Los días del abandono

Esta novela, al igual que La Vida Mentirosa de los Adultos es una obra incómoda pero maravillosa.

Elena tiene un poder increíble con las palabras, sus frases y sobre todo sus personajes —en este caso es Olga, la protagonista de esta historia—es lo que yo llamo una obra maestra de lo provocador y fascinante.

Los días del Abandono te insta hacer algo, lo que sea, gritar, golpear, proteger y, al final, dejar ir con el corazón en un puño.

Lo único malo de esta historia es que termina.

Elena sabe usar magia con las ideas que expone, no los adorna, los muestra tal como son, claro, usando las palabras correctas, jugando, manipulando y evocando emociones con el peso adecuado. Te noquea en cada párrafo.

Aquí también la autora nos narra sobre la condición humana—en este caso una mujer divorciada que tiene que rehacer su vida sin su marido— en ese gris que somos pero que no nos damos cuenta hasta vernos en lo más profundo de nuestro ser, cómo maneja las conversaciones y la evolución de los personajes es lo que hace que la historia cobre vida en sí misma, que se mueva hacia alguna parte, hacia la aceptación de la realidad por cruda que sea.

Ves el velo caer—el velo de lo perfecto, en este caso, el velo del matrimonio que Olga creía estable— sin darse cuenta va cayendo en el abismo oscuro de la locura sin entender los cambios que ocurren en su propio cuerpo, en su propia mente y al final, cuando ocurre eso que llamamos “la noche más oscura” algo dentro hace clic y se revela la idea de que el gris mundano, ese color que siempre ha estado pero que de alguna manera nunca lo viste hasta ahora siempre ha existido. Es entonces cuando toma la decisión de subir ese abismo hacia tu yo más humano, imperfecto, más real.

Las historias de Elena Ferrante son puerto seguro. La recomiendo.