Los días del abandono

Vamos a intentar ponernos en la piel de Olga. Desde hace quince años tienes una pareja estable con quien que has conformado una familia con dos hijos de corta edad y un perro, el cual tu cónyuge decidió tener y del que se ocupaba siempre. Tienes asignado el rol de cuidadora de la familia y el hogar a pesar de tus intentos por trabajar fuera de casa,  porque tu marido así te lo ha pedido. En ningún momento, ni ninguna circunstancia te hace sospechar que todo ese orden se va a venir abajo. Tras una cena normal, en un acto tan cotidiano como es recoger los platos, tu maride te dice abruptamente que ha decidido poner fin a vuestra relación, que no lo soporta más y seguidamente se va y te quedas sola con tus hijos, el perro, la casa y todas las responsabilidades. 


¿Cómo reaccionarías ante algo así? Lo más normal es creer que te está gastando una broma de mal gusto y que regresará enseguida. Sin embargo, no vuelve.


Así es como comienza "Los días del abandono", narrada en primera persona con una prosa descarnada, dura e intensa, Elena Ferrante nos hace vivir el intenso sufrimiento de Olga, como si fuera el nuestro. Caeremos junto con ella arrastrada por el enorme sentimiento de pérdida al se le añade también el de humillación al descubrir que su marido se ha ido con otra mujer veinte años más joven con ella. 


Se recluirá cada vez más en sí misma al mismo que se incrementan sus responsabilidades al recaer todo sobre ella, se abandonará, dejará de comer, de cuidarse y de cuidar a los suyos. Hay momentos que tienes ganas de gritarle, de pedirle que reaccione cómo si mantuvieramos un diálogo interno con ella al mismo tiempo que la vemos cada vez más hundida.


Caida que producirá consecuencias de todo tipo, pero poco a poco irá confrontando una realidad que estaba latente pero que no había sabido verla.


Mi empatía por la protagonista ha sido plena, sin embargo, hubo algún momento que tuve que pausar la lectura por su dureza.


Si quieres una novela intensa en emociones y sentimientos, esta es ideal para ello. Lo malo es llegar al final cuando deseas seguir leyendo más.

Olga es abandona por su marido con dos hijos pequeños, dejándole toda la responsabilidad.
De forma abrupta debe enfrentarse a sus fantasmas, a la pérdida de su propia identidad y a la posibilidad de que la vida nunca vuelva a la normalidad. Asistimos a un drama psicológico al estilo Ferrante, descarnado, brutal, durísimo. Sin hipocresías, presenta los demonios de la maternidad, del abandono, de la búsqueda y reconocimiento de una identidad propia en una mujer que no tenía ninguna forjada.
Conmovedor, horrorizante a veces, crudo todo el tiempo. Jamás indiferente ante su lectura, sientes cosas todo el tiempo, algunas no muy agradables. Lo vuelve a lograr la autora, es increíble su estilo y la manera en que nos hace vivir sus historias.

Esta novela, al igual que La Vida Mentirosa de los Adultos es una obra incómoda pero maravillosa.

Elena tiene un poder increíble con las palabras, sus frases y sobre todo sus personajes —en este caso es Olga, la protagonista de esta historia—es lo que yo llamo una obra maestra de lo provocador y fascinante.

Los días del Abandono te insta hacer algo, lo que sea, gritar, golpear, proteger y, al final, dejar ir con el corazón en un puño.

Lo único malo de esta historia es que termina.

Elena sabe usar magia con las ideas que expone, no los adorna, los muestra tal como son, claro, usando las palabras correctas, jugando, manipulando y evocando emociones con el peso adecuado. Te noquea en cada párrafo.

Aquí también la autora nos narra sobre la condición humana—en este caso una mujer divorciada que tiene que rehacer su vida sin su marido— en ese gris que somos pero que no nos damos cuenta hasta vernos en lo más profundo de nuestro ser, cómo maneja las conversaciones y la evolución de los personajes es lo que hace que la historia cobre vida en sí misma, que se mueva hacia alguna parte, hacia la aceptación de la realidad por cruda que sea.

Ves el velo caer—el velo de lo perfecto, en este caso, el velo del matrimonio que Olga creía estable— sin darse cuenta va cayendo en el abismo oscuro de la locura sin entender los cambios que ocurren en su propio cuerpo, en su propia mente y al final, cuando ocurre eso que llamamos “la noche más oscura” algo dentro hace clic y se revela la idea de que el gris mundano, ese color que siempre ha estado pero que de alguna manera nunca lo viste hasta ahora siempre ha existido. Es entonces cuando toma la decisión de subir ese abismo hacia tu yo más humano, imperfecto, más real.

Las historias de Elena Ferrante son puerto seguro. La recomiendo.

Mi primer acercamiento a Elena Ferrante, la misteriosa escritora italiana que se ha hecho famosa con su saga de la amiga estupenda.

La verdad es que elegí este libro para cumplir una premisa del reto Pop sugar 2023: libro sobre el divorcio y es que todo el libro versa acerca de cómo Olga una mujer cercana a los cuarenta, ve su estable y monótono mundo trastabillar cuando su marido un día cualquiera le dice que se va de casa.

Reconozco que la autora tiene un don para describir sentimientos. Durante todo el libro se siente la agonía en la que se sumerge Olga, como se hunde a medida que su estabilidad desaparece ante sus ojos. Olga madre de dos niños, una mujer que dejó su trabajo como tantas otras para poder centrarse en sus hijos. Olga que tenía sueños y los aplazó hasta dejarlos caer en el olvido. Todo esto es capaz la autora de trasmitirlo y hacérnoslo sentir, pero… sí hay un pero y bien grande.

No he empatizado nada con la protagonista, me parece que está siguiendo un patrón obsoleto poco propio de una mujer hecha y derecha. Criatura, que no estás desvalida, que eres una mujer madura, ¿Qué nunca has llamado al fontanero? Pues bueno para todo hay una primera vez. No va a ser fácil no, pero es que tiene comportamientos que llegan a hacer dudar de su capacidad como madre.

A costa de ser impopular tacharía a la protagonista de pusilánime, de verdad qué ideas tiene, qué manera de caer en picado, es que hasta me he cabreado leyendo.

En definitiva que por un lado me ha gustado mucho el estilo de la autora, pero por otro creo que este libro no era para mi o desde luego no era mi momento, eso sí emociones sí que me ha despertado aunque quizás no las esperadas.

Ya en la primera página pone las cartas sobre la mesa y Olga, la protagonista, nos cuenta en primera persona cómo su marido le comunica que, después de 15 años de matrimonio, ha decidido marcharse de casa, dejándola a ella y sus dos hijos y desapareciendo por completo de sus vidas.
Es un golpe muy duro para ella, no lo esperaba y no lo encaja nada bien, y vamos viendo cómo pasa por diferentes fases, algo así como un duelo, en un proceso personal para aceptar y asumir ese abandono y en un intento de replantear y recomenzar su vida. de trama como tal tampoco hay mucho más pero es que Elena Ferrante tiene una capacidad increíble para adentrarse en los recovecos de la mente, para expresar pensamientos, emociones, sensaciones... Te mete totalmente en la cabeza de la protagonista y no puedes evitar pasar junto a ella por cada etapa, sintiendo su angustia, su desesperación, una especie de locura que se adueña de ella y casi la convierte en otra persona. Muy presente también, como siempre, el tema de la maternidad imperfecta con sus mil contradicciones.

Aviso que es bastante intensita 😁. Intensa, pasional y no muy sutil a veces, no se anda con medias tintas. Puede que a alguien le pueda parecer demasiado. Pero bueno, ella es así, yo aquí he visto un "anticipo" o prueba de lo que luego serían sus dos grandes personajes, Lenù y Lila. Aquí está toda su esencia, que en mi opinión luego amplía y perfecciona con las dos amigas. Si no os atrevéis a empezar con su saga, que entiendo que los cuatro libros pueden dar pereza, podéis probar con este para conocer un poco su estilo y ver si os gusta.

Esta es la segunda novela breve de la autora, tiene 220 páginas y se divide en capítulos cortos, una lectura rápida, de esos libros que nos cuesta soltar. En primera persona, Olga, una mujer de 38 años con dos hijos pequeños, nos cuenta como cambió su vida cuando inesperadamente su marido le anunció que quería dejarla después de 15 años de matrimonio.

En estas páginas veremos cómo crece su dolor mientras intenta desesperadamente encontrar respuestas a tantas dudas, buscando entender las razones del abandono, dudando de sí misma en algunos momentos, sobrepasada por tener que encargarse sola de la casa, los niños y el perro. Se encuentra totalmente sola y deberá aprender a quererse más que nunca para superar lo que le está pasando.

Una lectura muy realista y actual, con personajes bien construidos y que no dejan indiferente al lector, leer a Elena Ferrante siempre es seguridad de calidad. Una novela muy reflexiva, nos muestra lo vulnerables que podemos ser todos ante el abandono, pero también nos da esperanzas, nos enseña a tener muy presente que jamás se deben abandonar los sueños y proyectos personales por los de otra persona, primero debe estar uno mismo y después los demás.

«¿Cómo era capaz de dejarme sola, derrotada, mirando con lupa año tras año nuestra vida en común?»



Las preguntas sin repuestas, en qué me he equivocado, qué hice mal, Olga no valora en ningún momento que la culpa pueda ser de Mario, ¿por qué? Volveremos a este detalle más adelante, pero sí, en esto hay algo nocivo, porque Mario se acerca a ella tras una cena normal y le dice que la abandona, sin más explicaciones, es más, se va con lo puesto, ella JUSTIFICA este acto, ha tenido otros, los llama “súbitos vacíos de sentido”. Olga, justifica y busca en ella el error, ¿qué hay detrás? Volveré. Ahora vamos al eje de la novela.

Una ruptura sin explicación, uno de los actos más viles y crueles que se puede cometer, privar a la persona con la que has compartido quince años de tu vida de un correcto duelo, porque esto es un duelo, la muerte de una relación, y Mario priva a Olga de la elaboración de este duelo que él tiene más que estudiado y visualizado. Pero hace algo más, daña a Olga, su autoestima, daña brutalmente a la mujer que trabajó para que él estudiara, que sacrificó su vida profesional, mejor o peor, para que él la desarrollara, es la mujer que le dio dos hijos y que mantuvo un hogar.

Sí, Olga es una mujer rota, porque tiene una relación mal resuelta, una historia sin final, donde no se sabe gestionar todo lo que esa herida produce, la sensación de abandono, el miedo, la culpa, luego llega el rencor, la desconfianza y la ira, porque no se puede uno incapacitar cuando hay niños por medio y hay que acudir a emociones más activas que la pena, la culpa y el miedo.

La historia continúa, al mes aparece Mario, con su magnificencia y tachando de histérica a Olga, que roza la locura porque su mundo desapareció sin estar preparada, nos va narrando detalles, desde su punto de vista, descubriéndonos matices de Mario que ella no ve, pero nosotros retenemos, porque nosotros valoramos su relación fríamente, ella no. Olga no asume el final, al no existir una explicación clara, intentará infructuosamente retomar la relación donde se dejó, lo que deriva en ansiedad, desesperación y en la imposibilidad de cerrar capítulo.



Una novela estupenda para hablar sobre las rupturas sin explicación, cierto que Mario no está obligado, pero existe algo que se llama sentido ético, el respeto moral y afectivo, pero eso exige algo que este hombre no tiene y es madurez y valor. ¿Qué perfil representa Mario? Por desgracia esta es la historia de muchas mujeres, de millones, y como en cualquier duelo no existe un tiempo de recuperación, al final no queda otra que asumir la separación sin explicación, y por delante hay mucho trabajo para gestionar el dolor y la ira.
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Los días del abandono es una intensa y asfixiante novela centrada en la espiral de pensamientos autodestructivos de su protagonista, Olga, cuando su marido la abandona por una chica muchísimo más joven que ella. Humillada, la mujer se ve arrastrada por la rabia, la frustración y el dolor, lo que se refleja en el descuido de su higiene personal y comportamiento social, y hasta en el uso de un vocabulario soez, como vías de escape a todo ese cúmulo de emociones negativas que amenazan con llevarla a la locura.

Entramos de lleno en los días del abandono, donde no importa nada, ni siquiera sus hijos. Olga empieza a rememorar momentos de su pasado en que fracasó como persona, mujer, esposa o madre. Se siente una inútil y se comporta como tal, como si de alguna manera estuviera justificando que se merecía dejar de ser amada. Se pregunta cuál es el propósito de su existencia, se pregunta si tiene algo que aportar al mundo después de tantos años dedicada en exclusiva a su hogar y familia.

Los días del abandono no es una lectura cómoda, por momentos puede resultar desagradable e incluso desesperante, pero lo que está claro es que consigue removerte las entrañas al plantearte reflexiones muy pertinentes relacionadas con la inseguridad, los cánones estéticos, la insatisfacción matrimonial o cómo la maternidad puede llegar a frustrar la vida laboral y social de algunas mujeres.

Es la segunda novela de esta misteriosa escritora italiana lanzada al estrellato con su tetralogía napolitana. Existe una película del 2005 dirigida por Roberto Faenza.
Es un libro muy fuerte que deja KO. El tema es muy manido: el abandono del marido al cabo de 15 años de matrimonio y 2 hijos. El descriptivo del sufrimiento de la esposa, Olga, es una cima de hiperrealismo con el relato de la angustia sentida por Olga que dará un salto hacia la locura pasajera perdiendo pie de cierta realidad durante 4 meses.
Luego, como el ave fénix, Olga renacerá de sus cenizas y será una mujer diferente.
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