisto, lo que a mi me ha llamado más la atención, es la descripción de la vida vacía, sin ningún sentido, de Francois, el protagonista. Resulta terrorífica la descripción de una vida acomodada (profesor universitario) pero vacía, y su intento de llenarla con las visitas a los grandes almacenes, las compras sin sentido, las relaciones sexuales (fracasadas de antemano) y el alcohol, mucho alcohol. Sin familia, sin amigos, sin pareja estable, sin fe. Sin fe en si mismo, mucho menos en algún dios. Destacable la crítica social, pero aún más impactante la crítica al individuo medio de una sociedad que se descompone por momentos.
Es el primer libro que leo de Houellebecq, no será el último.

Malinterpretada, la obra de Houellebecq es calificada, a menudo, de retrograda y como mínimo de polémica. Muchos son los que han calificado a «Sumisión» como la más mediocre de las novelas del autor francés, cuya publicación coincidió con el atentado a la revista Charlie Hebdo en París, en el 2015. Hay quien argumenta que su trama es tediosa, carece de verosimilitud, es islamofóbica, racista y misógina, puesto que no cuenta con la reacción de las mujeres a un supuesto auge de los partidos islamistas en occidente y éstas aparecen constantemente cosificadas.
Supongo que pierden de vista que “Sumisión” es una distopía satírica y moralista, muy próxima por la temática política y la atmósfera opresiva, al universo de “1984” de Orwell o a un “Mundo feliz” de Huxley, y por tanto, como éstas obras, es una ácida crítica social, un grito desgarrador contra las élites y las creencias religiosas, que Houellebecq pone en boca de François, su personaje principal, un catedrático de literatura en la Sorbona de París, especializado en Huysmans, que asiste con estupefacción al ascenso y toma de poder de un partido político islamista en Francia y más tarde, por extensión, en toda Europa.
Como todos los personajes de Houellebecq, el protagonista de la novela, François, es un hombre frustrado, deprimido, resentido con el mundo. Se siente un fracasado, más cercano al pensamiento nihilista y hedonista que otra cosa, llegando a afirmar que “la cumbre de la felicidad humana reside en la sumisión más absoluta.” Porque “Sumisión” es también una crítica al individuo fruto de la sociedad occidental, ese individuo vacío, de clase acomodada, decadente, carente de valores, consumista, hastiado de todo, infeliz en suma. A través de Françoise y su caracterización como educador, Houellebecq reflexiona también acerca de la importancia de la literatura y la ficción, así como de la educación, pues “quien controla a los niños controla el futuro, punto final.”
Lo cierto es que el panorama que se describe en “Sumisión”, ese auge del fanatismo religioso y el patriarcado más feroz, pone los pelos de punta, y vale la pena que reflexionemos sobre ello para que esa posibilidad continúe limitada a lo inverosímil, a la ficción…

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Una distopía excepcional, si bien sería exagerado compararla a Un mundo feliz o a 1984. Pero quizás lo fascinante de este libro es la atmósfera atroz y opresiva que consigue quizás porque la trama se desarrolla en un tiempo contemporáneo y en un escenario cercano y familiar. Me parece un libro enriquecedor, de lenguaje exquisito y que brinda reflexiones interesantes a la sociedad.

Por contra destacaría negativamente que es un libro de un francés para franceses… Literatura, historia, política, cultura general, gastronomía, programas de televisión… Todo muy francés… lo que resulta a veces tedioso y en ocasiones dificultoso de entender.

Curioso de leer y de reflexionar. Lo recomiendo

Sumisión me ha gustado, me gusta el estilo odioso de Houellebecq y me gustan las reflexiones que plasma en el libro, más allá de compartirlas o no. Me ha gustado la representación del hastío de la sociedad europea en su protagonista. También la influencia o no-influencia de la religión en Europa.

Sin embargo, he echado en falta más profundidad en el tema del islam en Francia, en la problemática que sufre gran parte de la sociedad francesa musulmana. ¿Cómo habrían reaccionado las banlieues ante un panorama político así? Pero, en el fondo, creo que si no se tratan este tipo de aspectos en el libro, es simplemente porque el islam es sólo una excusa que suena de fondo para justificar el planteamiento base de Houellebecq, que es acabar con el rol que la mujer ha conseguido en la sociedad europea actual, y eso está realmente bien plasmado.

Sumisión, ¿del hombre a Dios? ¿del europeo hastiado al Islam? Sí y sí, pero como una vía para acceder a la Sumisión de la mujer al hombre.

P.D: la portada me parece brutal.